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reencuentro » minv por YodaVirus

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Notas del capitulo:

el resumen suena más interesante de lo que es en realidad, sorry, no sabía qué escribir ahí y salió eso :c


la historia es más comedia romántica, no misterio ni esas cosas ahre

De los 20 diferentes platillos que sirven, él tiene 12 servidos en platos enormes frente a él. No pueden culparlo. Todo se veía delicioso cuando estaba caminando alrededor de las mesas, así que es obvio que terminaría acaparando una mesa él solo para poder comer todo lo que se le dé la gana.

Incluso cuando sus ex compañeros de secundaria le miran con disgusto por embutirse tantos platos de comida sin cuidado, él los ignora por completo. Se lo deben. Vivió acorde a las reglas estúpidas que esta gente le había puesto por ser el nerd de la clase, era prácticamente su esclavo, y ahora como adulto, ellos le deben muchas cosas, por lo que se ha tomado el tiempo para arruinar la reunión de ex compañeros de su clase, como siempre quiso hacer cuando era más joven.

Aunque eso realmente no tiene sentido. Él solo quiere disfrutar de la comida.

Ha habido intención de varios alfas de obligarlo a dejar de dar el espectáculo que está haciendo –gimiendo feliz cada que lleva a su boca un buen pedazo de carne de res, o cuando la riquísima salsa de tomate del espagueti toca su lengua– pero ninguno ha conseguido pararlo.

Él es un omega poderoso en este momento. Más aun cuando tiene una muy hermosa marca de propiedad en la parte posterior del cuello, que amenaza a cualquier alfa que trata de usar la voz de mando con él. Porque obviamente es considerado de muy mal gusto que cualquier alfa use voz de mando con un omega emparejado. Y dios, su alfa es un fiel creyente de esa regla, y estará más que feliz de romperle el cuello a cualquiera que trate de obligar a su omega a hacer cualquier cosa.

Incluso aunque su alfa brilla por su ausencia, su presencia sigue a su lado gracias la marca de propiedad que dejó en él hace dos años.

Escucha a su lado una de las sillas desocupadas moverse, pero él sigue concentrado engullendo toda la comida que puede. ¡Está hambriento!

—¿Tú eres Kim TaeHyung?

La pregunta le toma por sorpresa. Entiende que pueda ser algo difícil de reconocer, pero no ha cambiado mucho desde que estuvo en secundaria como para que vengan a preguntarle si es o no Kim TaeHyung. Sigue teniendo su misma nariz, no como la chica frente a él, a la que reconoce como JiYeon –una beta, y una de las indeseables que se burlaba de él por ser homosexual, y que estaba perdidamente enamorada de su mejor amigo–, la cual ya no tiene su vieja nariz, lo cual él celebra, ya que había escuchado que solía causarle problemas respiratorios mientras dormía.

Toma una toalla y limpia sus labios, queriendo dejar de parecer un cerdo al menos unos segundos. Pese a que ella consiguió hacerle llorar varias veces en la adolescencia, no le guarda rencor y hasta podría llegar a agradarle la chica si sigue hablándole como a un ser humano.

—Síp, soy Kim TaeHyung.

Ella agranda los ojos y abre su boquita rosada con sorpresa. —¡No puedo creerlo! —ríe, cubriendo sus labios con sus delicadas manos pálidas. Incluso ahora, TaeHyung puede notar que ella sigue siendo tan linda como antes—. Te ves muy diferente, aunque sigues siendo el mismo —susurra, acomodando su flequillo tras su oreja derecha.

—Sí, tal vez sea el cabello —murmura, haciendo los ojos bizcos mientras mira hacia arriba, observando su cabello rojo. La escucha reír y sonríe por inercia.

—Sabes, yo… —su voz suena más relajada y seria, por lo que TaeHyung deja de hacer el tonto y la mira con atención—, quería disculparme por lo estúpida que fui en el pasado —baja la mirada, jugando con uno de los tantos tenedores sobre la mesa—. Yo sé que es muy difícil perdonar esas cosas —admite, luciendo avergonzada—. Yo era muy tonta en esos días, de mente cerrada y completamente cegada por todas las cosas que escuchaba en casa acerca de que eso estaba mal y… —TaeHyung siente pena por ella. Su semblante es sombrío—, mi hermano se declaró gay hace tres años y… debido a todo lo que sus compañeros han hecho, cayó en depresión…

—Oh…

No sabe qué decir exactamente.

—Yo solo… no podía dejar de pensar en todo lo que te hice cuando estábamos en secundaria —casi parece estallar en llanto, pero contra todo pronóstico, una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios—. Te pido perdón, TaeHyung. Lamento muchísimo todo lo que dije sobre ti y tu orientación sexual, ahora sé que fue totalmente estúpido, y sé que probablemente no me perdonarás pero… ¡lo siento muchísimo!

Nunca imaginó que esto pasaría. Su corazón late aceleradamente y sonríe ligeramente, colocando una de sus manos sobre las de ella con suavidad. —Está bien. Todo eso está en el pasado. Te perdoné hace mucho tiempo, JiYeon ssi.

Después de ese bello momento, todo vuelve a lo de antes. Él degustando de todos los platillos que le quedan. Están peligrosamente cerca de reducirse a cero, cuando comienza a sentir un increíble malestar en el estómago. Eructa sonoramente y suelta una carcajada, continuando con su delicioso banquete.

Nuevamente escucha un sonido a su lado, y esta vez a quien encuentra a su lado es a la antigua mejor amiga de JiYeon. No cree que sigan siendo tan amigas, puesto que en toda la reunión no las ha visto siquiera dirigirse una sola mirada.

YeolAh –beta, también– le mira con una ceja alzada, mirándole con desdén.

—El ser gay te transformó finalmente en lo que siempre has sido, un cerdo, ¿eh?

Aprieta los labios y vuelve la mirada a su platillo que a saber cómo se llama pero es delicioso y continua comiendo.

—Ah, me preguntaba, ¿sigues en contacto con Park JiMin? No lo he visto llegar aún. Todas estamos impacientes por volver a verlo. Era un chico demasiado jodidamente caliente para ser un adolescente, nos preguntamos si siendo ahora un hombre se verá aún más sexy.

TaeHyung se atraganta al pensar en el que fue su mejor amigo, alma gemela, y confidente en sus años de secundaria.

Recuerda esas mejillas llenas, los labios carnosos, como graciosamente siempre vestía con chaquetas varsity y una gorra, logrando verse realmente atractivo a ojos de todas las chicas –él incluido– y consiguiendo así ser el crush de toda la secundaria.

—Definitivamente seguimos en contacto —toma su celular y lo desbloquea, yendo a galería y buscando una de sus tantas fotos con JiMin. Encuentra una con ellos dos vistiendo en traje, yendo hacia la inauguración de la galería de arte de uno de sus conocidos. Coloca su teléfono frente al rostro de la chica, y prepara sus oídos para los próximos chillidos que está seguro, vendrán pronto.

—¡Oh, por dios!

Sí, lo sabía.

—¡Él es tan caliente!

Sí, JiMin era caliente, y más cuando vestía trajes elegantes. Se recordaba esa noche teniendo que atar él mismo la corbata de JiMin, puesto que el idiota había pasado más tiempo ahorcándose con ellas, que tratando de aprender a anudarlas.

Tonto JiMinnie. Es adorable.

—Y es más adorable que antes —admite, quitándole su teléfono de las manos a la chica que parece tener un charco bajo sus pies. Ni siquiera se dio cuenta de que ella le había arrebatado su celular—. Su voz sigue siendo como la de un bebé, pero que no te engañe —susurra, guiñándole un ojo—, es bastante rudo.

Ella suspira, viéndose totalmente enamorada. No la culpa, cualquiera caería por Park JiMin. Él mismo había caído por JiMin en secundaria. Dios, se recordaba total y estúpidamente enamorado de su mejor amigo. Recordaba tristemente cada vez que su corazón se rompía al ver a JiMin ir y venir con chicas de diferentes clases. Incluso alguna vez llegó a verlo estar a punto de pasar al siguiente nivel de intimidad más allá de besos.

Pero eso es parte del pasado. Y el pasado está más que enterrado en lo más profundo de él, sino jamás podría haber perdonado a la buena de JiYeon.

—¿Es soltero?

Se lo piensa un poco, haciendo una mueca. —Uh… la verdad es que-

—¡No importa! Lo seduciré. Soy linda, tengo buen cuerpo, ¡no podrá resistirse! Además, hemos estado juntos antes.

Diablos, recordaba eso también.

Él había pasado tres días llorando en su cama cuando se enteró de que su mejor amigo –tonto Park JiMinnie– había comenzado a salir con una de las chicas que le hacían la vida imposible. Aunque él tenía algo de culpa, jamás permitió que JiMin se enterara de quienes eran los que lo molestaban. Si JiMin hubiese sabido que ella le hacía todo lo que le hacía, jamás le habría llegado a tocar ni un solo cabello.

Eso se lo dijo JiMin hace unos años, cuando se sinceró y confesó todo lo que había sufrido en secundaria.

Recordaba las disculpas de JiMin, llorando porque había querido que TaeHyung y su novia YeolAh se llevaran bien y fueran amigos.

Dejando de lado sus pensamientos, TaeHyung solo sonríe. —Sí, eres linda.

Ella hace una mueca.

—¿Por qué suenas como si mintieras? Ah, da igual, eres gay así que no sabes apreciar la belleza femenina.

Blasfemia. Él es fotógrafo, está totalmente capacitado para ver la belleza en todo. Incluso un árbol seco podría llegar a ser bello en el ángulo correcto, y tal vez también con un lindo filtro. Así que no sería tan difícil ver la belleza en YeolAh.

—Tienes toda la razón.

Sorprendentemente, esta es la conversación más larga que tuvo en su vida con esta mujer. Incluso juntando todas  las que tuvieron en secundaria, ésta es infinitamente la más larga.

—¿Tardará mucho en llegar?

No le sorprende mucho que ella esté siendo algo más amable con él de lo que lo ha sido toda su vida. Quiere ganarse a JiMin, probablemente estaría dispuesta a besarle los pies con tal de ganar una noche con JiMin. Oh dios, no, no debe comenzar a pensar de esa forma.

—Su último mensaje decía que llegaba en veinte —le anunció, tomando un trago de su vaso de jugo de naranja.

—¿Hace cuánto fue su último mensaje?

—Quince minutos.

Entonces la puerta del salón en el que están se abre, y Park JiMin se deja ver finalmente. Hay un coro de gritos y saludos felices. A TaeHyung no le sorprende. JiMin era de hacer muchos amigos, y él también, pero sus amigos estaban fuera del infierno que fue la secundaria.

YeolAh y él vieron a JiMin saludar a cientos de personas. Un par de apretones de manos, besos en mejillas y abrazos con golpecitos en la espalda, y JiMin sonriendo enormemente, teniendo ese brillito en los ojos que TaeHyung solo recordaba haber visto en el JiMin de la adolescencia.

Ah, la nostalgia.

Luego de varios minutos saludando a los demás, JiMin finalmente se acerca a TaeHyung y YeolAh. A ella, la observa con una ceja alzada, algo de fastidio dejándose entrever en su expresión. Coloca una mano sobre el hombro derecho de TaeHyung, dándole un apretón cariñoso y sentándose a su lado.

—¡Diablos, Tae! —Chilla al notar todos los platos frente a él—, ¡¿pero qué has hecho?!

TaeHyung le golpea la cabeza. —¡Tenía hambre!

—Entiendo, pero… esto es demasiado.

TaeHyung lo ignora y bebe otro poco de su jugo.

—JiMin —YeolAh habla finalmente, con tono seductor. TaeHyung le aplaude y da puntos por eso. Su voz, siendo ya una adulta, suena más sensual de lo que lo hacía cuando era una adolescente—, ¿cómo has estado? No te has dejado ver en las otras reuniones… te extrañé.

—Estaba ocupado —murmura, quitándole el jugo a TaeHyung para darle un sorbo ahora él—. El trabajo me consume.

YeolAh sonríe. TaeHyung la mira fijamente y se siente hipnotizado.

Diablos, debió traer su cámara. ¡Ella es realmente hermosa! Habría sido una buena modelo. Su piel bronceada, su cabello corto hasta los hombros, sus manos delicadas, uñas perfectas, el maquillaje ligero que hace resaltar sus ojos redondos. ¡Por dios!

Se siente un fotógrafo irresponsable. Aunque más que nada era manía suya la de cargar con la cámara a todos lados, por si llegaba a ver algo digno de un hermoso retrato.

—¿De qué trabajas?

JiMin hace una mueca, robando algo más de uno de los tantos platos de TaeHyung. Cuando traga una pequeña croqueta de patata rellena de queso, aclara su garganta. —Digamos que trabajo con computadoras —sonríe.

TaeHyung, indignado por estar siendo víctima de robo, golpea nuevamente la cabeza de JiMin, susurrándole que consiga su propia comida por sí mismo. JiMin solo agranda su sonrisa, y niega, robándole otra croqueta rellena de queso.

—Oh, interesante —ella suena realmente interesada, TaeHyung le da otro punto por ello—. ¿Qué más has hecho todos estos años? ¿Seguiste practicando… artes marciales?

Uf, artes marciales.

JiMin había sido el mejor cuando estaban en secundaria. Había peleado con un sujeto del doble de su tamaño, y aunque la pelea fue reñida, JiMin terminó ganando tomando ventaja de su estatura y de ser más veloz.

Ahora solo conseguía hacer un par de movimientos, terminaba cansado a los cinco minutos. Comiquísimo.

—A veces —TaeHyung quiere reír, pero solo consigue ahogarse con un pedazo de queso. JiMin golpea su espalda suavemente hasta que consigue respirar normalmente otra vez—, pero la verdad es que no mucho… he perdido el toque.

—¡Tonterías! —ella ríe, divertidísima por algún motivo que TaeHyung no logra entender. Su expresión divertida, pasa a una más sexy—. Estoy segura de que tu toque sigue siendo increíble, como antes.

TaeHyung está a punto de estallar en carcajadas, pero prefiere picar un pedazo de carne con su tenedor, apretando los labios para no terminar riendo. Nota a JiMin sentarse rectamente en la silla, luciendo entre una mescla de incomodidad y confusión.

—Uh, ¿gracias?

Finalmente. TaeHyung sonríe. No puede creer que JiMin recién se haya dado cuenta de que YeolAh ha estado coqueteándole todo el tiempo.

—Sabes —aun cuando TaeHyung está entre ellos, estorbando, como diría YeolAh, parece que ni siquiera existe, puesto que toda la atención de ella está sobre JiMin, pasándolo por alto totalmente—, estoy comenzando a sentirme cansada, y… no tengo un auto —TaeHyung aguanta la respiración, luchando ferozmente por no comenzar a reír como loco. Ah, cuanto desearía poder hacerlo—. ¿Podrías llevarme a casa? Tal vez… podríamos ver una película también.

JiMin abre y cierra la boca por varios segundos, pareciendo un pez fuera del agua. Totalmente adorable a ojos de TaeHyung, que no puede evitar pellizcar una de sus mejillas. JiMin aparta su mano y lo mira con ojos desorbitados.

—¡Tae, ¿no se los dijiste?! —suena horrorizado. Como cualquier alfa haría.

—¿Decirnos qué?

—¡Tae!

Tranquilizándose un poco, TaeHyung coloca una de sus manos sobre la rodilla izquierda de JiMin, dando suaves caricias. —Lo siento, JiMinnie —susurra—. Quería ver su reacción cuando tú se los dijeras —admitió—. Además, si lo hubiera dicho yo, no me creerían.

—¿Creer qué? ¿Qué está pasando?

De pronto, todo el lugar cae en absoluto silencio. Las preguntas de YeolAh parecen no haber sido solo suyas, sino de todos.

JiMin bufa y se cruza de brazos. —Kim TaeHyung, vas a tener que hacer mucho para que te perdone por negarme.

—¡Jamás te negué! —Se queja—. Nadie se acercó a preguntarme con quién me había emparejado, y tampoco iba a ir contándoles a todos qu-

—No me lo puedo creer.

JiMin suena molesto. TaeHyung hace un puchero y toma sus manos, acariciándolas con cuidado, jugando y retorciendo los anillos en sus dedos nerviosamente.

—No te molestes, JiMinnie —pide, haciendo sus mejores ojitos de cachorro—. No importa si no saben, lo que importa es que tú y yo lo sabemos.

JiMin bufa, pero le devuelve las caricias en las manos, dándole a entender que está todo bien. TaeHyung le sonríe dulcemente cuando JiMin le mira apenado, avergonzado por haber sobre reaccionado.

—No estoy entendiendo nada.

Esta vez no fue YeolAh quien dijo aquello, sino alguien a lo lejos. Realmente, la atención de todos está sobre ellos, todo gracias a que Park JiMin es una especie de Dios para todos los ex compañeros. Si supieran cómo era en realidad su Dios JiMin…

—Lo que pasa —comienza JiMin, relamiendo sus labios—, es que el alfa que marcó a TaeHyung, fui yo.

Lo deja caer como una bomba. Todos hacen soniditos de sorpresa, incluido TaeHyung, uniéndose cómicamente a los demás, haciendo una expresión de espanto al escuchar aquello. JiMin le golpea suavemente la sien, y TaeHyung sonríe, haciéndole una seña para que se acerque.

Cuando JiMin está lo suficientemente cerca, TaeHyung lo toma por las mejillas y planta tres dulces besos en sus labios, quedándose con ganas de más, pero negándose a mostrarse como un omega en busca de mimos frente a sus ex compañeros de clase.

—¡No puede ser!

JiMin, haciendo caso omiso a las personas a su alrededor, que les miran perplejos y sin poderse creer lo que ven, besa a su omega nuevamente, quedándose perdidos en la sensación de los labios del otro contra los propios.

Cuando se separan, JiMin continua: —Y eso no es todo —habla en voz alta, sonriendo orgulloso—, ¡está esperando nuestro segundo y tercer cachorro! —voltea hacia los meseros, que están bastante atentos al escándalo que están montando—. ¡Así que meseros, por favor dejen de traerle comida, un omega embarazado no debe comer tanto como lo está haciendo él!

Soltando quejas una y otra vez, TaeHyung se acurruca contra JiMin, pidiéndole que le deje seguir comiendo. No sabe cuándo YeolAh se alejó de ellos, ya que cuando su mirada se dirige al lugar en el cual ella estaba, lo encuentra vacío. Se encoge de hombros y continúa rogándole a JiMin que le dé más comida, mientras ve a su alfa comer felizmente todo lo que le faltaba devorar a él.

—JiMinnie —lloriquea, alargando la última vocal infantilmente—, por favor —lloriquea más—. Haré todo lo que me pidas, seguiré todas las dietas que dio la doctora, pero por favor, quiero comer un poco más —solloza falsamente—, ¡tus bebés lo piden!

JiMin sonríe y niega, pasando uno de sus brazos alrededor de los hombros caídos de TaeHyung. Sus dedos acarician momentáneamente la marca en el cuello de TaeHyung, y una pequeña sonrisa de orgullo se posa en sus labios. Cruza las piernas, colocando su tobillo derecho sobre la rodilla izquierda, y suspira, feliz, besando la frente de su omega con cariño.

TaeHyung se sonroja y, abultando las mejillas y entrecerrando los ojos, acurrucándose más contra su alfa, susurra: —Tonto Park JiMinnie.

Los recuerdos de su adolescencia, en secundaria, pocos meses antes de su graduación, llegan a su mente.

Se recuerda sufriendo por estar enamorado de su mejor amigo y no ser correspondido. Se recuerda teniendo su primer novio por despecho, al enterarse de que JiMin salía con una de sus archirrivales, una de las chicas que solía molestarlo por su orientación sexual. Se recuerda teniendo su primer beso, en una fiesta, donde había más alcohol en su organismo que nada. Lo cerca que estuvo de perder la virginidad con un idiota.

Con una sonrisa, recuerda cómo de sobreprotector había estado JiMin después de eso, ahuyentando a cualquiera que mostrara interés en él, poniendo como excusa que al ser un alfa, era normal que sobreprotegiera a su omega más cercano.

La discusión que tuvieron después de que TaeHyung se hartara de ello es memorable. Tuvieron su primer beso ese día, en el que también había terminado por confesar sus sentimientos. Después de ese primer beso, no pudieron parar. Incluso aunque eran unos niños inmaduros, sabían que “amigos” y “te quiero” no era suficiente para ellos.

Recién graduados de secundaria, finalmente comenzaron a salir.

No todo había sido color de rosa en su relación, pero finalmente, como dicen, triunfó el amor. Tres años de casados, dos años estando enlazados oficialmente –fue jodidamente difícil no enlazarse antes, pero lo consiguieron–, con un bebé de un año en casa con la niñera, y con los gemelos en camino.

El sueño de ambos hecho realidad.

—Ya sé que soy un tonto —la voz de JiMin lo trae a la realidad. TaeHyung observa por el rabillo del ojo a su esposo haciendo un puchero de lo más infantil y lindo—, pero soy tu tonto.

Con una pequeña sonrisa en los labios, TaeHyung asiente, pasando sus brazos alrededor de su esposo, restregando sus mejillas juntas como si JiMin fuera su animalito de peluche.

—¡Mío!

Notas finales:

quizá luego pueda escribir cómo es que se enamoraron y todo eso, sería angst con final feliz obviamente, idk


gracias por leer uwu


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