Hoy era el día.
Hoy era el día en que por fin asistiría a la escuela.
Me encontraba sentado en el sillón especial de mamma; ese sillón en el cual ella tomaba las fotografías donde yo salía modelando los conjuntos que recién acaba de diseñar y que según ella eran sus obras maestras como lo era yo.
Esto ya era una tradición que inicio cuando cumplí los 3 años; ella terminaba un diseño, lo confeccionaba a mi medida y me hacía modelarlo y lucirlo todo el día.
Pero este conjunto era diferente a todos los demás conjuntos que mamma había realizado antes, este era el conjunto que usaría mi primer día de clases en una escuela.
¡Era por más mi favorito de todos!
Una capa tan roja como la sangre y brocaditos de hilo en color plata con encaje, una camisa de mangas largas de estilo victoriano, unos shorts bombachos negros y medias tan rojas como la capa con diseños negros en conjunto con botines con cordones. Ella lucia ropa similar a la mía hoy, con la excusa de que estaba tan emocionada como yo y decidió que no solo diseñaría para mí esta vez.
Me sentía realmente emocionado y nervioso.
A pesar de que ya tengo 10 años nunca había asistido a una escuela.
Papa decía que era mejor ser educado en casa; pero por las historias de Françoise, Martha y mamma me decían que estar rodeado de más personas sería interesante y divertido.
-toma tus cosas il mio piccoloMitya-mi madre ya tenia todo lo que necesitariamos para mi entrada al colegio en mano.
Cuando entramos al garaje salude a Sergey mientras nos abría la puerta del auto.
Aunque estábamos aun en el garaje sentía el frio de San Petersburgo colándose a mis huesos.
Y es así como me pregunto qué diablos tiene mamma en la cabeza para haber diseñado esta ropa así, y si no se morirá ella también de frio cuando es más friolenta que yo.
El paisaje se me hace nuevo e interesante atreves de las ventanas del auto mientras vamos hacia nuestro destino. No había visto más allá de las ventanas de la casa ya que desperté en mi nueva habitación después de llegar de Sicilia.
Todo era tan blanco a pesar de estar en plena primavera.
Sentí al auto detenerse y Sergey nos abrió la puerta otra vez cuando llegamos al colegio.
Era grande, muy grande.
En este momento me sentí atemorizado por la imponencia del edificio y los nervios afloraron en mí a flor de piel de solo pensar en cómo serían las cosas con mis nuevos compañeros de colegio. ¿Les caería bien? ¿Encajaría yo allí? ¿Serian agradables? ¿Sería un profesor o una profesora quien me daría clases?
Mil y un preguntas me rondan la cabeza mientras avanzamos por los pasillos hacia la dirección mientras mamma toma mi mano y Sergey iba atrás nuestro.
Llegamos.
La gran puerta de madera obscura me hiso sentir más nervioso aun de lo que estaba.
Mamma toco la puerta, y, un seco y pesado pase se escuchó como respuesta. Entramos seguidos por Sergey que se veía severo con esa expresión que asustaba a la mayoría de las personas.
Un hombre grande como papa estaba tras un escritorio enorme de madera lleno de papeles. Subió su mirada a nosotros y con un gesto con la mano nos indicó sentarnos. Como siempre Sergey se posiciono a un lado de mamma aun de pie.
El que reconocí como director por la placa sobre el escritorio enarco una ceja por esto. No dijo nada y pregunto por qué asunto estábamos hay.
Mamma con un ruso tan perfecto como su italiano o su español respondió a su interrogante mostrándole mis papeles para mi inscripción en el colegio. El los tomo y con un aparato en el que no me avía fijado llamo a una señorita que llego rápida por los papeles, mientras terminaban los términos de inscripción y la chica se retiraba a no sé dónde3.
Ya acabada la plática entre mamma y el director, ella tomo mi mano nuevamente y él nos guio hacia el que sería mi salón hasta el final del ciclo escolar o hasta que los asuntos que papa debía de arreglar aquí en Rusia terminasen.
Una vez llegamos al salón, el director con sus pesados ojos grises me dirigió la palabra a mí por primera vez.
-Dimitri este será tu salón de clases, tendrás como profesora a la señorita Olga Pávlov en tus asignaturas normales y a los profesores Yuri Gólubev y Jan Prescott con las correspondientes asignaturas de educación física e inglés-
No me tomo por sorpresa que fuese más de un maestro pues Martha ya me había explicado que en las escuelas a un solo alumno podrían impartirle más de un profesor las clases. Aunque pensar que tomaría inglés como asignatura solo me dio dolor de estómago.
El director se retiró y mamma soltó mi mano mientras observaba todo en el salón, curiosa como una niña pequeña. Esta era y creo que siempre sería una de las características de la particular personalidad de mamma.
Cuando ella fijo sus ojos en la puerta, entro una mujer preciosa de piel muy blanca y cabello tan negro como el ébano.
Nos observó tan curiosa como mamma la observaba a ella.
-Disculpen, ¿Quiénes son ustedes?- La pregunta salió un tanto intranquila; imagino yo que no le habrán avisado sobre un nuevo alumno.
-Ho mucho gusto, soy la señora Espinosa de Marcov- ella se mostró algo inquieta cuando dijo el apellido de papa -Hemos venido aquí porque hoy es el primer día de il mio piccolo Mitya aquí- Mamma uso esa forma tan cariñosa de llamarme y en ese momento la señorita Olga fijo su mirada en mí.
-¿Una nueva alumna? , no me habían informado de esto es una sorpresa- ella se acercó a mí y se agacho a mi altura -eres una niña muy linda- me sonrió dulcemente.
Mamma echó a reír como siempre que esto pasaba y yo arrugue el entrecejo mientras mordía mi labio inferior.
¿Por qué casi todos pensaban en primera instancia que era una niña?
La profesora miro a mamma y ella contesto a su muda pregunta por su risa tan estrepitosa.
-mi pequeño mitya no es una niña señorita Olga- la señorita Olga la miro a ella y a mi consecutivamente hasta que mama prosiguió - es un niño, un niño especial como muchos otros en el mundo. ¿Es que acaso no hay donceles en esta institución?-mamma puso una expresión realmente seria que hiso acercarse a Sergey hacia ella.
-bueno si los hay pero no son muy comunes- los nervios de la profesora Olga se mostraron mientras respondía a la pregunta de mamma -generalmente los donceles asisten a escuelas como la academia de san Jorge o el liceo del nuevo mundo-
Antes de que mamma dijera nada Sergey le sonrió a mamma -bueno el joven Dimitri no es el único doncel aquí así que no hay problema ¿no lo cree mi señora María?-
-claro no hay problema mientras haya más donceles y se les respete como a todos los otros niños-mamma vio tan inquisidoramente a la señorita Olga como a su equipo de trabajo en un desfile de modas.
-claro, aquí todos los niños son iguales y no hay ninguna discriminación por el sexo aquí- esa afirmación tranquilizo a mamma y a Sergey tanto como a mí.
Yo era un doncel como muchos otros en el mundo.
Nosotros los donceles empezamos a aparecer después de un descenso demográfico de magnitudes catastróficas producidas por la tercera guerra mundial.
En tiempos de mamma todavía eran algo extraño, pero hoy en día éramos como cualquier otra persona con la única diferencia de ser un punto medio entre ambos géneros.
Después de esto la señorita Olga se presentó como es debido y yo hice lo mismo.
Mamma se acercó a mí y tomando mis manos beso mis mejillas para despedirse de mí y desearme suerte.
-Seriozha pasara por ti al finalizar las clases, por favor espéralo en la entrada mi pequeño mitya Sergey asintió con la cabeza como afirmación a lo que mi madre dijo, el revolvió mis cabellos rubios casi blancos y salieron.
-bien mitya, toma asiento en cualquier lugar y esperemos a que lleguen tus compañeros- me sonrió y señaló los asientos mientras ella se sentaba tras su escritorio a checar papeles.
Tome asiento en la última banca junto a la ventana.
Estaba ansioso por conocer a mis nuevos compañeros, y más ansioso aún por ver quien se sentaría a mi lado en esta banca para dos personas.
Uno a uno mis compañeros iban entrando mientras me observaban fijamente.
Observe como se reunían barios en grupos mientras hablaban y giraban a verme. Me sentía extraño, juzgado y molesto por esto.
¿Es que acaso sus madres no les habían enseñado que señalar y hablar de la gente en su presencia estaba mal?
Toco el timbre y todos se sentaron dando una última mirada hacia mí.
-podrías pasar al frente y presentarte por favor- no era necesario que la señorita Olga dijera un nombre para que todos supiéramos a quien le pedía esto, mientras escribía la fecha en el pizarrón y cerraba la puerta de entrada.
Tomando todo mi valor me pare y camine hacia enfrente del pizarrón a hacer lo que la señorita Olga me había pedido.
-Hola mucho gusto yo soy…- la puerta se abrió y un niño rubio con la ropa desordenada entro al salón.
-Joven Vasíliev llega usted tarde. Acaso ¿sabe usted qué hora es?- la señorita Olga se veía molesta.
-Si se la hora profesora Pávlov- el chico parecía molesto por el sermón
-O si lo sabe ¿Por qué llego tarde joven Vasíliev?-
-Cosas de familia señorita Pávlov- esto pareció calmar la molestia se la señorita Olga
-Bueno ya está aquí tome asiento por favor- ella dirigió su mirada hacia a mí -continua-
Tomo asiento y empecé ese discurso que ya había ensayado con Martha en casa.
-Hola mucho gusto, soy Dimitri Marcov L. espinosa- hice una pausa y tome aire -vengo de Sicilia y tengo 10 años- todos me observaron fijamente excepto el chico que llego tarde al salón.
-Bien ya Dimitri se ha presentado. Todos trátenlo bien y ayuden lo a que se integre al salón y a los estudios- todos asintieron con un si -toma asiento Dimitri-
Al llegar a mi banca por fin caí en la cuenta de quién sería mi compañero de asiento.
-Hola soy Dimitri espero que nos llevemos bien- sonreí le tendí la mano para saludarlo.
-A quién le importa quien seas- él la rechazo y volteo hacia el pizarrón.
Era el inicio del primer día y ya me había rechazado alguien. Espero que todo vaya mejor después.