—Hola Aomine-kun —saluda Kuroko, mirándolo inexpresivo.
—Tetsu, respóndeme honestamente. —Sujeta al otro de los hombros y lo mira fijamente a los ojos.
— ¿Qué sucede? —Hace una pausa—, Estás demasiado cerca de mi rostro y me incomodas. —Frunce ligeramente el ceño y Aomine traga en seco.
— ¿Tú crees que Kagami acepte ir de vacaciones conmigo?
De repente, se forma un silencio incómodo.
—Claro que no aceptará —dice despreocupado y Aomine frunce el ceño, alejándose de Kuroko.
— ¿Cómo qué no?
—Kagami-kun se irá a Estados Unidos y no sé si él va a regresar para el próximo año escolar —comenta tranquilo—, ¿Es que él no te lo dijo? —Ladea la cabeza.
— ¿Se irá? —Se queda mirando un punto fijo en el suelo y Kuroko abre sus ojos con sorpresa, cuando ve que Aomine está llorando.
— ¿Aomine-kun? —Habla confundido y Aomine cubre su rostro, sollozando suavemente.
—Se va a ir Tetsu, justo cuando encuentro a una persona que me hace feliz… —Su voz se quiebra—, Lo he buscado desde que era pequeño, un chico que realmente pudiera devolverme mi amor por el baloncesto. —Sorbe su nariz—, Y él se irá para siempre…
Kuroko queda prácticamente sin habla. Él vio una vez a Aomine llorando, y fue cuando él ya había perdido todo el amor que sentía por el baloncesto.
¿Quién iba a pensar que el gran Aomine Daiki, lloraría por Kagami?
—Aomine-kun, era una broma. —Le palmea la espalda—, Kagami-kun no se irá a ningún lado, era mentira.
Pero no parece funcionar, porque aunque está un poco más calmado…, pequeña lágrimas siguen cayendo de sus ojos.
—Uh… —Kuroko frunce los labios y mira fuera de la cancha, notando que Kagami viene caminando hacia ellos.
—Hey. —Saluda el pelirrojo, bastante ajeno a la situación.
—Kagami-kun, ¿Podrías ir a decirle a ese hombre que no te irás a ningún lado? —Rueda los ojos y Kagami ladea la cabeza—, Está llorando porque cree que te irás a América. —Se cruza de brazos, negando con la cabeza.
Kagami esboza una sonrisa alegre y se dirige hacia Aomine, notando que éste le está dando la espalda. Kagami no duda en abrazarlo, apoyando su mentón en el hombro ajeno.
— ¿Qué pasa? —pregunta con voz suave y Aomine sorbe su nariz.
—Me pones mal. —Suspira—, Todo es tu culpa, maldito Bakagami. —Se da la media vuelta y sorbe su nariz.
—Pero si acabo de llegar. —Frunce el ceño y Aomine esboza una sonrisa—. Uh…, primero lloras y luego te ríes, eres tan raro. —Hace una mueca y Aomine lo abraza fuertemente.
—No te atrevas a irte a ningún lado —amenaza—, Eres mío. En el momento en que me devolviste mi pasión por el baloncesto, te convertiste inmediatamente en mi propiedad.
— ¿Soy tu luz? —pregunta con una sonrisa y corresponde al abrazo.
—Si. —Entierra su nariz en el cuello de Kagami.
—Lo siento, ya soy la luz de Kuroko. —Le da una pequeña palmada en la espalda y Aomine no puede reír—, Pero si quieres puedo preguntarle si le molesta tener un compañero. —Aprieta el cuerpo de Aomine contra el suyo y suspira.
— ¿De verdad te vas a quedar? —murmura con un puchero y Kagami muerde su labio, suspirando suavemente.
—Yo…, claro que no me iré a ningún lado. —Hace una pausa—, ¿Por qué querría irme y dejar a mi idiota favorito aquí?
Aomine suspira tranquilo.