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Me Cambiaste La Vida por El Chico de la Bufanda Roja

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No sabía cómo sentirse, muchas cosas pasaban por su cabeza y más lagrimas salían sin pedir permiso, nublando tanto su vista como sus emociones. No podía creer que la persona a la que le había entregado el corazón y parte de su vida, justo una semana antes de casarse lo hubiera traicionado. En realidad, no fue justo ese día, aquel idilio a sus espaldas llevaba más tiempo del que preferiría no ahondar, ya tenía suficiente con saberlo.


Dolía horrible, como si le hubieran arrancado parte de su alma y la que había quedado enganchado a su cuerpo quedara a carne viva, punzando y yendo en subida. Agradecía haberse enterado, antes de cometer uno de los errores más grande en su vida. Era mejor que le sacaran la venda de los ojos de una vez a seguir estando en una historia llena de engaños.


Acelero más haciendo que la velocidad sobrepasara el limite exigido. Escucho como por milésima vez el teléfono sonaba, viendo aquel nombre que jamás querría ver en su vida, tomo el celular y sin pensarlo lo tiro hacia la carretera, escuchando como golpeaba y se rompía en mil pedazos, acelerando más de lo que debía y viendo el paisaje ponerse más borroso conforme pasaba por la carretera.


-Esto se siente de la mierda –sollozo limpiando sus lágrimas con demasiada fuerza con la manga de su suéter – Eres una mierda Phil ¡Yo te amaba maldito idiota!


Tomo la botella de vidrio que tenía en el portavaso, dándole un gran sorbo sintiendo como raspaba el líquido, cuando pasaba por su garganta y carraspeaba un poco. El chico empezó a reír sin control, ya no sabía que sentía en realidad. El alcohol le había nublado por completo los sentidos. Alzo la voz cantando la canción que sonaba en la radio, sintiéndose tan identificado, que soltó más lágrimas.


Negó con la cabeza, dándole vuelta de nueva cuenta a toda la situación en la que estaba envuelto, sabía que tenía que dar muchas explicaciones, después de aquel arrebato que estaba teniendo. Lo que ahora quería era alejarse por un tiempo indefinido y no saber de nadie, ni siquiera de su propia familia.


De repente se sintió muy cansado y mareado, le empezaba a cobrar factura su inestabilidad mental y física, por el alcohol consumido, ya nada importaba en realidad, su vida se había roto por completo justo ese día.


En un momento de pequeña lucidez abrió los ojos dándose cuenta que estaba en el carril contrario en sentido contrario, a la distancia podía ver como un carro se acercaba – Mierda – con sus sentidos entorpecidos apenas logró esquivar el carro que tenia de frente. Solo un pequeño calculo mal hecho y salio de la carretera sintiendo el suelo terrenoso y tratando de maniobrar con el volante.


El freno por alguna razón no funcionaba – ¡funciona maldita cosa! – se topó con una gran piedra que le hizo perder el equilibrio del auto y dar vueltas. Había perdido de vista la carretera, ya no sabía dónde estaba y sentía como golpeaba con todo a su alrededor. Algo pego en su frente y justo en ese momento el carro se detuvo.


Se sentía aturdido, apenas y podía distinguir con su vista borrosa, Trato de moverse, pero el cuerpo entero le dolía, gimió sintiendo el dolor atravesarle – ¡Ayuda, que alguien me ayude! – toco su frente descubriendo que tenía sangre.


Volteo lentamente, para no hacerse más daño del que tenía hacia la ventana que se encontraba con el vidrio hecho añicos dándole una entrada de aire. - ¡hay alguien por ahí! – la borrachera se le había bajado de golpe y la adrenalina brotaba de su cuerpo, manteniéndolo alerta.


Sintió como su visión se iba apagando y como todo daba vueltas, trato de usar su voz una última vez más, en vano. Hasta que todo se fundió a negro y perdió la conciencia de todo.


...


La vista desde la oficina del edificio donde trabajaba su novio, era espectacular. Era una de las cosas que más le gustaba cuando iba a visitar al hombre, ambos, una delicia a la vista. Aparte de que esas cuatro paredes habían sido testigos de muchas cosas entre ellos dos. Andre le dio un sorbo a la copa de vino.


-mi amor ya solo firmo estos últimos documentos y nos vamos. – el castaño asintió volteando a ver a Phil. Porte elegante y masculino, un ejemplar de revista. – Solo los leo rápidamente y seré todo tuyo.


-No hay prisa, la reservación en el restaurante está hecha a tu nombre hace tiempo, no te preocupes. – el hombre se acercó al joven robándole un beso antes de sentarse en su escritorio y abrir las carpetas.


En menos de cinco minutos la pareja ya estaba saliendo del edificio, recibiéndoles la oscuridad de la noche. El empresario abrió la puerta para que su novio entrara de copiloto y meterse rápido para ir al punto de reunión. Con suerte de que el tráfico no fuera un problema, llegarían a tiempo.


La familia de ambos, ya estaban en el punto de encuentro que habían quedado para reunirse, cuando ellos iban entrando al restaurante, saludando a todos. Andre se dejó guiar por su novio, para tomar los últimos lugares que se encontraban vacíos en la gran mesa. El castaño estaba sorprendido ya que no se esperaba a más personas más que ellos dos.


-Tranquilo Andre, solo tenía ganas de cenar en familia, eso es todo. – el hombre le quitó hierro al asunto dándole un beso corto en los labios al joven.


Todo sigue su curso, la cena se llevó de manera normal, entre pláticas del patriarca de los Goode y su novio por negocios. Andre se dedicó mayormente a cosas de la asociación con su madre, a finando detalles, sobre los nuevos donativos que recibirían de extranjeros.


Entonces Phil tomo la copa que tenía en la mesa y la hizo sonar para que todos le prestaran atención – Hola a todos. Gracias por venir, agradezco mucho la presencia de cada uno de ustedes en este momento. – el empresario carraspeo antes de seguir. – Los he citado a todo aquí por una razón muy importante, una que cambiara mi vida completamente.


Todos los presentes empezaron a murmurar entre ellos, tratando de sacar alguna buena razón. Andre solo miraba a su novio hablar y conforme seguía, las cosas se iban poniendo muy raras. Entonces Phil saco se hinco delante de el de buenas a primeras. Causando que todos guardaran silencio. El castaño tenía los ojos abiertos de par en par, viendo al hombre que tenia de frente, mientras le tomaba las manos y le sonreía.


-Planee esto por mucho tiempo, pero antes tenía que prepararlo, para que fuera inolvidable, desde chicos, yo sabía que tu serias alguien importante en mi vida. – el castaño escuchaba todo emocionado, sentía sus manos temblar. - Nos llevábamos mal, pero me di cuenta que era un idiota, Tu solo me has dado cosas buenas y por eso es que después de pasar mucho tiempo en pareja y saber que esto es muy real ¿te quieres casa conmigo?


El empresario saco una cajita negra del saco que portaba, para ponerla a la vista de ambos, para abrirla y dejar ver un anillo de oro blanco con alguna inscripciones y detalles que la hacían ver hermoso. Andre miro al hombre sonriendo y quedando en shock.


-Claro que acepto ¡Sí! – dijo el castaño saliendo de su estupor, su ahora prometido lo tomo de las mejillas y lo miro a los ojos, antes de darle un beso.


Todos en la mesa aplaudieron llenos de felicidad, mientras miraban como el empresario sacaba el anillo de la caja y se lo ponía al joven, una escena de amor, digna de ver. Después la feliz pareja se dio un beso más sellando el momento. Fueron felicitados por cada uno de ellos. Al poco tiempo la prensa lanzaba la noticia de su unión


...


Sentía como era arrastrado, no sabía si era un sueño o la realidad, tenía ligeros momentos donde su mente parecía estar funcionando a medias, venían pequeños momentos de lucidez. Después de un tiempo sintió como alguien tomaba su cuerpo y lo cargaban sintiendo el movimiento de alguien, su cuerpo estaba entumecido y apenas sentía el dolor. Volvió a perder la conciencia.


Sentía calor y su cuerpo sudado, visiones de un cuarto hecho de madera, y la sensación de manos tocando, acariciando y curando sus brazos, su frente, cara y todo su cuerpo. Escuchaba voces que no lograba reconocer. Era tal su lucha por recuperar la conciencia que no sabía en que día estaba o si habían pasado horas siquiera, estaba ajeno al mundo.


Hasta que abrió los ojos con mucha dificultad, a primera instancia no sabía si en realidad estaba soñando o estaba consiente, no después de todo el debate mental que había tenido para recuperar la conciencia en su totalidad. Miraba hacia un techo de madera y sentía el clima un poco de frío, siendo opacado por una fuente de calor que aun desconocía de dónde provenía.


Trato de mover sus extremidades, carraspeo al sentir que se le hacía un poco difícil tener movimientos en sus manos. Escucho el ruido leve de unos pasos que iba en incremento cuando más se acercaban a él, poniéndolo un poco nervioso, haciendo que su respiración se hiciera irregular.


Entonces vio a un niño entrar a la habitación, el infante lo miraba con mucho detenimiento, después estiro su mano para tocarle la frente. Trago saliva, sintiendo la respiración del niño en su cara y sus oídos mientras lo examinaba. Vio como el niño sonreía un poco y le acariciaba el cabello delicadamente.


-Al parecer te has puesto bueno ¿Puedes levantarte? – quiso contestarle, pero al momento de hablar sintió unas ganas inmensas de toser, ahora si se movió y se sentó en la cama sintiendo como todo su cuerpo resentía el repentino movimiento – tranquilo iré por papa.


Su garganta se sentía rasposa, necesitaba agua con urgencia. Vio como el niño regresaba corriendo con un vaso de agua entregándoselo para tomarla a tragos pequeños. Era un gran alivio sentir como el líquido pasaba por su garganta y le quitaba la sensación de hormigueo, poco a poco pudo controlar su ataque.


-Gracias por el agua me ha servido de mucho – dijo entre respiraciones y toses, el niño asintió mirándolo fijamente, como si fuera algo muy interesante de ver.


-papa vendrá enseguida, está un poco ocupado – asintió tratando de respirar tranquilamente, se volvió a acostar en la cama, sintiendo las sabanas incomodas, pues le empezó a doler el cuerpo entero – Tranquilo todo está bien.


-Gracias, eso trato de hacer – ahora que había pasado todo aquello, se dedicó a mirar la habitación lentamente. Un cuarto grande de madera, al parecer una cabaña, con chimenea y una ventana que daba al exterior y por donde entraba la luz del sol - ¿Dónde estoy?


-Pues estas en casa, papa te encontró en tu carro, me dijo que tuviste un accidente o algo asi – el niño se sentó en el banquillo que estaba a un lado de la cama mirando al chico.


De pronto las imágenes de lo que había pasado antes de tener aquel accidente pasaron por su cabeza, se tocó la frente sintiendo que tenía curaciones y vendajes, de hecho, en todo el cuerpo. Después se dio cuenta que el pie derecho lo tenía escayolado, era más que evidente que se lo había roto. Suspiro tratando de despejarse su cabeza, para no recordar más.


...


Después de un buen rato donde tanto el como el menor se quedaron en silencio, empezó a dormitar y a sumirse otra vez ante el cansancio. Escucho como unos pasos más pesados de lo que había escuchado cuando recién despertó, se acercaban a la habitación. Se espantó el sueño poniéndose las manos en la cara y dándose ligeras palmadas.


Vio como un hombre bastante alto y rubio entraba y miraba su estado antes de acercarse un poco más, después miro al niño y le hizo una seña, el menor salio asintiendo sin decir nada, el hombre lo miro irse y volvió a dirigir la mirada al chico que estaba en la cama.


-Veo que ya despertaste – camino hasta tomar el banco y sentarse frente a la cama – ¿te sientes bien?


-En realidad, no lo sé aun – ni siquiera sabía en donde estaba ni que dia era – Al parecer tú fuiste quien me auxilio y saco del carro.


El hombre asintió lentamente, rascándose la nuca con algo de nerviosismo, mirando un poco la chimenea – llegué a tiempo, estabas muy lastimado, de eso ya ha pasado una semana y media – el joven adolorido abrió los ojos, al parecer había estado inconsciente un buen tiempo – perdón si no te llevamos al hospital, pero murmurabas que no querías que supieran sobre ti y después de tanto pensarlo decidí creer en tus palabras.


Sintió un pinchazo en su corazón, recordando la razón de la razón del porque a lo mejor pudo decir esas cosas en su inconsciencia – gracias por cuidar de mí, y sobre lo del hospital, no te preocupes, veo que han cuidado muy bien de mí, por cierto, no se tu nombre aún.


-Lo siento, primero quería asegurarme de que estuvieras bien contigo, antes que nada – el hombre carraspeo, mirando al chico con algo de pena, mirando su aspecto – Mi nombre es Dean Braxton, tu nombre ya lo sé, te llamas Andre espero no te moleste, pero tenía que asegurarme de saber quién eras y por eso tome tu cartera prestada, para verificar.


-No te preocupes comprendo, yo también hubiera hecho lo mismo – Andre se quedó ensimismado pensando en mucho y en nada al mismo tiempo, seguía demasiado aturdido por todo lo que había pasado.


El hombre carraspeo llamando la atención del chico – lo bueno después de todo es que has despertado, debes de tener hambre después de estar desconectado del mundo por un buen tiempo – sus tripas sonaron ligeramente dándole la razón a las palabras de Dean – ven te ayudare a incorporarte, necesitas alimento, para recomponerte mejor y más rápido.


Estiro los brazos dejándose hacer por el otro hombre – gracias, por todo, pudiste haber pedido ayuda en otra parte o dejarme ahí tirado dejándome morir, pero veo que me has ayudado – el otro negó.


-No podía dejarte ahí, no después de cómo te veías de mal – tomo la mano del chico apretándola solo un poco para no lastimarlo – yo no soy como los demás, aparte mi hijo no me lo perdonaría.


...


Estaba sentado en la mesa de madera, el niño que había visto en la habitación se encontraba en la misma mesa mirándolo de frente, mientras esperaban a que le hombre trajera la comida – ¿Cuál es tu nombre?


-Me llamo Drew y tengo 5 años – estiro su manita levantando todos los dedos, el chico sonrió por la acción hecha por el niño – tú debes tener muchos años.


Se río sin poder contenerse y ganándose una reprimenda de su propio cuerpo, gimiendo un poco por el dolor ocasionado por la acción, y sobándose el estómago con la mano – algo hay de eso, tengo 25 años – el niño abrió los ojos.


Andre no tardo en reír de nueva cuenta por la expresión del niño, como extrañaba tener esa inocencia. Las consecuencias de crecer, te hacían ver una realidad más cruda, a la que se tuvo que enfrentar un poco más sin la ayuda de sus padres presentes en su vida. Vio como el hombre que lo había ayudado a bajar a la planta baja salía de la cocina con varios platos que dejo sobre la mesa. El apetito de joven escayolado se abrió sin pensarlo.


El hombre sonrió mirando a su hijo y después al otro – acostumbramos a orar antes de comer, espero no te moleste, puedes acompañarnos si quieres – el chico asintió sin pensarlo, el también lo hacía, su nana le había enseñado esa costumbre de infancia – Drew deja de mover los pies, podrías lastimar al chico.


-Lo siento mucho, no pensé que fuera a hacerlo – el niño sonrió apenado y junto las manos en la mesa para empezar con la oración, viendo como sus mejillas se coloreaban con un poco de rojo.


Dean también junto las manos y espero a que el otro también lo hiciera, con los tres concentrados espiritualmente y con los ojos cerrados, agradecieron por tener aquellos alimentos que a la vista de Andre se veían deliciosos y hacían a su estómago rugir, de lo apetitoso que se veia. Después de hacer las plegarias, el niño tomo la comida.


El mayor de los tres lo iba a reprender, pero Andre hizo un gesto con la mano, para que no le dijera nada a Drew, era un niño, no podría hacerle eso al pobre. Se dispuso a agarrar una pieza de pollo y la mordió sintiendo que su lengua, corrección todo su cuerpo se sentía agradecido por eso, contuvo un gemido de satisfacción en sus labios, no quería hacer el ridículo frente a los otros dos.


-Espero sea de tu gusto, lo hice a riesgo de que fueras algo así como un vegetariano o lo que sea, esas cosas que salen en estos tiempos – Andre negó tomando una servilleta para limpiarse las comisuras de los labios.


-no te preocupes, no tengo nada de esas cosas en mis limites alimenticios, yo como de todo – sonrió agradecido por la preocupación y siguió comiendo con calma, dejando al hombre un poco descolocado.


...


Andre se encontraba en la sala viendo como otro día pasaba por sus pupilas, no tenía la intención de hacer frente a sus problemas, no todavía, no después de cómo había acabado todo. Dejo que su mente escondiera eso en lo más profundo de su ser, no quería pensar en eso. Sonrió viendo como el hombre que lo había ayudado se sentaba en el sillón de enfrente y dejaba su cartera en la mesa de estar acercándosela.


-Estoy algo confuso todavía, la verdad es que siento que estoy en un pozo del que estoy tratando de salir y es muy difícil hacerlo y salir a la superficie – el hombre lo miro contemplando las expresiones del chico cambiaban, una miraba que lo taladraba hasta lo más profundo - me iba a casar y me entero de buenas a primeras, que mi novio de 5 años me ha sido infiel.


Dean abrió un poco los ojos, asimilando lo que el joven decía, un milisegundo antes de volver a su expresión neutral – vaya eso debe de ser un golpe muy duro – el joven asintió automáticamente sin darse cuenta.


Ahora se encontraba en casa de un hombre al que apenas conocía y le daba asilo y se había preocupado por el sin pedirlo – siento haber importunado así, el accidente fue totalmente mi culpa, yo fui tan irresponsable – Andre se sentía muy apenado de repente.


El dueño de la casa sonrió mirando al chico – Te has disculpado muchas veces niño, deberías dar gracias de que estas con vida y estas aquí, si necesitas quedarte más tiempo, lo comprendo y si quieres hablar no dudes en hacerlo, estaré aquí siempre – el castaño noto a que se refería con eso último.


-Gracias – sonrió un poco apenado, levanto la mirada topándose con los ojos de Dean, un color verde algo oscuro y demasiado hipnotizante, perdiéndose un poco en ellos.


...


El día prometía ser soleado, a pesar de que estaban en épocas de invierno, por eso era un milagro y beberían aprovecharlo. Veía como el niño corría por todo el pasto, gritando cosas que apenas podía entender. Se dejó contagiar por la felicidad del menor y sin pensarlo tenía una sonrisa boda en la cara.


Drew había hecho todo lo posible para que en esos tres días que llevaba despierto después estar inconsciente, no fuera tan tedioso. Se sentaba a platicar con el cuándo el padre del niño se iba de casa, platicaban de todo y nada y se les iban las horas sin darse cuenta, hasta que Dean cruzaba la puerta con el semblante cansado y llevando la comida para cenar y después tomar un merecido descanso. Andre se sentía con la obligación de ayudar, por lo que preguntaba o más bien tomaba manos a la obra sin consultarlo.


-te dije que no lavaras los trastes, eso es algo que le toca hacer a mi hijo el día de hoy - Dean se acercó sentándose a un lado del chico en la manta que habían puesto – lo vas a mal acostumbrar a esto.


Andre negó con la cabeza – Es un buen chico, aparte lo hago porque no tengo mucho que hacer, me siento mal de ser un estorbo y no hacer nada - estaba muy bien, manteniéndose lejos, es mas no había prendido el móvil después de que el mayor se lo diera. No habia sentido esa necesidad de hacerlo.


El mayor de los dos sentados ahí, carraspeo llamando la atención de chico escayolado – para nosotros no eres un estorbo, deja de decir eso, mírate haz tenido un accidente – Dean alzo las cejas dando a entender el punto – lo que ocupas es reposo y cuidarte.


-Me cuesta un poco hacerlo, aún sigo sintiendo que estoy cambiando su rutina y apenas los conozco a ustedes – se quejó un poco por el movimiento brusco de su cuerpo. El mayor lo tomo de los hombros con delicadeza.


-tranquilízate, ya después hablaremos sobre eso, ahora disfruta del día y se feliz – se quedó mirando al gran hombre que tenía a un lado, después de un rato suspiro resignado, sin nada que decir al respecto –anda prueba las galletas que ha hecho Drew, al parecer tiene mucha curiosidad por lo que digas.


Sonrió ampliamente agarrando la caja que fue decorada por el niño y tomo una galleta. Al parecer tenia herencia de Dean. Las galletas sabían deliciosas, estaban perfectas y sabían a familia. Lo que más añoraba el joven en esos tiempos.


...


Ya había pasado una semana y media desde que se encontraba en ese lugar desconocido para él. No sabía en qué parte del mundo se encontraba. Odiaba tener Insomnio y no poder dormir, ya eran pasadas la una de la mañana y él todavía estaba despierto. Se sentó en la cama, después de meditarlo pensó que era una buena idea bajar por un vaso de agua.


Se levantó tomado camino, eso significaba que tenía que bajar a la plata baja y su pie seguía dándole guerra. Esperaba no despertar a nadie al bajar las escaleras. Suspiro antes de bajar el primer escalón y recargándose sobre el barandal, para mantener el equilibrio. Se estaba recuperando poco a poco, no debía tener ansias, pero inevitable en esos momentos en que no quería molestar a nadie, Volvió a tomar otra respiración para seguir su camino.


A mitad de las escaleras se encontraba muy cansado, en esos momentos era cuando sentía de forma cruda las consecuencias del accidente y el dolor se agudizaba un poco al hacer esfuerzos. Miro hacia el camino restante y se armó de valor.


Al siguiente escalón calculo mal y casi se cae, causando algo de ruido. Miro hacia atrás para cerciorarse de no haber perturbado el sueño de Dean y menos de su simpático hijo.


Después de 5 segundos escucho pasos, al parecer si había despertado a alguien. Miro como el hombre que le había dado techo se acercaba con solo un pantalón desemperezándose con las manos en la cara y con el pelo por todos lados, se veía cómico. Muy diferente a la persona varonil que veía en el día.


- ¿Se puede saber qué haces, despierto a estas horas? – Andre se mordió el labio mirándolo apenado, causaba muchas molestias en estos días - ¡Acaso estás loco, que haces en las escaleras tu solo!


El menor de los dos se mordió el labio de nueva cuenta sintiéndose descubierto – no podía dormir nada, entonces se me ocurrió que era una buena idea ir por un vaso de agua, solo que se me olvido el hecho de que bueno, es obvio – el otro alzo las cejas mirando detenidamente al chico viéndolo batallar para mantenerse en equilibrio. Camino hasta el, bajando las escaleras, para ayudarlo abajar con mayor facilidad.


-Debiste haberme llamado, te hubieras evitado bajar, incluso yo podría bajar y venir sin la necesidad que tú te levantaras de la cama y arriesgándote – el menor de los dos se sintió algo regañado, pero es que en realidad empezaba a desesperarse un poco.


-Bueno, pero es que te vuelvo a decir que no podía dormir, y estar en la cama empezaba a joderme un poco la cabeza y la falta de sueño empieza a cobrarme ya la factura – hizo un puchero sin darse cuenta, que hasta a Dean le parecía tierno.


Miro hacia la oscuridad de la casa viendo si encontraba el interruptor para encender la luz, se dio por vencido al momento y suspiro resignado, el sueño seguía en su cabeza – quédate aquí, yo iré por el agua, sin problema.


El chico asintió, sintiendo como el hombre le revolvía más el pelo de lo que tenía y se alejaba bajando las escaleras, en dirección a la cocina. Al estar solo ahí sin nadie más, empezó a sentirse un poco agobiado, su sentido de paranoia empezaba a revelarse. Gracias cielo vio como Dean regresaba con dos vasos de agua y le ofreció uno, lo tomo sin pensarlo y bebió el líquido hasta que quedo el vaso vacío, saciando su sed.


El otro se le quedo mirando algo sorprendido por la acción – vaya, al parecer alguien estaba sediento – Andre respiro un poco sintiéndose mejor ahora que tenía algo de líquido en su cuerpo - ¿quieres que te traiga otro vaso de agua?


-No asi estoy bien, muchas gracias, después no voy a poder dormir nada por estar pegado al retrete - ambos rieron un poco por el comentario, dejándose llevar el joven un poco por el otro hombre, que aún se encontraba pasmado – no quiero cortar el ambiente, ¿pero podrías ayudarme con esto y subir?


Dean asintió pasando un brazo por las caderas de Andre, tensándose por el toque del hombre, no estaba acostumbrado a ese tipo de contacto, más que con el que era su novio – no te desesperes, podemos tomarnos el tiempo que sea necesario para subir las escaleras – fue interrumpido de sus pensamientos y agradeció eso, no quería recordar cierta parte de su vida que tenía que ver con el casado y con un futuro lleno mentiras y engaños.


Ahora maldecía la mala decisión de su impulsividad, como había podido tomar alcohol y manejar a exceso de velocidad. Ya no tenía caso volver a reprenderse por lo que ya había pasado, después de todas las consecuencias estaban ahí, recordándole su hazaña y que no debía volver hacerlo.


Ya se encontraba en el piso de arriba, por muy buena la idea que fuera bajar al primer piso, se había cansado de sobremanera – sea lo que sea que ande rondando por tu cabeza déjalo estar. Eso te lo causa insomnio – Dean todavía no se deshacía del agarre – debes tratar de relajarte, vamos te llevo al cuarto, ya has tenido tu ración de actividad para caer rendido.


Y como para darle la razón, Andre empezó a sentir el cuerpo adormeciéndose, debía llegar pronto a la cama, antes de perder los cinco sentidos por completo. Ambos se separaron para tomar camino a sus respectivos cuartos. Ambos solo de tocar el colchón, se dejaron ir a la inconsciencia.

Notas finales:

Disfrutenlo


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