Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dai-chan es mío por AniBecker

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pequeño Drabble KagaAo, porque amo a un Daiki uke siendo mami y un Taiga celoso. 

Después de dos años de noviazgo y cuatro de matrimonio, no me puedo creer que me llegue a pasar a mí esto, que a estas alturas, sienta a mi Daiki alejarse de mí, porque sí, porque siento que lo estoy compartiendo, porque lo siento más distante hacia mí, porque ya no me dedica el tiempo que antes tanto deseaba.

 

Porque mis mañanas, ya no son esos despertares en los que lo primero que veían mis ojos, eran esos orbes zafiro, que me miraban brillantes, y esa sonrisa arrogante.

Las noches ya no son iguales, ahora ya no duerme entre mis brazos, ni yo cuido por su sueño, como tanto amaba hacer, las noches se hacen eternas, incluso ahora duerme abrazado a alguien más.

 

Los desayunos, ahora son un auténtico caos, y tampoco tiene tiempo de sentarse junto a mí, para contarme todo lo que va a hacer en el día de hoy, siempre con pereza. Ahora ya no es a mí al que le pregunta qué tal me pareció la comida, que desde hacía tiempo aprendió a cocinar sólo para mí.

 

Esos labios, que tantas veces me han besado a mí, ahora se han olvidado como hacerlo, porque besan la frente de otra persona una y otra vez.

 

Esos postres que antes parecían incomibles, que ahora tanto amo saborear, ya rara vez consigo comerme ni tan siquiera uno. Esas tardes en un one o one ya no son mías, porque juega con alguien más.

 

Cuando llego a casa, siempre lo veo ocupado, cuando voy a abrazarlo, otros brazos me lo impiden, adelantándose a mí. Esos orbes, tan iguales a los suyos me miran, y me desafían. Cuando ve mi reacción, sonríe ampliamente.

 

Mis amigos y mi familia, hasta parecen ponerse en contra mía, porque colaboran en compincharse con este intruso en mi relación y consentirle en todo lo que pida.

 

Llego tarde, completamente cansado, y sin ganas de tan si quiera comer después de estar todo el día en la estación de bomberos, y voy derecho a la cama para poder hacer lo mismo. Hace frío, y mi parte de la cama está helada, por lo que busco su cuerpo, para abandonarme al mundo de los sueños con él, pero hay algo que está justo evitándolo.

 

Miro, y observo unos cabellos igual de rojizos que los míos, y esos ojitos color cielo me vuelven a desafiar.

 

Oh, sí, se me ha agotado la paciencia, este pequeño diablillo de tan sólo cinco años, me tiene ganado todo el terreno, es contra quién no puedo competir, y mucho menos, contra el amor y atención de Daiki, pero ya estoy cansado.

 

—Oye, Taiki, ¿qué haces aquí en la cama en vez de la tuya? —trato de no levantar mucho la voz, para evitar que mi omega se despierte.

 

—Quiero dormir con mami.

 

—No hace mal tiempo, ni pareces enfermo, y tampoco tuviste seguro ninguna pesadilla para que no estés durmiendo en tu habitación, así que ve ahora, los niños grandes deben aprender a dormir solos.

 

—¡No quiero! Yo quiero dormir con mami —sólo con ver cómo se abrazaba más a Daiki, me terminé de molestar, cogiendo a mi mini yo en brazos.

 

—Eres un niño grande, ¿no quieres ser jugador de básket? Pues los niños que quieren ser jugadores de la NBA no duermen en las camas de sus padres, sino solos en sus habitaciones.

 

—¡No quiero, no quiero! ¡Dai-chan, Dai-chan! —intenté que no gritara, pero terminó por despertar a Daiki, quién me miró de mal modo.

 

—Taiga, ¿se puede saber qué haces? ¿Qué le haces al niño, por qué lo despiertas?

 

—Porque debe dormir en su cama, lo llevo a su habitación.

 

—¡Dai-chan, ayúdame, yo quiero dormir contigo! —mi amado moreno se levanta, y me quita al niño de mis brazos.

 

—¿Qué te molesta que Taiki duerma con nosotros? Si ya estaba dormido. Ya, mi bebé, venga vamos a dormir otra vez —me molesta cómo lo abraza y besa la frente, con completo amor.

 

—¡Pero Daiki! No puede dormir con nosotros —insistí.

 

—Ah, ¿y eso por qué? ¿Por qué no puede dormir nuestro hijo con nosotros?

 

—¡Porque ya me he cansado de que me aleje de ti! —terminé por explotar.

 

—Explícate —arqueó sus cejas, molesto.

 

—Es que ya no me dedicas tiempo, ya parece que no me quieres igual que antes, ni me besas, ni me abrazas, ni me cuentas tu día, porque siempre estás con el niño, y cuando quiero dormir abrazado a ti, no me lo permite.

 

—¿Te estás oyendo, Kagami Taiga? Deja de compórtate de manera infantil, ¿y se supone que tú eres el padre? ¿Cómo puedes tener celos de tu propio hijo? —ahora sí que la fastidié, porque Aomine se ha enfadado.

 

—Pero Daiki… entiéndeme… Taiki lo hace apropósito, quiere alejarme de ti.

 

—¿Qué eres, otro niño pequeño que se pone a la altura de uno de cinco años? —puedo ver como el pequeño diablillo separa su rostro del pecho de mi omega, y me sonríe, claro que lo hace a propósito.

 

—No lo soy, pero este niño es alfa, y quiere quitarme a mi omega —enfatizó en el posesivo.

 

—Vete al sofá, Bakagami, o mejor, ocupa tú la habitación del niño, ya que tanto te empeñas de que no se quede desocupada.

 

—¿Estás hablando en serio? —pregunté, preocupado por su reacción.

 

—Por supuesto, no me puedo creer que me montes una escena de celos, pero peor que sean celos por tu propio hijo, queriendo competir con él. ¿No entiendes que son amores diferentes? Venga, vete a la habitación del niño.

 

—Pero Daiki, déjame quedarme aquí.

 

—No, y deja de hacer ruido, que Taiki se está volviendo a dormir —miro al niño y es complemente falso, cuando Daiki lo mira, se hace el dormido, después, me mira a mí, y me vuelve a sonreír. Mi moreno suspira resignado.

 

—Está bien, quédate en la cama, he sido un poco exagerado, pero deja a un lado tus celos con el niño o acabarás pateado. Venga, ven a dormir de una vez —acuesta al niño en mitad de la cama, que se hace el dormido, y después él lo abraza.

 

Es cierto, he sido un auténtico paranoico y celoso, ¿cómo puedo tener celos de mi propio hijo? Lo dejo pasar, y me acuesto también, tener una familia es lo más hermoso que me ha pasado en la vida, y más aún si es junto a mi querido Daiki.

Los voy a abrazar, para compartir mi felicidad, pero unos bracitos me lo impiden, para después aferrarse más a Daiki.

 

—Dai-chan es mío, papi, sólo mío —me susurró, sonriendo. 

 

Retiro lo dicho, Taiki lo hace a propósito.

 

Notas finales:

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).