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Atracción Inevitable por Nickyu

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Notas del capitulo:

Siempre me olvido de actualizar acá, sowwyy~ o3o 

Chequen esta rola poderosa, ¡ya se nos viene el juego!

Division All Stars -Alternative Rap Battle- 

Salieron dos divisiones nuevas. Pueden checar a los nuevos husbandos acá: hypnosismic.com 

X

¿Unilateral?

 

 

Lo peor que podía hacer, era evadir los problemas, lo sabía bien. Haber pospuesto de forma exagerada su reunión con el alpha, seguramente fue de lo más tonto que había hecho.  A pesar de eso, Jakurai se había ofrecido a recogerlo de su trabajo para llegar a tiempo a casa y acicalarse —como le había llamado Hifumi, guiñándole un ojo—, porque, a decir verdad, sólo quería tomar una ducha y cambiarse la ropa de oficina.

Jakurai esperaba paciente en la sala, mientras leía un libro. Había insistido en llevarlo al lugar del encuentro, porque de todos modos, tenía tiempo libre, y aunque no lo hubiera tenido, jamás hubiese dejado solo a Doppo, y peor en la noche.  

—Lamento haberle hecho esperar… —Escuchó la voz tímida de Doppo, que se asomaba por el pasillo que llevaba a la sala.

Jakurai parpadeó, procesando la imagen frente a sus ojos.

Ya sabía que Doppo tenía una increíble belleza natural, pero verlo cambiado y de algún modo, relajado, lo hacía lucir espectacular. No podía decírselo, de todas formas, sabía que podía tener un efecto contraproducente.  Aún así, sonrió, concibiendo que ese alpha era muy afortunado, por tener a Doppo preocupado por su apariencia, sólo para una reunión.

—Uhm… ¿se ve mal? —preguntó Doppo, bajando la mirada, con notable nerviosismo en el tono de voz—. ¡Lo siento mucho! Tardarme para que el resultado fuera pésimo es… ah, lo siento, lo siento, soy una persona horrible, quitándole su tiempo… por favor, acepte mis más sinceras disculpas, yo voy a… 

—Es más que perfecto —interrumpió Jakurai, sintiéndose un poco culpable de dejar que Doppo malinterpretara su silencio—. La espera no es nada. Aún estamos a tiempo —Sonrió, dejando el libro de el pequeño estante de dónde lo había tomado. 

Doppo bajó la cabeza, con las mejillas rojas, tono que rivalizaba con el furioso color sanguinario de su cabello. Asintió, saliendo de casa, cerrando la puerta apenas Jakurai salió atrás de él.

Debía tomar fuerzas para su reunión.

 

 

 

 

 

Había llegado diez minutos antes de lo esperado. Ciertamente no esperaba encontrar a Hifumi en la entrada del restaurant en el que había citado a Riou, pero ahí estaba, vistiendo el traje de host y sosteniendo  la chaqueta en su brazo. Jakurai arqueó una ceja, con diversión, cuando Hifumi silbó, rodeando a Doppo e inspeccionando detalladamente su vestuario.

—Woah, ¡estás increíble, Doppo-chin! Vas a tener el tipo babeando por ti, te lo garantizo —asintió Hifumi, pasando sus manos por la cintura de Doppo.

—¡Hifumi! —gruñó Doppo, tratando de apartarlo, sintiendo su rostro arder. 

Agradeció de alguna forma que no haya más personas cerca de la entrada del restaurant,   porque Hifumi empezó a elogiarlo sobre lo diminuta que era su cintura y de su gran trasero, y otras cosas que no alcanzó a escuchar, ahogado por la vergüenza.  Gracias al cielo, Jakurai era tan amable, como para disculparse y realizar una llamada, seguramente fingida.

—Ahora, ahora, Hifumi-kun. No es conveniente que aturdamos a Doppo-kun… —trató de calmar al eufórico rubio, el doctor, cuando regresó, reprimiendo una sutil risa.

—Pero es que sensei… ¡mírelo! —exclamó Hifumi, señalando  a Doppo—: ¡Es sensualísimo! —explicó, como si fuera muy obvio. Doppo se tapó la cara, sintiendo que el cuerpo le quemaba—. ¡Prácticamente, lo hace sin esforzarse! Yo hago ejercicio diariamente para mantenerme en forma… ¡pero él no hace más que ir al trabajo y dormir como tronco los fines de semana!

—¡Hifumi…! —advirtió Doppo, preso de la vergüenza.

—¡Es la verdad, Doppo-chin! —insistió Hifumi, cruzándose de brazos y asintiendo con la cabeza—. Ahora, lo único que debes hacer para conquistarlo es…

Doppo iba a gritarle que no quería «conquistarlo», hasta que Hifumi se escabulló atrás de él, ahogando un grito, aterrado. Lo vio ponerse la chaqueta del traje, confundido, entendiendo cuando notó a Jakurai alerta, observando a una alpha imponente, que entraba con una mujer beta, al restaurant.

—¿Estás bien, Hifumi-kun? La alpha ya se ha ido… —le avisó, preocupado.

—No hay de qué preocuparse, estoy bien —dijo Hifumi, encantadoramente, con una voz totalmente genial.

Jakurai arqueó una ceja, pues nunca dejaba de sorprenderle el drástico cambio que representaba la chaqueta en el comportamiento del rubio, asintiendo suavemente. Doppo sólo rodó los ojos, cuando Hifumi soltó un jadeo, tomando su mano y dándole un beso en el dorso.

—Perdone mi atrevimiento, Doppo-kun —murmuró Hifumi, fervientemente, con los labios aún cerca de la mano de Doppo. El pelirrojo quería ahorcarlo, por hacerle pasar vergüenza—… es usted tan deslumbrante, qué simplemente me quedé sin aliento. Permítame, por favor, robarlo ésta noche, del mismo modo en que me fueron arrebatados  mis pensamientos, por usted.

Doppo ya no sabía si reír o llorar, acaloradísimo, preguntándoles a los dioses existentes como hacía Hifumi para decir cosas así de… vehementes y vergonzosas.

Su teléfono vibrando, fue capaz  de arrastrarlo de su trance, y sacándolo, palideció cuando Riou le informaba que ya estaba cerca.

—Él ya está aquí —gimió Doppo, nerviosísimo—. Ah, ¿por qué lo invité, así? Lo voy a arruinar, diré algo innecesario, haré algo tonto, y quedaré en ridículo, ah, ¿qué haré…?   

—Vamos, Doppo-kun. No hay necesidad de mantenerse intranquilo —murmuró Hifumi, luciendo muy seguro, tomando las manos frías de Doppo, entre las suyas—, cualquier persona que pueda tener la compañía de Doppo-kun, puede sentirse privilegiada.  Sólo sea usted mismo y todo estará bien —sonrió el host, soltando con suavidad las manos del pelirrojo.

Doppo asintió suavemente, mordiendo su labio.

—Hifumi-kun ha dicho lo esencial —habló con suavidad Jakurai, curvando los labios—, lo que me queda decir, es que se sienta con completa confianza de llamarme para recogerlo cuando lo crea oportuno, no será ninguna molestia, cuente con eso.

—Lo siento, Hifumi, sensei… —murmuró Doppo, una última vez, posterior a que ellos le sonrieran y se retiraran.

Por la comisura del ojo, observó a Riou bajar de un auto, y también a Iruma Jyuto, el cual ya estaba fuera del vehículo, apoyado en la puerta mientras seguía con sus ojos felinos el recorrido de Hifumi y Jakurai.   

Parpadeó con suavidad. ¿Eso qué notaba, era imaginación suya, no?

Tragó saliva, intentando calmarse, cuando sus ojos se encontraron con los del policía.

Sí, era imaginación suya.

 

 

 

 

Creyó que el ambiente sería incómodo, pues él no era precisamente muy hablador, ni interesante. Sin embargo,  resultó bastante agradable, muy tranquilo, y Riou era bastante cortés, aparentemente muy interesado en saber todo de Doppo.

Esa amabilidad era interesante. Normalmente, no conseguía muchas personas que pudiesen soportarlo, además de Hifumi y el sensei.

Los pedidos fueron servidos y  Doppo suspiró, enfocándose en el plato que llevaba exquisitas piezas de carne de kobe, cortadas a la perfección y en el punto exacto de cocción. Se veía apetitoso, después de todo, el restaurant fue recomendación de Hifumi.

—Yo… uhm… no soy nada bueno en la cocina —comentó Doppo, dando un suave sorbo a su copa de vino—, en realidad, soy un desastre, así que… suelo consumir mucha comida instantánea.

—¿No es eso peligroso para la salud? —preguntó Riou, preocupado.

—Sería más peligroso si yo entro a la cocina —susurró Doppo, sacándole una sonrisa a Riou—, ah, disculpe, no quise decir eso, pero es lo único que puedo hacer. Mi amigo solía cocinar para nosotros cuando vivíamos juntos un tiempo, así que yo… no sé mucho, la verdad.

—Si me lo permitiera, podría cocinar para usted, cuando lo desee…

Doppo sintió su rostro arder, bajando la cabeza.

—No quisiera molestar —respondió, agradeciendo mantener al margen su voz nerviosa. Maldita sea, esa sensación… ¡¿por qué no se atenuaba?!—, después de todo… usted está haciendo uso de sus vacaciones… ¿en su trayecto halló situaciones interesantes?

Aunque Doppo quería desviar su invitación, de todos modos, Riou se lo pensó. Interesantes, sí, y tenía a la razón frente a sus ojos, misma que lo obligó a quedarse en Tokio las vacaciones en donde Jyuto y Samatoki le ayudaron a  vivir «como un civil». Sin embargo, pese a sus ganas de declararle que el uso de sus vacaciones —siguiéndolo— fue de lo mejor que había hecho, calló, afirmando con la cabeza, suavemente.

—El campamento es muy gratificante, sin embargo, quedarme en Tokio también fue muy acertado. En lo personal, no esperaba que la Estación fuese lo más frecuentado, en Shinjuku. Fue interesante.

Doppo suspiró, por sólo recordarlo.

—Es un suplicio —Se rio, inapetente del recuerdo—, sólo recordar cuando el tren aborda, me quita el sueño.

—¿Tiene problemas para dormir…? —concibió Riou, con evidente preocupación. Doppo mordió con suavidad sus labios, sintiendo que no debería abrumar a su acompañante con sus problemas. Intentó decir algo, pero Riou, al parecer, siempre era más rápido—. Si desea un lugar para relajarse, venga a visitarme a  Yokohama. Mi oferta de cocinar para usted siempre será válida.

Doppo asintió con suavidad, sintiendo que de verdad iba a aceptar esa propuesta; y todas las que ese hombre le llegara a hacer.

 

 

 

 

Riou no esperaba acabar en una situación así, pero luego de comer en el elegante restaurante, cuya especialidad era la exquisita carne de kobe —platos asimismo costosísimos, que Doppo se negó a dejar que pagara. Le había incriminado de manera muy discreta, que el hecho de que sea omega no significaba que debía cancelarlo él por ser alpha, y que, además, él también trabajaba. Finalmente, habían acordado dividir la factura, cosa que se acercaba a lo más mínimo que hubiese deseado—, habían llegado a un bar, en dónde Doppo bebió un montón.

Riou miraba maravillado, grabando cada expresión. Suponía que Doppo no bebía a menudo, y por eso, no se medía cuando llegaba una ocasión, o en todo caso, sintiendo que sería más acertado, diría que tenía buena tolerancia… de todas formas, la anterior vez, cuando habían bebido junto a Jyuto, no era viernes, como hoy.

Viernes. Cierto, hoy era viernes.

 —¿Grotesco, verdad? —Rio Doppo, haciéndole una seña al barman, quien en seguida lleno su vaso—. Que un omega beba así. Ah… debo lucir risible, lo siento.  

Riou negó, extrañado por el comentario.

—Para nada. Es bueno divertirse de vez en cuando —negó el militar, por fin bebiendo de su vaso.

—Es inusual… por lo general, no encuentro personas como usted —se sinceró Doppo, mirando el contenido de granate de su vaso, con ojos desconcertantes. Riou rogó que Doppo nunca lo mirase así, porque de ser algún día el caso, quedaría afásico—, no salgo a beber con mis colegas de trabajo, porque se han disculpado si alguien de ellos se atreve. «Oye, Kannonzaka-San es un omega, no deberías hacerle esas propuestas», dicen ellos, mientras me miran con lástima y superioridad. Es horrible.

—Es un problema común para su casta —apoyó—, sin embargo, ha logrado sobrellevarlo, ¿no es así?

—No quita que me disguste —suspiró Doppo, sonriendo hierático.        

—Pero logra sobrellevarlo —insistió Riou, enamorado de esa expresión… eran esos ojos perdidos que lograron conquistarlo, cuando el omega se extraviaba, mirando a través de los ventanales del tren—. No es algo que cualquiera podría soportar.

—Supongo. Siempre tengo mala suerte en todo y siempre es mi culpa, tal vez estoy acostumbrado a echarlo a perder siempre —lanzó desganado, bebiendo del vaso.

—Está siendo  duro consigo mismo —opinó el alpha, sintiendo que esa aura de cansancio y pesimismo, eran habituales en el  pelirrojo. Él mismo podría enlistar centenares de palabras, que hacían al pelirrojo, simplemente magnífico.

—Ni si quiera puedo ser un omega normal —Se burló el oficinista—… es decir… ¿por qué ni siquiera puedo hacer bien ser un omega? Siete días de celo… parece una broma de mal gusto.

—¿Siete? —se sorprendió Riou, sin dejarlo notar en su voz. 

—Me gané malos ratos con un montón de imbéciles que hacían apuestas para ver quién de ellos lograba pasar junto a mí, durante el celo. Me enferma recordar aún su estúpido y burlón: «¡¿Siete días?! Imagina que afortunado será el tipo que sea su novio, la va a pasar de maravilla».

Riou contuvo la respiración, sabiendo que  hubiera disfrutado tener frente a él a esos idiotas en ese instante, que, con mucho gusto,  hubiese dado una paliza.

—Lamento que mi casta esté llena de idiotas —musitó sin más el alpha, recordando lo irreverentes que eran sus colegas de la milicia, con las betas y los omegas.

—Ah, no, lo siento, no dije esto para que usted me dé sus disculpas. Lo siento, lo siento… —Se apresuró Doppo, saliendo de su inmersión memorial.     

—No está bien, estoy completamente consciente de que tiene razón —Pidió otro vaso, imitando la mueca pensativa de Doppo—, no hay nada malo con los omegas, sólo… la sociedad está mal.

Doppo pestañeó con lentitud. Sonrió, bajando la cabeza, suspirando, con la mejilla posada en la palma de su mano.

Había querido ignorar ese pensamiento desde el primer minuto del encuentro, pero era muy evidente: Riou, definitivamente, era un alpha atractivo y muy inusual.

 

 

 

 

Oprimiendo una carcajada, Doppo bajó del taxi, siendo seguido por Riou, quién esbozaba una sonrisa burlona. La situación acontecida minutos antes de abandonar el bar, hubiese sido turbia, de no ser por un hecho cómico que impidió que Doppo prácticamente fuese drogado. Apenas Riou se alejó un momento para ir al baño, un tipo había sido lo suficientemente descerebrado, como para ofrecerle insistentemente al omega, una bebida sospechosa, cuya droga se hallaba en el vaso digerido —y erróneamente cambiado— por uno de sus cómplices, quien, prácticamente, se desplomó sobre las sillas. Riou intervino, furibundo, pero fue la sonora risita perversa de Doppo, la que lo sacó de su estado de furia, entendiendo al instante la situación.

Después de llamar a Jyuto, supo que ya no debía darle más vueltas al asunto. El beta era lo suficientemente diligente, para encargarse de unos pobres diablos imbéciles, que afortunadamente, habían fallado de manera miserable.

Ahora, se hallaba frente a la vivienda de su acompañante. Un Doppo de mirada risueña, trataba de hacerle una invitación con sus ojos. Por favor, sí. Lo que Doppo quisiera de él, jamás dudaría en dárselo.

—Kannonzaka-San  —pronunció Riou, con la mueca aún divertida, mientras sujetaba a Doppo por los hombros—… ¿tiene las llaves?

Doppo asintió, palpando los bolsillos de su pantalón negro, encontrándola, y entregándola al alpha posteriormente, quién abrió la puerta al instante.

«¡¿Le estás dando las llaves de tu casa a un completo desconocido, idiota?!». Por más que quiso acallar esa vocecita pretenciosa de su cabeza, no pudo hacer más que ignorarla, aún sabiendo que tenía razón.

No supo cómo entenderlo, y quería explicarse a sí mismo como era posible que esté tan relajado con un completo extraño, es decir, sólo sabía su nombre y su oficio y…  que era amigo de un antiguo conocido, pero… no sabía cómo explicar este nivel de complacencia. La compañía era más que perfecta, Riou era un hombre increíble, y no podía desconfiar de él, aunque quisiera.

—Creo que debería irme, para que usted pueda descansar, así que… —Dos dedos ajenos se posaron en los labios del militar, acallándolo, con suavidad.

—Busujima-San —Riou miró con atención los labios susurrantes de Doppo, tragando saliva. Doppo estaba muy cerca, mientras esbozaba una sonrisita retozona y entornaba esos ojos hermosos y luminosos suyos. Al fin entendía esa estupidez de las mariposas en el estómago—…  Lo siento, pero, ¿podría pedirle que por favor se quede un momento más…? No somos amigos, yo sé que mi compañía no es grata, aún así… ya que no nos vamos a volver a ver… yo… 

Riou tomó la mano Doppo, quién le impedía hablar, con suavidad, añorando el contacto.

—Podemos volver a encontrarnos  —sentenció Riou, rápidamente, temiendo que esta sea la última vez que pudiese compartir tiempo con el omega. Maldición, había disfrutado cada encuentro, hasta el más mínimo y fugaz. Se sintió increíblemente feliz y quería hacer feliz a Doppo. Él no quería dejar de verlo, jamás—. Podemos vernos seguido, podemos ser amigos o lo que usted quiera. De verdad quiero verlo seguido, Kannonzaka-San, yo… —Se detuvo, frustrado, soltando con suavidad la mano del pelirrojo, sintiendo que una declaración de amor sería demasiado apresurada o fácilmente rescindida, considerando que Doppo no lo había visto los primeros días que él sí, y que apenas habían convivido unas limitadas horas diarias.

Suspiró. Qué desastre. ¿Por qué debía ser así? ¿Por qué era el único que se sentía hechizado, embelesado, anonadado, y sus derivados? Necesitaba a Doppo, le encantaba verlo reír, divertirse, le gustaba escucharlo hablar del tema que fuese, y deseaba  animarlo, alegrarlo, besarlo, y  decirle lo hermoso e importante que era…

¿Por qué debía ser así? ¿Por qué se empezó a sentir así?

 Esto era unilateral, eso era todo lo que entendía en esos instantes.

—Uhm… e-entonces —Doppo inhaló con fuerza, con los ojos fijos en los de él. Las mejillas estaban encendidas de rojo, y los ojos centelleantes, mirándolo con cierta intrepidez—… si yo no soy repulsivo para usted, si yo no lo… aburro, nosotros podemos vernos más seguido…

Riou lo atrapó en un abrazo, juntándolo a su cuerpo, cerrando los ojos.

Doppo era maravilloso, y era el único que no lo sabía.  

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

>La Carne de Kobe, es considerada la más cara del mundo. La reces son variadas, tienen distintos modos de crianza de acuerdo al tipo de carne, y ésta pasa por estrictos controles de calidad; una forma fácil de identificarla, es un sello de crisantemo (emblema imperial de Japón). Lo cierto es que tuve que investigar un montón, porque una amiga me insinuó que en uno de sus viajes a Japón había tenido la oportunidad de comer dicha carne, pero que cuando lo hizo nuevamente en un sitio de su país, no era ciertamente lo mismo.  Yo sólo me pregunto porque invertí el salario de Doppo en carne costosa, haha.

Este capítulo me relajó mucho, les juro que amo a esta pareja con la intensidad de mil soles.

Como se sabe, hay nuevas divisiones, y yo aún estoy deliberando, y en fin… pueden encontrar esta historia también en Ao3 del mi usuario Nickyu_Shion como "Inevitable Attraction",

¡Muchas gracias por leer! <3


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