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La Carta por Kumagoro2093

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Notas del capitulo:

En realidad es una historia de dos capítulos, pero al ser corto decidí juntarlos. ¡Disfruten!

"Sé que cuando leas esta carta, yo ya me habré ido. Porque sé perfectamente que mirarás mis cosas antes de irte. Así que, Sebastián, quiero en esta carta describirte todo aquello que sentí durante este corto tiempo que estuve contigo. 
En el momento que te vi por primera vez, sentí asco. Te odiaba, por haberme arrebatado aquella cosa que me llevaría al cielo. Me daban las ganas de tomarte, y obligarte al suicidio. Estaría mintiendo si no fuera así. 
Pero, pasando el tiempo, te volviste alguien diferente. Hacías todo a la perfección, y a pesar de ser mi peón, sentía envidia. Yo no lograba hacer nada por mí mismo, antes tenía a mis sirvientes, ahora te tengo a ti. "No necesitaba a otra persona", era lo que pensaba. 
Y no me equivoqué. Siempre eras tú el que estaba conmigo, a pesar de un contrato, aunque no te importara si yo no te llamaba. Si estaba en obligación de tratarte así, cuando deseaba hacerlo de otra manera. Una manera muchos más sutil. Como si fueras mi caballero.

Recuerdo cuando me di cuenta de lo que sentía por ti. Fue el día en el que me rescataste de ese hombre de cabello rojo, cuando asesinaron a mi tía. Tus ojos mostraban una fiereza hacia el, por acercarse a mí. A pesar de que ella murió, me sentí feliz. Desde su despedida, hasta su entierro.
Cuando pasaba esas grandes vergüenzas, obligándote a acostarte conmigo. Para hacer el amor. Me respondías con tu llamativa respuesta, y hacías lo que te había pedido. Me dolía, no él cuerpo, si no mi alma, por qué tú estabas solo haciéndolo porque te obligaba. Se notaba que no sentías nada, que no me amabas y jamás lo harías. El doloroso momento cuando terminábamos y te ibas, después de prepararme un té para calmar mi dolor, aunque en ese tiempo me dolía más que después. 
Cuando llegaban invitados, y tú los recibías con tu bienvenida, me hacía feliz. Porque sabía que estabas ahí conmigo, que yo no necesitaba hacer un trabajo nefasto como aquel, ya que el cumplía esa terrible labor. 
Sebastián, te amo por tantas cosas, que no se como comenzar. ¿Tú belleza? No, no era eso. 
Siquiera se la razón del por que me enamoré. Simplemente así fue. Esperaba día y noche olvidarte, cortar el contrato y mandar todo a la mierda. 
Pero no pude. No contigo observándome. 
Esos ojos carmesí que veía de día a noche, esa blanca y reluciente piel, ese cabello azabache que me llenaba de excitación por solo verlo moverse. Ese cuerpo reluciente, digno de admirar. Tantas cosas me enamoraron de ti, aunque no tuvieras casi ninguna virtud, más allá de la perfección. 
Sebastián... pasaría cada día del resto de mi vida contigo.

El problema es el siguiente, somos hombre. ¿Pero crees que eso acaso me importó? No, no me importó nada de eso. Simplemente te amo, a ti. Solo a alguien como tú. 
No sabes, cuantas lagrimas he derramado hasta este momento, solo escribiendo esta carta, sin contar las veces que he llorado otras. Te amo
tanto, Sebastián. Te amo tanto, que siento que me limpia el alma. Por eso, es que esa noche te dije que mi venganza no la haría. Que me había arrepentido. 
Me miraste con odio y con ira, sabía que deseabas matarme, que sintiera dolor. Pero, ya estaba cansado. Te amaba Sebastián, bueno, ahora que sé que moriré, lo sigo haciendo. 
Sé que estoy escribiendo esta carta, mientras me apuras a que vayamos a ese lugar, donde me quitarás la vida y vas a satisfacer tu enfermedad famélica. 
Espero con ansias el día en que quizás nos encontremos en otro mundo. En donde quizás desees volver, y me encuentres a mi, deseo verte como quien eres de verdad. Como un verdadero demonio, conocer cómo es tu cuerpo en verdad, no un disfraz. 
Bueno, he escrito tantas líneas diciéndote cuánto te amo, que me he ido de la idea a la cual te escribí. Aunque, si te soy sincero, la única razón para escribirte, es porque no quiero morir con ese sentimiento apretando mi corazón. Quiero declararme de la única manera en la que se hacerlo, admito que soy un idiota malcriado, que soy bastante fácil de manejar por ti, y difícil por otros. También admito el odio que te tuve al principio, y el terrible amor que te tengo ahora. Admito el dolor que me das cada día, viéndome con esos ojos tan bellos, pero tan secos. 
Los celos que tenía al ver como brillaba tu cuerpo al ver algún felino. 
Todo ello, me llenaba de ira la cual no era capaz de controlar. Sebastián Michaelis, ¿Qué me hiciste? Me ensuciaste, me limpiaste, todo hecho por el peor demonio que quizás exista. 
Lo diré una vez más, mil veces más. Te amo, Sebastián. Te amo tanto, que no soy capaz de vivir con el sentimiento, por eso decidí el elegir el camino del suicidio. 
¿Qué mejor que el causante de la muerte de una persona, sea el ser que tanto ama? Para mí, es el mejor sentimiento que existe.
Bien, se me acabo el tiempo. Me estás gritando desde afuera de mi habitación, mientras golpeas la puerta. Gritándome enojado que me apresure. En esta hoja que escribí, te dejo mis lagrimas. Todo en una triste, pero hermosa hoja de papel. Te lo diré una vez más, Sebastián. 
Te amo, te amo tanto, que cometeré suicido por ti.

Ciel Phantomhive."

Cuando encontraron al conde muerto, no evité sentir una tristeza profunda. Se fueron las dos personas que mas amaba en el mundo, el y su padre, Vincent Phantomhive. Como un enterrador, mi labor de sellar su cuerpo en una caja de madera, estaba en proceso.

Me preocupé de su cabello a sus zapatos, un pequeño brillo en sus delgados labios, que a penas eran capaces de notarse, sus ropas bien teñidas, planchadas y puestas a la perfección. Sonreí arreglando su pequeño corbatín. Al fin, el joven conde dejaba mimarse como un niño cualquiera. Eso me hizo muy feliz.

Sus ultimas vueltas para arreglar esos últimos cabellos que no deseaban estar en paz. Y el joven conde estaba listo para su fiesta de despedida.

Veía personas por todos lados, ¿No eran aquellos, que odiaban la posición del conde y deseaban exterminarlo? ¿Que hacen aquí? Aquellos me miraban raro. Solo soy un pariente muy lejano del conde, nada mas. La cena que hubo, fue deliciosa. Todos miraban expectantes las palabras del chef, mientras el explicaba el platillo principal. Pero, a pesar de ello, aun no lograba comprender la razón de que algunos vinieran al banquete, si habían comentado anteriormente, su odio hacia aquel plato. Realmente algunas personas son muy hipócritas.

Yo observaba complacido ante todo, pronto vendría mi trabajo.

Al fin, después de mas de una hora, dejé bajo la tierra al joven conde. Al fin, podrá ser feliz, y descansar. Aunque dudo que ese demonio se lo logre permitir.

Hablando de todo esto, hace unos días fui a visitar la mansión Phantomhive. Estaba horrible, los demás sirvientes escaparon, huyeron, como unos temibles cobardes. Sin ningún permiso, me di paso por su dormitorio conde, deseo con mi alma que usted no se moleste. Y encontré una carta, estaba rota, con algunas gotas que agua que deslizaban la tinta, manchas rojas, y algo desgastada. Preferí no leerla, para que el conde no me llamara la atención, pero aun así, esta se veía realmente triste. Tanto, que me comenzo a arder el pecho.

También, había algo mas en el fondo de esa oscura habitación. Habia sangre, y una oscuridad penetrante al cuerpo humano. Ese sentimiento de dolor al acercarse a aquel fondo, era tan fuerte que hasta yo le sentí. Joven conde, ¿Sabe usted que significa aquello? Solo una cosa.

Un demonio, cometió suicidio en aquel doloroso lugar.

 

Segunda parte

 

 

  Desde que mi joven amo me habia dicho todo aquello en la carta, aferrándose al hecho de que sabia que estaría yo en esos momentos revisando lo que podria serme de valor, me sentí la mayor basura que puede existir en todos los mundos, dimensiones, y épocas.
Soy un animal cualquiera, que no merece la compasion de nadie. ¿Como no me di cuenta antes de que ese dolor que sentia diariamente en mi pecho, que ardía y golpeaba con fuerza, era amor?
Y ahora que es tan tarde, soy el mas arrepentido. Me arrepiento de todo lo que hice. De cada una de las cosas que le hice a mi joven amo. Creyendo que el queria pasar el rato, pensando que esas lagrimas y esos ojos oscuros eran mentira. Cuando me pedia que le hiciera el amor, pero finalmente era violado por mi... Soy una basura.
Perdón, Ciel Phantomhive. Perdón, lo siento, disculpame, te lo suplico. Perdona cada una de mis terribles acciones. Cada lagrima que te hice derramar sin razón aparente.
Perdón por romper tu corazón en tantos pedazos. Ahora, te lo suplico, no me rompas el corazon a mi mas de lo que ya esta roto con cada una de las letras que escribiste en medio del llanto en tu habitación para mi.
Esos bellos ojos, sedoso cabello azulado, esa mente maestra, pero inmadura. Cada una de esas, me arrepiento por habertelo quitado. Robado.
Me arde el pecho, y la sangre que emana de tu cuerpo, lo intento consumir con fuerza para tener todo de ti. Deseo dejarte vacio, y al momento de mi muerte estar contigo.
Porque si, deseo morir. Ahora deseo morir de la manera mas cruel existente, morir con mi alma entre mis manos. Morir con mi pecho desolado, y abierto.
Te necesito ahora, Joven amo. Perdoname por favor, que te repetire esas palabras cada vez que me acuerde.
Te amo y te necesito, te amo y te necesito, te amo y te necesito, te amo y te necesito, te amo y te necesito. ¡Llenaria cada una de las hojas que poseo con esa frase! Porque te necesito, y te amo. Porque es verdad...
Ahora soy un poeta. Poeta de la muerte. Que escribe poemas y tristes frases para satisfacer el amor que yo mismo mate. ¿Que hare ahora si ya no le tengo?

 

Ni siquiera se como morir. Se que los demonios no pueden morir a no ser de la existencia de la espada que posee la sirviente de los Trancy. Debo ir a buscarla, con emergencia.
Emprendí mi rumbo con rapidez a donde puede que le encuentre. Pero luego de llegar a la mansión Trancy, y verla desolada y triste. Con sus ventanas rotas, recordé que ella habia muerto. Tambien por amor.
Que cruel es la vida.

 

Como... ¿Como pude darme cuenta ahora? Aun me lo pregunto. ¡COMO NO PODIA DARME CUENTA DE QUE CADA UNA DE LAS COSAS QUE HICE TRITURABAN EL SER DE MI AMO!
Porque... ¿Por que se enamoró de mi? Un hombre sin ninguna virtud mas allá de la perfeccion tal como el habia dicho en su carta.
Necesito saber... Necesito saber como morir, morir de amor.

 

Ya no puedo mas, redundo en cada momento. He repetido tantas veces lo mismo en esta hoja de papel, que pareciera que estoy loco. Pero, no. No estoy loco. Estoy muriendo.

 

Estoy desesperado. ¿Que hago ahora? Me di la vuelta, caminando derecho rumbo a la mansion en donde estaba el cuerpo del joven que amo. Pues lo habia traido de vuelta, luego de que leyera esa horrorosa carta que me partio el corazon. Pero al llegar, el cuerpo del mi amo ya no estaba. ¡YA NO ESTABA! ¿¡POR QUE NO ESTA?!
Nadie puede quitarme el cuerpo de aquel hombre. Morire con el, se pudrira junto con mi cuerpo. ¡NO ME JODAN MALDITOS HUMANOS! Corrí buscando el culpable de que se robaran la humanidad de mi amo. Corrí tanto como pude. Pero no le vi. Yo, un demonio ario, no encuentro el cuerpo de mi amor. No encuentro quien se lo robó...
¡JA! Que verguenza.
Caminé con mi respiracion agitada a la mansión. Y al entrar a la habitacion de quien habia sido robado, mi cuerpo estalló en gritos de furia. De dolor, y de risa. ¡ESTABA SINTIENDO TANTO DOLOR QUE NO PODIA SOPORTARLO! Tomé la carta entre medio de los gritos, y le abracé con fuerza. Leyendo una y otra vez la frase. "Te amo, te amo tanto, que cometeré suicidio por ti" '¿Suicidio? ¿¡SUICIDIO!? Yo le mate, yo le mate. Yo le mate robandole su alma, le mate robandole el corazon. ¿Suicidio?

 

¡MENTIRA!

 

Luego de unas horas, logre respirar profundo, y calmarme. Miré hacia todos lados, y busque aquel cuchillo que acompañaba a mi joven amo en algunos momentos. Si no me equivoco, estaba en el mueble al lado derecho. Justamente en donde estaba su pequeña pistola. Al verlas, las acerqué ambas a mi, y las acaricie contra mi rostro. Sintiendo su olor metalico, y el tenue olor de las manos del joven amo. Miré con detalles cada una de las cosas, y mire la carta una vez mas.
Me corté suavemente mis manos. Y tome la carta. El la habia empapado de lagrimas, y como agradecimiento, yo le empañaré de sangre.
Agua caian de mis ojos. Algo raro de ver, pero lo hacian. No sentia dolor en donde caían mis cortes. Asi que para aliviar el terrible dolor de mi pecho, me corté cada extremidad que pude. Manos, dedos, pies, piernas. No senti ningun dolor. Y tenia la esperanza de que aquello me matara.
Estaba haciendo efecto. El autodolor que me provoque, me estaba causando la muerte. 
¡Por fin, joven amo! Le hice esperar algunas horas. Lo siento. Pronto... pronto estaré con usted. Asi que espereme ahi. Que yo ahora estare con usted. Ahora estare con usted, ahora estare con usted.

 

Sentí como mi alma se salía de mi cuerpo, y le vi irse. Mientras yo, sonreia aun con lagrimas en mis ojos.

 

-Le amo, y le necesito. Joven amo...-Pronuncié, antes de partir.  

 

 


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