~DE AMIGOS, APAPACHOS Y PITAHAYAS ~
Todos se preguntaban cómo es que un austriaco había llegado a México. Y no era un turista.! Los turistas llegaban a México sí, algunos se relajaban en las playas, otros conocían las ancestrales pirámides de las diferentes culturas precolombinas. Otro simplemente se deleitaban por los hermosos paisajes que poseía tan gran país.
De acuerdo, pudo haber viajado hasta México por cuestiones de trabajo. En una gran empresa extranjera o algo así. Pero no. Myu había llegado al país solo “por qué si”. Aparentemente.
Tampoco tenía ni un quinto. Pobrecito Myu. Por que trabajaba en un mercado vendiendo lo que pudiera.
Y es que, aparte, Myu tenía una apariencia extraña. Era muy alto, flaco. Tenía un cabello color rosado peinado hacia arriba, como estrella de rock pop alternativa grupie….y en realidad quien sabe que género. Tenía unos ojos….raros. Como de insecto, negros obsidiana. *. Nadie sabia que miraba, si el piso, el cielo, el culo de alguien. Por que parecía ver todo y no ver nada…..era inquietante.
El malinchismo* mexicano animó a algunos a hablarle . Pero Myu los ignoraba y a la larga, se aburrieron en insistirle. “
Pinche Diva” decían.
Habia alguien quien aún lo saludaba.
Diogenes. O Dio pa´la banda. Trabajaba como diablero* en la merced¨*. Es decir que andaba de un lado a otro cargando una inhumana cantidad de mercancía para vender. Y lo hacía rápido, sin tantos atropellos ni mayugadoras* . De cariñito le decían la mosquita. Anda en todos lados y lamentablemente solía juntarse con la mierda de la sociedad. Pero era un buen tipo, el Dio.
Ese día, Myu se sentó en una banca del parque que estaba alado del mercado. Tanto ruido le aturdía...pero al mismo tiempo alejaba sus negros pensamientos, distrayéndolo.
― Guerito. ¿quieres una pitahaya?
Y antes de que Myu respondiera un escueto NO, ya tenía en la mano una fruta rosa.
― Me acordé de ti, la pitahaya parece salida de otro mundo, como tu. ― informo sin que nadie se lo pidiera y tampoco sin que nadie lo invitara, el *Encajoso¨* Dio se sentó a lado de Myu mientras tomaba un refresco con un patito donald o su hermano espurio en el envase. ― ignorame , yo no estoy aquí.
― Eso es difícil… ― suspiró Myu, evidenciando que ya ha aprendido el español, miró la Pithaya con atención, girando la frutita rosada ciertamente escamosa. Sorprendentemente el interior de la fruta era blanca, pulposa, con semillas negras. Sin duda algo sumamente raro. -― gracias. Si parece de otro mundo
― DENANKIU**, guerito! Oye estás muy parlanchín* hoy. Y si, oiga, también le llaman la fruta del dragón
El rostro de Myu se oscureció, hizo una mueca y probó el fruto, encontrandole placenteramente dulce y delicioso. Los dragones le recordaba a “él”
― Ya veo, así que es esa la razón….
― ...mmm?
― Siempre me he preguntado qué razón tendría para irte tan lejos de tu país. Y ha sido por que te han roto el corazón.
― ¿Per….pero te has dado cuenta? ― Myu estaba sinceramente sorprendido. Dio era un hombre pequeño, pero astuto. Lastima de feo el pobrecito.
Dio sonrió y rió.
― Mis sentidos arácnidos . ― presumió el, haciendo referencia a cierto comic que leía siempre en sus tiempos libres - Fue muy valiente de tu parte...
Myu, bajó la mirada y suspiro.
― ¿Eso crees..?.para mi fue cobarde. Ya no quería sufrir. A pesar de mis esfuerzos y “mis transformaciones”, él lo prefirió a él...
¿Transformaciones?, mejor no preguntar, era lógico y si eres mal pensado, uno podía imaginarse que clara de “transformaciones” se refería.
― Si, bueno, me refiero que no toda la gente toma sus cosas y se va de su país para iniciar de cero, no toda la gente rompe de tajo con lo que le ha dañado...ni toda la gente tiene el valor de “transformarse” y “digi-evolucionar**” como tú
Myu se quedó mudo y boquiabierto por todo lo dicho. Se sintió turbado por lo que la mosquita le decía. Y eso que lo había tratado como menos que basura en el pasado. Despreciando por su fealdad….pero ¿él no había sido igual?.
Un vil gusano.
Quizá seguía igual apesar de sus esfuerzos. Radamanthys ha visto su feo interior y ha preferido estar con Valentine.
Myu agobiado por su pasado empieza a llorar, pero eso sí, sin dejar de comer la pitahaya.
Dio no sabe bien qué hacer. No había sido su intención hacerle llorar…
― Carnal...ey…― no sabia que hacer, así que solo le dio palmaditas consoladoras bastante torpes en su espalda - te lo tenias guardado, eh. mira nomas como se pone usté, guerito. ¿Sabe que necesita usted?.
Como Myu seguía llorando, gimoteando pregunto un: ¿Qué?
― Un amigo…y un apapacho...
El apapacho es abrazo en nahuatl, idioma de los aztecas y que alguna palabras se han conservado. Significa abrazar con el alma. Y así lo hizo Dio, apapachó a Myu dulcemente aun con las risas de los que pasaban por ahí.
― ¡Jotos! ― gritaban unos.
― Chinga tu madre!
Myu se tranquilizó, limpio sus lágrimas y por primera vez sonrió en todos los meses que llevaba en México.
― Vamos por unos tacos, yo invito.
― Pero lo que no pican por favor.
Toda la comida mexicana era demasiado picosa para el. Por lo que Dio le guiño el ojo.
― Esta no pica.
Si un mexicano dice eso, es que si, es picante . Ahora si Myu podía iniciar bien las cosas, desde cero. Solo necesitaba un amigo, apapachos y una rica pitahaya.
***