No debes tentar a un demonio. por angel-san
Notas del capitulo:Hola...esto esta inspirado en el arco de Weston College capitulo 69...o 70...mhp no me acuerdo bien, pero es la esena donde Ciel va a la Oficina de Sebatian.
NOTA: Los que no han leído el manga les daré un pequeñísimo resumen. Ciel tiene que resolver un caso en una escuela, para eso se vuelve estudiante y Sebatian se infiltra como maestro.
Aburrido…estresando… Se encontraba absurdamente aburrido.
Ciel Phantomahive dejó salir un suspiro, su cabeza se recostó contra la mesa, el libro frente a él estaba abierto perdido en una página sin importancia, no quería más estar ahí. La escuela era aburrida, sin embargo el caso se presentaba un poco más difícil de lo creyó.
Pero en ese instante… Recostado contra la mesa, sin nada que hacer solo podía pensar en lo aburrido que era eso.
Se preguntó que estaría haciendo en estos momentos Sebastián. Una ligera nostalgia entró en el. Sebastián siempre estaba a su lado. Ciel no podía especificar el momento en el cual su mayordomo se hizo indispensable para el.
Un suspiro volvió a escapar de sus labios…
Sebastián no había ido a verlo el día de hoy. Ciel olvidaba que estaba demasiado ocupado cumpliendo las exigencias que el mismo le dio. ¿Extrañarlo?... Tal vez si.
Otro suspiro…
Una idea le cruzo por su cabeza. Se puso de pie dispuesto a hacerla realidad. Después de todo no podía suceder nada tan malo.
Camino por los pasillos del colegio apresurado. Una sonrisa adornaba su rostro…una sonrisa de un pequeño niño apunto de hacer una travesura.
Ciel no podía decir que fue lo que le impulso hacer aquello…aburrimiento… Si podía justificarlo con eso.
Toco la puerta que tenia enfrente, no espero contestación, tomo la perilla de la puerta y abrió.
- ¡Profesor Michaelis!, hay algo que no entiendo, ¿podría ayudarme? -
- Adelante – escucho la familiar voz de Sebastián. Un estremecimiento lo asaltó.
- Parece ser que eres popular, “Profesor” Michaelis-- ¿su tono de voz sonaba tan provocador como pensaba?... Esperaba que si.
- Si, parece que todo el mundo está alabando la forma en que explico y mi amabilidad—Sebastián se levantó del asiento acercándose a él.
- Realmente me gustaría decirles tus métodos de enseñanza—una sonrisa salió de los labios del mayor, ese pequeño niño insinuaba algo- Fui invitado para reunirme con lo 4P mañana alas 4 de la tarde…
- Lo se… Pero no creo hayas venido solo a decírmelo- Sebastián se acerco a su Joven Amo, con su típica sonrisa en el rostro—No deberías tentar a un demonio – le susurro en el oído- puedes salir perdiendo el juego –
- Tal vez quiera perder el juego –
Sin esperar más Sebastián se acerco a la boca del menor besándolo fuertemente, hacia mucho que no probaba el sabor del pequeño.. Tal dulce.. Tan adictivo…
No tenía mucho tiempo, lo sabía, apresurado las cosas cargo al menor sin romper aquella danza de leguas. Lo recostó en la silla donde había estado anteriormente sentado, beso el mentón, la clavícula, sus manos se encargaban de desabotonar la ropa del menor.
Apresurado paso la legua por las tetilla rosas, escuchado los gemidos, sus manos ahora envolvieron suavemente el miembro, masturbando a un ritmo lento.
- Tendrá que ser rápido—Sebastián sentía la presión en su pantalón.
- Rápido – le dijo Ciel al tiempo que se volteaba, pego su pecho contra el respaldo de la silla, quedando parado pero inclinado hacia atrás, dejando a merced del mayor sus glúteos.
Sebastián miro deseoso el escenario enfrente de él. El culo redondo de su Joven Amo, sin pensarlo más, se desabrocho el pantalón inclinándose sobre el pequeño cuerpo, con una mano agarro la cadera del pequeño alzando la un poco más, el menor quedó de parado de puntitas arriba de los pies de Sebastián.
- Te dolerá – aviso el mayor, beso la piel expuesta del cuello.
- Solo hazlo – Ciel dio un grito sintiendo a Sebastián dentro. Ardía…Maldito Sebastián y su tamaño… Demonios… No caminara bien por un tiempo….
- Lo siento—el susurro de Sebastián empezó suave a masturbar al pequeño.. Unos segundos después el menor empujaba inconscientemente sus caderas, empezó las embestidas, rápidas, profundas.
Ciel sentía el cuerpo entumecido, sus piernas temblaban, y salían cada segundo gemidos de su boca, el calor le golpeaba la cara, debía estar inmensamente sonrojado.
Sebastián sentía el cansancio del pequeño, sin decir palabras, salió de él rápidamente, y lo cargo, se sentó en la silla, y posicionó a Ciel encima suyo, escuchando un gemido largo cuando volvió a entrar rápido.
- Esta mejor así, ¿no crees? - Ciel solo lo miro a los ojos incapaz de pronunciar palabra. Le faltaba el aliento, Sebastián paso sus brazos por detrás de las rodillas del pequeño, alzándolo fácilmente, tenía suerte de que su Pequeño Joven Amo fuera tan flexible, empezó las envestidas esta vez más profundas—mucho mejor—Sebastián tenía una sonrisa en la cara.
Se sentía más profundo, podía sentir su cuerpo temblando, estaba por terminar.
- Sebas… Sebastián- aviso dándole entender que acabaría pronto.
- Viene alguien—le dijo Sebastián aumentando el ritmo de las envestidas, no dejando que el pequeño empezará con reclamos, unas envestidas después Ciel se corrió manchando sus vientres y el se corrió en el interior de pequeño.
- Profesor Michaelis hay algo en lo que me gustaría que me ayudara-
- Adelante—el estudiante se asomo por la puerta.
- Muchísimas gracias—Ciel estaba enfrente del profesor sonriéndole, Sebastián se encontraba en su silla despidiendole con su sonrisa.
- Es un placer- Sebastián veía con una risa el rostro sonrojado del menor, lo vio darse la vuelta y caminar despacio hacia la salida.
- Buenas Noches Profesor—le dijo Ciel una vez en la puerta.
- Buenas noches Phantomahive—le despidió viendo como este salía, cerrando la puerta detrás de si.
- ¿En que puedo ayudarlo?....
…
Ciel salió de aquella habitación dejando de sonreír, dolía a cada paso que daba. Esta vez el maldito demonio se había sobrepasado…
No debes tentar a un demonio.
Ciel Phantomahive dejó salir un suspiro, su cabeza se recostó contra la mesa, el libro frente a él estaba abierto perdido en una página sin importancia, no quería más estar ahí. La escuela era aburrida, sin embargo el caso se presentaba un poco más difícil de lo creyó.
Pero en ese instante… Recostado contra la mesa, sin nada que hacer solo podía pensar en lo aburrido que era eso.
Se preguntó que estaría haciendo en estos momentos Sebastián. Una ligera nostalgia entró en el. Sebastián siempre estaba a su lado. Ciel no podía especificar el momento en el cual su mayordomo se hizo indispensable para el.
Un suspiro volvió a escapar de sus labios…
Sebastián no había ido a verlo el día de hoy. Ciel olvidaba que estaba demasiado ocupado cumpliendo las exigencias que el mismo le dio. ¿Extrañarlo?... Tal vez si.
Otro suspiro…
Una idea le cruzo por su cabeza. Se puso de pie dispuesto a hacerla realidad. Después de todo no podía suceder nada tan malo.
Camino por los pasillos del colegio apresurado. Una sonrisa adornaba su rostro…una sonrisa de un pequeño niño apunto de hacer una travesura.
Ciel no podía decir que fue lo que le impulso hacer aquello…aburrimiento… Si podía justificarlo con eso.
Toco la puerta que tenia enfrente, no espero contestación, tomo la perilla de la puerta y abrió.
- ¡Profesor Michaelis!, hay algo que no entiendo, ¿podría ayudarme? -
- Adelante – escucho la familiar voz de Sebastián. Un estremecimiento lo asaltó.
- Parece ser que eres popular, “Profesor” Michaelis-- ¿su tono de voz sonaba tan provocador como pensaba?... Esperaba que si.
- Si, parece que todo el mundo está alabando la forma en que explico y mi amabilidad—Sebastián se levantó del asiento acercándose a él.
- Realmente me gustaría decirles tus métodos de enseñanza—una sonrisa salió de los labios del mayor, ese pequeño niño insinuaba algo- Fui invitado para reunirme con lo 4P mañana alas 4 de la tarde…
- Lo se… Pero no creo hayas venido solo a decírmelo- Sebastián se acerco a su Joven Amo, con su típica sonrisa en el rostro—No deberías tentar a un demonio – le susurro en el oído- puedes salir perdiendo el juego –
- Tal vez quiera perder el juego –
Sin esperar más Sebastián se acerco a la boca del menor besándolo fuertemente, hacia mucho que no probaba el sabor del pequeño.. Tal dulce.. Tan adictivo…
No tenía mucho tiempo, lo sabía, apresurado las cosas cargo al menor sin romper aquella danza de leguas. Lo recostó en la silla donde había estado anteriormente sentado, beso el mentón, la clavícula, sus manos se encargaban de desabotonar la ropa del menor.
Apresurado paso la legua por las tetilla rosas, escuchado los gemidos, sus manos ahora envolvieron suavemente el miembro, masturbando a un ritmo lento.
- Tendrá que ser rápido—Sebastián sentía la presión en su pantalón.
- Rápido – le dijo Ciel al tiempo que se volteaba, pego su pecho contra el respaldo de la silla, quedando parado pero inclinado hacia atrás, dejando a merced del mayor sus glúteos.
Sebastián miro deseoso el escenario enfrente de él. El culo redondo de su Joven Amo, sin pensarlo más, se desabrocho el pantalón inclinándose sobre el pequeño cuerpo, con una mano agarro la cadera del pequeño alzando la un poco más, el menor quedó de parado de puntitas arriba de los pies de Sebastián.
- Te dolerá – aviso el mayor, beso la piel expuesta del cuello.
- Solo hazlo – Ciel dio un grito sintiendo a Sebastián dentro. Ardía…Maldito Sebastián y su tamaño… Demonios… No caminara bien por un tiempo….
- Lo siento—el susurro de Sebastián empezó suave a masturbar al pequeño.. Unos segundos después el menor empujaba inconscientemente sus caderas, empezó las embestidas, rápidas, profundas.
Ciel sentía el cuerpo entumecido, sus piernas temblaban, y salían cada segundo gemidos de su boca, el calor le golpeaba la cara, debía estar inmensamente sonrojado.
Sebastián sentía el cansancio del pequeño, sin decir palabras, salió de él rápidamente, y lo cargo, se sentó en la silla, y posicionó a Ciel encima suyo, escuchando un gemido largo cuando volvió a entrar rápido.
- Esta mejor así, ¿no crees? - Ciel solo lo miro a los ojos incapaz de pronunciar palabra. Le faltaba el aliento, Sebastián paso sus brazos por detrás de las rodillas del pequeño, alzándolo fácilmente, tenía suerte de que su Pequeño Joven Amo fuera tan flexible, empezó las envestidas esta vez más profundas—mucho mejor—Sebastián tenía una sonrisa en la cara.
Se sentía más profundo, podía sentir su cuerpo temblando, estaba por terminar.
- Sebas… Sebastián- aviso dándole entender que acabaría pronto.
- Viene alguien—le dijo Sebastián aumentando el ritmo de las envestidas, no dejando que el pequeño empezará con reclamos, unas envestidas después Ciel se corrió manchando sus vientres y el se corrió en el interior de pequeño.
- Profesor Michaelis hay algo en lo que me gustaría que me ayudara-
- Adelante—el estudiante se asomo por la puerta.
- Muchísimas gracias—Ciel estaba enfrente del profesor sonriéndole, Sebastián se encontraba en su silla despidiendole con su sonrisa.
- Es un placer- Sebastián veía con una risa el rostro sonrojado del menor, lo vio darse la vuelta y caminar despacio hacia la salida.
- Buenas Noches Profesor—le dijo Ciel una vez en la puerta.
- Buenas noches Phantomahive—le despidió viendo como este salía, cerrando la puerta detrás de si.
- ¿En que puedo ayudarlo?....
…
Ciel salió de aquella habitación dejando de sonreír, dolía a cada paso que daba. Esta vez el maldito demonio se había sobrepasado…
No debes tentar a un demonio.
Notas finales:Como saben llevo este fic pertenece a la sería de una y mil travesuras de Ciel Phantomhive, y este fic en especial lo pidió alguien. Ciel_chan si lees esto es para ti, la verdad me encantó escribirlo.
Si ustedes piensan que en el anime--manga hay un escenario que sea más que evidente que hay yaoi y quieres que les escriba sobre eso solo dejen un Review.
Gracias por leer.
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