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Trick por ReveursAiles

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Yukihiro encendió las luces y se quitó los zapatos, entrando con algo de prisa para escapar del frio del pasillo.

 

Llevaba semanas añorando ir a aquel departamento, pero no tenía sentido ir si el lugar estuviese solo, por ello se recriminó el sentirse tan cansado siendo una de las pocas noches que disfrutaba en el mes.

 

-       Debí haber tomado algo para dormir anoche… - se reprochó hablando consigo mismo mientras intentaba despertar un poco.

 

Revisó la comida que había comprado y comenzó a arreglar la mesa, luego dejó reposando un poco de té en agua hirviendo, por si su compañero llegaba con demasiado frío al igual que él.

 

Buscó entre la ropa que tenía en aquel departamento, pero nada era más abrigado que lo que ya llevaba puesto, por lo que optó por encender el aire condicionado para calentar el lugar.

 

-       Tal vez solo yo siento frio… - comentó mientras se restregaba las manos, la una con la otra, intentando darse calor en frente del aire acondicionado.

 

-       ¡Ya llegué! – gritó Ken desde la entrada. – Oh, déjame adivinar, estas congelado. – Yukihiro lo miró y le sonrió. Ken a diferencia de él se quitó el abrigo en la entrada.  – Lo siento si me tardé, soy un desastre eligiendo regalos de cumpleaños.

 

-       Ah, yo no llegué hace tanto tampoco…

 

-       ¿No? – le preguntó observando que había puesto la mesa.

 

-       No, unos quince minutos tal vez… solo que llegué con tanto frío que no me quise quedar quieto.  – Ken revisó las bolsas para ver que había llevado de comer su compañero

 

–       Trajiste comida como para un ejército.

 

-       No sabía si te quedarías a desayunar por la mañana…

 

-       Si me despiertas claro que sí. ¿Tu debes irte temprano? – Ken ordenó las cosas en la cocina y comenzó a servir tanto la comida como también el té, por su parte Yukihiro continuaba cerca del aire condicionado calentando sus manos.

 

-       No, hasta el medio día al menos… ¿Traes hambre?

 

-       Mucha – respondió mientras pellizcaba un trozo de pan antes de colocar el resto en una panera. – Mmm… esta crujiente – cerró los ojos disfrutando y Yukihiro se rió.

 

-       Eres como un perro feliz con un trozo de pan.

 

-       Pues si me dieras más de este pan, este buen perro te perseguiría hasta el fin del mundo.

 

-       Hum… no sé si te quiero detrás de mí tanto tiempo – Yukihiro pareció serio pensando al respecto y Ken le lanzó un poco de pan.

 

-       Me quieres más de lo que admites. – A pesar de que Ken solo había dicho aquello en respuesta a su broma, las palabras parecieron sonar serias y Yukki no pudo evitar sonrojarse un poco. Ken no era una persona que hablara sobre sentimientos y tampoco lo era él.

 

-       ¿Recibiste mi mensaje de cumpleaños? – preguntó intentando cambiar el tema.

 

-       Si, llegó justo antes de dar una entrevista y creo haber quedado algo sentimental. ¿Tú recibiste el mío?

 

-       Si… aunque no puedo decir que tu canto me dejo sentimental – ambos rieron. Ken le había cantado una canción infantil en un audio que le envió en su día de cumpleaños. - ¿Por qué mi saludo si te dejó sentimental? No recuerdo haber escrito nada por el estilo…

 

-       Porque te extrañaba… un poco… - confesó. Yukihiro lo miró a los ojos.

 

-       Repítelo.

 

-       ¿Qué? No…

 

-       Repítelo, nunca me habías dicho algo así…

 

-       Pero si me escuchaste para qué lo repetiría… - se quejó el guitarrista – además, ¿Qué? ¿Tu no me extrañaste? – Yukihiro apretó los labios, le era más difícil dejar salir aquellas palabras – me niego a repetir si tu tampoco me lo dices.

 

-       Claro que te extrañé – susurró.

 

Ambos se quedaron en silencio unos momentos sin mirarse a los ojos, ninguno sabía como continuar aquella conversación ni que más agregar, hasta que Ken miró el té.

 

-       Serviré más té para que entres en calor.

 

-       Ah, sí, gracias… yo terminaré de servir esto.

 

Ambos algo nerviosos sirvieron la cena y comieron en silencio los primeros minutos, Ken tenía hambre y Yukki se sentía algo fatigado más por el frio que por la falta de comida, pero disfrutaron de la comodidad de la compañía en silencio.

 

-       ¿Se te calentó el cuerpo con el té o debemos recurrir a otras formas? – el batero se ahogó y comenzó a toser.  – Era broma Yukki…  ¿Estás bien?

 

-       Si… estoy bien – lo miró con algo de vergüenza mientras Ken sonreía de forma pícara, de pronto recordó algo que serviría para cambiar el tema - Oh, por cierto, Hyde se equivocó y me envió un mensaje de cumpleaños en la fecha de tú cumpleaños.

 

-       ¿De verdad? – Yukihiro asintió – él muy distraído también me mando uno a mí en la fecha del tuyo – de pronto ambos comenzaron a reír.

 

-       ¿Deberíamos decirle?

 

-       No… aún, ya se lo diremos… de todas formas creo que deberíamos intercambiar los mensajes y así queda todo bien, ¿no?

 

Ambos tomaron sus celulares divertidos mientras comían, abrieron el texto enviado por Hyde y se intercambiaron los móviles.

 

-       Oh – Yukihiro fue el primero en darse cuenta.

 

-       El idiota escribió lo mismo para los dos – De pronto la sonrisa de Ken explotó haciendo eco en el lugar, Yukihiro no pudo evitar unírsele con ganas, incluso si no le causaba tanta diversión algo, la risa de Ken era demasiado contagiosa.  – Ay… que falta de consideración es esta… no solo se equivoca si no que queda en evidencia que debe copiar y pegar el mensaje para todos en sus cumpleaños…

 

-       Al menos se “acuerda” – dijo indicando entrecomillas con sus dedos.

 

Continuaron comiendo mientras Ken le comentó sobre algunas invitaciones que había recibido para un par de proyectos musicales como apoyo en otras bandas. Yukki por su parte, emocionado le confesó haber estado planificando nuevas canciones para un disco, aunque aún no tenía nada definitivo pensado, había desarrollado la idea tanto que tenía la mitad de un disco si así lo quisiera. La conversación iba bien, ambos se solían mantener al tanto ya fuera por llamadas o simplemente por chat, evitaban ser evidentes con el aprecio mutuo que se tenían… al menos en palabras, porque cuando se trataba de hechos siempre demostraban su afecto sin quererlo realmente.

 

-       Ah tienes que abrir tu regalo – le dijo Ken poniéndose de pie para ir por la bolsa que había dejado en la entrada.

 

-       También traeré el tuyo. – Yukihiro fue por su mochila y volvió con el regalo en las manos, se sentía avergonzado. No dejaba de preguntarse si era demasiada la cursilería que había preparado esta vez.

 

-       ¡Ta-rán! – exclamó Ken mientras le daba una bolsa. – tu primero, estuviste de cumpleaños antes.

 

-       Bien… aún me causa risa que Hyde confundiera los días. – comentó mientras rompía la bolsa.

 

-       Si lo piensas no es tan raro, nos llevamos por muy pocos días…

 

-       Calcetines. – dijo en cuanto los vio, no eran un par, ni dos, eran como veinte pares, algunos de material grueso, otros más ligeros, unos de lana y otros de polar, pero todos parecían ovejas peludas.

 

-       Bueno… es que siempre tienes los pies muy fríos… - Yukihiro soltó un suspiro divertido por la explicación de Ken.

 

-       Si que es un regalo poco común.

 

-       Bien ahora dame el mío – le pidió de forma ansiosa, Yuki comenzó a ponerse nervioso mientras se lo daba y lo abría.

 

“Menuda idea que se me ocurrió”, se dijo así mismo regañándose.

 

-       Oh, ¿Qué es esto? 

 

-       Una cámara.

 

-       Sé que es una cámara, pero ¿qué trae colgando…?– Yukihiro había optado por darle algo funcional, que solían ser los regalos favoritos de Ken, como sabía que su cámara se había estropeado hace poco, buscó una con características similares, pero más espacio, además de que le había hecho a mano un pequeño llavero con un pequeño Ken que tenía una guitarra en la mano. – ¿Lo hiciste tú?

 

-       Si… - se mordió la mejilla por dentro de la boca, avergonzado.

 

-       Está muy… tierno. ¿Te molesta si lo coloco en mi bolso? Así puedo llevarlo conmigo siempre. – Yukihiro lo miró con impresión, pensó que Ken se burlaría de él y estaba psicológicamente preparado para no tomar aquello a mal, pero nunca se imaginó que le propondría colocarlo en algún lugar visible.

 

-       Claro… es tuyo, puedes hacer lo que quieras con él… - de pronto se le escapó un bostezo al final de la oración.

 

-       ¿Tienes sueño? Es temprano…

 

-       Si… es que no he dormido bien últimamente… - Ken se sentó junto a él en la cama.

 

-       Otra vez estas con insomnio…

 

-       Si, pero lo he aprovechado, las noches me dan más inspiración.

 

-       Yukki… - Ken lo miró con preocupación – no puedes dejar que esto se vuelva un problema como aquella vez en que no dormías nada…

 

-       Lo sé…

 

-       Ve a prepararte para la cama, nos dormiremos temprano.

 

-       ¿Qué? No… no es necesario.

 

-       Ve… yo recogeré lo que quedo de la cena mientras.

 

Ken no le permitió continuar hablando. Yukihiro se sentía mal con aquella situación, a veces temía que Ken se aburriera de él ya que no era como los amigos de los que se solía rodear, era mucho más tranquilo, mucho más callado y controlado. A veces temía que se alejara sin siquiera decir adiós.

 

Lo vio buscar su pijama y dirigirse al baño. Yuki lo miró y comenzó a desenredar su cabello con un cepillo. No quería dormir aunque le pesaran los parpados y llevar solo el pijama le causara frio, realmente no quería meterse a la cama, quería preguntarle a Ken muchas cosas y escucharle decir otras, pero si se acostaba, temía dormirse sin darse cuenta. De pronto unos brazos le rodearon desde la espalda.

 

-…- deslizó su cabeza hacia atrás descansándola sobre el hombro del guitarrista- Estás tibio-

 

-¿Te ayudará a dormir?-

 

-Seguramente- sonrió sutilmente.

 

 Se metieron debajo de las sábanas y Yukihiro procuró cubrir bien a los dos con todas las colchas que había colocado.

 

-No puedo creer que seas tan friolento, moriré asfixiado bajo tantas mantas- bromeó Ken abrazándose al batero que se había colocado de costado dándole la espalda.

 

 El cuerpo del guitarrista emanaba tanto calor que no pudo evitar acurrucarse todo lo que pudo junto a él sintiéndose a gusto, y una vez entró en calor, inevitablemente tuvo que empezar a batallar por no quedarse dormido repentinamente.

 

-Cuéntame algo o me dormiré y no quiero aún…- sin embargo su voz ya comenzaba a traicionarlo.

 

-Pero mi idea era esa- descansó el mentón en el espacio entre el cuello y hombro ajeno- Ya tendremos tiempo para hablar en la mañana- le depositó un beso en el cuello haciéndolo reír- ¿Qué?-

 

-Tú barba- rió también.

 

 Cerró los ojos en tanto Ken seguía besándolo suevamente con intención de conciliar el sueño, pero le resultaba difícil dejarse llevar, estaba negado a dormirse. No quería arruinar los pocos momentos que tenían para estar juntos por el mero hecho de estar cansado… por ende haría todo lo posible por mantener los ojos abiertos.

 

Sacó de debajo de las sábanas una de sus manos llevándola hasta el cabello de Ken donde enredó sus dedos acariciándolo con suavidad, y luego viró el rostro  en dirección a él. Buscó su boca rozando sus labios contra los ajenos simplemente, sonriendo triunfante al obtener por parte del guitarrista la reacción que esperaba.

 

-Mmh…- Ken suspiró apenas separándose del batero- ¿Cuál es tu plan ahora?-

 

-El mismo que tuve todo el mes- se dio la vuelta para volver a besarlo y ligeramente lo fue empujando hasta tenerlo recostado debajo de sí- Aún tengo algo de fuerzas, no me gustaría desperdiciarla- lo hizo reír.

 

A Ken le gustaba mucho besar, y a pesar de que en un principio Yukihiro le dejó en claro que no era muy fan de ello, con el tiempo entendió que le costaría hacer que lo cambiara. Afortunadamente, muy por el contrario había aprendido a disfrutarlos, y ya no se molestaba cuando antes del sexo tan solo pasaban largos minutos besándose y acariciándose. Ken había cambiado muchos tratos solo para hacer sentir más a gusto al batero cuando estuviesen juntos, por eso creía que no era justo no dejarlo ser en esas pequeñas cosas que en nada lo perjudicaban… al contrario…

 

-No me dejarás quitarte la remera, ¿cierto?-

 

-Ni en broma, moriré de hipotermia- rieron. Sin embargo Ken no tenía problema con ello.

 

Se deshizo de su remera sintiendo las frías manos del batero pasar por su espalda en busca de contacto, luego, sin dejar de besarse, se las ingenió para retirar ambos pantalones.

 

-Me sorprende lo ingenioso que eres para estas cosas-

 

-No puedes decir que no te trato como a una princesa- sonrió divertido viendo la expresión molesta de Yukki. Pasó una de sus manos por su nuca y ya teniendo un mejor acceso a su cuello se encargó de llenarlo de besos.

 

-Me haces cosquillas con tu barba- no podía evitar reír.

 

Se aferró a la espalda ajena con una mano y la otra la ocupó en recorrer su abdomen hasta llegar al elástico de la ropa interior donde inevitablemente notó su erección. Le divertía la facilidad con la que Ken se excitaba y lo pasional que podía llegar a ser. Con ambas manos sujetó su cadera frotando ambas entrepiernas en tanto volvían a besarse.

 

-Mi princesa está más delgada otra vez-

 

-Deja de decirme así- le picó las costillas con un dedo.

 

-¡Auch!-

 

 Odiaba que Ken lo tratara de esa forma porque sabía que solo lo hacía para mofarse de él. En pos de dejarle en claro que él no era absolutamente nada de eso, lo empujó a un costado nuevamente colocándose encima suyo y rápidamente bajó la ropa interior de ambos frotando sus erecciones.

 

-Ah… tus manos están frías…- no le hizo caso- No te me ofendas…- le sonrió sutilmente mordiéndose el labio inferior para evitar gemir.

 

 Yukihiro se encargó de masturbar ambos miembros intentando mantener la concentración en ello para no dejarse llevar por completo en lo bien que se sentía, o los besos y caricias del guitarrista.

 

-… estás temblando…- susurró cerca de su oído sonriendo divertido, queriendo obviar el hecho de que él estaba de la misma forma.

 

 Buscando cerrarle la boca por completo, el batero lo besó bruscamente mordiéndole el labio inferior, y aprovechando que Ken separó los labios metió su lengua en la boca ajena. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal producto de la excitación de su propia acción. Sintió su mano humedecerse.

 

-Ven aquí…- Ken se separó de su boca, esta vez fue él quien se colocó encima. Tomó las piernas del batero colocándolas alrededor de su cintura- Seré honesto, no tengo idea de dónde quedó el lubricante- acotó volviendo a atacar el cuello del batero, sin embargo este lo alejó de inmediato.

 

-Entonces olvídalo-

 

-Oh vamos…- lo miró como queriendo darle lástima- Prometo ser cuidadoso-

 

-No-

 

-Yukki…- hizo puchero robándole una sonrisa al otro sin que pudiese evitarlo.

 

-No confío en ti-

 

-Que malo eres, ¿cuándo te mentí?-

 

-No me hagas hablar…- Ken chistó la lengua rodando los ojos en disgusto.

 

 Sujetó las piernas del batero dispuesto a hacerlo a un costado y volver a acostarse juntos, pero antes de que siquiera pudiese alejarse, sintió como ese par de piernas se aferraban a su cadera ligeramente fuerte.

 

-Como seas bruto te golpeo- sentenció enredando sus dedos en el cabello de Ken nuevamente juntando su frente con la ajena. El guitarrista sonrió complacido.

 

 Ken siempre se había caracterizado por ser muy impulsivo y pasional en casi todos los aspectos de su vida… o al menos de esa forma lo catalogaban sus conocidos, e incluso él mismo. Sin embargo al momento de estar con Yukihiro, se vio capaz de cambiar por completo si eso ayudaba a que el batero se sintiera a gusto estando con él. Hecho que por supuesto sorprendió a ambas partes.

 

 Con él había aprendido que no siempre era bueno ser impulsivo, y que lo pasional podía controlarse haciendo que las sensaciones fuesen incluso más placenteras en pequeñas dosis.

 

-Hm…- sintió los dedos largos clavarse en su espalda y vio como cerraba los ojos con fuerza en una mueca de dolor.

 

-¿Estás bien? Me detendré sino- susurró. Sabía que por el tiempo que llevaban sin hacerlo seguramente en un principio dolería y molestaría, pero también sabía que Yukihiro no lo verbalizaría, por ende quería ser aún más precavido. No obstante, al momento en que iba a retirar su mano éste volvió a detenerlo.

 

-No te detengas, si lo haces luego será más doloroso. Solo será un momento… sigue Ken…- atrajo al guitarrista con necesidad.

 

 Lo besó con intensidad pero sin llegar a ser brusco, con la mera intensión de hacerle notar cuánto lo deseaba en tanto seguía dilatándolo.

 

 Una vez que la voz del batero dejó de sonar ahogada y dolida, y los suspiros se hicieron presentes, Ken se sintió satisfecho, listo para seguir con el juego.

 

-¿Tienes el condón?-

 

-En el cajón- respondió Yukki.

 

 Intentando no romper la posición, Ken se estiró como pudo hasta el cajón sacando la caja de condones, de la cual la mayoría se esparcieron por el piso.

 

-Eres un desastre- rió.

 

 Con manos torpes lo colocó y volvió a su posición sobre su pareja. Lo miró con una sonrisa ansiosa, notablemente feliz.

 

-Tú solo dime y me detendré- enredó los dedos de una de sus manos en el largo cabello del otro.

 

 Hundió la cara en el hueco entre el cuello y el hombro de él penetrándolo con delicadeza. Podía sentir como Yukihiro aguantaba la respiración en tanto clavaba sus dedos en sus omóplatos con algo de fuerza.

 

-Aahh…- soltó el aire acumulado una vez estuvo dentro completamente.

 

 Se repuso para poder mirarlo a la cara e intentar dilucidar qué tanto había dolido. Yukki tenía los ojos aún cerrados.

 

-¿Estás bien?- asintió varias veces a pesar de que por su semblante no lo parecía. Con la mano enredada en su cabello lo acarició suavemente y plantó un beso en una de sus sienes- Dime cuándo continuar-

 

-Dame un minuto…- balbuceó.

 

 Respiró de forma agitada. Su cadera dolía pero su orgullo no le permitiría admitirlo, por ello tan solo aguantaba. Abrió los ojos observando a Ken encima de él mirándolo con un deje de preocupación y entonces le dedicó una sutil sonrisa.

 

-No me mires así, tan solo dame unos segundos y estaré bien-

 

-Me gustaría que confiaras un poco más en mí… Juro que me estoy esforzando- por la forma y el tono en que las palabras salieron de su boca, y su expresión, hicieron que el pedido sonara más a berrinche que a queja. 

 

-Qué dices…-

 

-Que quiero que me dejes ver algo más que el Yukihiro estoico y centrado que eres siempre. Al menos en esta situación, tenme confianza. No quisiera lastimarte o hacer algo que no te gustara simplemente porque no me dices qué esperas de mí. Ten por sentado que contigo no seré el mismo tipo desastroso que soy normalmente… pero manejarse a tientas tampoco es divertido, Yukki- rió desganado.

 

 Por supuesto que se había dado cuenta de eso.

 

Se había dado cuenta de lo mucho que Ken se esforzaba por comportarse cuando estaban juntos, de lo atento que se volvía e incluso de cómo se controlaba en ciertos aspectos. Pero a pesar de ello a él se le dificultaba mucho soltarse por completo. Más precisamente porque no solía hacerlo con nadie.

 

Con ambas manos sujetó el rostro del guitarrista atrayéndolo hacia él para poder besarlo, y estando cerca de sus labios le susurró que siguiera.

 

-Muévete despacio…-

 

 Ken obedeció.

 

 Movió su cuerpo de forma lenta y pausada esperando a que el cuerpo de Yukki se acostumbrase a la intromisión. Cuando por fin las piernas y manos del mayor dejaron de aferrarse a su cuerpo con tanta fuerza, se permitió separarse un poco para juntar su frente con la ajena.

 

-¿Se siente bien? ¿Duele?- negó con la cabeza.

 

 Bajó sus manos desde la espalda del guitarrista hasta sus costados pasándolas con suavidad, acariciándolo.

 

-Ah…- un ligero y ronco gemido escapó de la garganta del batero sacándole una sonrisa placentera a Ken.

 

 Sujetó sus piernas desde ambos muslos con cuidado de no clavar sus dedos y las separó un poco  de su cadera para poder tener más libertad. A medida que los movimientos se hicieron más y más rápidos e intensos, ya no solo la respiración agitada del mayor se escuchaba en la habitación. A Ken le sorprendía el gran control que Yukihiro tenía sobre toda su persona incluso en esa situación.

 

-Me avergüenza que… en la posición en que estamos… mi voz se escuche más fuerte que la tuya…- respiró entrecortado. Sin embargo Yukihiro no contestó, no iba a seguirle el juego, prefería seguir concentrado en las sensaciones para no perder el hilo.

 

De pronto sintió una corriente eléctrica recorrerle por completo la espina dorsal y sus piernas se tensaron involuntariamente. La forma en que Ken se había movido produjo que se estremeciera de pies a cabeza.

 

-Aaahhh…- gimió fuertemente sin poder controlarse sintiéndose avergonzado inmediatamente. Apoyó su frente en el hombro de su pareja queriendo esconder su rostro.

 

-No seas así…- no recibió respuesta- No tengas vergüenza conmigo…- le pidió casi en súplica.

 

Sintió los dedos del batero clavarse en sus brazos, luego rodear su cuello con necesidad, entonces supo que lo que hacía estaba bien pero le habría encantado escucharlo de su propia boca. Mantuvo ese ritmo tanto como pudo disfrutando cada suspiro cargado de éxtasis que escapaba de ambos.

 

-Mm… no te detengas…- balbuceó cerca del oído del guitarrista dándole escalofríos.

 

 Tomó su erección masturbándose con necesidad y volvió besarlo sumamente ansioso.

 

-Yukki…- gimió Ken sin despegarse de los labios ajenos.

 

 Era la primera vez que lo sentía tan apasionado mientras hacían el amor, y no estaba seguro de si era por el tiempo que llevaban sin verse o por la forma en que lo estaba tratando, pero sí sabía que no desaprovecharía el momento.

 

 Intentando no ser tan brusco, sujetó la cadera del batero hundiéndose en él con algo de fuerza, queriendo llegar lo más profundo posible. Apoyó su frente sobre la otra.

 

-¡Ah!...- salió de la garganta de ambos al mismo tiempo. Los dedos de Yukki se aferraron a la nuca de Ken en el momento en que ese movimiento certero hizo que acabara.

 

 Su espalda se arqueó placenteramente y Ken sonrió victorioso sintiendo como el batero se derramaba en ambos abdómenes. Segundos después él hizo lo mismo.

 

 Ambos intentaban controlar sus respiraciones, pero Yukki permaneció con los ojos cerrados sin atreverse a mirarlo, por otra parte, Ken no podía dejar de observar el rubor post orgasmo que siempre aparecía en las mejillas del batero y se acercó para depositar un suave beso en una de ellas. Yukki se volteó para buscar un abrazo del guitarrista, que este aceptó gustoso. Ni uno de los dos volvió a hablar, el batero solo logró pensar en lo bien que se sentía abrazar el cuerpo desnudo de su compañero y luego cayó rendido en el sueño.

 

 

 

 

 

 

 

Un celular sonó, Yukki se removió confundido. En un comienzo no recordaba donde estaba. Luego observó la piel del hombro de Ken y finalmente su rostro dormido, entonces notó un pequeño detalle que lo despertó del todo, había demasiado sol en la habitación.

 

-       Ken… despierta… llaman a tu celular y creo que nos quedamos dormidos.

 

-       Mm. – fue la única respuesta que obtuvo. Se removió hasta al alcanzar el celular de Ken y leyó que quien llamaba era su manager y eso no era todo, era más de medio día.

 

-       ¡Ken-chan! ¡Son las doce y media! También voy a llegar tarde, muévete, tenemos que irnos…

 

-       ¿Ah? ¿Las doce?... ¿¡Doce y media!? – el guitarrista también había despertado en un suspiro.

 

Lo siguiente que se escuchó por le departamento fueron los pies de ambos corriendo por la habitación mientras se vestían.

 

-       Ya estoy listo, me iré primero. Yukki, te llamo por la noche, ¿sí?

 

-       Claro, cuidado en el camino – le dijo el batero quien se agachó para buscar sus zapatos sin siquiera voltear a despedirlo o verlo a pesar de que Ken esperó para decirle adiós. Finalmente se fue sin decir nada más. Yukki buscó calcetines, entonces recordó que Ken le había regalado varios, tomó uno al azar y se lo colocó, notando que tenían una piel suave de oveja por dentro. Realmente eran calentitos, cortó la etiqueta extrañado por la calidad de un simple calcetín. En la etiqueta se podía leer “para que nunca sientas frio” como eslogan de publicidad, se le escapó una sonrisa.

 

Ken estaba abriendo la puerta para marcharse cuando un par de brazos delgados le rodearon la espalda, sujetándole fuerte y cerrando el abrazo con las manos en su abdomen.

 

-       ¿Qué pasó? – le preguntó impresionado por el gesto tan repentino. Yukki escondió el rostro en su espalda y le dijo:

 

-       Te quiero, Ken– el guitarrista se quedó inmóvil, no sabía por qué ni qué había hecho para que por fin el batero le dijera aquello, pero a pesar de la sorpresa, le sonrió agradecido colocando una de sus manos sobre las de él.

 

-       También yo Yukki… también yo.

 

 

 

 


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