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Catarsis por LECTERSWAN

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Notas del capitulo:

Hola a todos¡ 

Sé que tardé más de una semana, esto se supone debía de actualizarlo el día 23, pero en mi defensa solo diré que conseguí un buen trabajo y pues...ustedes entenderán que estoy medio menso y me tardó en agarrar el hilo, sobre todo si se tratá de un hospital de Traumatología de alta especialidad, perdón por tardar pero hoy que es mi descanso planeo ponerme el corriente, así que trataré de actualizar cada martes, de no ser posible espero me tengan paciencia porque esta nueva etapa en mi vida es muy importante y quiero dar lo mejor de mi, así que debo de estudiar cual poseso para poder lograrlo.

Igual trataré de darme mis tiempos y organizarme para no fallarles. Dicho esto, al fic¡

Por cierto, ya saben que los personajes no son mios, son de JK Rowling, yo solo los tomé prestados para entretenerlos un rato.

 

-----POV Draco-----

Toda la maldita mañana había estado dándole vueltas a la idea en su cabeza, de tanto pensar en eso permanecía en un estado de tensión constante, incluso ya hasta le empezaba a doler la cabeza.

Todo en su mente le decía que era una muy mala idea y que se arrepentiría de lo que iba a hacer, pero en el fondo otra pequeña voz le decía que debía de intentarlo, al menos para conocer que reacción tendría y valorar, dependiendo de esta, como era que debía de proceder.

Después de todo Potter no podía odiarle tanto ¿O sí?

Si bien era cierto que apenas le conoció no iniciaron con el pie derecho y durante sus años escolares Draco siempre se había empeñado en hacerle la vida imposible tanto de su parte como de la de Potter, así que básicamente estaban a mano ¿No?

Además durante esos años jamás se había dado cuenta de que no molestaba a Potter porque le odiara sino que más bien se sentía despechado, inaudito, sí, pero esa era la verdad y es que cuando cuentas con 11 años es duro cuando un posible amigo te dice que no desea estar a tu lado y que prefiere a alguien como un Weasley de amigo. Él nunca se recuperaría de esa desilusión y a partir de ahí fue que inicio su vida centrada en hacer a Potter miserable. No fue sino con el tiempo y cuando fue madurando que se dio cuenta que lo que sentía por el chico delgado de lentes era algo más que odio.

Siempre se preocupaba por él aunque no lo notara, siempre trataba de toparse con él aunque fuera por los pasillos entre clase y clase y más de una vez se sorprendió al quedarse mirándole fijamente.

Todas esas cosas aunadas al hecho de que su familia estaba más que desesperada por encontrar el favor del señor Tenebroso no hicieron más que dejarle en claro que le quería y no como un amigo, como había pensado de niño, sino como a algo más. Y no le molestaba el hecho de que le gustase un chico, ya desde antes había tenido relaciones, aunque pasajeras, con algunos de los compañeros de su casa. Lo que le molestaba era el hecho de que ahora como le haría para decírselo a Potter.

Lo callo durante mucho tiempo pero ahora estaban en su último año de estudios en Hogwarts y la batalla final se acercaba, no tenía que ser hijo de Lucius Malfoy; mano derecha del señor tenebroso; para darse cuenta de ello. Y pese a que su familia deseaba que el Señor tenebroso obtuviera la victoria en su misión de matar al “niño que vivió” tampoco quería que Potter muriera. Ahora estaba en más que problemas pues no sabía hacia donde debía de dirigir su lealtad. Tal vez si Potter le demostrara aunque fuera que tenía una oportunidad…una sola…

Y fue ahí que decidió jugárselas todas. Le diría a Potter lo que sentía por él y que desde hacía mucho había callado, si este le correspondía le seguiría hasta el mismo infierno, si no… tendría un futuro como mortifago al lado de sus padres. Se jugaría el todo por el todo sin importar que.

Fue así que después de enterarse que tanto Potter como él estaban seleccionados para el torneo de las casas no dudo en poner en marcha su plan. Espero y analizó la situación con verdadera maestría antes de decidirse. Ese día estaban en la clase de pociones y cuando Potter parecía irse aprovecho la situación y choco a propósito con él para meter un pedazo de pergamino en uno de los bolsillos de su túnica.

-Fíjate por donde vas Potter- le dijo para despistar a cualquiera que le hubiera visto chocar con él. Así se fue esperando, con el corazón en la mano, a que Potter asistiera y por fin pudiera decirle lo que en verdad sentía. Sin más tiempo que perder él se dirigió hacia el lugar y espero, y espero, Potter parecía tardarse y eso solo lograba ponerle aún más ansioso.

Empezó a caminar de un lado a otro intentando contener las ansias que le embargaban, pronto empezó a arrepentirse de sus acciones. ¿Qué tal si Potter no iba? ¿Qué tal si lo tomaba como una broma? Sin duda se sentiría mal pero ¿Y si sabía de quién se trataba y no le importaba en lo más mínimo? Si eso pasaba su corazón acabaría más que roto.

Sin embargo pronto sus miedos fueron desapareciendo cuando vio a Potter aparecer por una de las esquinas del pasillo, por un segundo creyó que no iría pero al parecer eso no fue tan cierto. Pronto la sensación de alivio fue cambiada a una de angustia, ahora que le tenía ahí ¿Qué le iba a decir? Sin dudas no pensó en eso, en cierto punto se dejó llevar y no dudo en expresarlo cuando le dijo que no esperaba verle ahí. Sin dudas fue una estupidez decir eso pero era la verdad. Claro que Potter no se dejó impresionar por eso y empezó a atacarle de forma tal que incluso estuvo más seguro de que estar ahí había sido una gran estupidez. Pero ya estaba ahí y si algo bueno tenían los Malfoy era que no se rendían hasta dar toda la batalla y así mismo lo haría.

Fue así que acabo diciéndole, de forma directa, que le gustaba. Mejor ir directo al punto que andar dando más vueltas, entre más rápido supiera que reacción tendría el Gryffindor más rápido podría ver cómo iba a responder él mismo. Aunque claro esperaba cierta negación aún tenía la esperanza de que al menos le diera una oportunidad para poder demostrarle cuanto le quería.

-Se te acabaron las ideas, ¿No?- fue la respuesta que obtuvo por parte del de lentes, no la entendió y su expresión lo dejo en claro- ya no sabes cómo dirigirte a mí para llevarme al lado del señor  Tenebroso y has tenido que recurrir a esto, ¿No?

-¿Estas idiota Potter?- ante las acusaciones del de lentes no pudo menos que ofenderse. ¿Quién podría ser tan hijo de puta como para fingir eso? ¡No soy tan maldito como para humillarme así! –por un momento sintió como la ira le inundaba seguida de una oleada de profunda tristeza. ¿Esa era la imagen que le daba a Potter? ¿Tan maldito creía que era? ¿Ni siquiera le iba a dar la oportunidad de demostrar que podía ser una buena persona?

Vaya que entonces su vida sí que valía una mierda, ni siquiera el tan famosísimo Harry Potter “El niño que vivió” “La última esperanza del mundo mágico” le daba la oportunidad de demostrarle que podía ser una buena persona si tan solo le daban una pequeña, casi mísera oportunidad de demostrarlo.

-!Eres un mortifago¡- y ahí estaba de nuevo, Potter tenía esa maldita manía de decir esa palabra como si con ello se pudiera demostrar cuan malo o bueno era una persona ¿Es que acaso no entendía que en todas las personas existían ciertas tonalidades de grises y no se las debía de clasificar solo en blanco y negro? En definitiva ahora mismo estaba más que enojado pero más consigo mismo pues no era posible que de todos los buenos partidos que tenía acabara enamorándose del más cabeza hueca de todo Hogwarts.

-Deja de decir eso Potter, -siseo furioso no sabiendo ahora como tomar el asunto, ahora ya le había dicho la verdad, había desnudado parte de su alma con la intención de ver si al menos podía aspirar al perdón de ese estúpido chico de gafas, del cual se había enamorado. Pero parecía ser que ni siquiera era merecedor de una segunda oportunidad.

-No dejare de decirlo, ¡Eres un mortifago¡ estás a las órdenes de Lord Voldemort- un escalofrió recorrió el cuerpo del rubio al oír ese nombre tan temido- ni siquiera eres capaz de escuchar su nombre y sin embargo has decidido ser uno de sus servidores.

-¡Tú no sabes nada¡- por primera vez en la vida había gritado, antes solo levantaba levemente la voz y le imprimía un gran desprecio a su voz. Pero ahora todo era sumamente diferente pues en su voz lo único que se podía oír era el miedo y el rencor mezclados y todos dirigidos hacía la persona del de lentes.

-¡Sé que lo que haces no está bien! ¡Eres un cobarde que solo corre a esconderse debajo de la túnica del mejor postor!- ante esas palabras Draco solo pudo dar un paso hacia atrás, estaba consternado por la imagen que tenía Potter sobre su persona.

Le dolió, le dolió profundamente, así que cuando menos se lo espero sus manos ya estaban cerradas fuertemente en un puño, listos para atacar. Incluso hasta hizo el ademán de lanzarle un golpe. El cual fue detenido en el aire ante el sonido de pasos. Ambos chicos se detuvieron y se giraron a su izquierda para ver que por la esquina acababa de aparecer Artemys con su impávida cara y un par de libros bajo el brazo.

-Oh, ¿Acaso interrumpí algún tipo de pensamiento?- dijo el chico con su típico tono solador- pude ver como se escondía en sus ojos.

Potter suspiro, agachando la mirada no sabiendo muy bien cómo reaccionar ante la presencia de su amigo. Draco por su lado resoplo frustrado antes de girarse e irse por un largo pasillo que quedaba a unos cuantos pasos de ahí.

-Lo siento, he interrumpido algo serio ¿Verdad?- por encima del eco de sus pasos pudo escuchar la voz del Ravenclaw. Ese idiota siempre se aparecía cuando menos se lo pedía y siempre arruinaba todo. Aunque esta vez evito que le rompiera la boca al idiota de Potter.

Furioso se dirigió por los pasillos llegando hasta una puerta que se veía descuidada, sin pensárselo un segundo se metió cerrando de golpe a sus espaldas. Era el baño de niñas al que nadie entraba porque ahí habitaba Myrtle la Llorona, que, al parecer, no estaba ahí ese día. Seguramente se había ido en una de sus tantas expediciones por los caños.

Mejor así, no quería que absolutamente nadie le viera en ese estado. Tenía el corazón roto, destrozado, casi hecho polvo y el inmenso dolor en su pecho le estrujaba los órganos haciéndole gemir de dolor. Casi colapso frente a los lavabos del cual se sostuvo sollozando. No era posible que nadie en su maldita vida pudiera demostrarle algo de afecto.

-Maldita sea…-el dolor en su voz era casi palpable- ni siquiera eso merezco…-inclino la cabeza sobre el lavabo sintiéndose peor que una cucaracha… no entendía porque en todo el mundo mágico él debía de sufrir tanto… ni siquiera sus padres le veían como algo más que una simple moneda de cambio la cual les traería la benevolencia del Señor Tenebroso. No tenía nada, absolutamente nada a lo que aferrarse en ese desastre de vida que tenía… tal vez lo mejor sería el acabar con ella de una buena vez antes de que terminara siendo la marioneta del Señor Tenebroso.

Justo en eso pensaba cuando al levantar la vista y ver directamente a su reflejo pudo ver que detrás de donde estaba una figura oscura apareció, estaba a la altura de los cubículos para los retretes y parecía moverse de tal forma que no le viera. Mala suerte, pudo verle a la perfección y no le dio tiempo de dar un paso más pues rápidamente saco la varita del bolsillo de su pantalón y apunto lanzado una ráfaga de chispas moradas que fueron a estrellarse contra la puerta del baño. AL figura lanzo un grito de sorpresa y se hizo hacía atrás, pero con tan mala suerte que piso un charco de agua y acabo resbalando. Draco aprovecho esto y lanzo otro hechizo punzante que estuvo a centímetros de dar en su objetivo de no ser porque la figura se movió retrocediendo en el piso mojado.

-¡Espera¡-grito la figura pero ya era tarde, Draco se abalanzó sobre está poniéndose encima e inmovilizándole con las piernas apunto su varita directo a la cara del idiota que le había seguido hasta los baños. Casi le lanza una maldición imperdonable de no ser porque un haz de luz que se colaba por las ventanas le dio directo en la cara, rebelando que el que le había seguido no era otro que Artemys Lovegood.

*        *       *

Había estado todo el día entre una clase y otra tratando de ver a Harry, pero por más que se esforzaba no le encontraba. Eso era malo, demasiado malo, pues últimamente había visto un gran cambio en su amigo de lentes. Pero no era un buen cambio.

La sombra de la obsesión se cernía sobre su cabeza y eso lo podía ver gracias a sus espectroscopios; que venían gratis en la revista del Quisquilloso; por eso nadie más que él podía verlo. Sin mencionar que desde que se había enterado que acudía a asesorías con Draco Malfoy su nivel de agresividad había subido. Al parecer Harry tenía algo que compartía con los Slytherin y eso era el orgullo.

Orgullo que le haría meterse de cabeza en la guarida de las serpientes con tal de demostrar que estaba en lo cierto y eso podría ser demasiado peligroso.

Así que se había dado a la tarea de estarle siguiendo pero le había perdido la pista al salir de la clase doble de pociones que compartían esa mañana. Al principio pensó en no seguirle pues el único hecho relevante que había pasado era el choque casual que había tenido Draco con Harry al salir del aula. Después de eso no hubo nada. Pero su sexto sentido le decía que ahí estaba pasando algo mucho más importante, así que aferrando su mochila y su libro de Adivinación se dio a la tarea de recorrer los pasillos.

Así tardaría horas en encontrarles pues la escuela era muy grande y a ese paso acabaría encontrándoles cuando hubiera pasado una desgracia… o a lo mejor se estaba preocupando demasiado… a lo mejor Draco ya estaba instalado en las mazmorras de la casa Slytherin mientras Harry seguramente estaría en el comedor o afuera en el campo de Quiddich. ¿Dónde estarían?

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no notó cuando Nick Casi Decapitado salió por una de las paredes y él acabo atravesando su transparente e incorpórea forma. Fue como entrar en un chorro de agua helada.

-Tened más cuidado, mi amigo Ravenclaw-dijo el afable fantasma mientras se acomodaba la gruesa gorguera que mantenía su cabeza en su sitio.

-Lo siento Sir Nicolás- con calma se acomodó los espectroscopios que habían resbalado por su nariz al momento de atravesar al fantasma.

-Mi querido amigo, este día te ves mucho más pálido que lo normal…¿Acaso ocurre algo?

-No, Sir Nicolás, simplemente me quede pensando en otras cosas que no note como salía de esa pared.

-Sin duda usted es uno de los más soñadores estudiantes de este Colegio, aunque; si le soy sincero; en cuanto a despiste hay varios que desean robarle la corona. – sin ser consciente de que su interlocutor no le ponía mucha atención el fantasma se lanzó a comentar sus últimas experiencias con los estudiantes de ahí- si he de decirle que generalmente los estudiantes de Ravenclaw son los más despistados, siempre con las narices entre los libros, pero esta vez un chico, bastante mal educado a mi parecer, de Slytherin me atravesó en el pasillo donde esta ese horroroso tapiz de trolls bailando y el muy tunante ni siquiera se dignó a pedirme una disculpa ¡Ni siquiera se giró para verme¡ y es que una cosa es que sea un fantasma pero soy un fantasma muy visible para todos y me parece una gran grosería que se me ignore aso…¿Pasa algo joven Lovegood?- Sir Nicolás había interrumpido su monologo cuando vio como la cara del chico pasaba de ser distraída a una de sorpresa.

-Sir Nicolás… ese alumno que le atravesó… dijo que era de Slytherin…

-Por supuesto, todos en este castillo conocen esa mirada desdeñosa que tiene.

-¿Mirada desdeñosa?

-¡Por supuesto¡ Ese Draco Malfoy posee una mirada demasiado desdeñosa, siente que ni siquiera el suelo que pisa le merece; hazme caso; si conoces lo que te conviene es mejor evitar a la gente como ese Draco Malfoy.

-Tomare en cuenta sus consejos, Sir Nicolás- una leve sonrisa apareció en su rostro antes de agregar- sin embargo tengo que ir a mis clases, nos vemos.

-Ve con calma, mi buen chico- así el fantasma prosiguió su camino mientras el chico rubio iba corriendo hasta el lugar en donde se encontraba ese dichoso tapiz. Sin embargo por esos pasillos no parecía haber nada, no desistió y siguió recorriendo los pasillos intentando encontrar a Harry, estaba por darse por vencido cuando el eco de unas voces se dejó escuchar. Este se hacía más fuerte y cuando menos lo pensó tuvo que esconderse detrás de una columna, su amigo Harry acababa de pasar, pero se veía bastante molesto… casi como si quisiera matar a alguien solo con su mirada…¿Qué había pasado?

Cuando Harry acabo de pasar miro hacía el pasillo por el que venía… en verdad se veía muy enojado y solo conocía  a una persona que era capaz de causar semejante enojo en él. Así que sin más salió de la columna y fue en la dirección contraria de su amigo. Camino por varios metros hasta llegar a unas escaleras, las cuales bajo, a cada tramo miraba hacía todos lados con el fin de encontrar a la persona que buscaba. Pero parecía ser que sus esfuerzos eran en vano. Pronto llego hasta el baño abandonado de las chicas, ese en donde no entraban por la presencia de una niña fantasma conocida como Myrtle la Llorona, que por cierto no era mala solamente estaba incomprendida.

Como fuera era imposible que en ese baño se hubiera metido Draco Malfoy…eso pensó cuando un leve sollozo le hizo quedarse casi pegado en la puerta, escucho de forma atenta antes de cerciorarse. Así que con total sigilo abrió la puerta e ingreso al baño encontrándose con una escena bastante triste… el gran y orgulloso Draco Malfoy estaba sollozando, cual niño, frente a uno de los lavabos, la escena le causo tanto impacto que no noto cuando el chico alzo la mirada, le vio a través del reflejo del espejo y cuando menos lo espero se le había lanzado con la varita lista para lanzar hechizos.

-¡Espera¡- aunque le dijo eso la punta de la varita de este se clavó con algo de fuerza en su mejilla derecha.

-¿Qué diablos estás haciendo aquí?- las lágrimas se habían detenido y en su lugar una mueca de furia era todo lo que había. Draco Malfoy sí que era una persona bastante cambiante…o más bien estaba herido y su única defensa era el atacar.

- Lo siento, no debí de entrar así- manteniendo su gesto imperturbable pudo ver que ante esas simples palabras el chico rubio parecía bajar la guardia, aunque solo fue por breves segundos pues rápidamente su cara volvió a ser esa mascara de orgullo.

-De seguir con esa curiosidad tan Ravenclaw vas a acabar muerto.-siseo apretando más la punta del avarita contra su mejilla.

-¿Tú lo vas a hacer?-de nuevo ante sus palabras el chico parecía bastante consternado.

-¿Te estas burlando de mí, Lovegood?

-Claro que no, solo un idiota se burlaría de una serpiente que ha sido herida- la transformación en la cara del de ojos grises fue instantánea, pareció dudar de todo antes de levantarse dejando libre al chico Ravenclaw-

-Si te atreves a decir algo de lo que viste aquí te juro que…

-No lo diré-respondió de forma firme mientras se levantaba y se sacudía el polvo de la túnica- lo que sea que haya pasado es cuestión tuya Y de Harry-eso ultimo lo pensó – no tienes que dudar de mí, estoy loco ¿Recuerdas?- bien sabía cómo le llamaban todos en la escuela “Lunático Lovegood” –nadie me creía ni aunque lo jurara por las mismas barbas de Merlín, así que no sufras.

La expresión del Slytherin pareció tranquilizarse ante lo que le decía, sin embargo aún había cierta desconfianza en su mirada, algo que le decía que aun así le habían pillado en una forma nada decorosa para un Malfoy, seguramente ahora pensaría que le vería de forma inferior…o que le chantajearía.

-No vas a confiar en mi ¿Verdad?-

-¿Por qué debería de hacerlo?-espetó furioso manoseando su varita, seguramente estaba pensando en si debía de hacerle un hechizo borrador de memoria.

-Porque soy un Ravenclaw- le dijo como si eso fuera un buen aval de su integridad- no gano absolutamente nada con esto ¿No crees?- eso ultimo pareció acabar con todas las dudas que le restaban al joven rubio platino. Esa era la ventaja de ser observador, aprendías cómo actuar ante cada persona de tu alrededor.

-Te advierto que si siquiera intentas chantajearme te lanzare la maldición imperdonable.

-Estoy seguro que lo harás, por esa razón no diré nada-apenas dijo esto Draco se fue de ahí con la cabeza en alto y la capa ondeando detrás de él.

*        *       *

Harry no había podido dormir en toda la noche, varias veces Ron estuvo diciéndole que si se seguía moviendo en la cama le lanzaría un hechizo aturdidor. Y si funcionó, al menos dejo de moverse como loco pero no pudo dormir. Así que al día siguiente su cansancio era notorio y Hermione no dudo en hacerle ver que se veía demasiado mal.

-En serio Harry, considero que tu obsesión por descubrir a Malfoy ya te está quitando bastante fuerza. ¿Porque no lo dejas en paz de una buena vez?

-¿Cómo sabes que todo esto tiene que ver con Malfoy?- dijo un poco más gruñón que de costumbre-

-Solo tengo que ver tu cara, además durante las últimas semanas no has estado molestando a Ron y a mi acerca de ese tema y de pronto, de un día para otro no has dicho nada. No soy tonta y sé que algo paso, la cosa es: ¿Nos lo vas a decir ahora o después, cuando no puedas más con la presión?

Como siempre le sorprendía las facultades que tenía su amiga, a veces hasta se preguntaba si ella no podía leer la mente.

-La cosa es…-dijo no muy seguro de hablar de eso, después de todo estaban en mitad del comedor y cualquiera les podía oír. Y aunque no lo dijera había pasado la mitad de su vida siendo objeto de burlas por parte de sus compañeros y si se enteraban de que a Draco Malfoy le gustaba…bueno sería ahora el hazmerreír de toda la casa de Gryffindor- ayer…me topé con Malfoy- el resoplido de su amiga más la mueca de desagrado del pelirrojo casi le hacen desistir de sus propósitos- él me dejo un mensaje para que me encontrara con él..

-Y tú no fuiste, ¿Verdad compañero?- la pecosa cara de su amigo lucia realmente consternada por no haber sido participe en esas noticias.

-Obviamente él no fue- al decir eso Hermione puso los ojos en blanco aunque ante el silencio de Harry no pudo menos que taparse la boca ante su sorpresa.

-Fui… y lo que me dijo les dejará aún peor- intentando guardar lo más posible el secreto se inclinó sobre la mesa haciendo que sus amigos le imitaran-él me dijo que…que yo…

-Buenos días- la voz suave y ensoñadora de su amigo les hizo dar un salto en sus propios asientos, no se lo esperaban- ¿Los he asustado? Lo siento- aunque dijo eso su expresión no se veía como que en verdad lo sintiera mucho-Harry ¿Cómo te sientes? Ya estás preparado para las pruebas de la copa de las cuatro casas?- ante esa pregunta los tres chicos se miraron el uno al otro.

-Es cierto, compañero. Nadie sabe de qué se van a tratar las primeras pruebas…

-Es obvio, si lo supieran entonces los cuatro participantes se prepararían exclusivamente para eso-dijo Hermione mientras se mordía el labio inferior.

-Ni siquiera lo había pensado- se excusó Harry no queriendo pensar mucho en esas pruebas- No puede ser tan malo…¿Verdad?

-Harry- inicio a decir su amiga con el típico tono de regaño que siempre usaba con él cuando algo no le parecía- estas pruebas están diseñadas para probarte de formas crueles…

-Sea lo que sea que venga en ellas nos hará sufrir- dijo Artemys con sus enormes ojos azules resplandeciendo bajo la luz que se filtraba por las ventanas del comedor- tal vez deberíamos de pensar en hacer alguna alianza.

-Eso suena bastante bien- asintió su amiga Hermione.

-Pero al final solo uno de ustedes ganara ¿No? eso no dará paso a alguna traición? Auch¡ ¿Por qué hiciste eso Hermione?- el pelirrojo se quejó pues su amiga le había lanzado una patada por debajo de la mesa. Ante esa pregunta la chica le lanzo una mirada furiosa. Solo eso basto para que Ron se diera cuenta de que sin querer había acusado a su compañero Ravenclaw de ser un traidor.- ¡Ah¡ Lo siento… Yo no quise decir…ya sabes eh…los Ravenclaw son demasiado inteligentes y pues…eh…podría llegar a pasar ¿No? es decir...no lo digo por ti Artemys, tu eres…bueno, eres otra onda diferente a tus compañeros.

-Ron, en definitiva no sabes cuándo dejar de hablar-le recriminó su amiga antes de girarse hacía Artemys que seguía con su expresión calmada en el rostro- lo que Ronald quiere decir es que tal vez las alianzas no sean buenas en estos momentos.

-Claro- dijo Artemys parpadeado varias veces seguidas- todo sea por una buena competencia- sonriendo de forma un tanto enigmática estiro la mano por encima de la mesa y la dirigió hacía Harry que le miro perplejo pero al final acepto el saludo- que sea una buena competencia entonces Harry- y dicho eso se fue hacía la mesa de su propia casa en donde varios de sus compañeros le recibieron, seguramente querían hablar de la competencia.

-Eso fue extraño…-apuntó Ron antes de que Hermione les dijera que ya era hora de que se fueran a sus clases. Así fue que Harry olvido por completo el hecho de que había hablado con Malfoy, de no ser por la oportuna intervención de Artemys en ese punto seguramente todo Hogwarts se hubiera enterado de la noticia. Para suerte de cierto rubio el único que sabría la información sería Lunático Lovegood.

 

*        *       *

POV DRACO.

Habían pasado en total dos semanas desde que el imbécil de Potter le rechazó, tal vez no sería tan malo si al menos hubiera visto algún cambio en este…algo…siquiera una leve señal de que lo que le dijo causó un cambio en su persona…pero no. El idiota cuatro ojos seguía su vida común en compañía de Weasley y Granger.

Incluso hasta parecía que ninguno de estos estaba enterado de lo que había pasado y de su confesión, pues de haberse enterado tendría miradas coléricas por parte de la comadreja y otras tantas más de Granger. Pero no, ni siquiera eso fue capaz de conseguir, así que su vida se vio envuelta de nuevo en la normalidad Slytherin. En las mañanas despertaba, tomaba una ducha y se preparaba pulcramente para sus clases, tomaba sus libros y pergaminos e iba directo a sus clases, en estas se concentraba lo más posible, a no ser que en esa clase le tocara compartir con el idiota de Potter, si era así toda su atención se iba hacía este… pero el otro le ignoraba de forma magistral. Vaya que ni había podido jugarle bromas, simplemente no se atrevía.

En su casa de vez en cuando formaba grupos de duelo o bien a veces se conseguía una buena pareja para desahogarse y pasar el rato…Pansy Parkinson había sido la elegida ese día. Así eran las cosas en la casa de las serpientes. Todos sangre puras, todos hijos de familias acomodadas, ninguno de los chicos ahí presentes era mojigato y bien entendían el concepto de “sexo por desahogo”.

En las familias ricas y de sangre pura desde que nacían se hacían pactos en los cuales se emparejaba a los hijos con el fin de asegurar la pureza de la sangre. En su caso era igual, jamás podría aspirar a tener un matrimonio que no fuera el que ya habían concertado sus padres. Sin embargo en cuestión de sexo era muy diferente. Para ellos estaba permitido el tener diferentes parejas sexuales, no importaba, porque en el mundo de las serpientes el romanticismo y esas cursilerías simplemente no existían.

Así fue que a la edad de 17 años Draco Malfoy ya había tenido una larga lista de amantes de una sola noche, de hecho en la casa de las serpientes se le conocía bastante bien y no había compañero que no hubiera tenido la oportunidad de haber disfrutado de sus caricias. Lo mismo daba si se acostaba con un hombre o con una mujer, eso era lo de menos, lo importante era que se cubriera la necesidad básica de coger.

“Es un simple intercambio de placer” le había dicho una vez Pansy “como todo en esta vida, desde la gente con la que hablas, hasta los tratos de tu padre en el ministerio; todo es cuestión de dar y recibir”

Y así lo había pensado, incluso entre sus conquistas había chicos y chicas de varias casas, incluso de Hufflepuff.

“Si la chica esta buena, ¿Qué me importa la casa de donde venga?” solía decir su amigo Blaise.

Y aunque ya tenía cierta fama a él le gustaba darse cierta exclusividad…así que no follaba con personas que no fueran agraciadas, por eso nunca fue que fijo sus ojos en Potter…hasta que la adolescencia acabo llegando a este tal y como les había llegado a otros más y paso de ser un chico flacucho con lentes a empezar a desarrollar cierta musculatura que se notaba más con el uniforme de Quiddich. Fue ahí que Draco se encontró mirando de más como el pantalón se ajustaba a ciertas zonas o como a la túnica se abría cuando volaba sobre su escoba y revelaba el engrosamiento de las espaldas de este.

Fue ahí que se encontró varias veces teniendo sueños subidos de tono con cierto chico de lentes y cicatriz en la frente, en más de una ocasión se encontró masturbándose y mordiéndose los labios en un intento de no gemir el nombre del que, hasta hacía poco, había considerado su archienemigo.

En un principio empezó a enojarse consigo mismo ¿Cómo era posible que alguien como él se encontrara pensando de esa forma en Harry Potter? Simplemente no podía ser, así que trato de acallar los deseos de su cuerpo yendo de una cama a otra, satisfaciendo sus deseos con diferentes cuerpos, desde chicas con grandes atributos que se dejaban hacer prácticamente lo que fuera por él, hasta muchachos que no temían probar ningún juego nuevo. Pero nada funcionó, con cada nueva pareja el deseo por estar entre los brazos de Potter iba aumentando más y más…estaba a punto de enloquecer cuando pensó en que sería buena idea el proponerle una sola noche de pasión…al llegar a este punto fue que se dio cuenta que no solamente quería una noche de pasión…lo que quería era algo más…y así acabo dándose cuenta que lo que sentía por Potter iba más allá de una simple atracción sexual. Le quería.

Esa fue su perdición… Estaba enamorado de Harry Potter, su enemigo mortal…y no podía ocultarlo más.

Fue así que se armó de valor para poder confesársele, en el fondo esperaba que al menos pudiera obtener alguna señal de que el de lentes igual se sintiera atraído por su persona…

Pero en lugar de eso encontró que la aversión hacía su persona era aún mayor de lo que supuso en un principio…y luego ese Lovegood…

¡Maldita la hora en que le vio llorando cual niño pequeño en ese baño¡ Desde ese día no había podido evitar el mirar de reojo al lunático, esperaba; cual serpiente en su cueva; alguna señal de que el chico se le había ido la lengua y había revelado su secreto…

Pero no, los días fueron pasando y al ojiazul se le veía lo más tranquilo.

Draco no lo entendía… en su mundo el descubrir la debilidad de tu adversario te ganaba el triunfo… si él hubiera encontrado a su enemigo llorando por un mal de amores habría usado eso en su contra inmediatamente. ¿Por qué Lovegood no? tal vez estaba esperando el momento adecuado para echárselo en cara? A lo mejor solo esperaba a que iniciaran las competiciones del torneo de las cuatro casas…si, eso debía de ser…seguramente estaba esperando el mejor momento para cobrarle la deuda.

Aunque algo había en esa afirmación que no le convención del todo al Slytherin y la verdad era que no le gustaba deberle nada a nadie. Por eso fue que después de dos semanas, en las que no vio absolutamente ningún indicio de trampa por parte del Ravenclaw, decidió hacer algo. Fue así que empezó a vigilar de cerca a este, mirar sus amistades, ver que libros leía y lo que hacía en su tiempo libre. Poco a poco se dio cuenta que el chico no tenía demasiadas amistades…tal vez por eso no había dicho nada de cómo le encontró…simplemente no tenía a quién decirle y aunque se lo dijera tal vez nadie le creería… pero si le decía a Potter.

En definitiva tenía que ponerle fin a esto y la solución a sus problemas sería un muy efectivo hechizo borrador de memoria. Solo debía de encontrar la oportunidad perfecta.

Fue después de dos semanas que la oportunidad se le presentó.

Al haberle estado observando tanto tiempo ya sabía que rutas usaba, los pasillos que frecuentaba después de cada clase y las rutas alternas que este tomaba. Fue así que un viernes, después de su clase de adivinación el chico Ravenclaw tomo el pasillo del ala norte, un pasillo deshabitado por su alta afluencia de fantasmas y que terminaba en el baño desocupado de Myrtle la llorona, era el momento perfecto y no lo desaprovechó pues fue por otro pasillo distinto que le llevo hasta el baño de la fantasma y apenas vio al lunático aparecer no dudo en empujarle contra la puerta del baño la cual cedió dejándoles a ambos dentro del sanitario.

-Basta ya de esto Lovegood- siseó furioso ante la mirada sorprendida del chico que, al tropezarse con su túnica, había terminado en el piso del baño- ¿Qué es lo que tramas?

-¿Tramar?- si el chico tenía algún plan malvado sí que lo sabía ocultar a la perfección.

-No te hagas el idiota Lovegood- le siseó furioso- me encontraste en este mismo baño llorando- ughhh el decirlo en voz alta era aún peor que nada pero debía de encarar el problema para arreglarlo de una buena vez, porque aunque ya hubiera decidido borrarle la memoria a ese lunático aún tenía la duda de porque no había dicho nada  nadie.

-¿Por qué habría de decirlo?- ante esa pregunta la actitud agresiva del Slytherin pareció disminuir completamente- parecías estar sufriendo demasiado, no soy tan maldito para usar eso en tu contra.

Tal vez las palabras del Ravenclaw fueran verdad, pero en el ámbito de los Slytherin era mejor no confiarce…debía de ver como eliminar esa deuda que tenía…o bien borrarle la memoria de una buena vez. Solo así estaría seguro de que nadie se enteraría de como lloro cual niño pequeño en los baños.

-¿Por qué debería de creerte?-alzando la barbilla y poniéndose lo más derecho posible fue que dijo esas ultimas palabras ante la mirada serena del Ravenclaw. El chico parecía estarse pensando bien lo que iba a decir pues se mordía de forma nerviosa el labio inferior.-¿Por qué razón no habrías de decir nada?

-Pues…-su voz había bajado un par de decibeles e inclusos sus enormes ojos azules, que siempre miraban todo con apreciación, se habían inclinado hasta el suelo- no diré nada porque… tú me gustas Draco.

Al decir eso había levantado la vista y le miraba atento, sintió como el piso debajo de sus pies parecía temblar. Esperaba cualquier cosa…desde un largo discurso acerca de cómo los Ravenclaw tenían algo llamado integridad, hasta una amenaza en la cual le diría que tenía que hacer todo lo que le dijera o todo Hogwarts se enteraría de su desliz; pero jamás se habría esperado eso ¡Jamás¡

Los segundos parecieron avanzar con la lentitud de un caracol. Aun sus oídos zumbaban confundidos y absortos ante la confesión del Ravenclaw.... en verdad.... ¿Le gustaba? El mundo sí que le quería ver jodido, después de una desastrosa confesión a Potter ahora llegaba ese Lunático de Ravenclaw confesándose de la misma forma.

-Eso sí que tiene gracia- le dijo sonriendo de lado y ocultando de forma magistral su turbación- ¿Qué te hace pensar que tienes oportunidad conmigo?- ante sus burlonas palabras el chico Ravenclaw volvió a bajar la mirada- ¡No seas imbécil¡ -emitió una risa bastante fría antes de girarse y salir del baño dejando ahí al chico.

Sí que tenía huevos, mira que decir eso y pensar que le correspondería ¡Eso jamás¡ tenía orgullo y nunca en la vida se enredaría con un Ravenclaw, menos uno como lo era Artemys Lovegood. Los Slytherins tenían orgullo y Draco Malfoy no era la excepción a la regla.

Así volvió a la sala común de su casa en donde se divirtió un rato jugando al ajedrez mágico, lanzó uno que otro comentario venenoso hacía Potter y se divirtió con su amigo Blaise que hablaba de sus últimas conquistas (un chico y dos chicas) a los cuales convenció de tener una orgía en uno de los salones abandonados de la torre norte.

Si, sin dudas a Draco Malfoy no le costó nada volver a la normalidad después de un rechazo.

Había pasado una semana desde su rechazo por Potter y su vida seguía el ritmo normal, sin embargo algo había cambiado en su temperamento y solo lo noto cuando Pansy le dijo que estaba demasiado irritado, que debería de cogerse a alguien solo para “liberar tensiones” y aunque entendió la insinuación de su amiga no pudo pensar en cierto chico rubio, que por cierto ya no había visto desde esa vez en los baños.

Era extraño pues le había rechazado de forma fría y aun así seguía pensado en este.

-Luces demasiado pensativo, Drai, querido- dijo Pansy de forma risueña y con ese tono picarón que bien conocían todos los de Slytherin.

-¿Qué intentas decirme?- le contestó más por compromiso que porque quisiera saber lo que estaba pensando.

-Bueno- ladeo los ojos en un gesto que a ella le parecía le hacía ver mucho más coqueta- digamos que andas con un humor de perros, te sientas ahí toda la tarde con la nariz entre tus libros y frunces el ceño más de la cuenta. Eso, en mi amplia experiencia, solo significa una cosa…

-Que el querido Draco no ha follado como Dios manda- Blaise había aparecido por la puerta y se había sentado, de forma desgarbada en el sillón subiendo los pies en las piernas de su amiga Pansy quién le sonrió asintiendo- ¿Qué pasa? ¿No has encontrado quién te siga el paso? Ya te he dicho que si tienes problemas bien puedo hacerte el favor.

-Cállate Zabinni- ni siquiera se había dado cuenta de que sus compañeros podían leerle tan bien- jamás le abriré las piernas a nadie- rezongo antes de cerrar de golpe el libro que tenía en su regazo- ¿Qué les importa con quién me acueste? ¿Qué no tienen nada mejor que hacer?

-Oh, en eso te equivocas querido, por si no lo has notado la principal actividad aquí es ver quién es el más atractivo para todo Hogwarts ¿Y cómo sabemos eso?- Zabinni elevo una ceja haciendo una pequeña pausa- pues viendo con cuantos se acuesta cada uno de nuestros compañeros de casa. Por ejemplo Crabbe es el último en la lista, aunque hasta él ha tenido con quién liberar el estrés y el primero, al menos hasta hace una semana, eras tú- ahora fue el turno de Draco de alzar la ceja- ¿Qué ocurre? ¿Estas guardando tus fuerzas para arrastrar a todos en las pruebas de las cuatro casas?

-¡Oh Merlín¡- suspiro su amiga- si es así mira que tienes buenos candidatos- se mordió el labio inferior antes de iniciar con sus locuras de emparejamientos ficticios- Cedric Diggory es un sueño, ¡Mataría por verle sin tanta ropa encima¡; Potter no está mal- arrugo un poco la nariz- pese a que usa lentes el tipo se ha puesto realmente bien, tanto Quiddich por fin dio frutos y Lovegood- ante este nombre Draco no pudo evitar prestar mayor atención- parece una muñequita, maldeciría a medio colegio por llevarme su cereza…

-¿Cereza?- no quería participar en la plática pero esa última frase sí que le causo algo de curiosidad y cuando menos lo pensó ya había hablado haciendo que Pansy le mirara de forma traviesa.

-Su virginidad, Drai, querido- al decir esto se rio de forma algo tonta.

-¡Ah¡ ¿No me digas que aún es virgen?- Blaise se relamió los labios de forma bastante lujuriosa- no lo sabía que buen dato me has dado.

-¿Vas a ir a por él?-esta vez Draco no puedo evitar  preguntar eso.

-No lo sé… no tengo nada que hacer el martes- dijo riéndose con su amiga

-Ustedes en verdad no tienen remedio- dijo el chico de ojos grises antes de levantarse para salir de ahí, ese día no tenía ganas de hablar de cuantas conquistas habían tenido, la razón era simple, él no había tenido ni una sola conquista en esa semana y eso era deprimente.

-Ah, ¿Qué pasa Drai? ¿Vas a ir de caza?-

-Tal vez- le contesto a su amiga con una sonrisa ladeada antes de dirigirse a su dormitorio en donde dejo su libro y empezó a buscar entre su ropa antes de abandonar la idea y simplemente mirarse en el espejo para acomodarse el cabello y la corbata. Así salió de las mazmorras y empezó a caminar sin rumbo fijo por el castillo. Ni él sabía exactamente lo que buscaba hasta que al llegar al primer piso se encontró con el letrero del baño de niñas. Ese que siempre estaba abandonado y donde había sido rechazado y el lunático Lovegood le había dicho que le gustaba.

A saber porque pero tuvo la imperiosa necesidad de entrar, cosa que hizo encontrándose con el amplio lugar lleno de azulejos y los cubículos del baño completamente solos… o eso parecía hasta que escucho un par de voces al final de los cubículos. Se acercó con bastante sigilo alcanzando a ver que al final de la fila había una serie de lavabos y en estos se alzaba una figura transparente que hablaba con un chico.

-Creo que no fue tan buena idea- decía este mientras se inclinaba sobre el lavabo y se mojaba la cara-

-¿Por qué dices eso? –La figura fantasmal floto por encima de él y se posicionó en lo alto de uno de los cubículos, era Myrtle, la niña fantasma de esos baños- no te rechazo- eso lo dijo con el ceño fruncido, al parecer la plática con el chico le estaba sacando de quicio.

-Oh no, pero ahora me evita por completo- el tono burlón de sus palabras hizo que Draco se fijara más en él y viera un mechón de cabello rubio que se asomaba por uno de sus hombros. Cuando el chico se enderezo pudo ver su espalda y enseguida supo quién era: Artemys Lovegood.

Vaya suerte la suya. De todos los idiotas del colegio tenía que toparse con ese… aunque claro…tal vez no fuera tan malo. De forma decidida se acercó al chico que seguía concentrado hablando con el fantasma de esa horrible chica, no se dio cuenta de su presencia hasta que le agarro con fuerza del brazo. El chico abrió los ojos de forma sorprendida al verle ahí y la chica fantasma chillo de forma ensordecedora.

-¿Qué se supone esperas, Myrtle La Llorona?- dijo en su típico tono de desprecio que hizo que la chica empezara a malhumorarse- acaso no tienes suficiente con lastimarnos los ojos cada vez que te vemos, ¿También tienes que dañarnos los oídos?- ante eso la joven fantasma empezó a chillar desconsolada y se lanzó rápidamente a uno de los retretes en el cual se tiró de cabeza lanzando un gran chorro de agua que por poco y les deja completamente empapados.

-Eso no ha sido muy educado- le dijo apenas los sollozos de la chica fantasma empezaron a perderse en el eco del baño.

-Mira Lovegood, no estoy de humor como para que empieces a actuar como un mandón- de forma nada amable le soltó para mirarle de forma déspota- si estoy aquí no es por gusto, créeme- arrugo la nariz ante el gesto serio que le mostraba el de ojos azules. Esa actitud en él era lo que le desquiciaba, siempre calmado, siempre con ese gesto de “no he hecho nada malo” y ahora se enteraba por su amiga Pansy que esa actitud inocente no solo era fingida, sino que en verdad el chico ERA inocente.- necesito que me expliques algo- siseo bastante enojado, más consigo mismo que con el chico que solo asintió levemente ante lo que le decía y esperaba atento la pregunta- ¿A qué te referías con…gustar?- hasta la palabra le salía como si estuviera empapada en algún tipo de poción apestosa.

-Pues… cuando dices que te gusta algo se refiere a que te causa agrado…- dijo de forma en que su respuesta sonaba más a como si se hubiera tragado el diccionario.

-No me refiero a tu estúpido significado de libro de texto, me refiero a…ya sabes… lo que me dijiste ese día...

-Ah- fue lo que dijo el chico antes de parpadear como si intentara aclarar sus dudas existenciales- pues me refería que tú me gustas, ya sabes, me atraes- dio intentando encontrar los mejores sinónimos para describir el estado en el que estaba.

-¡Eso es una idiotez¡- fue la respuesta que obtuvo por parte del Slytherin.

-¿Por qué?- y de nuevo la cara de inocencia se hacía paso en esos rasgos que, debía de aceptarlo, si tenían un gran parecido con esas muñecas de porcelana que solían hacer los muggles.

Ante esa pregunta Draco alzo la mandíbula- Porque- inicio con su ya tan característico tono petulante- soy demasiado para ti. No estás a mi altura Lovegood.

-Eso lo sé- no había rastro alguno de queja o reproche en su voz, ni siquiera una sola nota de enojo- pero al menos esperaría que me dejaras ser tu amigo- de nuevo sus palabras le dejaban mudo, ¿cómo se supone debía de contestar ante eso?

-Yo jamás sería tu amigo- alcanzó a decir una vez su cerebro hubo hecho las conexiones necesarias- además…uno no va por ahí diciendo a la gente que le gusta que acaben solo como amigos…

-Bueno es que no parecía que estuvieras listo como para que te dijera que te acostaras conmigo-

Seguramente la cara de espanto que puso debió de causar algún efecto en el chico Ravenclaw, aunque este no lo dejo ver-Estas diciendo…¿Qué quieres tener sexo conmigo?

-No, no quiero sexo, aunque tampoco soy tan santurrón como para negártelo si me lo pidieras...¡aja! ¡Te atrape! -Le señaló acusador aunque una mueca de diversión se pintó en su rostro- no te esperabas eso- soltó con un ligero brillo en los ojos ¿Qué rayos era lo que le pasaba a ese loco? Vale que tenía cierta reputación de demente…¡Pero jamás llegó a pensar en que tan demente estaba¡

Sin embargo el brillo en esos bellos y atrayentes ojos le arranco una suave y furtiva sonrisa de la que ni el mismo fue consiente- Soy Draco Malfoy, no deberías de enredarte conmigo- sin ser consciente de lo que decía rodo los ojos con doloroso sarcasmo antes de parpadear con sorpresa ante sus palabras - ¿Ah?...- le miro fijo apenas le señalo de aquella acusadora forma - pfff...jajajajaja - no logro reprimir una risa sincera que hace mucho no dejaba oír, es más jamás se había reído así en su vida ahora que lo pensaba mejor, ni siquiera había bajado la guardia tal y como lo estaba haciendo ahora - de acuerdo…me atrapaste,  no, no me lo espere... así que …si eres una fiera vestida de oveja ¿Eh?...

Pese a que era sorpresivo no le costó trabajo entrar en su papel de seductor, no en balde tenía la reputación de ser el chico que podía tener una pareja nueva en su cama para cada noche del año.

No sé qué rayos trama este loco pero… tampoco está mal y el rechazar a alguien que se te pone así en bandeja de plata tampoco sería prudente. Pensó para sí mismo antes de inclinarse dejando atrapado al chico entre el lavabo y su cuerpo Ya después puedo borrarle la memoria.

- No tienes idea Malfoy- sonrió de lado antes de, cosa asombrosa, darle un golpecito en la frente-no tienes de que preocuparte, la imagen que doy a los otros no me interesa.- le dijo como si de verdad a Draco le interesara la imagen de ese ingenuo chico Ravenclaw.

-¿Acaso amenazas al Gran Draco Malfoy con tu oculta malicia? - sonrió altanero,  buscando disipar los rastros de sorpresa que le daba ese chico cada vez que hablaba, claro que acabo distrayéndose ante aquel golpecito en su frente -  me he dado cuenta el lunático de Ravenclaw no es una muy buena imagen... aunque... si es interesante...- alzo una de sus manos y rozo el cuello del rubio con sus dedos sintiendo su cabello largo aun a causa de la explosión, era extraño como hasta ahora había notado que desde el accidente Lovegood llevaba el cabello del mismo largo, ni siquiera se veía que hubiera hecho algún intento por cortarlo - ...¿Realmente te intereso?...no aceptare reclamos luego... – pese a que sus palabras sonaban bruscas un secreto temor por quedarse solo nuevamente surgió en lo más profundo del alma del Slytherin. Ya se había armado de valor para confesar sus sentimientos y había acabado con un palmo de narices y el corazón roto, peor aún había tenido que fingir que nada pasaba y ahora ese chico de grandes ojos azules llegaba como si nada y le decía que quería algo más con él ¿Acaso alguien había lanzado un hechizo confundidor en la escuela?

- Siempre digo lo que pienso. -se mordió el labio bajando la mirada, se veía que la caricia que había recibido en su cuello causaba algo más que solo incomodidad-no tengo ningún motivo para mentirle- dijo eso como si pudiera leerle la mente al rubio oji gris… en definitiva algo sabía pero… no , no podía haber visto el rechazo de Potter ¿O sí?- al contrario, ¿no crees que me irá más mal si me lío contigo? ¿Qué tipo de trampa intentaría si con ello mis amigos me dejarían? -Le miro más serio- si vas a rechazarme mejor hazlo ahora, y que sea rápido por favor.

En definitiva no podía haber visto el rechazo del que fue parte, quizás simplemente este tenía curiosidad de iniciar su vida sexual y, como siempre, Draco había sido el centro en quién puso sus fantasías. No era la primera vez que pasaba y ¿Para qué hacerse el tonto? En más de una ocasión había acabado entre las sabanas de alguien que después había sido desechado como una botella de cerveza de mantequilla vacía.

-¿Qué te hace pensar que te voy a rechazar?- alzo una ceja mostrándose seguro de sí mismo de nuevo- es solo…que me sorprende...ya sabes no eres del tipo de persona que va por ahí hablando del sexo como si nada…creí que los de tu casa serían más frígidos.

-Lo siento por no ser el típico Ravenclaw, pero he de decirte que incluso nosotros tenemos que desahogarnos, no solo los de Slytherin luchan contra las imbatibles hormonas de la adolescencia.

No se había dado cuenta que el espacio entre sus cuerpos se había reducido bastante, tanto uno como otro eran capaces de sentir el aliento del otro golpeándole la cara. Para Draco el estar ahí al lado de un Ravenclaw sin dudas era una de las más grandes bromas que jamás hubiera sufrido en su vida, pero como le había dicho Pansy hacía poco, le hacía falta liberar el estrés y ¡Por Morgana que lo haría¡

Fue así que, contrario a lo que el típico orgullo Slytherin le diría, acabo en el baño abandonado besándose con el Lunático Lovegood.

 

 

Notas finales:

¿Y?¿Qué les etsa pareciendo? de verdad me gustaría que me hicieran saber en un review, :3 espero no ser el unico traumado con mis historias de mierda XD

Pero bueno, ya dije que espero actualizar los martes o los miercoles que son mis días de descanso, ahora solo me queda decirles que los leo y contestaré todos sus reviews asíq ue dejenme más de uno, con confianza XD 


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