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I Love You
Capítulo 1
—Debería ser más facil—comento Tony, con actitud fatalista.
—Podría ser peor—respondio su esposo, tranquilo.
—Debería ser sencillo.
Steve rueda los ojos y deposita un beso tierno en la frente del moreno
—Cariño. Es solo una cuna...
Anthony frunce el ceño visiblemente y se aleja dos zancadas del más alto, su rostro denota incredulidad pura.
—Aléjate de mí, Rogers. O tendremos un serio problema marital.
El de ojos claros contiene una sonrisa y asiente. Alza las manos a modo de redención para posteriormente observar las estructuras frente a ambos.
Su pequeño está a días de llegar al mundo y el continuo arreglo de la habitación de éste mantiene al matrimonio ocupado. Especialmente al padre de ojos chocolate, que desea solo lo mejor para el menor.
—El azul podría gustarle— comenta Steve, mirando las cunas con esa tonalidad mientras alza las cejas.
Stark rueda los ojos.
—Preferiría algo más... Rojo.
—¿Estás haciendo de esto una competencia?—cuestiona sorprendido
—Lo sería si tuvieras la mínima posibilidad de ganar—responde con gracia él otro, suelta a reír cuando ve la expresión en el rostro de su esposo—Solo bromeaba... ¿No has aprendido ya lo suficiente de mi?
El rubio sonríe.
—Creo que nunca aprenderé suficiente...—dice acercándose lo suficiente para dejar un beso en sus labios— Me haces él hombre más feliz en la tierra, Tony.
El castaño frunce el ceño
—Eso es imposible... —dice
Steve abre la boca pero el repentino beso acalla sus quejas.
—Yo soy el hombre más feliz en la tierra.
Tony observa a su alrededor mientras sus ojos continuan ardiendo con intensidad. Muerde sus labios. Tonalidades azules y rojas se pierden entre la oscuridad de la habitación que es pobremente iluminada por un brillo azulino proveniente del pecho del empresario.
No entiende cómo demonios ha pasado todo aquello tan rápido. Tan repentino.
La primera lágrima cae y ahoga un grito cuando distingue la humedad sobre la fotografía que guarda celosamente en sus manos.
—Me alegro tanto de que estés bien...
Otra lágrima cae.
—No hubo nada que pudiera hacer...
La respiración se le dificulta.
—No puedo hacer esto. Mirarte. Amarte... Fingir que todo esto nunca pasó.
Tony lloro amargamente él resto de la noche, sintiendose más perdido de lo que nunca se había sentido en su vida.
—Lo siento.
La voz de su esposo... Ex—esposo resonando en su memoria con ímpetu. Una y otra vez.
Puso una mano sobre el trozo de metal sobre su pecho y sintió un horrible vacío entre sus manos cuando acunó al aire entre éstos.
—Mi bebé... Mi pequeño— murmuró mientras las lágrimas se perdían en sus mejillas.
Esa noche ningún otro pensamiento lleno su mente más que él recuerdo de la hermosa vida que había perdido.
Samuel Rogers Stark fue un hermoso niño de cabellos rubios como el oro y ojos claros cual cristal. Mortalmente parecido en físico a Steve que Tony se preguntó incontables veces qué había hecho para merecer aquello.
Conoció al Capitán América una tarde cualquiera en una fiesta dada por su propia empresa. Su asistente de aquel entonces (actual presidenta) había invitado al agente con él cual Stark tenía riñas entonces, en busca de hallar algo de paz.
Steve Rogers asistió como representante de SHIELD. Y, aunque Tony se negó a trabajar con ellos directamente, la relación con la organización nació.
Dos años después, y luego de múltiples citas a la antigua, Steve finalmente le propuso matrimonio.
Tony aseguraba que se había tardado demasiado.
Se casaron dos meses después en una ceremonia que, si bien fue de una lista de invitados reducida, fue bastante ostentosa.
Steve pensaba que era demasiado, pero Tony lucía tan feliz que no se permitió demostrarlo.
Adoptaron a su pequeño unos meses después.
Su vida era perfecta.
La desgracia ocurrió luego de que él pequeño Sam cumpliera un año de nacido.
Tony asistió a un viaje de negocios del cual prometió volver al día siguiente. Steve, por su parte, fue asignado a una misión que duraría cerca de dos meses en un terreno donde se esperaba la guerra.
Ninguno de los padres deseaba dejar al menor realmente, pero Steve, quien temía que atosigaran en demasia al menor, fue quien se convenció a sí y a su esposo de partir esa misma tarde.
Tony volvería con él esa misma semana, así que no debían preocuparse
Con esa idea en mente Rogers perdió contacto tras algunas horas de partir.
Pero Tony no regresó.
Claro que aquello no había sido su culpa realmente. Nunca se esperó que sería privado de su libertad, que estaría al borde de la muerte o que dependería de un reactor en el pecho para sobrevivir.
Como tampoco esperaba regresar a casa un año después solo para darse cuenta de que nada estaba como lo dejó.
Samuel no estaba ahí.
Su pequeño niño había fallecido a causa de una enfermedad congénita heredada del padre, mismo que la madre biológica nunca conoció debido a que ese pequeño ángel había sido él producto de una violación.
No hubo manera de anticipar aquello.
Entonces, poco a poco, todo lo que había construido en los últimos años se vino abajo con una velocidad vertiginosa.
Y entre todo el caos alrededor de ambos, dado que Tony Stark se había convertido entonces en él hombre de hierro, héroe al igual que él Capitán, él rubio no soportó la presión.
Su relación, desde el comienzo, estuvo siempre bajo el ojo público. No era capaz de dar un paso sin ser cuestionado y tras la muerte de su hijo había alcanzado el límite.
Amaba a Tony con locura, y estaba seguro de que siempre lo haría, pero, a veces, el amor no es suficiente.
Se divorciaron un año después. Ambos evitándose tan constantemente que resultaba evidente.
Rogers se unió a SHIELD a tiempo completo y Tony dirigió su empresa mientras colgaba el traje de héroe.
No estaba a gusto con la posibilidad de encontrarse con el otro aún bajo la seguridad de su armadura.
Se había rendido oficialmente.
Estaba listo para morir.
Pero eso era lo curioso en la vida. Justo cuando piensas que todo ha pasado ya, bueno o malo, algo sucede.
Y al final del día se dio cuenta de que no estaba listo para marcharse.