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Paciente por Akins

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— ¿Como te has sentido estos últimos días? 
 
La típica pregunta que el doctor  hacía para empezar la sesión. 
 
 — Bien 
 
Es la respuesta que uno espera escuchar pero esa no era la ocasión, de haberse tratado de alguien más posiblemente lo habría tomado de lo más tranquilo, pero el hombre que había preguntado se hallaba sorprendido. 
 
El más joven de sus pacientes se hallaba recostado en el sofá del consultorio con las manos entrelazadas sobre su pecho y la mirada fija en el techo.
 
Tenía la típica mirada fría de siempre adornada con unas grandes ojeras, su cabello rojo alborotado y el kanji dibujado a un costado de su frente. 
 
 — ¿Bien? — preguntó el hombre de bata con una pequeña libreta y un bolígrafo en la mano sentado en un sofá más pequeño frente al pelirrojo 
 
 — Me he sentido bien — respondió sin despegar la mirada del techo
 
No quería ser tan directo al preguntar, sabía que el más joven evadiria el tema y dejaría de hablar, era mejor hacer un poco más de plática. 
 
 — Tu padre me comentó que tus hermanos y tu comenzaron clases en una nueva escuela
 
 — Sí 
 
 — ¿Qué tal estuvieron las clases? 
 
 — Supongo que estuvieron bien 
 
 — ¿Supones? ¿Sucedió algo? — preguntó con voz suave y pacífica 
 
 — Es la primera vez que voy a una escuela... Después de tantos años
 
Kakashi analizaba cada palabra y expresión de su paciente, mientras lo escuchaba anotaba una que otra cosa en su libreta. 
 
 — ¿Te alegra haber vuelto a la escuela? 
 
 — Tal vez
 
 — Dijiste que te sentías bien — volvía a introducir el tema
 
— No lo decía por la escuela
 
 — ¿Entonces? 
 
Que el muchacho estuviera respondiendo tanto de por si era bastante extraño, así que todas las alarmas dentro de él se activaron cuando lo vio esbozar una leve sonrisa 
 
 — Conocí a alguien
 
 — ¿A quien? 
 
Después de tanto tiempo Kakashi pudo ver aquellos ojos verdes mirándole directamente 
 
 — Alguien muy especial 
 
— ¿Especial? Te refieres a un amigo — Kakashi no sabía que pensar, ¿Era todo eso real? 
 
 — Sí, es mi amigo  — El muchacho giró la mirada y volvió a mirar el blanco techo del lugar
 
 — ¿Como se llama? — Kakashi anotó algo en su libreta
 
No escucho respuesta, sentía que había vuelto a lo mismo de antes
 
 — Esta bien, no tienes que decir su nombre 
 
 — ¿Para que necesitas su nombre? ¿Lo investigarás? 
 
 — Claro que no, solo era curiosidad 
 
 — ¿Ganas dinero gracias a tu curiosidad Kakashi? 
 
Oír su nombre en la voz de más joven le daba escalofríos, si el ambiente en su oficina era frío, ahora podía sentirla bajo cero. Ese chico siempre le había dado esa sensación de extrañez y rareza
 
 — Es mi trabajo lo que me da dinero — respondió con serenidad a la pregunta — ¿Quieres decir algo más? 
 
El muchacho negó con la cabeza y se levantó del sofá, le dio una última mirada a Kakashi
 
 — No hay nada más que decir 
 
Se oyeron unos suaves toques sobre la puerta
 
 — Están buscándote
 
 — Debe ser tu padre
 
 — Le contaras lo que hablamos 
 
 — No comento mis sesiones con los padres
 
 — Si tu lo dices — el pelirrojo empezó a caminar en dirección a la puerta
 
 — Gaara — le llamo el mayor deteniéndole en su andar
 
 — No olvides tomar tu medicina 
 
 — No lo olvidaré 
 
El muchacho abrió la puerta y un hombre mayor muy parecido a él se hallaba parado frente a la puerta 
 
 — Sr. Sabaku pase porfavor y cierre la puerta — dijo Kakashi
 
— Gaara espera afuera un momento, hablaré con el Dr. Hatake, no será mucho tiempo
 
 — Lo sé — dijo pasando de frente 
 
La puerta se cerró y ambos hombres quedaron solos
 
 — No se quede ahí
 
Kakashi se levantó para dirijirse a su escritorio, indicándole con una mano al otro para que tomará asiento en una de las sillas frente a él. 
 
 —  Y bien  ¿Que tal les fue? 
 
 — Hoy a hablado más
 
 — ¿Que le ha dicho? ¿He hecho bien al enviarlo a la escuela? 
 
 — No se preocupe, Gaara esta bien 
 
 — Me da gusto escuchar eso — El mayor respiro aliviado ante la respuesta del peli plata 
 
 — Deje que se comunique con sus hermanos, eso le hará bien
 
 — Bien — el hombre se puso de pie y le estrechó la mano — esta semana estaré firmando su cheque 
 
— Eso sería bueno — estrecho la mano del otro
 
El mayor salió y Kakashi respiró profundo un par de segundos, la última sesión siempre era la más pesada y sobre todo cuando se trataba de Gaara. 
 
Sabaku no Gaara 
 
Era el nombre en uno de los archivos en su computadora, dio doble clip sobre este e inmediatamente unas notas se abrieron. En la primera página información personal del muchacho, edad, fecha de nacimiento, peso, altura y tipo de sangre junto a una foto. 
 
En la siguientes hojas su historial clínico, en ellas se podía leer  lo siguiente:
 
"Gaara padece de conductas no acordes a su edad, es violento y agresivo inclusive con sus propios hermanos. Carece de empatia e incapaz de sentir remordimiento o culpa por sus acciones".
 
"Gaara muestra preferencia y placer en el dolor que infringe a los demás sin sentir culpa, suele absorberse en sus propios pensamientos durante las sesiones. Es audaz al momento de planear sus actos para atacar a quienes lo rodean".
 
Y las hojas seguían y seguían llenas de anotaciones por los anteriores doctores. Kakashi no sabe cuántas veces había leído lo mismo, era difícil entender que era lo que motivaba al joven. Todas las anotaciones tenían algo en común. En todas dejaban más que claro que Gaara odiaba a las demás personas. 
 
Durante su larga carrera había tenido muchos pacientes, pero ninguno como Gaara, ese muchacho era único. 
 
Según el padre de Gaara todo había empezado cuando era un niño, empezó a tener una conducta singular, llegando al grado máximo de lastimar de gravedad a sus hermanos, imposible de dialogar, muy cerrado a los demás. Su padre empezó a llevarlo al hospital para análisis y tratamientos costosos. Desde entonces a tenido muchos doctores, entre los más comunes, psicólogos y por último, psiquiatras. 
 
Kakashi lo había atendido los últimos dos años. Había empezado a tener un avance con el muchacho pero seguía sin tener nada concreto. 
 
"Conocí a alguien" 
  "Alguien muy especial"
 
Esas frases eran las que más se repetían en su cabeza. Porque muy dentro de él sabía que aquello significaba algo malo.
 
 
Notas finales:

Perdonen mis errores ortograficos. 

Saludos. 


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