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dime que si por tobio

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Notas del fanfic:

¿sería muy estupido si digo aquí dentro que la wea es omegaverse? 

Notas del capitulo:

es dificil conseguir un fic omegaverse donde la chica sea el alfa, asi que más les vale que los disfruten. 

“Eres hermoso. Te estaré esperando en el Maji Burger a las cuatro treinta”

 

Kagami relee la nota una y otra vez, buscando algún mensaje secreto o indicio de que es una broma, pero para su sorpresa, no hay nada.

 

¿Desde cuándo es hermoso?

 

Taiga se considera de todo, menos lindo…, y esa es una de las razones por las que odia ser omega. Todos dicen que los omegas son de contextura delgada, de estatura baja, ojos grandes y adorables…, como si fuesen pequeños conejos sumisos, que están en espera del lobo feroz.

 

¿Pero Kagami? Es grosero, innecesariamente alto, con facciones masculinas y en cierto modo con cara de maleante, cuerpo fornido y musculoso, bueno, él no luce como un omega en lo absoluto, y tampoco se siente como uno… ¿Por qué tuvo que ser parte de la estúpida minoría de omegas masculinos? Incluso siendo beta, hubiera sido feliz.

 

Volviendo al punto. ¿Cuál era el punto? Ah, sí. Kagami y su repentino admirador secreto.

 

— ¿Qué es eso Kagami-kun? —El mencionado gira su cabeza levemente a la derecha, y da un sato cuando ve que Kuroko está prácticamente de puntitas, intentando ver lo que está entre sus manos.

 

— ¡No es nada! —responde con un grito asustado y arruga la hoja de papel, escondiéndolo en su bolsillo—, ¿Dónde estabas? Hyuuga-senpai me mandó a buscarte —comenta con el ceño fruncido, mirando a su compañero en espera de una respuesta.

 

—He estado junto a ti desde que entraste a los vestidores —confiesa con voz neutra y ladea la cabeza—. ¿Qué era ese papel que escondiste en tu bolsillo? —pregunta tranquilo, mirando detalladamente cada movimiento de su amigo.

 

—Ya te dije que no es nada —dice alterado, desviando la mirada un momento.

 

— ¿Y por qué te has puesto nervioso entonces? —Huele un momento—, Siempre tienes aroma a menta cuando te pones algo perturbado —acota con voz suave, esperando que Kagami le dé una respuesta.

 

—Bueno… —Traga en seco y suspira, sacando la nota de su bolsillo—, Ésta nota estaba en mi casillero —explica con una mueca avergonzada, mientras le extiende la nota a Kuroko.

 

—Ah, sí, yo la puse ahí —responde neutral y Kagami se queda rígido como una roca. Claro, ¿Cómo alguien se iba a fijar en él? Todo señalaba que la nota, sería una cruel broma. Kagami fue estúpido al ilusionarse.

 

—Oh. —Rasca su nuca, desviando la mirada un momento—, ¿Y por qué hiciste eso? —pregunta tímido, ocultando la evidente decepción que siente.

 

—Una amiga de otro instituto me pidió que te la entregara —confiesa desinteresado y Kagami se sonroja nuevamente, sintiendo un leve cosquilleo en el estómago y su pecho acelerado.

 

— ¿Una amiga? —Pregunta curioso y Kuroko asiente con la cabeza—, ¿Cómo es ella? Quiero decir, ¿Ella sabe que soy omega? —Agacha la mirada con vergüenza, jugueteando con sus dedos pulgares, mientras que su cara arde como el inferno.

 

—Lo sabe. Ella se fijó en ti desde que jugamos en la Winter Cup. Participa en un equipo de basquetbol femenino del instituto Tōō —confiesa tranquilo y Kagami siente que su corazón acaba de ser flechado—, Pero si tú quieres, puedo decirle que no estás interesado. —Se encoge de hombros y Taiga exhala un suspiro, negando con la cabeza.

 

—Me interesa conocerla —confiesa con una media sonrisa, y Kuroko le sonríe de vuelta—, Pero, ¿Yo la conozco? No estoy muy seguro de querer juntarme con una completa extraña. —Ladea la cabeza y mira a su amigo con el ceño fruncido en duda.

 

—No lo creo. —Sujeta su mentón un momento—, ¿Has ido a alguna fiesta de Kise-kun? Ella siempre suele estar ahí, le gusta ir a comer y burlarse de los borrachos. —Se encoge de hombros.

 

—No, siempre que Kise me invita, lo mando al diablo —responde desinteresado y Kuroko asiente con la cabeza.

 

—Bueno, de cualquier manera, te deseo buena suerte. Aomine-san es un poco complicada de tratar. —Le palmea el hombro de forma amistosa, y Kagami se queda en los vestidores, sonriendo como un idiota.

 

¡Hoy tendrá una cita!

 

***

 

— ¿Kagami Taiga? —El mencionado alza la mirada, y sus ojos brillan con la intensidad de mil soles al encontrarse con una chica.

 

Es morena y de cabello azul, largo y ondulado. Alta, manos pequeñas con uñas perfectamente cortadas, piernas largas y un busto pequeño. Bien, es perfecta para Kagami.

 

—Uh, sí. Hola. —Hace una leve reverencia y se queda sentado. La bella chica se quita el bolso y se sienta frente a él, mirándolo con una leve sonrisa—, Disculpa, ¿Cuál es tu nombre? —pregunta con un pequeño rubor en sus mejillas.

 

¡Qué idiota! ¿Por qué no se lo preguntó a Kuroko?

 

—Aomine Daiki —responde tranquila, sin borrar la directa mirada del contrario—, ¿Por qué accediste a éste encuentro? —pregunta seria, ladeando la cabeza con sumo cuidado.

 

Entonces Kagami se siente como un estúpido, porque tal vez Kuroko le estaba jugando una broma. ¿Y si esa chica no tiene idea de quién es? ¿Y si lo llamó para burlarse de él?

 

—Me dio curiosidad conocerte. —Se encoge de hombros y desvía la mirada, ahora, se siente incómodo de que ésta chica lo esté mirando desde tan cerca.

 

— ¿Sueles participar a menudo en éste tipo de reuniones? —cuestiona curiosa, mientras entrelaza sus dedos sobre la mesa, esbozando una pequeña sonrisa coqueta para Kagami.

 

—No, es la primera vez que hago esto —responde atontado. Esa chica, esa bella y frágil chica es una alfa. Alfa. Alfa mujer. Alfa mujer y omega hombre. Kagami se va a desmayar.

 

—Genial, porque no lo harás nunca más. Desde hoy, te reclamo como mi omega —dice de una forma tan encantadora, que Kagami se queda babeando por ella un momento, hasta que nota lo raro de la situación.

 

— ¿De qué mierda hablas? —Frunce el ceño con extrañeza.

 

—Desde hoy eres mío. Te estoy reclamando omega, ¿Quieres que te orine encima para que veas que hablo en serio? —dice con una pequeña sonrisa burlona y Kagami chasquea la lengua, mirándola con repentino fastidio.

 

— ¿Y tú crees que solo por ordenármelo, yo aceptaré como si fuera un cachorro perdido? —cuestiona de forma retadora.

 

Aomine sonríe con la misma intensidad y se inclina, acercándose peligrosamente.

 

—Me gustan los omegas con carácter, masculinos y tercos —confiesa en un susurro y por encima de la mesa, acaricia la mano de Kagami—, Estoy segura que serás feliz, si te sometes a mí lo más pronto posible —susurra galante, expulsando un aroma demasiado excitante y seductor para el virgen de Kagami.

 

Pero esto no es lo que él quiere. Quiere amor, respeto mutuo, alguien que lo trate con cariño, alguien que lo ame y no que ame solo su cuerpo.

 

— ¡No! —Grita con el ceño fruncido y se suelta de un tirón—, Lo sabía, eres como todos los jodidos alfas, que creen tener control total sobre los omegas… —Gruñe enojado y algo nervioso—, ¿Pues sabes qué? Me importa un carajo lo que tú quieras, ¡Jamás saldré contigo! —Toma su mochila de forma violenta y se pone de pie, saliendo rápidamente del lugar.

 

Mientras Kagami va refunfuñando maldiciones a esa alfa desagradable y desconsiderada, un repentino mensaje de texto le llega al celular.

 

[Desconocido]: ¿Te han dicho que tienes un culo enorme? ;)

 

[Desconocido]: Soy Aomine, por cierto.

 

— ¡¿Y quién carajo le dio mi numero?! —grita molesto, jaloneándose los cabellos e intentando buscar una respuesta.

 

—Fue Tetsu —responden a sus espaldas y Kagami da un respingo. Cuando se voltea y nota que ahí está Aomine, con una sonrisa irónica—, No creí que harías semejante berrinche y te largarías de ahí, dejándome sola. —Alza una ceja, cruzándose de brazos—, Te creí más caballero.

 

Auch.

 

—Pues fuiste una completa idiota —contrataca, cruzándose de brazos también.

 

—No se supone que le digas eso a una mujer —dice tranquila y Kagami se siente culpable, mierda, tiene razón.

 

Doble Auch.

 

—Yo…, uh, me disculpo. —Alza la mirada y mira a la alfa a los ojos—, No quise dejarte sola y mucho menos faltarte el respeto. Pero debes admitir que fuiste una idiota —dice con el ceño fruncido y Aomine lo mira un momento, para luego reír de forma jovial y linda.

 

Kagami babea al verla.

 

—Está bien, fui una idiota. Me disculpo por haber dicho esa mierda tan degradante para los omegas. —Carraspea suavemente—, ¿Qué te parece si olvidamos esa primera mala impresión? —Cuestiona con una bella sonrisa y Kagami asiente embobado—, Soy Aomine Daiki, es un placer conocerte. —Hace una respetuosa reverencia-

 

—Kagami Taiga, el placer es mío. —Corresponde a la reverencia y se queda mirando a la chica fijamente.

 

— ¿Qué te parece si vamos a una cancha y jugamos un partido de baloncesto? —propone con una sonrisa coqueta y Kagami asiente, dándole una sonrisa amable.

 

—Un amigo me dijo que estás en el equipo de baloncesto femenino de tu instituto. ¿Eres buena? —pregunta curioso y Aomine le dedica una mirada desafiante.

 

—Barreré la cancha con tu linda cara. —Camina tres pasos y al estar junto a Kagami, lo agarra del antebrazo con cierta fuerza—, Se supone que esto es una cita, podrías actuar un poco más romántico conmigo, ¿No crees? —comenta con diversión y Kagami se sonroja, sintiéndose como un idiota por ser tan desconsiderado con la dama.

 

—Me disculpo nuevamente. —Sonríe—, Te invito a comer después del partido ¿Qué dices? —propone con una sonrisa adorable y Aomine sonríe orgullosa, asintiendo con la cabeza.

 

[Un mes después]

 

— ¿Cómo han ido las cosas entre tú y Aomine-san? —pregunta Kuroko y observa como Kagami se sube los pantalones del uniforme. Obvio, acaban de terminar la práctica y ya se dirigen a casa.

 

—Bien, somos buenos amigos. Ella me agrada. —Se encoge de hombros y se acomoda el pantalón a la cadera.

 

— ¿Decidieron quedarse como amigos? —Kagami tararea un “Ajá”—, ¿Y por qué decidieron semejante estupidez? —pregunta con una ceja alzada y Kagami suspira, abotonando su camisa.

 

—Bueno, no es como si yo estuviese desesperado por estar con alguien…, y la verdad es que prefiero tenerla de amiga, ella está un poco loca. —Se encoge de hombros y acomoda la manilla de la mochila a su hombro.

 

—Que lastima, hubieran hecho linda pareja —comenta el más bajo, mientras caminan tranquilamente hacia la salida.

 

Lo que Kagami jamás se espera, es ver que Aomine está ahí, con un enorme ramo de rosas blancas.

 

—Hola Tetsu. —Le dedica una sonrisa amable y el mencionado corresponde—, Hola galán. —Sonríe coqueta hacia Kagami, quien se queda mirándola con una ceja alzada.

 

— ¿Qué haces aquí? —Ladea la cabeza y la alfa solo se encarga de acercarse peligrosamente y sonreírle de forma adorable.

 

—Acepta salir conmigo —pide con las mejillas levemente sonrojadas, mientras le extiende el enorme ramo.

 

—No —responde de forma cortante y se queda mirándola por varios segundos.

 

—Pero…, pero te traje flores —dice con una sonrisa tímida y Kagami exhala un suspiro.

 

—No quiero tus flores tampoco —responde desinteresado y Kuroko se queda mirando fijamente a Aomine, quien pierde la paciencia en un parpadeo.

 

—Omega, acepta mis flores —habla demandante, pero Kagami ni siquiera se inmuta—, ¡Acéptame y sal conmigo! —declara con el ceño fruncido, pero ni siquiera la adorable pataleta de la alfa, puede ablandar el corazón de Kagami.

 

—Escucha Aomine, eres linda y divertida, pero eres una idiota clasista y no tolero tu actitud de mierda. —Se encoge de hombros—, No soy el típico omega que puedes mandar y someter, búscate otro —confiesa con una mueca aburrida, mirando con desinterés a la chica morena.

 

Aomine lo mira con atención y esboza una sonrisa encantadora, para luego golpearle la cabeza con el ramo de flores.

 

—Estúpido Kagami, acepta salir conmigo —dice de forma tierna y el mencionado se queda quieto.

 

—No quiero. —Y recibe otro golpe de flores.

 

—Acepta —ordena.

 

—No —responde despreocupado y se gana otro golpe—, Puedo hacer esto todo el día, ¿Por qué no vas a buscar a omegas indefensos al supermercado o a la secundaria? —pregunta desafiante. Se cruza de brazos y alza una ceja, entonces se gana otro golpe de flores.

 

— ¡Tarde o temprano serás mío! —Le arroja las flores a la cara y se aleja de Kagami con pasos ruidosos y marcados.

 

—Wow, jamás vi que ella actuara de esa forma —comenta Kuroko—, Al menos tiene buen gusto —dice con una pequeña sonrisa, viendo las flores que están maltratadas en el piso. Kagami exhala un suspiro.

 

—Ven, vamos al Maji Burger —dice cansado, pero antes de que pueda dar un paso, Aomine se acerca a él nuevamente—, ¿Qué ocurre? —pregunta curioso y la chica saca una caja de su mochila.

 

—Olvidé darte esto —dice con el ceño fruncido y le arroja la caja a la cabeza. Luego de eso, se marcha.

 

—Ustedes tienen una forma muy rara de demostrarse cariño —habla Kuroko, con una pequeña sonrisa en sus labios.

 

—No nos queremos —dice avergonzado y recoge la caja del suelo. Desenvuelve el regalo de la forma más cuidadosa posible y para sorpresa suya, hay un montón de chocolates o eso parece ser, porque están deformes y quemados.

 

Kagami siente que su pecho se infla, ¡Aomine le cocinó chocolates!

 

—Ella te gusta —comenta Kuroko, observando fijamente las acciones de Kagami y no es de extrañar, que el pelirrojo se ruborice por tales insinuaciones.

 

— ¿Qué tonterías estás diciendo? —Desvía la mirada—, Ella es una estúpida. Si voy a salir con un alfa, al menos quiero hacerlo con uno que me trate como persona y no como objeto. —Refunfuña y toma uno de los chocolates, probándolo.

 

Jodida mierda, sabe horrible.

 

—Ella ha estado insistiendo desde hace bastante tiempo —comenta Kuroko y toma un chocolate, lo huele y arruga la nariz. De la forma más discreta lo arroja al suelo—, Siempre que la ves, comienzas a oler diferente…, algo dulce que no logro identificar —menciona tranquilo, mientras ambos caminan hacia el Maji Burger.

 

—Tú más que nadie, sabe que yo nunca he tenido un aroma dulce —comenta con obviedad, llevándose otro chocolate a la boca. Si, aunque tengan un sabor horrible, Kagami va a comerlos todos porque Aomine se tomó el tiempo de prepararlos para él… ¡No es que Aomine le guste ni nada!

 

—No mencionaré que sonríes como idiota y que finges hacerte el interesante. ¿Olvidé decir que te pones nervioso y adorable? —Ladea la cabeza y Kagami escupe el chocolate que acaba comer.

 

— ¡No es cierto! —Le da un zape—, Ella no me gusta. —Se cruza de brazos y ambos se adentran al Maji Burger—, Es antipática, mandona, gruñona, orgullosa, tiene dientes perfectos, un hermoso cabello y ojos que me vuelven loco, ¡Es una bruja! —exclama de forma dramática y Kuroko se queda mirándolo con duda.

 

¿La estaba insultando o halagando?

 

—Claro Kagami-kun, lo que tú digas. —Se encoge de hombros y ambos se ponen en la fila—, No quiero que te pongas nervioso, pero Aomine-san está sentada en nuestro lugar —comenta atento y Kagami se encoge de hombros, restándole importancia…, y puede que él no sepa, pero Kuroko observa atento cuando Kagami mira de reojo hacia la mesa y su aroma se pone un poco más dulce.

 

Oh, él está tan enamorado.

 

[Cuatro meses después]

 

—Acepta ser mi novio —demanda Aomine, con los brazos cruzados sobre su pecho y una ceja alzada.

 

Kagami se queda quieto, porque su alfa está de pie en medio de los vestidores masculinos, y justo detrás de Kagami viene una manada de chicos sudorosos y cansados.

 

— ¡Sal de aquí! —Grita histérico, y se pone nervioso cuando sus compañeros de equipo comienzan a entrar a los vestidores. Nadie le ha tomado atención a la morena.

 

— ¿Por qué? ¿Te avergüenza que vea tu pene pequeño? —pregunta con una ceja alzada y recarga su peso sobre un casillero, justo el de Kagami.

 

—Ella conoce tu secreto, Kagami —comenta Hyuuga, mientras se quita la camiseta.

 

Kagami tiene su rostro tan rojo como un tomate.

 

—Aomine, ¿Podrías esperarme afuera? —pregunta de forma suplicante y la alfa frunce el ceño, acercándose a Kagami inmediatamente.

 

—Venga, vamos a fuera un momento —dice con voz firme y ambos abandonan los vestidores. Ella lo lleva a las gradas del gimnasio—, ¿Está bien aquí? —pregunta Aomine, mirando a Kagami con auténtica preocupación.

 

—Lo siento, no es justo que una dama vea a unos montones de adolescente sudorosos —comenta con una sonrisa y Aomine se sonroja levemente, desviando la mirada.

 

—No es como si me interesara mirar a uno de ellos —responde tranquila y se sienta junto a Kagami, quien de forma inmediata la abraza de los hombros—, Entonces… ¿Vas a confesar que te gusto y aceptarás ser mi novio o qué mierda? —pregunta con una sonrisa y Kagami exhala un suspiro.

 

—No voy a confesar nada, tú no me gustas —dice tranquilo y la alfa frunce el ceño, pero logra calmar su ansiedad cuando siente el suave aroma dulzón de su omega, Kagami solo huele así para ella.

 

—De acuerdo, ¿Entonces qué hago? —cuestiona calmada, apoyando su cabeza en el hombro ajeno—, Tú me gustas, pero yo no te gusto a ti… ¿Debería rendirme? —pregunta y se queda en silencio un momento.

 

— ¿Qué crees tú? —responde con una sonrisa divertida y Aomine lloriquea molesta.

 

—Siempre haces lo mismo. ¡Te gusta ver cómo me arrastro, para que me des algo de cariño! —reclama con un puchero y Kagami sonríe, acomodando su cabeza sobre la de Aomine.

 

—Me conviene decirte que no —murmura con una sonrisa y Aomine se aleja un poco, mirándolo fijamente a los ojos.

 

—Claro, porque cuando me dices que no, ando todo el día pensando en ti como un maldita estúpida. —Se cruza de brazos—, Planeando y planeando para que me des un sí.

 

—Lo fácil nunca dura demasiado. —Le sonríe coqueto y Aomine rueda los ojos.

 

—Vas a matarme…, o mejor aún, yo te mataré a ti. —Se queda mirando a Kagami fijamente y éste sonríe, juntando sus labios para darle un pequeño beso.

 

— ¿Qué haces aquí tan tarde? —cuestiona curioso y Aomine exhala un suspiro, apegándose a él.

 

—Vine a ser rechazada por el omega estúpido que me gusta —confiesa con voz suave y Kagami sonríe amable.

 

—Debe ser un completo idiota, ¿No? —Alza una ceja y Aomine se queda mirándolo fijamente.

 

—No te atrevas a hablar así de él —regaña con una sonrisa y luego arruga la nariz—, Ahora, ve a darte un maldito baño porque hueles a basurero. —Cubre su nariz y empuja a Kagami lejos, quien solo ríe y se pone de pie.

 

—Quedate aquí, te acompañaré a casa —dice con una sonrisa y Aomine solo le hace señas para que se vaya.

 

[Dos meses después]

 

—Tengamos sexo —dice Aomine, y Kagami la mira repentinamente con el ceño fruncido.

 

—No quiero escuchar eso mientras estoy comiendo mi helado —regaña molesto, porque claro, luego de muchos ruegos por parte de la alfa, Kagami aceptó que fueran novios, más no han hecho nada más que besarse.

 

— ¿Por qué no? Somos novios, es normal que hablemos de nuestra vida sexual. —Se encoge de hombros y lleva una buena cucharada a la boca, observando con curiosidad a su omega—, ¿Quieres hacerlo? —Traga el frío dulce y deja el vaso sobre la mesa de centro.

 

—No. —Rueda los ojos—, Llevamos dos meses de novios, ¿Cómo esperas que acepte follar tan pronto? —Alza una ceja y Aomine se queda en silencio, acurrucándose un poco contra el sofá.

 

—Sí, pero estuve insistiendo por casi cinco meses para que me dieras una oportunidad, lo que nos deja en… —Hace cálculos—, Seis meses rogando, ¿Por qué no pasas tu celo conmigo?

 

—Idiota, son siete meses. —Rueda los ojos y la chica lo mira con sorpresa.

 

—Más de seis meses, ¡Wow! —Hace una pausa—, Hazlo conmigo, vamos. —Insiste, mirando a su omega con notoria suplica.

 

—No me siento preparado… —Desvía la mirada con cierta vergüenza y Aomine ladea la cabeza.

 

— ¿Te avergüenzas de tu cuerpo amor? ¡Pero si eres guapísimo! —Habla con una sonrisa amable y Kagami agacha la mirada—, ¿Qué está mal entonces?

 

—Hum…, soy como…, muy inexperto en ese tema. —Rasca su nuca—, Ya sabes, antes de ti nunca tuve novia y…, no quiero decepcionarte. —Se encoge de hombros y Aomine siente que su corazón se acelera, por lo cual no duda en abalanzarse sobre Kagami.

 

— ¡Aw! —Lo abraza con fuerza—, ¿Sabes que te amo, verdad? —pregunta con una sonrisa tierna, estando prácticamente recostada sobre el omega. Kagami asiente lentamente—, Y amo a tu corazón más que a nada…, jamás te obligaría a hacer algo que no quieras —murmura con una sonrisa y se inclina, dándole un corto beso en los labios.

 

—No te va a funcionar boba, no pienso pasar el celo juntos —dice divertido y Aomine lloriquea, enterrando su rostro en el cuello de Kagami.

 

—No importa, te esperaré —susurra con un suspiro, y Kagami la abraza de la cintura. Ellos se quedan en esa posición por varios minutos, hasta que Aomine levanta su cabeza y se queda mirándolo fijamente—, ¿Me amas? —pregunta seria y Kagami alza una ceja, curioso.

 

—Lo hago.

 

— ¡¿Y por qué jamás me lo dices?! —regaña, dándole pequeños golpes en las mejillas. Kagami solo ríe divertido.

 

—Tú tampoco me lo dices. —Aomine deja de golpearlo y se queda mirándolo fijamente.

 

— ¿Qué mierdas? ¡Te lo digo cada dos minutos! —Hace un puchero y Kagami se queda pensativo.

 

—Hoy no me lo has dicho.

 

— ¡Te lo dije hace un momento! —Frunce el ceño y pelliza el brazo de Kagami, haciendo que éste se queje adolorido.

 

—Alfa, estás haciéndome enojar. —Frunce el ceño también y Aomine ríe.

 

—Omega, me estás excitando con tu actitud. —Alza una ceja y Kagami exhala un suspiro, mirándola fijamente.

 

Él jamás se va a cansar de ver a Aomine, con su cabello largo y ondulado. Sus manos delicadas, sus ojos hermosos, su personalidad tan desagradable pero adorable, ¡Ugh! ¡La ama demasiado!

 

—Te amo —confiesa con una expresión tranquila, y un leve rubor en sus mejillas.

 

Aomine se sonroja también. El que Kagami le diga que la ama de forma tan abierta y seria, solo provoca que su corazón se acelere y su loba revolotee como una loca.

 

—Ya lo sabía —confiesa con una sonrisa burlona—, ¿Cómo no amarme? ¡Soy adorable! —Explica divertida y Kagami rueda los ojos, acomodándola un poco sobre su cuerpo—, Me di cuenta de una cosa —comenta repentinamente seria.

 

— ¿Qué?

 

—Un pequeñín, tontín, chiquitín, problemín —dice con una mueca y Kagami se preocupa, mirándola fijamente.

 

— ¿Qué es?

 

—No te he marcado —comenta seria, mirando a Kagami con ojos curiosos y tranquilos.

 

 Kagami entra en un pequeño ataque de pánico, porque él está seguro que la mordida duele como el jodido infierno, y que además de eso, se vuelve completamente dependiente del alfa. Él no quiere eso, no quiere tener de depender de alguien, sufrir por su ausencia e incluso morir si ésta persona llega a dejarlo.

 

— ¿Quieres que te orine aquí o vamos al baño? —dice Aomine, sacándolo de sus pensamientos. Kagami frunce el ceño.

 

— ¿De qué hablas?

 

—Ya sabes, los perros suelen marcar su territorio, meando en él. Es obvio que yo quiero marcarte… ¿Dónde te gustaría que lo hiciera? —pregunta con una sonrisa amable y le acaricia suavemente la mejilla. Entonces Kagami entiende que ella jamás lo presionaría a nada, y solo suspira aliviado.

 

—En ningún lugar, no dejaré que mees sobre mí. —Arruga la nariz y Aomine frunce el ceño.

 

— ¡Eres un desconsiderado! No quieres hacer el amor, no me dejas marcarte con meados tampoco… ¿Qué debo hacer para que aceptes alguna propuesta? —pregunta con un leve puchero y Kagami se queda mirándola un momento más, para luego sonreír.

 

—Aceptaré cuando me pidas matrimonio —murmura con una sonrisa y Aomine exhala un suspiro, dejándose caer como peso muerto sobre su omega.

 

[Dos años después]

 

—Cásate conmigo —pide Aomine, sosteniendo un lindo anillo en sus manos.

 

—No —dice Kagami, cruzándose de brazos y luciendo particularmente molesto.

 

—¡¿Por qué no?! —Gruñe la alfa, ganándose una ceja alzada de su pareja—, ¡Y quiero una respuesta no gay!

 

— ¿De qué hablas?

 

—No te quieres casar conmigo porque te enamoraste de Kise, ¿Verdad? —Pregunta de forma dramática y hace crujir los huesos de sus manos—, Maldito rubio teñido, pagará con sangre la humillación que he sufrido éste día.

 

— ¡Deja de hablar idioteces! —Regaña el omega y Aomine se voltea a mirarlo—, No pienso casarme contigo… ¡Porqué yo iba a proponértelo hoy! —Exclama molesto, enseñándole una pequeña caja azul de terciopelo.

 

— ¡No quiero casarme contigo! ¡Tú cásate conmigo! —Gruñe con el ceño fruncido y Kagami la mira molesto.

 

— ¡No! ¡Tú cásate conmigo!

 

— ¡Dime que sí alguna vez, con un demonio! —Grita eufórica.

 

— ¡Entonces si quiero! —responde enojado y Aomine se queda mirándolo un momento.

 

— ¿Me dijiste que sí? —Kagami asiente con la cabeza—, ¡Me dijiste que sí! —Y sin decir nada más, se abalanza sobre Kagami, besándole los labios, mejillas, nariz y frente.

 

Y aunque Kagami rechazó a Aomine mil veces, ella se dio la tarea de insistir, dos mil veces más.

Notas finales:

me encantAAAaAaaAAaAaaAaA


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