― ¿Hola? ―La voz de Kagami se escucha un poco somnolienta, y Aomine sonríe divertido, porque seguramente acaba de despertarlo. Y claro, en Japón son apenas las nueve, pero allá son las cinco de la mañana.
―Hola ―responde Aomine, acomodándose correctamente bajo las sábanas de su cama. Siempre hace eso cuando llama a Kagami, se siente un poco más íntimo, cómo un secreto.
―Hey, tú, maldito bastardo. ¿Cómo estás?
«Desesperado, sin ganas de vivir»
―Bien ―responde con una expresión floja, y evita soltar un suspiro―, ¿Cómo estás tú? ¿Cómo va todo por allá?
― ¡Muy bien! Participé en el Draft* de éste año, ¡Y me aceptaron en los Bulls! ¿Puedes creerlo? ―Kagami se escucha tan feliz, y Aomine está feliz por él también, pero el dolor en su pecho no puede quitárselo. Desde que Kagami se fue, su pecho no ha dejado de doler, de sentirse vacío, es cómo si una parte de su corazón, se fue junto con Kagami y puede que haya sido así.
«No me importa lo que digas, no me importa si has cambiado, no me importa si eres otro, vuelve, te lo imploro… »
―Quizás has mejorado un poco, Bakagami ―dice burlón, y puede escuchar claramente el bufido molesto de Kagami, así que continúa―, De todas formas estoy muy contento, supongo que si entras en el equipo, ya no será tan mierda. ―Se encoge de hombros, cómo si Kagami pudiera ver la expresión de arrogante que tiene ahora mismo.
―Cierra la boca, no te conté para que te burlaras de mí. ―A pesar de hablar con un tono más o menos molesto, Kagami está sonriendo. Ellos han cumplido religiosamente, la promesa de hablar por teléfono todas las noches, y no importa si no tienen nada qué decir, incluso escuchar la respiración del otro a través del teléfono les deja una sensación satisfactoria.
«Vuelve, te lo ruego, por favor»
―Entonces… ―murmura Kagami, sonriendo de forma tímida―, ¿Me has extrañado aunque sea un poquito? ―pregunta con sus mejillas sonrojadas, y a Aomine se le forma un nudo en la garganta.
¿Qué si lo ha extrañado? ¿Es una broma?
―Uhm… Tal vez un poco ―sin ti, me siento acabado―, Pero no es nada que algunas fotos de tu pene no puedan arreglar ―habla burlón, sonriendo para no llorar.
Aomine se siente realmente egoísta. A pesar de que el sueño de Kagami es poder jugar en la NBA, él quiere que su novio esté con él, lo necesita cerca, necesita poder mirarlo a la cara cuando despierta por la mañana, o besarle la frente cuando debe irse más temprano porque su universidad queda más lejos, necesita abrazarlo cuando sienta miedo de una película de fantasmas, y necesita darle consuelo cuando se ponga a llorar de miedo por ver a un perro, necesita apretarlo contra su pecho, entrelazar sus dedos, besarle los parpados cuando se quede dormido y secarle el cabello después de haberse bañado juntos.
Realmente se siente desesperado.
―Eres un cerdo ―dice divertido y después de un momento exhala un suspiro enamorado―, Yo si te he extrañado ―comenta en un murmullo muy suave, y Aomine no puede evitar morder su labio inferior―. Y cuando siento que ya no puedo soportarlo, miro algunas fotos tuyas, o me pongo la chaqueta que te robé ―confiesa con honestidad, y Aomine ahoga un sollozo―, Y a veces me siento un poco culpable por haberte dejado allá, me gustaría que estuvieras aquí conmigo.
―Todo está bien ―dice, sorbiendo su nariz un poco―, Sé que es duro, pero en un par de meses, nos reiremos de esto, ¿Entiendes?, yo me reiré de que eres un sentimental, y tú te reirás porque te darás cuenta que también lo soy. Y te abrazaré muy fuerte, demasiado fuerte. Te abrazaré tan fuerte, que jamás te vas a sentir solo otra vez, ¿Está bien?
―Uhm. ―Kagami asiente con la cabeza, silencioso, con sus ojos llorosos y su nariz húmeda por haber llorado un poco―, M-Me siento muy solo ―murmura afligido, y Aomine sorbe su nariz de nuevo―, Te necesito aquí, a mi lado. ―Limpia sus ojos con la manga de su pijama, y Aomine tararea de forma afirmativa.
No, no, no.
―Vuelve a casa ―susurra con voz muy baja, tan bajita, que no está seguro de qu su voz haya salido realmente. Aomine espera que no.
―Pronto ―responde Kagami, susurrando tímidamente y sintiéndose un poco más tranquilo.
El corazón de Aomine deja de doler en el mismo instante en que escucha a Kagami, y en su lugar, comienza a latir suave y relajadamente.
Ya no se siente desesperado.
*Es un procedimiento en el cual, cada año, a finales de junio, los equipos de la liga de basquetbol estadounidense incorporan a los jugadores menores de 23 años, procedentes de universidades nacionales o extranjeras
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