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A Thousand Years por Etsuko Kagayaku

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Notas del fanfic:

Se me ocurrió un pequeño songfic con esta canción que es hermosa a mi parecer.

Notas del capitulo:

Hora de leer :3 la canción en que me inspire se llama A Thousand years.

 

El corazón late rápido,
colores y promesas,
¿cómo ser valiente?
¿cómo puedo querer cuando temo caer?

Se encontraba en su estudio, como de costumbre con una taza de té en mano, miraba por el ventanal a su mayordomo quien solo se encontraba parado allí, en medio de los rosales, siendo acaparado por la brisa matinal. Lo miró extrañado, el demonio solo veía hacia la nada, como si estuviera hipnotizado por algo que él no lograba ver. Sonrió con curiosidad, se preguntaba que sería lo que le pasaba al mayordomo. Pensaba seguir leyendo unas propuestas de inversionistas pero decidió que mejor iría hacia donde el azabache e increparlo para saber que era lo que le sucedía. Dejó el té sobre el escritorio y caminó lentamente hacia el jardín trasero, total sabía que el mayordomo no se movería de allí. Bajó las escaleras sin evitar ver el terrible escándalo que hacían los sirvientes en la cocina, tocó sus sienes con los dedos tratando de calmarse a si mismo. Esa era la cuarta vez que seguramente deberían de rehacer la cocina en una semana.

Una vez afuera, lo vio ahí, aún parado mirando a la nada, debía aceptar que se estaba empezando a preocupar.

—Sebastian—

Como si lo hubieran despertado de un oscuro transe el mayordomo volteó rápidamente hacia el conde. No pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa que dejó asombrado al peliazul.

Ciel tenía la boca entreabierta de la impresión. Su mayordomo no hacía mas que sonreirle sinceramente. No tenía idea de lo que estaba sucediéndole.

Pero viéndote solo,
todas mis dudas de alguna manera desaparecen,
un paso más cerca,
he muerto todos los días esperándote,
querido, no tengas miedo de que te haya querido,
durante mil años.
te querré por otros mil más.

—¿Te encuentras...bien?—

El mayordomo rió por lo bajo.

—Mas que bien, mi bochan—Dijo Sebastian con dulzura.

El tiempo permanece detenido,
belleza en todo lo que ella es,
seré valiente,
no dejaré que nada se lleve
lo que está delante de mí,
cada respiración,
cada hora que ha llegado a (ha terminado en) esto,
un paso más cerca.

Si, esas palabras no sonaron como de costumbre, había cierto tono meloso en la forma que le había contestado.

Se quedaron mirando en medio de los rosales sin saber que hacer realmente o siquiera que decir. Era un momento extrañamente mágico, solo los dos mirándose como si alguno de los dos fueran a desaparecer. Mas el momento fue arruinado cuando Lizzy que apareció en la mansión de repente se llevó a Ciel a los tirones. El conde pudo ver como el mayordomo bajaba su mirada y su sonrisa se apagaba decepcionada.

Estuvo toda la tarde "jugando" con Lizzie quien no paraba de hablar de un nuevo vestido que usaría en el vals que ofrecería la reina la semana entrante.

He muerto todos los días esperándote,
querido, no tengas miedo de que te haya querido,
durante mil años.
te querré por otros mil más.

Mas a Ciel no le importaba lo que la rubia le decía, solo pensaba en su mayordomo y en la forma extraña en la que se estaba comportando.

En cuanto su prima se fue, él pudo seguir trabajando con los papeles de su compañía, mas la puerta abriéndose y dejando pasar a su demonio con un carrito trayendo el té de la tarde junto a lo que parecía un delicioso postre de chocolate llamó su atención.

—Bochan he traído para usted este té relajante de canela, se que se siente un poco contracturado por la visita sorpresa de su prima, también he preparado una pequeña tarta de chocolate suizo combinado con vainilla y menta.—

Y todo el tiempo creí que te encontraría,
el tiempo ha traido tu corazón hasta mí,
te he querido durante mil años,
te querré por otros mil más,
un paso más cerca,
un paso más cerca.

Ciel miró con ganas el trozo de tarta que Sebastian le había puesto delante. No puedo evitar probar un trozo, logrando que su rostro se ilumine por el delicioso sabor.

No se percató de que el demonio estaba mirándolo con una sonrisa satisfecha que irradiaba ternura ante la cara que él había puesto.

El conde lo miró con reprobación tratando de ocultar su verguenza, vio como el mayordomo se acercaba a él lentamente y se arrodillaba quedando a su altura. No entendía que estaba haciendo hasta que el demonio limpió la comisura de sus labios manchada por el chocolate.

Sebastian emitió una pequeña carcajada y se dedicó a salir del estudio.

Ciel mas que abochornado tiro el tintero contra la puerta mascullando "demonio idiota"

Del otro lado Sebastian solo se iba por el pasillo riendo con ganas sabiendo lo incómodo que había puesto al menor.

Eran las siete de la tarde y Sebastian había convocado a Ciel a la sala de baile de la mansión.

—Bien joven amo, es hora de practicar el vals, en el baile que ofrecera la reina deberá bailar con mas de una jovencita y lo que menos queremos es que haga el ridículo ya que usted no cordina bien sus pies.—Le dijo en forma de burla el mayordomo

—Tal vez si tuviera a alguien que me enseñara mejor...—Contratacó el niño.

—No va a encontrar a nadie mejor que yo se lo puedo asegurar.—

Sebastian tomó a Ciel y se lo llevó contra si mismo, logrando que el menor se incomodara y se sonrojara mientras lo miraba a los ojos, Sebastian suspiró levemente y comenzó a bailar, tratando de que Ciel hiciera una coordinación certera.

Cuando Ciel logró coordinar sus pasos de acuerdo a la música, práticamente danzaba de maravilla sobre la pista con su demonio quien no dejaba de sonreír ante el menor que hasta parecía se entretenía.

En un momento Ciel no pudo evitarlo y tropezó cayéndose hacia atrás llevándose al demonio consigo.

He muerto todos los días esperándote,
querido, no tengas miedo de que te haya querido,
durante mil años.
te querré por otros mil más.

En el suelo quedó Sebastian sobre Ciel, ambos se encontraban a escasos centímetros, lo que pasó a continuación dejó sin habla al menor. Sebastian lo estaba besando y él sin saber que hacer, si sacárselo de encima y gritarle o seguir con el beso el cual lo estaba dejando sin aliento. Decidió abrazarlo por el cuello y seguir besándolo. Por minutos se mantuvieron de esa forma uno sobre el otro abrazados y besándose con pasión. En cuanto Ciel reparó en lo que hacía se alejó de Sebastian como si el contacto le quemara.

—Yo...solo perdón—

Salió corriendo del salón y se fue a su habitación, dejando a un demonio con la mirada perdida y bastante decepcionado.

Los días pasaron y había llegado la hora de causar sensación en el palacio de la reina. Ciel con su culta elegancia sacó a bailar a mas de una jovencita las cuales terminaban sonrojadas por el momento tan sugestivo.

Ciel solo miraba a Sebastian quien se encontraba parado contra una columna mirándolo con tristeza.

En cuanto llegaron a la mansión Ciel se fue hacia su estudio sin mediar palabra. Quería decirle a su demonio lo que sentía porque sabía que el pelinegro sentía lo mismo por él, solo había que dar un paso, solo uno.

Fue hacia el salón de vals y llamó a Sebastian quien apareció impresionado al sentir la música correr.

Ciel le sonrió y le tendió la mano.

Sebastian sonrió de oreja a oreja y lo tomó entre sus brazos, comenzando a danzar mientras se besaban con un amor único.

No eran necesarias las palabras, ya sabían lo que eso significaba, lo supieron desde el primer día...

Y todo el tiempo creí que te encontraría,
el tiempo ha traido tu corazón hasta mí,
te he querido durante mil años,
te querré por otros mil más.

Notas finales:

Espero les haya gustado :3


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