Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

tonto por tobio

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

drama queen 

Notas del capitulo:

me gusta, pero no me gusta, y lo amo, pero también lo odio. 

— ¿No podrías quedarte esta noche? —digo con voz suplicante mientras observo la blanca, delgada y hermosa espalda de Kagami. Se está poniendo el pantalón ahora mismo y la verdad es que no sé cómo puede entrar ese enorme trasero en ese pantalón tan ajustado.

 

Espero por una respuesta durante unos diez minutos, pero como no me dice nada solo suelto un suspiro y ruedo los ojos. Es un poco agotador tener que preguntarle siempre lo mismo y que no me responda una reverenda mierda.

 

—Nos vemos —anuncia con una voz fría y no me mira, aunque tampoco espero que lo haga porque me sentiría un poco incómodo. Sin decir nada más, desliza la ventana y sale de mi habitación en silencio.

 

Durante dos años ha estado haciendo esto de escabullirse por mi ventana a mitad de la noche, mansearme hasta despertarme y tener sexo, para luego irse sin decir palabra alguna.

Pero la verdad no me sorprende demasiado, ya que después de todo Kagami Taiga es un chico raro. Él no me habla en la escuela y hay ocasiones en las que ignora por completo mi presencia, sin embargo, viene cuando se le da gana a mi cuarto y follamos casi toda la noche como dos locos amantes, con la diferencia de que él no me ama y no tenemos ninguna relación en específico, ni siquiera somos amigos.

Como dije es súper raro, y tuve la mala suerte de enamorarme de un rarito como él.

Somos vecinos, por cierto. Por eso se le hace tan sencillo venir a mi cuarto cuando lo desea. Nuestras madres siempre han sido amigas y a veces se reúnen en el jardín a tomar el té o salen de compras, e incluso pasamos las festividades todos juntos.

 

Nuestra relación no siempre fue así; cuando éramos niños solíamos ser amigos, pero no me refiero a cualquier tipo de amigos, nosotros éramos los mejores amigos del mundo. Nos tomábamos de la mano, nos besamos en las mejillas e incluso dormíamos “cucharita” cuando él se quedaba en mi casa o yo en la suya. (Obviamente yo era la cuchara grande)

Todo fue perfecto, hasta que a la jodida edad de 13 años Kagami empezó a salir con su primer novio. Para ese tiempo yo ya estaba loco por él, pero nunca me atreví a decirle nada por miedo a que se alejara de mí. Pero yendo al punto, Kagami se enamoró de ese chico y se notaba a leguas ya que le brillaban los ojitos cuando lo veía o suspiraba como idiota.

El problema fue que su novio no estaba tan enamorado de él y en la primera oportunidad lo engañó con una tipa de la escuela, la cual era de un curso mayor. No hubo mayores complicaciones hasta que la chica vino un día a decirle a Kagami que se alejara de “su novio” porque ella lo amaba y pura mierda más.

No estoy seguro, porque todo esto ocurrió en las vacaciones de verano, época en la cual yo estaba en la casa de mi anciana abuela materna. ¿Pueden creer que ella no tiene televisión? Como sea, cuando volví a casa vi a Kagami cuando volvimos a clase, pero él ya estaba diferente.

Ya no me miraba a la cara cuando hablábamos, ya no prestaba tanta atención a nuestras charlas, ya no me llamaba para preguntarme cualquier estupidez, ya no nos íbamos juntos a casa y ya no éramos mejores amigos. Y para ser honesto, nunca supe que fue lo que hice mal.

 

Volvamos al tema actual.

 

Kagami es una como puta ahora, si, una verdadera puta. Por muy duro que esto suene, él ya no es mi lindo chico de mejillas sonrojadas, ni sonrisa inocente u ojos brillantes. Se ha convertido en un sujeto manipulador, lujurioso, sucio y osado. ¿Y dónde carajos está el problema? El problema es que no puedo dejar de amarlo.

 

[…]

 

— ¿No te parece que esta situación es ridícula? —cuestiono con voz aburrida mientras miro fijamente a mis dos camaradas.

 

Estoy sentado en una de las incomodas sillas de la biblioteca, mientras sostengo mi rostro con ambas palmas y apoyo mis codos en la madera. Odio leer. Pienso que hacerlo es una pérdida de tiempo, sin embargo a Tetsu y a Satsuki les encanta. ¿Por qué debo tener amigos tan ñoños?

 

—En lo absoluto —señala Tetsu con calma y si tener intenciones de separar su mirada de la lectura—, Tener citas en una biblioteca puede ser muy romántico —acota con una expresión neutra y entrelaza los dedos de la mano derecha con los dedos de la mano izquierda de Satsuki. Ella está roja cual tomate y se me hace tan divertido verlos así.

 

—No es para nada romántico, ni siquiera están mirándose a la cara o charlando —digo sin despegar mi mirada de Tetsu—. Mira a Satsuki, la pobrecilla está toda roja e incómoda… pareciera que quiere irse.

 

—Claro que no quiere irse —asegura con el ceño fruncido y yo me aguanto la risa—, Si quisiera irse me lo diría de inmediato. Ella sabe que puede confiar en mí. —concluye con un gruñido. Es divertido ver a Tetsu enojado, porque él siempre suele darme esa charla sobre ser paciente y guardar la calma. Quisiera que él perdiera los estribos algún día—. ¿Por qué no vas a ver como Kagami-kun se besuquea con el idiota de esta semana? Quizá eso te haga hacer más bromas estúpidas. —Ouch, eso me dolió.

 

—Estás molesto —murmuro triunfante y lo señalo con mi dedo índice—. ¡Estás enojado! ¡Realmente te molestó porque sabes que tengo razón! —bromeo cruzándome de brazos y lo miro con una sonrisa burlona.

 

—Como sea, mis asuntos y los de Momoi-san no son tu incumbencia —indica más calmado y Satsuki me mira tímida. Ella siempre es tan nerviosa y asustadiza cuando se trata de Tetsu. Que maldito es el amor, te vuelve un completo idiota.

 

—De acuerdo —digo rendido y me pongo de pie estirando mis brazos al aire—. Dejaré de interrumpir su aburrida cita, y me iré a vagar por la escuela. —Camino dos pasos, pero me detengo con una idea en mente. Me doy la media vuelta y miro a mi colega con una de mis sonrisas más presumidas—. Y recuerda que Satsuki es inocente Tetsu, por favor no la corrompas con tus pensamientos de emo barato —concluyo.

 

Él deja de leer un momento y me mira mal. Su antiguo novio era emo y joder, Tetsu la pasó tan mal que estuvo a punto de suicidarse o matarlo a él… era un poco enfermizo.

 

Le dedico una sonrisa coqueta y le lanzo un sonoro beso, pero él solo niega con la cabeza y vuelve a su lectura. Me doy la vuelta y salgo en silencio de la biblioteca, la cual está casi vacía. Quizá Tetsu si tendrá un poco de romance con ella cuando estén a solas.

No quiero pensar en eso, ósea, que asco. El solo pensar en Tetsu y Satsuki besándose hace que ¡Puaj! Quiera golpearlos a los dos.

 

Sigo caminando por los pasillos, hasta que llego al jardín trasero. Se supone que la mayoría de estudiantes deberían estar aquí, pero últimamente todos prefieren quedarse en el salón.

 

Suelto un suspiro y me siento en un banca vacía. Ahora me arrepiento, como deseo no haber salido al patio.

 

Justo desde mi lugar puedo ver a Murasakibara sentado a los pies de un árbol, sus manos están aferradas a un redondo y firme trasero, (el cual por cierto conozco a fondo) mientras Kagami está sentado sobre él comiéndole la boca.

 

¡Qué puto asco!

 

Con una mueca de desagrado me levanto y entro casi corriendo hasta el edificio para refugiarme en la azotea. Aún me cuesta acostumbrarme a que aunque Kagami se acueste conmigo, eso no lo convierte en alguien exclusivamente mío.

Tengo ganas de vomitar, porque lo más probable es que ahora Kagami irá con Murasakibara al baño y quizá le haga unas cuantas mamadas a ese bastardo, y claro, irá a mi casa en la noche y tendré que besar sus labios con sabor a pene de Murasakibara.

Que asqueroso, por la mierda.

Sin embargo, ¿A quién quiero engañar? Seguramente cuando él llegue a mi cuarto yo mismo seré quien lo bese primero, y la verdad es que me importa un carajo cuantos penes haya chupado en el día, porque en ese momento… somos solo él y yo.

 

[22:53pm]

 

La cena transcurrió tranquila, mamá preparó una sopa extraña, ni siquiera sé que ingredientes usó, pero estaba buenísima.

Ahora estoy recostado sobre el cobertor de mi cama. Son casi las once y lo más probable es que mi mamá y mis hermanas estén dormidas, se supone que yo también debería estarlo pero no tengo sueño aún. Tengo un presentimiento, estoy casi seguro de que él vendrá hoy y no quiero estar baboso y somnoliento cuando llegue.

Esperar a que él venga no me hace nada bien. Nunca es algo seguro si Kagami vendrá o no, porque tengo la mala suerte de ser uno de los tantos sujetos con los que se acuesta. ¿Le dije que es como una puta ahora? Bueno, él solo viene a veces a verme.

Hay días en los que me quedo toda la noche despierto, en espera de que él deslice la ventana y entre, pero ni siquiera se acuerda de mi existencia y puede que hoy sea uno de esos días, pero mi corazón me dice que vendrá hoy.

 

 

Ya son las dos de la madrugada y no, él ni siquiera se ha asomado por aquí. Esperar por él hace que me duela el pecho y me deprima un poco; si Kagami fuera mi novio, estoy seguro de que todo sería tan diferente, pero lo que menos quiere Kagami ahora, es un novio. Que mala suerte la mía.

Hace tres años más o menos, uno de los chicos con los que se acostaba se le confesó. Él dijo que no quería ser uno más del montón y que si le daba la oportunidad podrían intentarlo, por poco y le rogó que lo aceptara pero Kagami solo carcajeó divertido y dijo textualmente:

“Tus palabras son verdaderamente dulces querido, pero mi culo no aguanta por mucho tiempo a un solo pene ¿Sabes?, si fuera por mí lo intentaríamos, pero a él le gusta experimentar cosas nuevas. Largo, ancho e incluso el color ¿Comprendes?”

 

Su respuesta dejó a toda la escuela con la boca abierta. En ese tiempo se corría el rumor de que Kagami era algo… “juguetón”, pero nadie lo creía con seguridad hasta ese día. Él se veía como un chico decente, tierno y gentil, pero después de eso, cambió toda la imagen que la escuela tenía de su persona.

 

Luego de unos minutos más me pongo de pie. Está más que claro que él no vendrá hoy, así que no creo que sea bueno seguir esperándolo.

Saco mi camiseta y el pantalón de debajo de la almohada y me los pongo. Puede que las noches sean bastante frescas, pero no me gusta dormir solo en ropa interior ya que tengo hermanas pequeñas, y a veces ellas vienen por la mañana a recostarse un rato con su fabuloso hermano mayor.

Rasco mi cabeza y bostezo; estoy cansado, hoy estuve todo el día pensando en cuantas chupadas se habrá llevado Murasakibara y yo no obtuve ninguna. Hay días en los que pienso que más que estar enamorado estoy obsesionado con Kagami, porque no me cabe en la cabeza como es que él se acuesta con todo el mundo, y yo sigo aquí amándolo como un tonto.

Abro las cobijas y me recuesto bajo mi increíble cobertor de súper héroes, para luego apagar la lámpara. Estoy acostado de espalda mirando fijamente al techo y maldita sea, aun no tengo sueño. Mi mente solo puede pensar en una cosa, o más bien en una persona.

¿Qué estará haciendo ahora? ¿Con quién estará? ¿Dónde estará? ¿Quizá está con alguna chica? Imposible, Kagami tiene una cara de gay pasivo que no le gana nadie. Sigo pensando y pensado en millones de cosas, hasta que ciento mis ojos pesados y de golpe me quedo dormido.

 

 

Escucho un pequeño ruido proveniente de algún rincón de mi cuarto y frunzo el ceño. Lo más seguro es que una de mis hermanas haya venido a descansar un rato conmigo, solo espero que sea Ran, ya que Maki se orina a veces.

Por costumbre me muevo para el rincón y abro las cobijas esperando a que se recueste a mi lado, pero no pasa. Un dedo me da tres toques suaves en la frente y abro los ojos.

 

Observo adormilado a unas hermosas perlas de color rubí y no sé si estoy soñando. Se suponía que él ya no debería venir hoy, lo más probable es que aún estoy medio dormido.

 

—Hola —dice una voz suave y tierna, se me hace bastante familiar pero está oscuro y no puedo ver bien.

 

—Hey —respondo con un gruñido. Ugh, mi voz sonó demasiado ronca.

Me siento sobre el colchón y apoyo mi espalda en la cabecera. Que maldito fastidio es ser despertado cuando estaba teniendo un sueño tan fantástico con Kagami. Froto mi ojo derecho y enciendo la luz de la lámpara.

Los ojos de color rubí que vi no fueron precisamente un sueño, ya que justo frente a mis narices, Kagami Taiga está hincado junto a mi cama, mirándome. Mis ojos se abren algo sorprendidos y estoy confundido por su presencia en mi habitación.

 

—Lamento haberte despertado —susurra con una media sonrisa y juguetea con sus pestañas. Siento que mis mejillas arden al ver a semejante belleza.

 

—No te preocupes —declaro con una sonrisa de idiota y froto mi otro ojo, tratando de alejar todo el sueño que quede en mi sistema—. Hum… ¿Has venido por lo de siempre, verdad? —hablo dudoso y la verdad es que nunca he tenido claro como comenzar a charlar con él porque me pongo muy nervioso.

 

—Sí, ¿Es posible? —pide de manera sumisa y que él me lo esté preguntando me toma por sorpresa, cabe destacar que nunca me pregunta nada, es más, es estas alturas él ya debería estar sobre mi regazo besándome y toqueteándome.

 

—Sí, no hay problema —respondo despreocupado y para restarle importancia, me encojo de hombros. No negaré que me gusta mucho tener relaciones con él, pero hoy lo noto extraño. No suele ser tan tranquilo o callado—. ¿Te encuentras bien? —le pregunto dudoso y abre un poco sus ojos, para luego negar con la cabeza e intentar sonreírme.

 

—Sí, no es nada —afirma sumiso y algo me dice que está mintiendo.

 

—De acuerdo. —Guardo silencio un momento, sin dejar de mirarlo—, Y… ¿Dónde estabas? Llegaste un poco tarde hoy, si —balbuceo bastante nervioso ya que nunca solemos hablar, sin embargo esta noche luce frágil y débil. Tengo la sensación de que podría romperse en cualquier momento, y no, no seré yo quien lo quiebre.

 

—En una fiesta —murmura con la mirada gacha y se sienta en la alfombra. No esperaba a que me respondiera, esto es nuevo para mí.

 

— ¿Ocurrió algo malo en esa fiesta? —pregunto con voz preocupada y me bajo de la cama de un movimiento. Me siento frente a él y apoyo mi espalda en el mueble que está detrás de mí. Sus ojos se ponen un poco llorosos, pero no me mira a la cara.

 

— ¿Por qué preguntas? —habla con una sonrisa incomoda y juega con una de las tantas pulseras de plástico que tiene en la muñeca.

 

—No hay una razón en particular, solo quería saber sobre tu día —agrego. Lo observo durante unos minutos más y se forma un silencio agradable, bueno, la verdad es que todo lo que tenga que ver con Kagami es agradable.

 

— ¿T-Tú crees que soy lindo? —titubea con voz suave y lo miro atento. Él nunca se había dado el tiempo de conversar conmigo antes de tener sexo. Me siento feliz.

 

— ¿Disculpa? —cuestiono con una sonrisa. No es que esté feliz de verlo triste, pero me alegra poder conversar de esta manera con él.

 

— ¿Tú crees que soy lindo? O quizá tengo otra cualidad que me hace, uh, tierno o agradable… no lo sé. —Deja de juguetear con la pulsera y apega las rodillas a su pecho, abrazándolas.

 

De todo el tiempo que lo conozco yo jamás había visto a Kagami actuando de esta forma. Él siempre se ve risueño, alegre, tiene buena apariencia por lo que nadie cree que él pueda tener complejos. Después de todo es uno de los más deseados (y fáciles) de la escuela.

 

—Por supuesto que lo eres, amor —afirmo con una sonrisa—, La verdad es que no creo que mis ojos tengan la fortuna de conocer a alguien más hermoso, adorable, lindo y maravilloso que tú. —Se queda en silencio. Sus enormes y hermosos ojos rubís me miran atentos y me hacen sentir nervioso.

 

— ¿De verdad? —pregunta inseguro y con sus mejillas sonrojadas. Él es tan lindo.

 

—Sí, eres tan, tan, tan lindo que si te pusieran junto a un panda bebé, él se vería como basura —afirmo seguro y él sonríe. Kagami Taiga, el chico más deseado de toda la escuela acaba de sonreír y yo fui el que provocó su bella sonrisa. ¡Whoa!

 

—No recordaba lo gracioso y encantador que eras —tararea con una risita adorable. Sus dientes blancos encajan tan bien con su sonrisa, y yo no podría cansarme de mirarlo.

 

—Y yo no lo recordaba lo hermoso que te veías sonriendo de esta forma tan adorable.

Creo que no debí decir eso en voz alta, porque su sonrisa acaba de desaparecer y… ¿Se sonrojó? No. Si. ¡Se sonrojó!

 

—No digas tonterías —dice con una sonrisa juguetona y desvía la mirada hasta mi cerro de ropa sucia—, Pero bueno. Yo no vine aquí para hablar de mi sonrisa ni nada de esas mierdas. —Sí, ahí está el Kagami de siempre.

 

—Oh, ¿No me dirás lo que te pasó entonces? —pregunto un poco confundido, y es que estábamos tan bien solo charlando. Él no dice nada y solo se pone de pie, mirándome como si yo fuera su presa.

 

—Te diré lo que quieras saber… si te recuestas en la cama. —Sonríe de lado. Esa sonrisa tierna y amable de hace unos momentos, se ha ido. Fue un agrado verte por un momento, Taiga.

Me pongo de pie en un dos por tres y cuando lo miro, él relame sus labios con una expresión de lujuria.

 Se quita la chaqueta de cuero que trae puesta y comienza a quitarse su camiseta. Tal vez to debería seguir su ejemplo.

 

—Alto ahí, vaquero —dice con voz cantarina y no alcanzo ni a levantar un poco mi camiseta, cuando me detiene—. Dame el placer de desnudarte poco a poco —susurra con voz seductora y vuelve relamer sus labios.

Kagami es el chico más raro que conozco.

 

Odia que me ponga rudo e intente tomar el control de la situación.

Odia cuando no intento nada y me quedo quieto como un pedazo de lechuga húmedo.

Odia cuando lo manoseo demasiado.

Odia cuando no lo manoseo en lo absoluto.

Odia que sea demasiado brusco.

Odia que sea demasiado cuidadoso.

Odia cuando hablo en exceso.

Odia cuando no digo nada.

Odia que la cama rechine.

Odia cuando la cama no emita sonido alguno.

 

Como dije, Kagami es raro.

 

—Levanta los brazos, dulzura. —Toma el borde de mi camiseta y me despoja de esta con un solo movimiento. Por supuesto, él puede tratarme con todos los apodos que se le dé la gana, pero si yo le digo bebé, o le digo cariño, ¡Se enoja!

Me mira el torso desnudo durante unos segundos y desliza su mano por mi abdomen. Quizá notó que hace poco he estado ejercitándome, todo para verme mejor para él.

—Esta noche te haré gritar —susurra y de un empujón, me tumba sobre la cama para posicionarse a horcadas sobre mí.

 

¿Cuál es el punto de siempre hacerse el dominante si siempre termina gritando bajo mi cuerpo? ¿Le calentará decir eso?

 

—Claro, quiero verte intentarlo —le sonrío desafiante y él me devuelve la sonrisa. Quizá el gesto que acaba de darme no se compara en nada a esa sonrisilla tímida y sumisa de cuando era niño, pero esta me encanta de todos modos.

 

—Lo haré. Será lo mejor que te haya pasado. —Desliza sus manos por mi torso y empieza a repartir suaves besos por mi cuello. No comprendo por qué quiere impresionarme. ¿Acaso olvidó que ya hemos hecho esto cientos de veces? Está extraño, estoy seguro que algo le ocurrió en esa fiesta.

 

— ¿Cuándo me dirás lo que ocurrió en la fiesta? —pregunto con un pequeño jadeo y muerde mi cuello de manera territorial.

No creo que responda mi pregunta, ya que está más preocupado comiendo la piel del cuello, pero bueno, valía la pena intentarlo.

 

—Sí, te lo diré ahora. —Suspira en mi cuello y se queda allí un momento, respirando tranquilo con la mayoría de su cuerpo sobre el mío.

 

—Escucho. —Abrazo su cintura de manera protectora, pero sin demasiado fuerza solo quiero sostenerlo.

 

—Bueno. —Se incorpora, quedando sentado sobre mi entrepierna y me mira. Él quiere decirme algo, y yo sé bien que es gracias a esa sonrisa picarona que acaba de aparecer en sus labios.

 

—Eek. —Un chillido poco viril abandona mi garganta cuando Kagami mueve sus caderas de adelante hacia atrás, mientras aprieta su trasero contra mi entrepierna y sonríe malicioso, apresurando su galope.

 

Claro, ahora querrá distraerme con sexo para no contarme lo que le ocurrió en esa puta fiesta. Frunzo el ceño, y con todo el autocontrol y fuerza de voluntad que tengo, le sujeto las caderas para detenerlo. Kagami sonríe complacido y hace sus movimientos más obscenos y rápidos. Al parecer él cree que lo estoy alentando.

 

Gruño una vez más y poco a poco voy intentado detenerlo, hasta que se queda inmóvil sobre mi cuerpo.

 

Me mira extrañado.

 

— ¿Qué pasa? ¿No estás de humor? —pregunta con una mueca confundida. Durante los dos años que hemos hecho esto, yo jamás lo he rechazado.

 

—No, por supuesto que estoy de humor —digo nervioso y mi voz suena con demasiada prisa, casi desesperada—, Es solo que preferiría que me dijeras lo de la fiesta —hablo con voz ronca y suspiro.

No suelo ser dominante, en realidad lo soy, pero yo solo pongo mi pene y Kagami es quien se encarga de todo lo demás.

 

— ¿Es una nueva regla que has impuesto aquí? —pregunta con la ceja alzada y se cruza de brazos—, ¿Ahora debemos socializar antes de follar?

 

Creo que ya no quiere hablar conmigo, se ve molesto y cabreado.

 

—No he impuesto nada, solo pregunto porque me preocupo por ti —le digo con voz suave y relaja un poco sus facciones enojadas.

Lo observo haciendo mi mejor cara de cachorro lastimado, pero no estoy seguro si esto funcione aún con él, ya que no lo intento desde los trece, cuando mi rostro era más angelical y tenía cara de niña.

 

—No quiero ni necesito que tú te preocupes por mí. Después de todo, no tenemos ningún vínculo ni relación..., no somos nada —dice con voz fría y se nota que está a la defensiva.

Sus palabras hacen que mi pecho duela, y de inmediato decaigo un poco. Él no necesita repetirme algo que ya sé, desde hace cuatro años.

 

—Lo sé.

 

—Ni siquiera amigos.

 

Bien, supongo que ese último comentario fue innecesario. ¿Debería repetirle que fue él quien se alejó de mí? ¿Él fue el que cambió de repente?

 

—Lo sé, pero me considero más cercano a ti que cualquier idiota con el que te hayas acostado antes, ¿Te recuerdo que fuimos amigos? No entiendo que tiene de malo que me preocupe por ti. —No me gusta hablar muy brusco y menos a él, pero su comentario en verdad hizo que me enojara.

 

—Tienes razón —dice cabizbajo y agacha la mirada, jugueteando con las tiras que cuelgan de mi pantalón de pijama—, Lo siento, fui un completo idiota —acota con voz suave y muerde su labio inferior—. Lo cierto es, que después de Ryota se me hace un poco difícil confiar en las personas… tú sabes lo mucho que sufrí por su culpa. —Ugh, ya había olvidado el nombre de ese hijo de su puta madre.

 

—Yo no sé nada. —Me encojo de hombros y me siento sobre el cochón recargando mi espalda en la cabecera, sin embargo Kagami no se quita de encima, solo se acomoda sobre mi regazo—. Desde que terminaste con ese idiota dejaste de hablarme de un día para otro —explico con voz calmada. Siempre he querido hablar con él sobre este tema, pero nunca he tenido las agallas que mágicamente me florecieron esta noche.

 

— ¿De vedad pasó eso? —pregunta tímido—, ¿De verdad fui yo el que me alejé y no fue al revés? —Lo miro por unos momentos, pero sigo sin entender que es lo que me trata de decir.

 

— ¿De qué hablas?

 

—Cuando terminé con Ryota, vine varias veces para acá porque necesitaba de tu apoyo. Pero nunca salió nadie, te llamé, envíe mensajes y no recibí respuesta… entonces pensé que quizá me odiabas y ya no quería ser mi amigo —habla pausado y es incapaz de mirarme a los ojos.

 

—Espera un segundo. —Frunzo el ceño—. ¿Estás diciendo, que justo después de terminar con Kise viniste a verme? —Me mira perplejo y asiente con la cabeza—. ¡Eso lo explica todo! —digo con un grito y Kagami da un pequeño salto—, Cuando terminaste con Kise, yo estaba en casa de mi abuela.

 

— ¿Y por qué nunca me dijiste que irías para allá?

Su expresión curiosa y enojada lo hace ver demasiado adorable.

 

—Si lo hice, te avisé cuando estabas abrazado a Kise en la casa del árbol, dos días antes de irme —hablo con un poco de asco. Aún recuerdo ese día y lo desagradable que fue.

 

— ¿Y por qué no contestaste mis llamadas ni mensajes?

 

—Porque mi abuela vive en la montaña. Ella con suerte y escucha el radio. —Me encojo de hombros y observo atento como abre sus ojos en sorpresa y sus mejillas se ponen de un tono rosado intenso.

 

—Entonces tú no estabas enojado conmigo, tú no me rechazabas —susurra con una sonrisa feliz y ahora si se atreve a mirarme a los ojos.

 

—Yo pensé que tú eras él que estaba molesto conmigo —explico con una sonrisa y hace tanto tiempo que no me sentía tan feliz.

 

—Que idiotas somos. —La sonrisa amable que aparece en su rostro me hace pensar que, quizá nuestra relación cambie de ahora en adelante.

 

— ¿Me dirás lo que pasó en esa fiesta? —pregunto con voz suave y él me mira con ternura.

 

—No pasó nada. —Desvía la mirada y su sonrisa desaparece, dando entrada a una mueca triste.

 

— ¿Y esperas que te crea?

 

Vuelve a mirarme a los ojos, pero los suyos ya no tienen ese brillo de hace un momento, están un sombríos.

 

—Bueno… en la fiesta pasaron unas cosas y—

 

— ¿Qué cosas? —interrumpo con seriedad. No quiero que se sienta triste, porque su sonrisa es una de las siete maravillas del mundo.

 

—Ryota estaba allí —murmura con su mirada fija en mi cuello—, Y quizá él tomó unas copas de más y dijo unas cosas que—

 

— ¿Qué dijo?

 

—Bueno. —Se queda callado y mueve sus dedos con suavidad por mi estómago—, Él dijo que cuando era pequeño solía ser más lindo y adorable. Ahora solo soy una puta patética que anda en busca de su atención y que está tan feliz de haberme engañado cuando éramos niños…—susurra lo último con una mueca lastimada.

Entiendo que se sienta decepcionado. Él había guardado todos los momentos hermosos que tuvo junto a Kise y quizá hasta había olvidado que lo engañaron, sin embargo acaba de golpearlo la realidad ya que Kise le recordó todo lo malo que pasaron.

—Se armó un gran alboroto y todos en la fiesta comenzaron a murmurar cosas… creo que eran sobre mí —continúa hablando con una sonrisa, tan falsa como cuando Tetsu dijo que era hetero—, Yo no quería eso, solo quería pasar un buen rato y divertirme. No conocía a nadie porque la fiesta era de un amigo de Atsushi, pero él nunca llegó.

 

—Que maldito idiota —chasqueo la lengua y frunzo el ceño. Quiero matar a Kise por ser un hijo de puta y a Murasakibara por la misma razón.

 

—No importa. —Se encoge de hombros y un nuevo silencio aparece en la habitación—, ¿Ahora si podremos continuar? —susurra un poco avergonzado y entrelaza sus dedos con los míos.

 

Este acto es más íntimo, quizá él quiere intentar algo más personal hoy.

 

—Sí, continuemos —le respondo con una sonrisa y junto mis labios con los suyos. No saben a pene, de hecho tienen un sabor a fresas ya que él usa labial.

Guío mi mano libre hasta su trasero y lo apretujo, no lo hago fuerte, pero es lo justo como para que ahogue un gemido. Yo amo cada parte de su cuerpo, ya sean sus cejas poco comunes, sus pecas, sus lunares, sus tatuajes. Todo.

 

—Tócame más —murmura sobre mis labios y suelta mi mano para abrazarme sobre los hombros. Yo no pierdo el tiempo y aferro ambas manos a sus redondos y deliciosos glúteos.

Está moviéndose de nuevo, sus caderas danzan de forma suave de adelante hacia atrás y eso logra que nuestras erecciones se rocen.

 

—Quiero que hoy me folles tan duro, que no pueda irme de aquí sin gruñir por el dolor de mi trasero. —Lame el lóbulo de mi oreja y le da una mordida suave y excitante.

 

Follar… ¿Follar? Yo no quiero follarlo hoy.

 

— ¿Follar? —pregunto con un jadeo—, De hecho hoy quería hacer algo distinto. —Se detiene de repente y me mira con una sonrisa maliciosa.

 

—Entiendo, ¿Quieres que yo sea el dominante hoy, verdad? —Sonríe victorioso.

 

— ¿Qué? No. no me refiero a eso. —Esbozo una sonrisa y es que, ¿Él de verdad creyó que podría ser el dominante?

 

—Ouh, ¿Entonces? ¿Qué quieres hacer? ¿Algo de sadismo? ¿Quiere usar un dildo? ¿Quizá quieres hacerlo como perrito? —A medida que habla no deja de mover sus caderas y no puedo evitar reír al imaginármelo en la pose del perrito.

 

—De hecho, quiero hacer el amor contigo —murmuro en su mejilla y dejo un tierno beso allí. Sin embargo, se detiene de inmediato y me observa boquiabierto.

 

— ¿Qué? —pregunta con sus ojos abiertos como platos y quizá este sea el momento.

 

—Bueno, quiero decirte algo ahora mismo. —Agacho un poco mi cabeza y apoyo mi frente en su hombro. Kagami siempre huele a naranjas; naranjas frescas las cuales yo podría oler todo el día sin cansarme ningún momento.

 

— ¿Q-Qué es? —pregunta con voz tímida y siento como traga en seco. Está nervioso al igual que yo.

 

Me pregunto qué estará pensando ahora. Qué pensará sobre mí. Qué pensará sobre nosotros.

 

—Creo que…—Dudo un momento y cierro la boca. Ya no sé si estoy preparado para esto, pero me he guardado estos sentimientos desde los diez años y no creo poder esperar más—, No. de hecho estoy seguro de estar completamente enamorado de ti —susurro con las mejillas coloradas y mi corazón latiendo como un jodido loco.

 

Los latidos de Kagami también están un poco acelerados, puedo sentirlos desde mi posición y esto me hace un poco más feliz.

El silencio perdura por varios minutos y estoy tenso. ¿Y si me dice lo mismo que le dijo a Midorima hace dos años?  No tengo el valor suficiente para levantar mi cabeza y mirarlo, porque quizá llore si me rechaza y me veré patético.

 

—No te quedes callado. Di algo por favor —pido con voz temblorosa y no quiero que piense que esta situación me afecta. Debo mostrarme fuerte y valiente, porque si se da cuenta que no puedo vivir sin él, se alejará de mí.

 

—Algo por favor —murmura serio. No puedo creer que se ponga a hacer bromas en un momento tan serio como ese. En serio, estas pequeñas cosas lo hacen perfecto para mí.

 

—Uf, gracias. Eso arruinó el ambiente por completo. —Levanto mi cabeza y lo miro a los ojos, esos hermosos ojos de color rubí que tanto me hipnotizan, pero que por alguna razón ahora lucen dolidos.

 

—Yo… ya lo sabía —habla un poco rápido, sin embargo alcanzo a escuchar lo que dice. Me deja un poco perplejo.

 

— ¿Qué sabías?

 

—Que estabas enamorado de mí —comenta con una mueca cabizbaja.

Mis ojos se abren en sorpresa ante su comentario y mi boca también. ¡Él sabía sobre mis sentimientos y siguió viniendo conmigo! ¿Esto es algo bueno, no?

 

— ¿De verdad? —aseguro con curiosidad. Él se limita a asentir con la cabeza—, ¿Y desde cuándo?

 

—Desde que éramos niños. —Se remueve y con cuidado se baja de mi regazo, para sentarse a orillas de la cama. Yo hago lo mismo.

 

— ¿Cómo supiste? —interrogo confundido.

 

—Kuroko me dijo.

 

— ¿Y cómo supo Tetsu?

 

—Momoi le dijo.

 

Los voy a matar a los dos por ser unos malditos traidores.

 

—Entiendo —murmuro un poco incómodo. Ahora el silencio es raro, ya no es agradable como hace rato—. ¿Y eso no te molesta? Digo, que yo esté enamorado de ti.

 

Necesito que diga que soy especial para él. Necesito que diga que no me considera como a lo demás del motón. Necesito que diga con me tiene confianza. Necesito que diga que me quiere, aunque sea solo un poco.

 

—Lo siento mucho —dice dolido y se pone de pie, mirando hacia la ventana—, De verdad que lo siento pero… estar enamorado de mi es un error. Tú no debería sentir esto. —Niega con la cabeza y se acerca a la ventana, dándome la espalda.

 

— ¿Por qué?—pregunto confundido.

 

—Soy una mala persona. No merezco el amor de nadie. —Se acerca hasta donde está su camiseta y la recoge del suelo, dejándola apretada en su mano izquierda.

 

—No me importa que tengas una gran lista de chicos con los que has salido. Eso no te convierte en una mala persona Kagami. Eres humano y tienes derecho a cometer errores —argumento con una mueca de ilusión, tengo fe en que él me aceptará.

 

—No, lo que pasa es que tú no entiendes. —Se da media vuelta y me mira a los ojos. Los suyos están llorosos y su ceño está fruncido con tristeza.

 

—Entonces explícame. —Me acomodo en el colchón y no dejo de mirarlo.

 

—No quiero que me amen, ¿Por qué no puedes entender esto? Todo lo que está conmigo termina roto —desvía de nuevo la mirada.

 

—Explícame —repito con voz firme y él suspira.

 

—La primera vez que vine contigo… fue con un motivo en específico. —Acaricia su brazo izquierdo con frío y se pone la camiseta.

 

— ¿Y cuál era? —pregunto con la mirada seria. Su rostro se denota acongojado y estoy seguro que sus palabras me cortarán como cuchillos, sin embargo, mi corazón quiere escuchar todo lo que tenga que decir.

 

—Una apuesta —confiesa con las mejillas abochornadas y quizá él está avergonzado por esto—. Riko me había dicho que si lograba acostarme con todos los chicos de la clase en menos de un mes, ella me invitaría al centro comercial durante tres meses y pagaría todo lo que le pidiera… y uh, solo me faltabas tú —murmura lo último, pero lo único que le entiendo es un faltabas tú.

 

No mentiré y si, esto me está haciendo sentir mal e incómodo y como un idiota, pero aún tengo esperanzas. Él ha estado viniendo por dos jodidos años y dudo que eso sea una apuesta también.

 

—Entonces, ¿Solo por esa razón no debería estar enamorado de ti? —Arqueo una ceja y él sigue mirándome triste.

 

—Hay otra cosa en realidad. —Agacha la mirada y juguetea con las pulseras de sus muñecas—, Se suponía que debía venir a aquí solo una vez, porque yo no suelo acostarme más de dos o tres veces con la misma persona… y sabes que hemos hecho esto por un largo tiempo.

 

—Dos años para ser precisos —indico con una mirada seria.

Me hizo sentir mejor que él asumiera que no se acuesta más de tres veces con la misma persona, siendo que conmigo lo ha hecho cientos.

 

—Sí, dos años —afirma con una leve sonrisa—. Bueno, la segunda vez que vine fue una semana después de la primera ¿Recuerdas? —pregunta mirándome y asiento con la cabeza—. La razón por la que vine fue porque... —Se queda en silencio y muerde su labio inferior.

 

Escucharé todo lo que tenga que decir, aunque acabe destruyéndome por completo.

 

—No hagas tantas pausas por favor. Solo dilo de una vez —pido con el ceño fruncido.

Si me va a romper el corazón, necesito que lo haga rápido para empezar a olvidarlo lo antes posible o al menos intentarlo.

 

—Me aproveché de ti —confiesa con los ojos apunto de soltar lágrimas.

 

— ¿A qué te refieres? —Me acerco a la camiseta que está en el piso y me la pongo. Está más que claro que hoy no haremos nada.

 

—La segunda vez que vine fue porque la cita que tenía me canceló. Estaba sobrio, aburrido y no había follado como en tres días —solloza y aprieta sus ojos—. Entonces recordé que cuando me acosté contigo tú no me rechazaste y… tuviste un pequeño enamoramiento conmigo…—Agacha la mirada y suspira—. Vine porque sabía que no me dirías que no.

 

Sus ojos están cerrados y los míos estás demasiado abiertos.

 

No vino conmigo porque soy especial para él. No vino porque en el fondo me tiene cariño. No vino porque me considera diferente. No vino porque tengo sentimientos reales hacia él.

 

Él vino porque soy un tonto. Un completo y absoluto tonto.

 

De repente todo está de color gris y unas enormes ganas de llorar me invaden. Es horrible que te partan el corazón y sobre todo si es esa persona por la cual has estado enamorado durante años.

 

—De verdad lo siento mucho. —Sus ojos sueltan lágrimas ahora, y no sé si llora porque está arrepentido por lo que hizo o llora porque acaba de perder a su juguete.

 

—No importa, solo… —comento con la mirada fija en el suelo—, Lárgate —digo con voz firme y tal vez eso se escuchó bastante rudo de mi parte, ya que no acostumbro a hablarle de ese modo.

 

—Sí, me iré ahora. —Limpia las lágrimas de sus mejillas y se acerca a mi ventana.

 

Estoy en blanco y solo escucho como la ventana se desliza suavemente y luego se cierra. No quiero estar solo, porque si estoy solo me deprimiré más de lo que ya estoy.

Me pongo de pie y salgo de mi habitación. No escucho ningún sonido proveniente de la habitación de mi mamá así que toco su puerta tres veces. Mamá no tarda mucho en abrirme, ya que mis hermanas han estado teniendo pesadillas y ella siempre está alerta.

 

—Daiki —habla con voz incrédula y me mira un momento—, ¿Qué ocurre amor?

 

— ¿Puedo dormir contigo hoy?

Me siento como un mocoso, pero lo que más necesito ahora es que me abracen y me quieran.

 

—Sí, pero estoy con las niñas. ¿No te importa? —me pregunta señalando su cama y puedo ver a dos bultos pequeños recostados bajo las sabanas.

 

—No creo que eso sea un problema. —Me adentro a su cuarto y ella cierra la puerta.

 

— ¿Pasó algo? Tú no sueles tener pesadillas cariño. —Acaricia mi espalda en un acto tierno y solo puedo esbozar una sonrisa. Mamá es tan cariñosa cuando venimos a dormir con ella, ojalá fuera así siempre.

 

—No ha sido una pesadilla —aclaro—, Pero si me pasa algo. —Abro las sabanas con cuidado de no despertar a mis hermanitas y las empujo un poco, para que podamos caer mamá y yo.

 

— ¿Qué ocurrió entonces?

Se sienta en el borde del colchón y me mira preocupada. Yo solo me recuesto junto a Ran y ella de inmediato se voltea a abrazarme con fuerza.

 

—Me han roto el corazón —susurro con los ojos llorosos y no puedo aguantarlo. Las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas y tengo ganas de destrozar todo—. Nunca tuve que haberme enamorado de él mamá, yo sabía que estaba mal pero no puede evitarlo.

 

Mi pequeño gemido hace que mi hermanita habrá sus ojos y me mire preocupada.

 

— ¿Daiki?—pregunta extrañada y yo asiento, intentado esbozar una sonrisa—. ¡Mamá! ¡Daiki está llorando!

Ese grito, provoca que Maki también despierte y me mire. Ella es muy pequeña y no habla mucho aún, por lo que solo me da una pequeña caricia en la mejilla y mueve su chupete con rapidez.

 

—No ahoguen a su hermano. Él está algo triste, por eso no irá a la escuela hoy.

Que mamá diga eso, significa que está preocupada. Ella me observa preocupada y se pone de pie.

—Niñas, muévanse para el rincón, hoy mimaremos mucho a su hermano —dice con una sonrisa cariño y mis hermanas obedecen de inmediato. Yo me hago más para el centro y mamá se recuesta a mi lado, acariciándome el pelo—. Todo estará bien cariño, no te preocupes.

 

Las caricias de mi mamá hacen que me sienta mejor, sin embargo no puedo dejar de llorar. Mi mente sigue procesando cada una de las palabras que dijo Kagami y no quiere darme sueño.

Tomo las mantas y trato de taparme lo mayor posible, a mi derecha tengo a Ran abrazándome con fuerza, mientras Maki solo duerme junto a ella y mamá a mi izquierda, susurrándome palabras de apoyo y cariño.

No me había dado cuenta de que son casi las cinco de la mañana; desperté a mamá y a mis hermanitas por culpa de un tonto capricho que me rompió. Me siento tan patético.

Yo anhelaba que él me dijera que me quería, no me importaba si no lo decía de verdad, solo quería que lo dijera.

 

Esperé por tanto tiempo que Kagami Taiga volviera a ser Taiga, el pequeño niño de mejillas rosadas con el cual podía hablar de cualquier asunto y siempre me diría lo que pensaba y sentía, pero ahora me arrepiento tanto de haberlo esperado.

Taiga fue quien me dijo hace unos momentos que me utilizó a su conveniencia durante dos años. Taiga fue quien me dijo que solo fui una apuesta, y se llevó mi virginidad sin importarle un carajo lo que a mí me pasara.

Taiga fue quien me rompió el corazón.

La verdad es que si Kagami Taiga, el puto despreocupado y caliente del que todos hablan me lo hubiera dicho, seguramente no me hubiera importado tanto.

 

[Tres días después]

 

No he ido a clase desde hace tres día, y no creo que sea necesario explicar la razón. Mamá me ha consentido preparándome postres deliciosos, comidas caseras exquisitas e incluso ella me hizo chocolate caliente y vimos juntos una maratón de películas de terror.

Mamá entiende perfectamente cómo me siento, porque papá la dejó hace tres años. Él no tuvo ningún consideración con mamá, o conmigo, o con mis hermanas… solo se fue con su estúpida amante.

 

No he tenido ninguna noticia de Kagami ya que no he dormido en mi cuarto y no sé si ha venido o no.

Hable con Tetsu ayer, dice que todo sigue igual que siempre, solo que me extraña.

 

Estoy un poco ansioso, porque acabo de entrar al edificio de la escuela. No sé qué se supone que haga ahora, porque a pesar de todo lo que charlé con mamá… no estoy seguro si podré olvidarlo. He estado mucho tiempo enamorado de él.

 

Con mamá hablamos sobre muchas cosas y ella propuso la idea de que hablara con Kagami. Me aconsejó a que intentara hacerlo cambiar de opinión y que al menos intente algo serio conmigo o no sé, por lo menos aclarar las cosas.

No estoy diciendo que después de esto seremos los mejores amigos y olvidaré lo que dijo, pero al menos quiero dejar las cosas claras. Yo podría perdonarle todo el daño que me hizo si de verdad está arrepentido y podría quedarse conmigo. ¿Suena mal? Porque yo creo que es una idea brillante.

 

Al llegar frente a la puerta de mi salón, deslizo la madera con cuidado y me adentro al lugar. Inmediatamente mi mirada viaja por todo el recinto y lo poco y nada que me quedan de esperanzas e ilusiones caen al suelo como un avión en picada.

 

Ahí está él, sentado sobre una de las mesas del salón con las piernas abiertas, mientras Akashi Seijuro (capitán del equipo de Baloncesto) estás en medio de estas, besándolo y manoseándolo de manera alocada.

 

Tetsu me mira serio y Satsuki me mira con tristeza.

 

Kagami Taiga nunca cambiará. Él siempre será el mismo repugnante perro asqueroso, mentiroso, embustero, precioso, delicado, femenino y adorable puto de cuarta.

 

¿Y yo?

 

Bueno, yo seguiré siendo un tonto enamorado de él.

 

FIN

Notas finales:

ya valí verga


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).