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the second is the last por YodaVirus

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Notas del fanfic:

Alfa!JungKook

Alfa!JiMin

Omega!TaeHyung

TaeHyung sabía que una relación comenzada después una mordida de apareamiento provocada por un celo, no sería tan sencilla de sobrellevar, y más aún cuando tras la unión con aquel alfa, un pequeño cachorro comenzó a crecer dentro de él. Solo que no esperaba nada de esto.

Incluso, la parte más ingenua de sí, se ilusionó con la idea de que si bien podía ir mal al principio, con el tiempo todo mejoraría y él y su alfa serían felices como en todos los libros y películas que solía consumir en su adolescencia.

No fue así.

Él era un alfa amable, joven y bueno, pero aún no tenía un completo control sobre su lobo, y eso lo llevaba a tener muchos problemas de conducta. Se conocieron por un amigo en común, y cada martes y jueves solían ir juntos a visitar a su amigo después de la escuela. Sabía que el lobo –esa parte instintiva y agresiva del joven alfa– lo quería como suyo al ser uno de los pocos omegas en la universidad, pero él no cedería. Hasta que lo hizo.

Fue en verano, justo al terminar las clases, cuando prácticamente todos habían abandonado el aula, a excepción de ellos dos, puesto que era jueves, ya estaban planeando los videojuegos que jugarían cuando llegaran a casa de su amigo en común, cuando TaeHyung sintió su celo adelantarse por primera vez en dos años desde que su naturaleza omega se hizo presente al cumplir los 18. Y JungKook estuvo ahí para calmar su celo.

"No me marques, por favor" había pedido, con lo último que le quedaba de raciocino en la cabeza, pero JungKook había estado demasiado perdido en el olor tan abrumador de omega en celo, por las sensaciones, como para conservar algo de razón en él.

Lo marcó cuando su nudo se hinchó dentro, sin poder detenerse, y TaeHyung aún puede recordar sus gritos y sollozos, tanto por placer y gozo, como por rabia. Indudablemente lo disfrutaba, pero el saber que estaba siendo tomado de esa manera, contra su verdadera voluntad, y sin siquiera ser deseado como compañero por el otro, le hacía sentir patético y furioso. No había nada que pudiera hacer. Odió ser un omega con todas sus fuerzas. El nudo no permitiría que se alejara, y sabía que no tenía la suficiente fuerza para alejar el cuerpo más grande de un alfa excitado.

Nada importó después de enterarse de la nueva responsabilidad que cargaba –porque aunque quisiera detener el embarazo, sus padres jamás lo permitirían como los conservadores e ignorantes que eran.

Cuatro meses después, con una barriga del tamaño de una pelota, sentado en el sofá de la sala de su casa, sintiendo su marca quemar y arder cual aceite caliente en la piel desnuda, se encuentra TaeHyung, llorando silenciosamente como suele ser desde hace tres meses.

¿Cómo pudo siquiera imaginar que una relación iniciada de mala manera, llegaría a funcionar? Fue realmente ingenuo de su parte.

JungKook solo lo veía como un culo al que follar cuando se le viniera en gana. Su relación se retorció de esa forma desde el momento en el que lo marcó. Solo quedó el lobo para él, ese maldito animal sin sentimientos.

Sabe que no debería doler tanto.

Quizá todo este torbellino de sentimientos dolorosos y tristes se debe a la mordedura y al pequeño cachorro creciendo dentro de él. Quiere que sea así, porque es imposible que se enamore de JungKook siendo que los únicos lindos momentos que han vivido juntos son cada vez que alguno de los dos entra en celo y terminan dejándose llevar por sus instintos nuevamente. Pero, ¿acaso importa cuál es el motivo de todo este sinsentido? Duele igualmente. Saber que es por culpa de su marca, no disminuye el dolor en su pecho, no aminora el nudo en su garganta y no calma sus sollozos mientras escucha a JungKook, su alfa, el padre de su cachorro, tomar a otro omega en la habitación de invitados.

Se encuentra sentado, tratando de ver la televisión, hasta que todo el escándalo en el piso de arriba se deja de escuchar. Sabiendo que ya han terminado y no falta mucho para que JungKook baje con su amante, camina directo a la cocina para buscar un bocadillo. No le gusta ver a las personas con las que JungKook se acuesta, puesto que sabe será un dolor intenso e innecesario tanto para su orgullo como para su corazón. Su lobo, esa tonta cosa que cede a cualquier cosa con solo una mirada de su alfa, lloriquea y se siente morir.

Encuentra un poco de mantecado en el congelador del frigorífico y toma una cuchara de un pequeño cajón de la cocineta. Oye los pasos de dos personas por las escaleras luego de algunos 20 minutos, y las voces joviales y roncas de dos hombres conocidos.

Su corazón se oprime y se siente furioso. Nunca antes reconoció a los acompañantes de JungKook, y estaba más que bien por eso, lo agradecía, sin embargo; esta voz es tan conocida, que un profundo dolor se instala en su pecho, no solo por saber que JungKook le es infiel en sus propias narices, sino porque no solo él sufrirá por todo el asunto.

Presta especial atención a lo que dicen.

—¿Cuándo nos volvemos a ver, hyung?

—No lo sé. JiMin descansa esta semana, así que no será pronto —TaeHyung aprieta el agarre en la cuchara, y un pequeño sollozo escapa de sus labios. Afortunadamente, no logra ser escuchado por las personas en la sala, o tal vez ellos solo decidieron ignorarlo—. Llámame, estaré toda la noche esperando a oír tu voz otra vez.

Luego, un par de chasquidos de besos, y la puerta se abre y cierra. TaeHyung se tensa y la marca deja de molestar. Su lobo lloriquea internamente, demasiado herido como para tratar de tomar el control y reclamar a su alfa. No puede dejarse llevar por sentimientos que no le pertenecen.

—TaeHyung —la puerta de la cocina de abre, y TaeHyung pega un brinco, golpeándose ligeramente con la isla de la cocina en la barriga. Se acaricia la pequeña área afectada y suspira, no es un golpe, más bien calificaría como un roce, pero espera no haya causado ningún daño imperceptible.

—¿Qué pasa? —cuestiona, sin devolverle la mirada al menor. Sabe que lo que encontrará en el rostro de JungKook es solo malestar, puesto que nunca le gustó que esté presente cuando trae a casa a sus amantes. Pero, ¿a qué otro sitio podría ir, si se supone que esta es su casa?

—¿El bebé no ha molestado?

TaeHyung se tensa un poco.

Hace un par de semanas, había tenido un par de dolores gracias a que, según la mujer con la que la madre de JungKook le citó, su bebé se movía mucho, pero no era nada grave.

Es extraño que JungKook lo recuerde puesto que ha estado realmente alejado de todo lo que concierne al bebé más allá de ir a cualquier tienda abierta a las 24 horas cada que él despierta con un antojo. Sin embargo; ya no se hace ilusiones con que de repente comience a interesarse en él o su cachorro, por lo que solo hace un sonido de negativa y comienza a dar cucharadas grandes al mantecado de chocolate.

Hay un tenso silencio solo llenado por los sonidos de él devorando el mantecado con ganas. Sabe que JungKook quiere pedir algo, y supone qué es, pero espera con todas sus fuerzas que no sea eso.

—Sé que reconociste su voz —dice JungKook finalmente—. ¿Puedes guardar el secreto?

TaeHyung aleja la cuchara de sus labios, sintiendo un poco de mantecado manchar las comisuras de su boca. No está seguro de cómo tomarse aquello. Una cosa es suponer, y otra que sea un hecho.

JungKook le está pidiendo que guarde silencio respecto a la infidelidad hacia su mejor amigo. A él. Quien sin duda alguna elegiría mil veces a JiMin sobre JungKook si la estúpida marca de propiedad no hiciese mella en él cada que intenta imaginar un futuro sin Jeon JungKook.

—¿En serio? —JungKook le mira mientras juguetea con una servilleta, y TaeHyung siente toda la ira contenida finalmente querer exteriorizarse—. Vete a la mierda.

—¿Qué?

Sin duda es sorprendente que él le hable de esa manera. Un omega jamás debe hablar irrespetuosamente a su alfa, pero JungKook jamás actuó como "su alfa" fuera de cuestiones sexuales, y de todas formas él hablaría como se le diera la gana.

—Que te vayas a la mierda y marques a YoonGi hyung si tanto quieres follártelo, estoy harto de estar atado a ti de esta forma —da media vuelta, encarando al menor, colocando una mano sobre su panza para proteger a su cachorro en caso de que JungKook se ponga agresivo—. Por supuesto que no me callaré. Estoy por ir a tomar mi teléfono y llamar a JiMin para contarle todo, pero primero tengo que exigirte que rompas el jodido lazo que formaste en contra de mi voluntad de una vez por todas.

JungKook parpadea miles de veces antes de aclararse la garganta. Se ve nervioso, como si no supiera cómo reaccionar.

Pese a serle infiel probablemente diez veces al mes, JungKook no es especialmente malo con él. Le compra todo lo que quiere, le da su espacio, y cuida de él cada que un hipnotizado alfa se acerca a él por su dulce aroma a omega embarazado, pero TaeHyung no quería seguir así.

—Pero... estás esperando un hijo mío —dice, como si no fuese obvio.

—No me interesa —su corazón late rápidamente, y sus mejillas se llenan de lágrimas. Su lobo lloriquea por el solo pensamiento de estar lejos de su alfa, sin embargo TaeHyung ignora el dolor. Tal vez, en su estado, no debiera hacer lo que está haciendo, pero no puede soportarlo más—. No quiero seguir enlazado a ti, JungKook. Si quieres ver al bebé, lo verás, eres su padre, pero no quiero seguir contigo de esta manera.

—¿Estás seguro? —nota dolor en su voz, pero sabe que es por su lazo, no porque la parte racional del JungKook que llegó a considerar un amigo, sienta verdadero dolor.

—Ya no lo soporto, JungKook —susurra, llevando una mano a su pecho—, me duele. Cada vez que traes a alguien, me duele. No sé si me llegué a enamorar de ti en el tiempo que convivimos, o si solo son sentimientos creados por el lazo, la mierda que sea, duele como el infierno el solo hecho de saber que estás con alguien más, y ya no quiero sentirme así. Quiero que muerdas a YoonGi, a quien sea, porque no merezco este dolor, y JiMin no merece el que le provocarán cuando se entere de que el tipo al que llegó a considerar su hermano, se ha acostado con su pareja, y tal vez más de una vez.

Ve el arrepentimiento en los ojos de JungKook, y es una punzada más de dolor para su corazón. Racionalmente, sabe que el menor no es tan malo, que en realidad JungKook puede acostarse con quien se le antoje porque ni siquiera están casados ni tienen una relación seria y estable, los únicos lazos que los unen son su cachorro y la mordida de apareamiento, pero justo ahora solo puede considerarlo alguien sin corazón, y siente la impetuosa necesidad de alejarse de él y llorar hasta morir.

JungKook no dice nada, y él no sabe cómo interpretarlo, pero la necesidad de espacio entre ellos le hace rodear al menor hasta ir a su habitación. Sube las escaleras con dificultad, cansándose fácilmente, y entra en su habitación, escuchando un par de gritos por parte de JungKook. Encuentra su cama hecha un destre y el aroma a avellana y miel de YoonGi mezclándose con el olor a almizcle y menta de JungKook, junto al olor a sexo. Un sollozo escapa de sus labios y busca su mochila más grande, comenzando a meter toda la ropa que puede, hasta tenerla llena por completo.

Baja las escaleras lo más cuidadosamente que puede, encontrando a JungKook sentado en el sofá más grande de la sala, pero lo ignora olímpicamente y toma su móvil. Llamará a JiMin, le contará todo, y si su mejor amigo se lo permite, se quedará en su casa por un tiempo, hasta que consiga un sitio donde quedarse. La casa de sus padres no es una opción, jamás aceptarán a un omega embarazado sin su alfa.

Marca el número de JiMin, que se lo sabe de memoria, y espera dos tonos hasta que la dulce voz de su mejor amigo se escucha al otro lado.

—JiMinnie-ah —murmura con voz ahogada. Ni siquiera notó cuando comenzó a llorar. Solo escucha la respiración de JungKook volverse pesada tras él, y el olor a arrepentimiento, nerviosismo y dolor le revuelve las tripas junto al movimiento de su bebé dentro de él—. Tenemos que hablar.

Hay silencio al otro lado de la línea, hasta que un pesado suspiro lo rompe. —Se están acostando, ¿no?

El hecho de que JiMin haya supuesto aquello sin siquiera tener que decírselo él mismo le hace soltar un jadeo. —S-Sí.

Puede escuchar los sollozos de su mejor amigo mezclados con varias maldiciones. Su bebé se mueve un poco más y lleva su mano libre hacia su panza, acariciándola para intentar calmarlo.

—Yo... necesito un lugar donde dormir —musita suavemente, preparado para el rechazo.

La risita dulce de su mejor amigo se hace escuchar. —Ven conmigo, Tae. Ayudaría tener el olor de un lindo omega para tranquilizarme.

Suelta una risita. —¿Puedes venir por mí?

Escucha la voz de YoonGi al otro lado de la línea, saludando a JiMin con el apodo cariñoso de "bebé" y luego la voz alfa de JiMin aparecer, ordenándole que tome sus cosas y se largue a casa de su amante. Pese al dolor, suelta una risita. No pasa mucho tiempo para que escuche el sonido de las llaves del auto de JiMin.

—Te veo en cinco minutos.

Y cuelga.

Suelta un suspiro. JiMin se lo ha tomado mejor de lo que pensó, pero seguramente, como él, estará guardándose el dolor. No está muy seguro de cómo reaccionará cuando vea a JungKook.

—¿Te vas con JiMin?

Mira a JungKook por el rabillo del ojo y asiente, tomando asiento en el sofá frente al menor. Están en silencio por lo que parecen ser horas, hasta que la voz de JungKook, ahogada, llena de doloroso arrepentimiento, se hace escuchar.

—Lo siento, por todo.

Lo ve derramar lágrimas y acariciar su pecho con desesperación. Seguramente su lobo está sufriendo tal como el suyo lo hace. Él ya no se dejará llevar por lo que siente su lobo, ha pasado por tanto, que está comenzando a poder controlar sus reacciones.

—Yo también —suspira, acariciando su barriga con cariño, sintiendo suaves movimientos dentro de él. Su bebé reaccionando a sus caricias como siempre.

El claxon del coche de JiMin se hace escuchar, y TaeHyung se levanta del sofá con dificultad, siendo rápidamente ayudado por el menor. Le agradece cuando se encuentra de pie, camina hasta la puerta, tomando sus llaves que están colgadas junto a las de JungKook y también su portátil junto al cargador.

—Vendré por más ropa luego —informa—. Te avisaré cuándo, para que por favor no estés aquí porque vendré con JiMin —el claxon vuelve a escucharse y no puede evitar sonreír suavemente. JiMin siempre ha sido un impaciente—. Adiós.

—Pero hyung —el menor le detiene tomándole por el brazo derecho, haciéndole dar media vuelta para encararlo—, mamá compró esta casa para ti y el bebé —muerde su labio inferior—, no tienes que irte, yo puedo irme con un amigo y...

—No quiero vivir en un lugar que apesta a sexo, y mucho menos sabiendo que es gracias al padre de mi hijo y al novio de mi mejor amigo. Adiós.

Se suelta del agarre y vuelve a tomar su camino hasta la puerta. Al abrir, encuentra a su mejor amigo usando gafas de sol, apoyado contra la puerta de su coche, pero el olor a sufrimiento le cala en los huesos. JiMin se tensa y TaeHyung sabe que es gracias a JungKook detrás de él.

Su olor debe haber llegado a él, puesto que JiMin se tensa inmediatamente cuando están un poco más cerca. Probablemente es su olor a galletas recién horneadas y chocolate, además del olor de embarazado que sabe puede tanto relajar como volver loco a cualquier alfa. JiMin jamás le haría daño, por lo que queda la opción de haber tranquilizado por completo a su mejor amigo.

—Vámonos, JiMinnie —pide suavemente. JiMin asiente sin decir una sola palabra, y abre la puerta del copiloto para él, quitándole de las manos la pequeña mochila para que pueda ingresar sin problema. Cuando ambos están dentro, un silencio se instala a su alrededor, que es roto cuando el auto arranca.

TaeHyung aprieta el agarre en la mochila sobre sus piernas, y lleva una mano hasta su barriga, sintiendo inmediatamente a su bebé moverse. La marca en su cuello comienza a doler nuevamente, más que antes, y suelta un sollozo que logra alarmar a su mejor amigo.

—¿Estás bien Tae? —pese al tono de increíble preocupación, no separa la vista de la calle.

—La marca —dice suavemente—, duele.

JiMin asiente, y lo ve morder su labio inferior, notoriamente frustrado.

—Debimos enlazarnos cuando dijiste —murmura—, debí marcarte cuando...

—Basta, JiMinnie. Además de que fue una propuesta que hice cuando estaba ebrio, fue una broma. Si lo hubiéramos hecho... —acaricia su barriga con cariño, obteniendo como respuesta un suave movimiento por parte de su bebé—, no tendría a MinHwan si estuviese enlazado contigo, y no habrías conocido a YoonGi hyung.

—¿De qué me sirve ahora haberle conocido? Lo único bueno de haber sido un idiota y negarme a marcarte, es tu bebé. YoonGi se puede ir a la mierda.

TaeHyung niega. —Pasaste cosas hermosas con él, JiMinnie, no puedes negar eso.

Sabe que un alfa tan temperamental como JiMin debería estar comenzando a perder el control incluso con él siendo su mejor amigo, pero sabe que su aroma es como un calmante para él, y por ello solo atina a soltar un par de maldiciones.

—Sí, y de nada sirvió si terminó prefiriendo estar con... él.

—JiMinnie…

—¡Es que pude haber entendido que terminara conmigo por estar enamorado de alguien más! ¡Hubiese sido mejor eso, a enterarme que me es infiel! ¡Incluso pudo hablarme de follar con otros estando conmigo, pero prefirió traicionarme!

Guarda silencio. No es momento para querer consolarlo, viendo lo molesto que está. No arriesgará el bienestar de su cachorro.

Cuando llegan al departamento de JiMin, luego de estar dos minutos en el elevador con un montón de betas y omegas que no paraban de acariciar su panza y felicitarlos por su bebé, encuentran a YoonGi con todas sus maletas preparadas, sentando en un sofá, con los ojos hinchados y las lágrimas aun escurriendo por sus mejillas.

Tan pronto ve a JiMin, YoonGi se levanta, intentando acercarse, pero se detiene abruptamente cuando nota a TaeHyung detrás de él. Su expresión cambia a una molesta, pero no dice nada. TaeHyung supone que entiende que no tiene derecho a quejarse si hasta hace poco estuvo intimando con JungKook.

—Yo... pensé que podríamos hablar sobre esto, JiMinnie —murmura, sin apartar la mirada de TaeHyung, y bajando la vista hacia su barriga. Inmediatamente, TaeHyung coloca las manos sobre su panza, esperando que así termine con su inspección—, pero veo que no será posible por ahora.

—Nunca, YoonGi —corrige JiMin, con el ceño fruncido—. Creí haberte dicho que no quería verte aquí cuando regresara.

YoonGi suelta una risa llena de dolor. —Creí que podríamos arreglar las cosas... no sé por qué. Si tú me hubieras sido infiel, tampoco querría verte nunca, pero... —muerde su labio inferior—. Lo siento muchísimo, JiMin.

El mencionado hace una mueca, se quita los lentes de sol, dejando visibles sus ojos iguales o más hinchados que los de YoonGi, producto del llanto, y apunta a TaeHyung con la barbilla. —Deberías disculparte con el omega enlazado y embarazado, no conmigo.

JiMin y YoonGi no se habían enlazado por petición del mayor. TaeHyung hubiera deseado haber podido tomar esa decisión también.

La mirada del mayor de los tres se posa en él nuevamente, y el dejo de arrepentimiento se deja ver en sus ojos. —Lo siento, TaeHyung —murmura. Su rostro se tuerce en una mueca de tristeza y las lágrimas escapan solas de sus ojos—. Lo siento muchísimo...

Sin responder, TaeHyung inhala todo el aire que puede y murmura una excusa para ir hacia la cocina. No quiere ver más a YoonGi. Nunca. O no por al menos un buen tiempo.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

El tiempo pasa más rápido de lo que imaginó. Ya han pasado tres meses y está en una revisión de rutina con su médico personal. JiMin, junto a él, se encuentra admirando al pequeño Kim BeomGyu, quien se mantiene chupando su pulgar según palabras del médico.

—Está muy sano, TaeHyung —le informa—, lo has hecho bien —sonríe, quitando el aparato molesto de ultrasonido de la barriga de TaeHyung y pasándole unos pañuelos a JiMin para que lo ayude a limpiarse.

—¿La fecha para el nacimiento sigue siendo la misma? —Cuestiona bajando su camisa holgada –que robó del guardarropa de JiMin– y levantándose con dificultad de la cama.

—Síp, 14 de octubre.

JiMin abre los ojos con sorpresa. —¡Justo un día después de mi cumpleaños! —Chilla emocionado, acariciando la panza de TaeHyung y hablándole al bebé—, ¿oíste? ¡Celebraremos nuestros cumpleaños juntos, Beomgie! —TaeHyung sonríe enternecido.

—Yah, JiMinnie, si te portas bien y me compras unas natillas, quizá pueda inducir el parto el mismo día de tu cumpleaños.

—¡Sííí!

Cuando abandonan el consultorio, sonríen joviales, felices, mientras ambos van acariciando la panza de TaeHyung. Las pataditas de BeomGyu siempre han conseguido que JiMin se emocione como un niño a punto de abrir sus regalos de navidad.

—¿Te gusta el fútbol, Beomgie? —cuestiona JiMin mientras buscan su auto en el estacionamiento.

—Creo que le gusta más bailar —ríe TaeHyung—, te ha visto hacerlo varias veces en casa, supongo que quiere hacer los mismos movimientos que su tío JiMinnie.

Muerde su labio inferior en cuanto «en casa» sale de sus labios. Le hace sentir un lindo hormigueo en el estómago.

—¡Ah, tan lindo! —Grita JiMin, emocionado—, ¡Beomgie, ya quiero que nazcas para poder bailar juntos!

Entonces un olor conocido llega hasta ellos, logrando que el bebé patee con más fuerza dentro de TaeHyung. Siente a JiMin sostenerlo con más fuerza cerca de él sin llegar a dañarlo, pero dejando clara cierta posesividad, para que el alfa frente a ellos no pueda acercarse.

Es JungKook.

Está apoyado contra el coche de JiMin, bien abrigado y usando sus gafas de lectura mientras sostiene una revista de maternidad, leyéndola con tranquilidad. TaeHyung toma suavemente la mano de JiMin sobre su barriga al notarlo tan tenso, en un claro intento por hacerlo calmarse. No quiere terminar presenciando una pelea entre dos alfas. Mucho menos en su estado.

JiMin habla primero: —¿Qué haces aquí? —su voz suena tranquila, pero es obvio que se encuentra incómodo con la presencia de JungKook.

Jeon alza la mirada y sonríe al ver a TaeHyung, pero sus ojos se muestran amenazantes al dirigir la vista hacia su acompañante.

—Vine a ver al pequeño Jeon y saber cómo está, ¿es malo?

TaeHyung hace una mueca. —Kim —le corrige—, es un Kim.

El menor de los tres separa los labios, sorprendido. Frunce el ceño luego de unos segundos. —Creí que seguiría siendo un Jeon.

TaeHyung se encoje de hombros. —No creí que te importara tanto el que use mi apellido en lugar del tuyo —acaricia su panza, queriendo dar calma a su bebé, que sin estar presente podría sentir la hostilidad del ambiente gracias a él—. Sigues siendo su padre, JungKook, y te harás cargo de él, pero no tendrá tu apellido. Será Kim BeomGyu.

—¿No sería MinHwan? —luce realmente desconcertado.

—BeomGyu es un mejor nombre, ¿te molesta? —cuando ve la intención del menor por afirmar que sí, que definitivamente le molesta, rápidamente añade:— Pues lo siento mucho, no estuviste conmigo en todo este proceso, no tienes derecho a opinar acerca de su nombre. A mí me gusta BeomGyu, es lindo, ¿no es así JiMinnie? —JiMin asiente con una sonrisa enorme, llevando sus manos a la barriga de su mejor amigo para comenzar a hacer cariñitos al bebé, ignorando completamente al otro alfa—, así que se quedará como BeomGyu. Kim BeomGyu. O Park, si JiMinnie no deja de insistir en prestar su apellido.

—¡Woah, Park BeomGyu suena genial! —Descaradamente, JiMin toma a TaeHyung en un abrazo, sin intención de molestar al otro, puesto que para él ni siquiera merece la pena—, ¡déjalo como Park, Tae, por favor! ¡Seré un buen padre!

El olor a alfa molesto llega a sus fosas nasales, y antes de que puedan hacer algo, TaeHyung está siendo jalado descuidadamente por la muñeca, forzando sus pasos para ir más rápido y no caer al suelo por la velocidad que mantiene JungKook mientras lo aleja de JiMin.

—¡Me estás lastimando! —grita finalmente, un poco mareado.

Cuando JungKook para de golpe, a unos metros de JiMin, lo toma por los hombros y lo zarandea sin cuidado, importándole poco su estado de omega embarazado.

—¡¿Por qué tenías que irte con JiMin?! —su grito logra asustarlo. Sin darse cuenta, JungKook está usando su voz alfa. Voz que nunca, bajo ningún motivo, usó con él antes—. ¡Aún eres mi omega!

—¡Dejé de ser tu omega cuando me engañaste por primera vez! —declara, más molesto que nunca. Su bebé se mantiene quieto estando cerca de JungKook—. Si aún tengo tu estúpida marca es porque estoy esperando a tener a BeomGyu para que JiMinnie me marque.

—¿Vas a enlazarte con JiMin?

TaeHyung asiente, orgulloso.

Es la decisión a la que llegaron cuando decidieron que no estaban dispuestos a ver sufrir al otro por un alfa imbécil o un omega estúpido. Se amaban, de una forma particular, se conocían desde los dos años y estaban seguros de que podrían llegar a amarse de todas las formas posibles, incluso como amantes. Y de hecho, hace un mes habían comenzado a compartir un par de besos por las mañanas. Eran inocentes, llenos de timidez, y aun cuando al inicio fue extraño y provocaba silencios incómodos entre ellos, poco a poco era más común compartir una sonrisa cuando sus labios se separaban.

—¡No puedes! —la voz de JungKook no suena molesta, sino llena de pánico y desesperación.

TaeHyung piensa que sería algo muy gracioso si después de romper su corazón y arruinar por completo su relación, repentinamente JungKook se diera cuenta de que siempre lo amó. Sería gracioso y una lástima, porque antes de haber sido engañado la primera vez, hubiera sido increíblemente feliz por ello, pero ahora, pese a sentir su corazón latir anhelante por el alfa frente a él, no está dispuesto a caer.

—¿Por qué no? Es lo que ambos queremos —su mirada se dirige hacia JiMin, a varios metros de distancia, luciendo preocupado, molesto y listo para intervenir si la situación lo amerita. Le sonríe suavemente, queriendo darle a entender que está todo bajo control, que no tiene de qué preocuparse—. ¿Te molesta? —cuestiona, volviendo la mirada hacia JungKook, sosteniendo su barriga con cuidado. Sabe que le molesta, es obvio.

—Pues sí. ¡Me repugna la idea de ese idiota quitándome a mi omega!

—¡No soy tu omega! Ya te lo dije, dejé de ser tu omega cuando metiste a otro a nuestra cama. Lo único que nos sigue uniendo es la marca y Beomgie, pero la marca pronto dejará de ser un problema.

Las manos de JungKook van hacia su cabeza, y TaeHyung lo ve estirar su propio cabello con furia. Le asusta verlo tan fuera de control, escuchándolo soltar maldiciones y repartiendo golpes sobre su cabeza, pero se mantiene con la mirada al frente. Ve a JiMin querer acercarse, pero le hace una seña para que se mantenga lejos. Sabe que pese a todo, un alfa es incapaz de dañar a su omega embarazado. Y no quiere que por intentar ser un héroe, JiMin termine lastimado.

De un momento a otro, la voz de JungKook se hace escuchar nuevamente. —Jamás dejarás de reprocharme eso, ¿no? Sin importar cuántas veces me he disculpado, y que de hecho tú me has perdonado.

Lo había hecho. Había perdonado a JungKook oficialmente hace mes y medio.

—No mientras trates de impedir que me empareje con JiMin. Haré lo que yo quiera, me acostaré con quien se me dé la gana, y tú no tienes derecho a quejarte. Solo tendrás voz y voto tratándose de algo concerniente a BeomGyu, ya que eres su padre, pero en lo que respecta a mi vida y con quién decido vivirla, a menos de que sea perjudicial para nuestro hijo, no eres nadie para opinar.

Muerde su labio inferior y baja la mirada. Pese a sonar tan seguro y firme, por dentro está destrozado. Su lobo lloriquea, solloza y se arrastra por el suelo, queriendo buscar consuelo en los brazos de su alfa. Es difícil tener que hablar de esta manera al hombre con el que debería estar celebrando la buena salud de su bebé. Cuánto desearía estar en casa con JiMin, sin tener un lío de sentimientos en su pecho.

—Debo irme —murmura, sin poder soportar más la situación—. Si tienes preguntas sobre cómo va el embarazo, puedes llamarme en la noche, porque estaré ocupado todo el día comprando cosas para mi bebé. Ten una buena tarde.

Pasa de largo a JungKook y camina hacia JiMin, queriendo lucir tranquilo. Sabe que aunque su olor demuestra lo destrozado que está, debe mantenerse firme hasta el final para que JungKook lo deje ir. Su paso es lento y tambaleante, parece que caerá en cualquier momento, por lo que tan pronto está frente a JiMin, éste lo toma entre sus brazos, ayudándolo a caminar hacia el auto, susurrándole palabras de consuelo.

Sonríe al sentir las caricias de su mejor amigo sobre su barriga, y se mantiene abrazado a él.

—Pronto dejará de doler, lo prometo —esas palabras, junto a un beso en la sien, consiguen hacer que su corazón se sienta cálido y menos pesado—. Haré todo lo posible porque te enamores de mí, Tae.

Sonriendo, TaeHyung se acurruca contra el pecho de su mejor amigo y suspira. —No tendrás que esforzarte mucho, JiMinnie.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

El nacimiento de BeomGyu fue difícil. Al menos eso fue lo que la doctora le dijo en cuanto pudo despertar luego de la cesárea. Al parecer, un bracito de su bebé se enredó con el cordón umbilical y una serie de cosas que no puede recordar al tener frente a él la imagen más adorable que ha visto jamás.

JiMin está cargando a BeomGyu, meciéndolo suavemente de izquierda a derecha, mientras canta en voz baja una suave canción de cuna. Su corazón late al ritmo de la canción, lleno de gozo.

—Vas a ser un buen padre, JiMinnie.

La mirada de su mejor amigo se dirige hacia él inmediatamente. JiMin parece sorprendido, pero rápidamente su expresión cambia a una extremadamente feliz. Sus mejillas se sonrojan y una enorme sonrisa se posa en sus labios. TaeHyung extiende sus brazos ligeramente, queriendo poder abrazar tanto a su bebé como a JiMin, pero al sentir sus extremidades tan pesadas, las deja caer a sus costados.

—Eso espero —es la respuesta de JiMin, quien le entrega al bebé inmediatamente, con mucho cuidado—. ¡Ya quiero llevarlo a casa, Tae! —chilla, emocionado, haciéndose un lugar a su lado, teniendo cuidado de no lastimarlo a él ni de despertar al bebé.

—Ahora estás emocionado, pero espera a tenerlo en casa y oírlo llorar en las madrugadas, ¡me rogarás que lo devuelva al hospital! —ríe, besando la arrugada frente de su bebé. Sus ojos se aguadan, pero no suelta ni una sola lágrima.

Tener a su bebé en sus brazos es... la mejor sensación de toda su vida. Está seguro de que si muriera, él no moriría siendo feliz, él encontraría la forma de volver a la vida, porque no hay nada en el mundo que le haría alejarse de su hijo.

—Por supuesto que no —negó—, ¡estoy deseando comenzar a vivir todo eso!

Los ojos de ambos se quedan atrapados en la vista del pequeño BeomGyu atrapando entre una de sus manitas el dedo índice de TaeHyung. Es una mezcla extraña entre sus dos padres. Su corazón se oprime al pensar en JungKook. Debe estar desesperado por ver a su bebé.

—Es hermoso, Tae.

Las palabras de JiMin le hacen sonreír. —¿No solías decir que todos los bebés recién nacidos son feos y arrugados?

Las mejillas de JiMin se sonrojan fuertemente, y niega. —Éste no —sonríe—. Beomgie es hermoso. Te luciste, Tae. Está sano, pesa lo ideal, y es precioso. ¡Estoy ansioso por escuchar sus primeras palabras! También deseo verlo dar sus primeros pasos, ¡quiero enseñarle a andar en bicicleta! Tambié-

—Hey, tranquilo vaquero —ríe—, primero tienes que cambiarle los pañales.

—¡Lo haré, créeme que lo haré!

Sus rostros sonrientes se encuentran y ambos pueden ver sus rostros felices reflejados en los ojos del otro.

—Gracias por permitirme ser parte de esto, TaeHyungie...

—Te ganaste el derecho, JiMinnie.

Sus miradas siguen fijas, y TaeHyung ve cómo poco a poco el rostro de su mejor amigo se acerca al suyo lentamente. Su lobo le grita que se aparte, que no puede engañar a su alfa, pero la otra parte de él, la más cuerda, le hace permanecer en su lugar.

Siente sus mejillas calentarse, sus ojos comienzan a cerrarse lentamente en acto reflejo, y su corazón se acelera en cuanto siente aquellos conocidos labios esponjosos tocar sus belfos, quedándose inmóviles pero sin embargo transmitiéndole mil emociones a la vez. Se separan lentamente luego de unos segundos, y sólo atinan a sonreírse con complicidad.

Apoyado en un solo brazo, la mano libre de JiMin comienza a acariciar su cabello y mejillas con suavidad, mirándole como si fuese lo más precioso del mundo. —¿Ya te has enamorado un poco de mí? —cuestiona juguetón. TaeHyung suelta una risita y acerca su rostro al tacto de la mano cálida de JiMin sobre su mejilla.

—Creo que he vivido un poco enamorado de ti toda mi vida, solo que hasta hace unas semanas pude darme cuenta de eso.

JiMin sonríe enormemente, pero no dice nada más, cosa que él agradece.

En el tiempo que ha estado viviendo con JiMin, libre de cualquier tipo de sentimiento hacia JungKook por la marca de apareamiento, ha comenzado a pensar en su mejor amigo de toda la vida, de forma muy distinta a la que siempre tuvo. No sabe si es gracias a los pequeños besos que habían comenzado a compartir cada mañana, no lo creía posible. Unos pequeños besos no pueden hacer mella en él tan pronto.

JiMin siempre fue dulce y amable con él, hacía todo por sacarle una sonrisa, lo escuchaba siempre y jamás lo juzgaba, a menos que de verdad tuviera que abrirle los ojos para hacerle ver que algo estaba irremediablemente mal, y no es que el comportamiento de su mejor amigo haya cambiado mucho con lo de su embarazo, puesto que siempre fue sobreprotector, solo que ahora algo dentro de él se siente cálido cada que los labios de JiMin rozan los suyos, cada vez que encuentra que la mirada de JiMin ha estado fija sobre él, brillante y dulce, mientras él hace cualquier cosa, cuando recibe cumplidos sobre lo lindo que luce aunque esté cubierto de helado en las comisuras de los labios, y en cada momento que sus manos se encuentran juntas en un fuerte agarre.

Baja la mirada, dirigiéndola hacia su bebé. Lo ve con ojos abiertos, con la mirada fija en él, y una enorme sonrisa se dibuja en sus labios.

—¿Dónde está JungKook? —cuestiona suavemente. Las pequeñas manos de BeomGyu se alzan hacia su rostro, comenzando a tocar su barbilla y mejillas.

—Está en la sala de espera. Llegó tarde, así que me dejaron entrar en su lugar, creo que pronto le dará un ataque si no consigue ver a Beomgie.

—¿Podrías llamarlo? —pide suavemente, con la mirada aún fija en su hijo.

—Qué manera de romper la atmósfera —aquellas palabras podrían haberlo preocupado si no fuera porque JiMin sonaba tan feliz como divertido—. Vuelvo en unos minutos.

Él solo asiente sin poder apartar la mirada de BeomGyu. Lo ve bostezar, haciendo un sonidito de lo más adorable, y suelta una risita. Coloca su dedo índice sobre la mejilla izquierda del bebé, el pulgar sobre la otra, y aprieta suavemente, consiguiendo una pequeña boquita de pato en los labios del recién nacido. Siente sus ojos cristalizarse y pequeñas lágrimas mojan sus mejillas. La felicidad es tanta que siente que no es real. Se siente en un sueño, el sueño más hermoso que ha tenido jamás.

Está en un momento de su vida en que es feliz, y no quiere que nada lo arruine.

La puerta de la habitación se abre silenciosamente y el rostro de JungKook se deja ver lentamente. TaeHyung sonríe y le invita a entrar.

—¿C-Cómo está... BeomGyu?

—Perfecto.

En cuanto sus miradas se encuentran, TaeHyung le sonríe de una forma que jamás creyó capaz de hacer. Con agradecimiento. Agradeciendo el haberle dado un bebé tan hermoso, la materialización de su felicidad.

—Tiene tus ojos —le informa—. Gracias, JungKook —susurra en cuanto el menor está a su lado, acariciando el escaso cabello en la cabecita del bebé—, por haberme dado a BeomGyu.

—Gracias a ti, hyung.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Suspira cansado y coloca una de sus manos sobre su cadera, masajeando en un intento porque deje de doler. ¿Cómo es posible que él tenga que estar recogiendo los juguetes de BeomGyu del suelo? Seis meses de embarazo no son una broma, y menos cuando se trae gemelos dentro. Definitivamente el padre de estos bebés no volverá a ver la luz del día.

—¿Tae?

Reconoce esa voz. Da media vuelta y encuentra a aquel alfa mirándole con pena, dándose cuenta de que dejaron todo el trabajo de limpiar la casa a un omega embarazado.

—¿Qué quieres? —Cuestiona con enfado, siguiendo su camino por la casa para tomar las bolsas de frituras y tirarlas en una enorme bolsa de basura—. Estoy ocupado, ¿no ves? —ríe—. Al parecer soy la única persona con manos en esta casa, y por ello debo limpiar yo.

El alfa suspira y comienza a recoger la basura alrededor de toda la casa.

Las fiestas de cumpleaños de BeomGyu siempre dejan la casa hecha un desastre. Incluso, todas las voces infantiles y gritos provenientes del patio, dan a entender que el próximo caos que aquellos niños de cinco años creen, será allí.

—JungKook, yo puedo limpiar.

JungKook, que se encuentra en cuclillas buscando los envoltorios de dulces bajo la mesa, alza la mirada hacia el embarazado omega frente a él. Sonríe al verlo sostener su enorme barriga, manteniendo una mano sobre su cadera para darse apoyo.

—No creo que puedas en tu estado, omega.

No le sorprende el golpe que recibe en la cabeza. TaeHyung siempre odió que lo llamara así.

—Si tanto insistes en limpiar, espero que no te importe barrer y trapear también mientras yo me siento y veo televisión.

—¡Claro que no! —sonríe.

La voz de Park JiMin, dejándose ver en el patio gracias a la enorme puerta de cristal, se hace escuchar, dando grititos mientras corre detrás del montón de niños de cinco años, con los padres de estos cerca de la piscina, conversando animadamente.

JungKook sonríe mientras se acerca a TaeHyung, posando sus manos sobre la enorme barriga. —Te ves hermoso, Tae.

TaeHyung le mira con arrogancia. —Ya lo sé, me lo dicen todos los días.

Con un sentimiento pesado albergado en su corazón, JungKook sonríe tristemente. —Nuestro hijo se ve feliz.

TaeHyung le devuelve una sonrisa. Mira nuevamente a su hijo jugando en el patio y lo encuentra mirándolos tanto a él y a JungKook con ojos brillantes. Siempre se pone extremadamente feliz cuando los ve juntos.

—Él es feliz —susurra—, pero ha extrañado a su padre estos días.

JungKook sonríe tristemente, dirigiendo la vista hacia su hijo en el patio trasero de la casa. —Yo también lo extrañé.

—Ve y díselo —le alienta—, ¡Estará tan feliz de que quieras jugar con él!

—¿Quién va a limpiar después?

TaeHyung se encoge de hombros. —BeomGyu debe hacerse responsable de sus acciones. Ha llegado a una edad en la que debe comenzar a limpiar sus desastres.

Sonriendo suavemente, JungKook asiente. Tira la basura en la bolsa y, acariciando suavemente la enorme barriga de TaeHyung, comienza su camino hacia el patio, para ir directo a su hijo y poder felicitarlo.

TaeHyung lo sigue con la mirada y su corazón se siente menos pesado al ver finalmente a JungKook tener en brazos a BeomGyu, llenándolo de besos, consiguiendo hacer a su hijo llorar de felicidad mientras se aferra al cuello de su padre.

—Ya era hora de que apareciera, ¿no?

TaeHyung da media vuelta hacia el lugar del que proviene la voz. Encuentra a JiMin en la cocina, con una botella de agua en las manos. Se ve algo transpirado y tiene las mejillas completamente rojas por la agitación.

—Sí —asiente, caminando lentamente hacia JiMin—, como padre tiene que pasar algo de tiempo con su hijo —le quita la botella de agua de las manos y la deja sobre la mesa. Aun cuando su enorme barriga le supone un problema, se las arregla para enredar sus brazos alrededor del cuello de JiMin, dejando sus rostros lo más cerca que puede—, y tú, como mi esposo y alfa —sus labios se acercan tentativamente a los del mayor—, tienes el deber de mimar a tu omega.

Con una suave sonrisa en sus labios, JiMin asiente, colocando sus manos sobre la cintura del menor. —¿No te he mimado lo suficiente en estos cinco años?

—Nop —niega, plantando un pequeño beso en los labios de su alfa—. Un omega embarazado requiere más sesiones de mimos a la semana de lo que requiere normalmente, y tú no has cumplido con tu parte estos días, así que ahora que JungKookie está con Beomgie y los demás niños, exijo mi sesión de mimos.

Sonriendo ladinamente, JiMin junta sus labios en un beso lleno de amor. Sus labios se mueven suavemente, y la lengua de JiMin hace ligeros movimientos contra los labios de TaeHyung, haciéndole sentir que las rodillas le tiemblan y acelerándole la respiración.

JiMin se separa y suelta un gruñido. —¿Cuánto más va a durar la fiesta de Beomgie?

TaeHyung suelta una risita. —Aún no se abren los regalos, y los niños parecen muy emocionados jugando en el patio, incluso escuché que quieren entrar en la piscina, así que supongo que dos o tres horas más.

—¿Crees que JungKook quiera llevarse a BeomGyu con él por unos días?

—¡JiMinnie! —Ríe sonoramente, alejándose del mayor entre carcajadas—, ¡limpia la cocina y veremos si sucede algo esta noche!

Con una boba sonrisa de felicidad, JiMin asiente. —¡A la orden capitán!

TaeHyung sonríe mientras ve a su alfa limpiar la cocina a una velocidad impresionante. Su corazón se siente más ligero y cálido. La marca en la parte posterior de su cuello hormiguea agradablemente y piensa, mientras acaricia su barriga, que no hay nada en el mundo que pueda romper la burbuja de felicidad que JiMin creó para él desde el momento en el que compartieron el primer beso de amor estando ya enlazados.

—JiMinnie —le llama suavemente, mordiéndose el labio inferior, sintiendo las lágrimas agolpándose en sus ojos.

El rostro de JiMin se muestra detrás de la puerta del refrigerador, y cambia a una mueca de preocupación al verlo a punto de romper en llanto. —¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

Niega con una pequeña sonrisa: —Te amo.

La preocupación se aleja rápidamente del semblante de su esposo, y una enorme sonrisa se dibuja en sus labios. El olor a abundante felicidad llena la cocina.

—También te amo, TaeHyungie —musita, acercándose a él y plantando un suave beso en su frente—, con todo mi corazón.

Notas finales:

lamento errores u-u


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