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Queridos padres por CarisMai

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Notas del fanfic:

Avisos y renuncias:

-          Los personajes de la saga Kingdom Hearts y de otras series que se mencionen(Final Fantasy, Bleach(no me pertenecen, así que no pretendo sacar ningún beneficio de ellos aparte del entretenimiento.

-          Esta historia es un spin off que se puede situar unos veinticinco años antes de los hechos ocurridos en La Ciudadela y Los Yermos. Sin embargo, se puede leer como historia aparte.

 

Notas del fanfic:

(Lo mira…

…mira la fecha en la que creó el archivo…

Mira de nuevo el fic…

…vuelve a mirar la fecha en la que creó el archivo…

…ve que va a publicarlo…

…y se le empiezan a escapar lágrimas de emoción a lo Franky de One Piece…

Luego se da cuenta de que la estáis mirando)

Ah,(se limpia las lágrimas como si nada) ¡Hola, gente! ¿Qué tal? Yo…bueno, pues, como dije, volviendo a escribir…

Y HE VUELTO PISANDO FUERTE, LA VIRGEN.

Veréis…como habréis deducido por la parida del principio, este fic sobre los Vexen y Marluxia de los Yermos lo pensé hace mucho, pero MUCHO tiempo…me arriesgaría a decir que incluso antes de incluir a la gente de One Piece en la historia, allá por 2013(cinco años…joder, qué vértigo…), y en 2014 lo intenté empezar…

Pero luego vino lo que vino.

Afortunadamente, ya me han vuelto las ganas de crear…

…y que Vexen y Marluxia son una de mis parejas favoritas del mundillo que he creado, leñe ^_^u.

Bien, así que, como regalo adelantado de aniversario(no se me ha olvidado;)) y de Navidad, iré subiendo este fic, que en principio parece(PARECE) que va a tener tres capítulos más el epílogo(PARECEEEEEEEEEEE), con una frecuencia de uno cada dos semanas.

Dicho todo esto, dentro, fanfic ;)

CAPÍTULO 1: MENTIRAS PIADOSAS

Vexen, ocultando como podía un bostezo, comenzó a abrir las persianas de la  apartada habitación, siendo ése el único sonido que rompió el silencio en esa zona del edificio donde posiblemente,a esas horas, ese día 12 de Mayo del año 2133, sólo estaría despierto él.

Pero había sido incapaz de volver a dormirse en su habitación individual provisional, así que, con todo el sigilo del que había sido capaz, se había movido por la recién construida ciudad, con sus edificios de un color blanquecino que ni siquiera tenían polvo todavía entre los que destacaba el cartel pintarrajeado por Axel donde se leía AVALON, justo delante del modesto pero firme edificio que ahora era el ayuntamiento.

 Vexen había  entrado en el último usando la llave que Byakuya, el alcalde,le había dado a regañadientes, murmurando algo de no querer ser la portera de nadie.

Cuando terminó de subir las persianas, Vexen sonrió cansado al ver, a través del gran ventanal, que todavía no era de día siquiera.

Claro que se conocía y sabía que no dormiría mucho más aunque quisiera.

Y no quería, pensó, recogiéndose su largo pelo rubio en una coleta. No solía gustarle hacerlo porque, a pesar de sus rasgos algo afilados,  parecía más delicado así, pero en esa ocasión no le importaba demasiado…

No con lo que iba a pasar unas horas después, pensó, desperezando para ello su ala negra casi azulada de lo oscura que era.

Ala negra que ya ni siquiera miró, como hacía antes, y que ya no se molestaba en ocultar como había tenido que hacer durante muchos años.

Además...

También le era más cómodo escribir con el pelo recogido.

Era en parte lo que le había despertado, la necesidad de escribir algo.

A ciertas personas.

Y más ahora. No se le ocurría mejor momento ni día que esosÂ…

Tras encender una vela, sacó papel y bolígrafo, sentándose entonces para escribir las dos palabras con las que, desde hacía muchos años, empezaba siempre las cartas.

Queridos padres:

Vexen suspiró, con algo de leve melancolía en sus ojos verdes.

¿Cuántas veces durante cosa de tres años había empezado así y no se había atrevido a seguir, o, si lo había hecho, había sido con mentiras piadosas?

De hecho...

Ese leve pensamiento le hizo recordar una de las mentiras más grandes, aunque fuera por omisión, que había cometido en su vida.

Una, que, sin embargo, le había ayudado a..

Inspiró, cogiendo la pluma con más seguridad, continuando con la carta.

Sé que hace tiempo que no tenéis noticias mías. Lo siento. Espero no haberos preocupado.

También sé que hace que no nos vemos...

Han pasado ya...¿Cuánto? ¿Más de dos años desde la última vez os conté que me fui a Pittsburgh, a pasarlo bien?

Bueno...

...al principio, no fue exactamente así.

Y , por primera vez en años, empezó a escribir la verdad.

*******

Un Vexen que acababa de alcanzar la veintena suspiró, por enésima vez, tratando de cerrar la puerta de su destartalado apartamento:

  • No, en serio. No quiero nada.

Pero la desastrada chica de pelo ralo y pajizo y aspecto poco menos que enfermizo hizo un último esfuerzo, apoyándose en la puerta para que Vexen no se la cerrara en las torcidas narices mientras murmuraba, con voz pastosa por la lengua que tropezaba en los pocos dientes que le quedaban y en su propio aliento etílico:

  • Anda, guapo, va...lo pasarás bien, tu fiestecita de bienvenida…Tú te lo pasas bien, por poco dinero...¿Vale, guapo? Mira, mira, te enseño lo que hay...

Y mientras decía eso ella intentaba desastrosamente excitarlo con la visión completa de sus pechos, que en otro momento habrían sido bonitos pero ahora aparecían llenos de venas azules sobre una superficie cetrina, al igual que sus ojos vidriosos.

Con todo el disimulo que pudo, Vexen, entrecerrando la puerta, lanzó un hechizo que esperaba fuera de amnesia...

...y sonrió cuando la chica, con aire atontado, se despegó de la puerta, dejándole cerrarla. Un poco después, el rubio escuchó sus pasos torpes alejarse hacia la calle, e incluso la escuchó gritar con voz alelada a alguien que posiblemente casi la atropellaba.

Bien, pensó Vexen, relajándose un poco, en unos minutos no recordaría ni el camino ni haberlo visto.

O al menos eso esperaba, era la primera vez que lanzaba ese hechizo.

Luego vio su ala, que había salido en su espalda cuando había lanzado el hechizo y suspiró. Bien, ahí dudaba que lo hubiese visto nadie.

Que nadie se hubiese dado cuenta de que era un maldito Faeri, y además Puro.

Entonces ni siquiera le permitirían quedarse en ese tugurio de mala muerte, eso lo daba por hecho, y la justificación, que había oído desde que tenía uso de razón, era "todos los crímenes que habían cometido los Faeris desde que habían aparecido hacía más de un  siglo".

Lo triste era que esos crímenes eran cualquier cosa que les quisieran atribuir, porque no había datos fiables.

De hecho, no era sólo que los pocos Faeris Comunes con los que habían conseguido hablar no fueran como él y fueran todos de linaje Faeri, era que también hasta a ellos les habían borrado la historia. Incluso con los esfuerzos de los que habían accedido a ayudarlos había costado años conseguirles una información de principios del 2000.

Y ya estaban en el 2131...     

Vexen suspiró, extendiendo su ala negra de Faeri en la pequeña habitación que había logrado encontrar, en esa ciudad que aún se conocía como Pittsburgh, la segunda ciudad más grande de Estados Unidos, en el condado de Pensilvania. La verdad, no la llamaban la “Ciudad del Acero” por nada, porque aún resistía, mejor que Nueva York...

...aunque el título de Pittsburgh de "La Mejor Ciudad para Vivir" sí que podía sufrir un derrocamiento. La prueba era lo que le acababa de pasar con la chica cosa que no le extrañaba del barrio donde había tenido que quedarse. Claro que tres cuartos de la ciudad eran más o menos así, por lo que había podido ver cuando había llegado en el camión.

Era todo lo lejos que había podido irse de Michigan con los recursos que tenía.

Y espero que sea suficiente, pensó él, volviendo a mirar el papel, que llevaba un rato en blanco delante de él, desde antes de que viniera la chica. Al lado, había una vieja foto, donde se veía a una versión empequeñecida de Vexen que intentaba esconderse entre dos personas mientras reía a mudas carcajadas, coreadas en la foto por una humana rubia y balcánica que trataba de sacarlo al primer plano a la vez que el marido,muy parecido al Vexen adulto, hacía un esfuerzo sobrehumano por no estallar en risas mientras apretaba el obturador.

Vexen suspiró levemente, rozando la foto con los dedos.

Sí...los echaba de menos.

Eso lo decidió a empezar de una buena vez.

Queridos padres:

Vale, sí, el comienzo no estaba mal.

¿Pero qué más decía?

espero que estéis bien. He encontrado piso. Estoy...

Suspiró, dejando el bolígrafo a un lado, masajeándose las sienes.

Bueno...si se era un poco laxo,realmente sí había conseguido piso.

Otra cosa era que hubiese podido pagarlo, claro. Que parecía mentira los alquileres que había con respecto a la zona.

Y que realmente hubiese tenido que reventar una cerradura y cambiarla, por si acaso.

Y que a nadie allí pareciera haberle importado una mierda.

Bueno, mejor, la verdad.

Si quería ahorrar algo de dinero hasta que encontrara un trabajo estable, no tenía más remedio, de momento. Ya le había costado ahorrar para material y para comer con algún trabajillo temporal mientras iba hacia allí, y habían pasado ya meses.

Y que aun así hubiese sudado para encontrar un piso con las cuatro paredes relativamente intactas y con un retrete que no rezumara y que funcionara más o menos decentemente, aparte del ruinoso estado del techo que había tenido que ir apuntalando con palos. Los muebles, bueno, los había ido encontrando entre un piso y otro, así que al menos...

Suspiró, mirando de nuevo el papel antes de volver a mirar la foto que había puesto en su mesita.

No le gustaba nada mentirles a sus padres, pero, ¿qué más podía hacer?

Precisamente se había ido y había renunciado a su propio apellido para que no lo relacionaran con él ni darles más preocupaciones.

Después de años de que sus padres fueran molestados, acosados y atacados  por su culpa, ahora que podía valerse solo era lo mínimo que podía hacer.

Por muy doloroso que hubiese resultado para los tres.

Meneó un poco la cabeza.

Para bien.

Había sido para bien.

Bostezó al ver que ya se estaba haciendo de díaÂ…y sonrió un poco, dejando el bolígrafo y la carta a un lado.

Bueno, eso quería decir que ya podía empezar por lo menos a buscar trabajo. Otra vez.

Pero al menos, era en esa ciudad tan grande y que hacía tan pocos ascos a la mano de obra donde podría encontrarlo.

Y ya no tendría que mentir tanto a sus padres.

Porque a los demás ya le daba igual.

Como prueba, su ala, escondida, mientras iba a buscar trabajo por esa ciudad, durante ese día.

 

*************************

 

En el presente, Vexen suspiró, frotándose los ojos, invocando un poco de hielo para refrescarse las sienes.

Le había costado empezar, pero ahora tenía que seguir. Era como si saliera solo todo.

Y parte de ese todo...

Sí, en serio espero que os creyerais que estaba en un sitio agradable, tal y como os lo contaba.

No os voy a entrar en detalles ahora para que no os angustieis,pero digamos que las noches que pasaba en blanco no eran sólo investigando.Y a esa chica, Sally…la vi más veces, aunque no de forma tan desagradable.

AhoraÂ…bueno, ahora quedaos tranquilos, que si duermo poco es por otras cosas y, además, no estoy en lo que se ha convertido Pittsburgh, que no es un Círculo del Infierno por comparación con Nueva York.

Pero, vamos al grano: un més después de llegar os dije que había encontrado trabajo más o menos fijo. Y en eso, no os mentí.

No, en eso no había mentido: Vexen, un mes después, había encontrado un trabajo montando y luego revisando lo que luego iban a ser unas atracciones de una feria, durante cosa de un mes, mes y medio. Por lo visto, lo que podía pasar por Ayuntamiento,tenía una alcaldesa que trataba de dar una pátina de normalidad se empeñaban en hacer un festival de otoño. No preguntaban demasiado si alguien quería trabajar las horas que fueran, y a Vexen parecía que las máquinas no le costaban demasiado.

Aunque también era verdad que lo miraban con cierta desconfianza.

A él la verdad le daba igual: hablaba lo justo y necesario y no  se metía en problemas, yendo y viniendo de sus búsquedas de empleo al piso y viceversa.

Así que fue un alivio cuando pudo contarles a sus padres que sí, que estaba trabajando, y que le iba bien, que esperaba trabajar pronto de lo suyo, en medicina…

Cosa que realmente era imposible sin descubrirse. Claro que ya vería cómo arreglarlo...

Aunque se imaginaba que, por muy buen médico que fuera, esa gente preferiría morir antes que dejar que un "monstruo de mierda como él" les atendiera. Ya había pasado unas cuantas veces.

Aunque Sally, la puta de día del barrio,había estado tan colocada y tan ida que, cuando Vexen había conseguirlo arrancarla de los brazos de la sobredosis que amenazaban con mandarla a dormir para siempre, no había visto alas: simplemente se le había quedado mirando como si realmente hubiera bajado del cielo, más cuando Vexen no había querido aceptar sus infructuosos intentos de pago por darle unos meses más de vida.

Era la chica que tan calurosamente le había tratado de dar la bienvenida, pero había pasado algo curioso:como había estado bastante nervioso, el hechizo no había hecho que lo olvidara, sino que lo tuviera como un curioso deja vu que su cerebro, maltratado por las drogas, interpretó como un viejo amigo casi olvidado. Y después del episodio ya referido, Sally siempre que lo veía lo seguía como un perrillo, para bien y para mal.

Y esa vez, en el día de la inauguración, cuando él estaba ya tomando el descanso de antes de la apertura y trataba de aclarar ciertos rumores, ella claramente lo vio venir y, como de costumbre, se deslizó delante de él, feliz de verlo.

-          Eh...colega ... sonrió la muchacha, tapada sólo por un abrigo rojo y un bolso que sin embargo parecía mucho más firme que el resto del conjunto -Oye...¿te interesa algo? Tengo...tengo cosas chulas, a ti te las ofrezco el primero...

En este caso sería para mal, pensó Vexen con un suspiro, llevándosela a un aparte.

-          Sally, mira, si me quieres hacer un favor...

-          Sí, tío, dime... - replicó Sally, asintiendo, mientras rebuscaba en el bolso - Te lo dejo barato, eh, por ser tú...Medicina buena, buena, nada de mierdas mezcladas…

Y Vexen se tuvo que tragar los escrúpulos al ver que la chica sacaba un bote de amoxicilina y otro de epinefrina, que ahí y en esa zona era como poco menos que oro.

Mierda, lo necesitaba para su consulta sí o sí.

-          ¿De dónde...?

-          Shhhhh...Tengo un cliente majo. No tan majo como tú, pero majo...

Vexen se dio cuenta entonces de que había cerca un grupo de mujeres y hombres jóvenes, que aparentemente parecían ir a sus asuntos.

Aparentemente.

Pero más de uno y una tenían la misma mirada perdida e idiotizada de Sally...

...y de los pocos que la tenían clara era mejor no fiarse, pues Vexen sabía el papel que tenían precisamente en que los otros estuvieran en ese cielo artificial.

BuenoÂ…Vexen haría lo que pudiera sin perjudicar más a Sally.

-          Vale, te acepto esto, pero me acompañas al puesto de comida que quiero hablar contigo. - respondió, cogiéndola sin brusquedad del brazo para ocultar los tarros a la vista de los otros.

-          Joer...Siempre me pagas comiendo...- masculló Sally, dejándose llevar - Que no me quejo, eh, pero me voy a poner gorda...

-          No te vendría mal, si eso pasa también te compraré ropaÂ… - dijo Vexen con una leve sonrisa - Ven y te explico.

Ya en el puesto de hamburguesas de la feria, era digno de verse el espectáculo de alguien como Vexen, que claramente aún tenía la pátina del extranjero en la cara, hablando con una Sally que devoraba las hamburguesas a dos carrillos poniéndose de salsa hasta sus huesudos codos.

-          ¿Me pagas dos? Genial - sonrió ella al ver la segunda hamburguesa y cogiéndola con las mismas ansias que la primera - ¿Se nota que ya hay curro, eh?

-          Sí ...- suspiró Vexen. -  pero ya ves. Sally, quería saber si no va haber problemas.He oído rumores...

Sally dejó unos segundos de comer para mirarlo con alelada atención:

-          ¿Estás vigilando la feria? Estás flaco, pero das el pego.

-          No, estoy ayudando a montarla. - repitió Vexen - Lo que te pregunto es...

Sally atacó entonces las patatas.

-          Mira a ver...- empezó ella con la boca llena - si te pueden pagar también de vigilante, pero de fuera...Es una pasta...

-          ¿De fuera?

-          Cierto, tío, se paga bien. Si me pagas a mí otra hamburguesa te lo cuento.

Vexen disimuló su tensión al ver a la enorme y musculosa mujer, rubia como él, que hablando con un acento ruso tan marcado como el de su madre se había acercado a los dos y sonreía con una bondad sospechosa mientras lo examinaba.

-          La señorita tiene razón, estás delgado pero tienes buena planta. - dijo ella al final.

-          Tasya...está hablando con... - empezó Sally...

Pero la chica se tensó cuando la enorme mujer le cogió, con disimulo y con fuerza, de la coleta.

-          Mira, nena, es grosero interrumpir,¿eh? - susurró Tasya, levantando la otra mano de su bolsillo.

Y el grito de Sally y la queja de Tasya hicieron mirar con terror la escena a la poca clientela y con desafío a los otros de mirada despierta.

Vexen, con todo el disimulo que podía sin que se notara mucho el ala bajo su capucha, había lanzado un levísimo hechizo de hielo que había sido como una llave y había hecho acabar el cuchillo de Tasya en la mano de Vexen, que lo empuñó con aire amenazador.

-          Si le hablas así, yo no tengo nada que pagarte.

Tasya dejó escapar un silbido de admiración mientras Sally corría a ponerse a salvo en el callejón, los compañeros de la gigantona se quedaban mirando con muda alerta y los otros clientes consideraban que era más sensato estar a sus cosas.

Tasya, sin mirar a sus compañeros, hizo un gesto tranquilizador mientras sonreía levemente a Vexen.

-          Eh, eh, vale tío. He sido grosera con tu amiga, vale. Me quedo sin comer. Pero acéptame una cerveza, yo te aceptaré otra y puede que esta noche tengas curro extra cuando acabes de montar. - dijo la mujer grande, haciéndole un gesto para que se sentara. - Y bien pagado, eh, bien pagado.

Vexen no lo hizo, ni siquiera miró las cervezas que el camarero puso a toda prisa entre los dos.

-          ¿Tanta falta hace? ¿Es verdad lo de los disturbios?

-          Dah. - dijo Taysa, seria -  Dicen los vigilantes de fuera que han visto...escoria. Escoria creyendo que aquí se pueden colar.Los buenos ciudadanos de Pittsburgh necesitan vigilantes, ¿no crees?

Vexen mantuvo una aparente frialdad mientras preguntaba.

-          ¿A qué escoria se refieren?

-          Escoria monstruosa. Se paga bien porque esa mierda con poderes no llegue y joda el festival ni la ciudad, ni la conviertan en un Círculo. Venga, tío, bébete la cerveza.

Ocultando su desprecio, Vexen simplemente se levantó y pagó mientas mascullaba:

-          Se me ha quitado la sed. Bébetelas tú. Yo tengo que trabajar.

Instantes después, dejó el cuchillo clavado en la mesa.

Tasya lo miró con curiosidad mientras el resto de su gente venía a hablar con ella.

Desde luego, la puta de Sally conocía a gente muy interesante.

¿Hasta qué punto lo sería ese tipo?

 

***************

 

Vexen se frotó las sienes en la pequeña habitación.

Sí,había sido un dolor de cabeza. Y no precisamente pequeño.

Sí, madre, sé lo que me vas a decir, que igual no me tenía que haber ido tan tranquilo, que igual Tasya me mandó seguir…

No lo hice. No descuidé mis espaldas. Literalmente, cubrí mis huellas extendiendocon mis poderes el hielo que ya  se empezaba a formar por los caminos, y luego no hice nada hasta que salí a trabajar de nuevo. Además, recordé todo lo que me habíais contado y lo que nos habían intentado hacer alguna vez.

Supe que esa conversación no iba a quedar ahí.

Supe que algo importante iba a pasar.

Y no me equivoqué...esa noche,efectivamente, me cambió la vida.

Vexen inspiró, cerrando con fuerza los ojos, dejándose perder por el recuerdo...y, cuando éste le arrancó una leve sonrisa, escribió:

Pero no tenía ni idea de cómo...

***************

Esa noche, aprovechando que hubo llenazo por ser el primer día, Vexen se las apañó para esquivar a Sally, a la que vio trabajando como si nada en las casetas de tiro.

Al menos le valía con saber que esa animal no había tomado represalias con ella.

Y aunque él no se consideraba violento, más le valía a esa desgraciada no intentarlo, por muy rodeada que estuviera de gentuza como ella.

Pero sabía que, ya acabado su turno de mantenimiento, debía retirarse a su casa cuanto antes.

Por supuesto, después de hacer algo que, en caso de no realizarlo, su conciencia NUNCA se lo dejaría pasar.

Un ruido brutal lo paralizó...

...pero pudo respirar cuando vio que a los capullos de los fuegos artificiales se les habían escapado unos cohetes.

Había pensado...

Meneó la cabeza. Eso le había dado más resolución.

Apretó los dientes mientras se acercaba a los límites de la ciudad.

Escoria mágica.

Era un eufemismo que se lo habían llamado a él demasiadas veces, como Faeri.

Sabía perfectamente el tipo de cacería que podía liarse.

Por eso, no sería prudente dejar las puertas abiertas alegremente, ¿no?, pensó, mientras, amparándose en la oscuridad, recorría las puertas que daban a las fronteras.

Sabía que los "cazadores" saldrían animados por el vodka de patata o de vaya usted a saber qué planta pseudo contaminada. Y sabía también que, borrachos perdidos y sedientos de sangre, no serían capaces de ver que un hielo extremo había inutilizado los candados. Y para cuando lograran abrir las puertas, los que intentaran venir quedarían avisados.

Con la última puerta, inspiró, agotado, pero con la satisfacción del trabajo bien hecho.

Ya cansado y con todo  revisado, Vexen fue a girarseÂ…

Â…pero..

Â…un sonido sordo sonó, muy cerca de él.

Conteniendo el aliento, Vexen, mirando hacia la penumbra, sin saber si acercarse, quiso pensar que sería un gato, o un borracho desmayado.

¿Era muy pronto para que empezaran la cacería, no? No podía ser...

Pero su templanza fue barrida por dos cosas.

Primero, por un penetrante olor a sangre y pólvora, que ensopaba toda la escena. El ruido de antes NO habían sido fuegos artificiales...

SegundoÂ…

Por un ala de Faeri que se movía agónicamente mientras su dueño luchaba por respirar.

Su dueño, un joven de pelo rosa que apenas sí tendría la edad de Vexen y al que podrían quedarle minutos de vida siÂ…

El malherido tosió, tratando de regenerarse entre los estertores que amenazaban con llevárseloÂ…y, al ver la figura que a toda prisa se acercaba a él, se intentó defender con las escasas fuerzas que le quedaban.

-          Dé...déjame... sigue tu camino. - siseó, pero la mano de Vexen al cogerle del brazo fue inflexible.

-          No te vas a regenerar si te dejo aquí. - dijo, seco, examinándole deprisa - Necesitas también que te quite las balas, hueles a pólvora que da gusto. Además... –-un rictus de preocupación asomó en sus labios - Tienes una desnutrición avanzadísima, y el que te estés regenerando la empeora aún más...Morirás si te dejo aquí.

El herido abrió mucho los ojos.

-          Y...¿tú cómo coño lo sabes...?

La protesta murió en su boca cuando vio, bajo la penumbra de las luces, un ala negra extenderse por la  espalda de Vexen, por debajo de su largo pelo rubio y su expresión severa pero, en cierta forma, cálida.

-          Soy médico. - dijo Vexen escuetamente - Y ahora, ¿te vas a levantar solo o me vas a hacer arrastrarte hasta mi casa?

Sacando fuerzas, el herido se apoyó en esa mano, que lo ayudó a levantarse del todo mientras el otro Faeri Puro le ayudaba a pasar el otro brazo por sus hombros.

-          Un pie delante del otro - le dijo, con premura, mientras lo enganchaba de la cintura.

Haciendo un esfuerzo, el pelirrosa consiguió obedecer... y sintió algo al notar que ese perfecto desconocido no le dejaba caer, que lo mantenía recto incluso cuando estaba a punto de desplomarse...

Vexen, mientras tanto, se mordía el labio, preocupado, preocupándose en el camino de vuelta a casa de evitar a la gente que reía y cantaba, tomando un pequeño callejón oscuro para poder llevarlo tranquilo al tiempo que lo curaba tan bien como podía en esa situación, dándole las fuerzas necesarias hasta que llegaran a su casa.. Nadie merecía morir ahí tirado, solo. Joder, si podía salvarlo... . Tenía que darse prisa o... . No, mejor no pens...

Se le cayó el alma a los pies al ver el gentío que se había formado frente a su casa, con todas las malditas lucecitas de colores. Joder...

La voz del pelirrosa lo calmó un poco.

-          Voy...voy borracho...¿de...acuerdo? - jadeó escondiendo débilmente su ala, andando entonces más torpemente, de tal forma que realmente parecía estar llevando a un borracho herido por sí mismo, no a un malherido.

Entonces Vexen lo llevó entre el paseo lleno de gente, pero de alguna manera, no oían el alboroto, sólo centrados en avanzar, en sujetar el uno al otro...

…como si sólo estuvieran ellos dos... .

Vexen suspiró cuando por fin llegaron a su piso, casi aislados de todo el jaleo, dejándolo sobre su cama y sonriendo un poco al ver que la magia había servido de algo.

Pero a toda prisa, sacó su maletín y calentó agua en un bol, desinfectando a toda prisa las heridas de bala ante el extrañado mutismo del pelirrosa.

-          Voy...ahora a quitarte las balas. - le dijo Vexen, suave, sacando unas pinzas, arrodillándose despacio a su lado - Esto...puede que te duela... -advirtió...y le cogió con fuerza la mano en cuanto empezó a apretar los dientes, sin soltarla hasta que las tres balas estuvieron, inofensivas, en el agua.

El mayor suspiró de alivio, yendo a soltarle la mano para secarle la frente llena de sudor y luego mirar los papeles que tenía sobre los Faeris Puros...

..pero le sobresaltó el ruido de los fuegos artificiales.

Y, aprovechando eso, para su mayor sorpresa, el pelirrosa apretó su mano, mirándole ahora a la cara.

-          Oye...médico...¿cómo...cómo te llamas?- dijo el pelirrosa, con voz más segura.

-          Vexen. - murmuró el rubio, nervioso de pronto... pero lo tranquilizó que le apretara la mano, ahora en un saludo.

-          Mar...Marluxia... - Dijo el pelirrosa. Luego, sonriendo débilmente, le hizo un gesto con la cabeza para que mirara fuera, donde el ruido seguía - Es...es bonito,¿ verdad?

Vexen miró...y tuvo que sonreír al ver los colores que se desplegaban sonora y luminosamente por el cieloÂ…

-          Sí... - admitió.

…y los fuegos los iluminaron cuando él quedó paralizado al tiempo que Marluxia, casi a coro con el sonido, lo abrazó, con fuerza.

-          Gra...cias...

Vexen lo miró...y, nerviosamente, le sonrió, devolviéndole el abrazo.

Los fuegos siguieron fuera, durante largo rato, mientras ellos siguieron así en silencio, hasta que poco a poco, casi sin darse cuenta, ambos cayeron en el sueño que los estaba reclamando a gritos.

 

Y ése, papá, mamá, era y es Marluxia.

Y creedme, a partir de esa noche fue IMPOSIBLE sacarlo de mi vida...


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