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Recordar como volver. por momu

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Notas del capitulo:

¡¡Precaución contenido sexual explicito!!

 

Que mas... este capitulo es un poco mas largo de lo habitual ( e.e ) ojala lo disfruten  FFFFF

Tras esa noche algo se quedó sin terminar, y la inquietud que había tenido origen a partir de tal situación comenzó a carcomerme los nervios, quizá no de forma tan evidente, pero poco a poco sin notarlo la tensión se fue acumulando. 
 
Al principio Elena figuro la resistencia de mi caída, me visitaba continuamente, cada tercer dia compraba esas donas de maple que sabía que me gustaban y llegaba a eso de las 9 de la noche. Cenábamos juntos y algunos días se quedaba a dormir, otros se marchaba. 
 
-- William... -- dijo al salir de la casa, y se quedó contemplando la calle. -- te extrañe... --dijo suavemente, unos segundos después se volvió a mi y me sonrió levemente. Me quede mirándola, siempre había sido de una belleza dulce. 
 
-- Oye tu fuiste quien me abandono, ¿No crees que eso es un poco cruel? -- bromee con las manos metidas en los bolsillos. Su mirada cristalina se hallaba en desacuerdo con la curva en sus labios, era como si estuviera a punto de llorar. 
 
Soltó una risa y me acaricio la mejilla, yo también la acaricie y su rostro pareció afanarse en ese sutil contacto. 
 
-- Siempre fuiste tan dulce conmigo... -- bajo su mano de mi cuello a mi hombro donde se apoyo. -- pero nunca fui suficiente... --soltó, consternado ante tal giro espontaneo de la atmósfera fruncir el ceño. 
 
--Hey... -- la atraje a mi y la abrace, ella se acurruco en mi pecho. 
 
--Si no me iba... --soltó una risita y sorbió por la nariz -- hubiera terminado como el viejo gary... -- Gary era un gato que tuvimos apenas llegamos allá, pero como había sido adoptado murió de viejo apenas un año después. 
 
-Oye... ¿que pasa? -- le quite el cabello de la frente. -- ¿por que dices esas cosas? -- le acaricie las cienes y las mejillas con ambas manos. 
 
Soltó el aire y limpiándose dos pequeñas lagrimas que se habían escapado, se separo de mi. 
 
--Que tontería, discúlpame. -- dijo un tanto abochornada. --seguramente fue la copa de vino -- rió de nuevo. -- ya me marcho. 
 
--¿Segura? quédate... --la volví a tomar del cuello delicadamente y le acaricie el filo de la barbilla con mi pulgar. 
 
--Me marcho... --fue lo ultimo que dijo antes de irse. 
 
Así pasaron los días y al cabo de dos semanas, los momentos con Oliver se volvieron mas frecuentes. eran encuentros "fortuitos" en la universidad o en cualquier centro comercial, que casualmente resultaban ser los mismos que él frecuentaba. 
 
No cruzábamos mas que algunas palabras, para bromear o preguntar cosas random. 
 
Una vez...
 
--¿Que crees que funcione mejor como lubricante, crema o chocolate derretido? -- me preguntó con una barra de Turin en la mano cuando ambos atravesábamos en sentidos opuestos el corredor de dulceria. 
 
--¿A que crees que se asemeja mas tu pene? ¿ una berenjena? ¿un pepino? ¿una zanahoria? ¿calabaza italiana? ¿plátano? o mejor dicho ¿plátano macho? -- una por una mostró sus posibles opciones restregándose las verduras en las mejillas y paseandolas sobre sus labios de forma sugerente. --voto por.... mira, mira. -- eligió un plátano macho de la penca colgada en el mostrador. -- este, ¡uy! vaya, si le hace justicia. 
 
--Cielos... --exclamo tomando con toda naturalidad un salami que se hallaba colgado en los ganchos de carnes frías. -- Esto podría ser fácilmente un sex-toy. -- me lo mostró admirándolo. 
 
Podía llegar a ser terriblemente bromista con ese tipo de cosas y todos aquellos objetos falicos que se encontrara. Ademas lo hacia con mas frecuencia en mi presencia, como si intentara persuadirme, sugiriendo el tema una y otra vez.  
 
-- Es suficiente -- bufó recargándose de espaldas en la puerta a la cual había asegurado. -- ¿vamos o coger? ¿o solo me estas haciendo perder el tiempo? -- preguntó un tanto irritado. 
 
--¿Oye tan temprano y ya estas intentando seducirme? -- dije dejando un libro sobre la repisa, la sala de estudio 7 era una habitación pequeña, con algunas mesas y libreros. casi siempre sola o cerrada. 
 
Me observo con una mirada nada amigable y luego rodó los ojos. 
 
-- Por favor, solo mírate, estas babeando por mi --dijo y solté una risita. Tome otro libro ignorándolo y pase las paginas. 
 
Se acerco detrás de mi y me mordió suavemente el omóplato, sus manos se posaron en mis brazos y su cuerpo se pego a mi espalda. -- ¿te vas a contener para siempre? --susurro en mi oído poniéndose de puntillas. 
 
--¿No fuiste tu el que dijo que la ultima vez te jodí el trasero? -- se asomo por un lado y sonrió.
 
-- No fue tan terrible en realidad... -- dejo un beso en mi antebrazo. Se escurrió entre mis brazos y el libro y apoyando la barbilla en mi pecho me miro.  -- no cualquiera tiene esta oportunidad conmigo... --dijo y sus manos bajaron por mi abdomen hasta chocar contra mi entre pierna. -- se que quieres... --volvió a susurrar haciendo presión allá abajo.  
 
Apartando sus manos las lleve hacia arriba y metí mi rodilla entre sus piernas para inmovilizarlo. su respiración se volvía entre cortada.  
 
--Si vamos a hacerlo sera como yo diga. --le dije al oído. me acerqué para darle un beso pero nuestros labios no se tocaron y sin querer Oliver se quedo con los ojos cerrados esperando ansiosamente un beso que nunca llego. 
 
Lo solté y me dirigí a la puerta. 
 
-- William, a las 12 -- alcanzó a decir. 
 
Salí de la sala quizás con ya varios grados de temperatura arriba, y con un casi imperceptible cosquilleo en la entre pierna. 
 
La tarde transcurrió rápidamente, entregué algunos documentos y papeles de solicitud y puse en orden todos mis contratos. A las 10 apenas estaba saliendo de la secretaria de finanzas y cuando llegue a mi casa Oliver ya estaba sentado en la escalera de la entrada con un cigarro en los dedos. 
 
Tenía una sudadera negra y un pans gris. 
 
Camine por la acera opuesta lentamente para poder contemplarlo un poco más antes de ser visto. 
 
Tenía la capucha puesta y apenas se podía ver su perfil. 
 
El humo salía de su boca y entraba por sus fosas nasales, después la fragilidad del humo se dispersaba en el viento y desaparecía. 
 
-- Al fin llegaste. -- dijo al verme, se paró ansioso en el primer escalón y tiró la colilla al piso. 
 
-- Apenas son las 10:30 -- me acerqué. La calle estaba solitaria, ni un alma la rondaba, y quizás intuyendo dicha ventaja nuestros labios chocaron tempestuosamente apenas llegué a él. De puntillas en el escalón me rodeo el cuello con sus brazos, mientras nuestros labios sufrían la intensidad de nuestro beso. 
 
Como pude, abrí la puerta y ambos entramos a tropezones a la casa, mis cosas cayeron al suelo y lo primero que mis manos sostuvieron fue su cintura, atrayendo su cuerpo. Subimos igualmente torpemente hasta llegar al segundo piso. 
 
--Hey... no hay prisa. --dije alejándome de su desesperado intencionado para poder hablar. Su respiración se había acelerado y tenia la boca entre abierta. 
 
Me acerque a la cama para quitarme los zapatos, mientras él se quedo unos segundos en silencio. Después se quito el pans dejando a la vista un pequeño short que dejaba poco a la imaginación.
 
El piso que ni siquiera nos habíamos preocupado de iluminar encendiendo las luces, estaba bajo una ligera penumbra amarillenta gracias a la lampara del buro. 
 

Se acercó a mí que estaba sentado en el filo de la cama y se quedó parado enfrente, se inclinó para besarme pero le puse la mano en la boca. Así que se detuvo un poco confundido. 
 
--Lo haremos a mi manera... --dije, abrió la boca, estaba seguro que refunfuñaría pero lo interrumpí -- no... --me limite a decir. 
 
Se quedo quieto y trago saliva. 
 
--ven...
 
Solo lo contemple por un momento. Ahí parado, justo frente a mi, a unos pocos centímetros, su pecho medio descubierto, los músculos de sus muslos, sus rodillas, unos pies pequeños,  Oli tenía el potencial físico de cualquier bailarín de ballet, la parte superior era más delgada que la parte inferior, su trasero y sus piernas eran una alucinación, de una estética corporal sublime, incluso su piel tenía minúsculos bellitos que en la penumbra brillaban como chispas, y ese maldito tatuaje que le recorría parte de las caderas y el muslo derecho. 
 
Abrí el cierre de su sudadera y con las yemas de los dedos atravesé su pecho, pase sus costillas, la boca del estómago, descendí por en medio hasta su ombligo y finalmente los huesitos de su cadera. 
 
-- No pedí que no hablaras, solo que no echarás pleito... --le dije, pero aún así no dijo nada 
 
Metí mi dedo índice en el elástico de su short y cuando llegue a su vientre lo jale y lo solté, haciendo que latigueara, él dio un saltito y no pude evitar sonreír. 
 
--Date la vuelta.... -- pedí y lentamente se giró. 
 
Levanté la sudadera para ver la parte lumbar de su espalda, y con las palmas de mis manos descendí de sus costillas hasta sus caderas, su piel era realmente suave y a imaginar por mis habilidades, mis manos ásperas y duras. 
 
Jale las mangas de la sudadera haciendo que cayera al suelo y su espalda se descubriera. 
 
Tenía los omóplatos finamente salidos y la columna vertebral se asomaba apenas perceptiblemente, la sentí con mis dedos hasta llegar a donde compensaba su short, del cual al fin me deshice bajándolo hasta los pies, (no tenía más) tenía tres lunares en la nalga izquierda como si de una constelación se tratara. 
 
No pude evitar rozar mis dedos por sus glúteos, algo que pude notar le ponía la piel de gallina, luego lo atraje de las caderas y le besé las vértebras lumbares, apenas rozando mis labios con su piel, también pareció provocarle un escalofrío, continué hasta morder uno de sus glúteos con suma suavidad- su respiración comenzó a ser irregular- su tatuaje contrastaba con su piel blanca, era una mamba negra que serpenteaba desde la cabeza del animal -por encima de su cadera- abarcando un poco de su cintura, ocupando los exteriores de su ingle, el costado de su glúteo y bajaba ondulante hasta el comienzo de su rodilla. 
 
--cielos... eres tan cursi... -- soltó. Posiblemente deseaba algo rápido, rudo y seco.  
 
Me quite la playera y lo hice sentarse en mi regazo y con una calma completamente contrastada con la de la primera vez, le recorrí de los hombros hasta la nuca con suaves besos.
 
Le acaricie los muslos y el vientre hasta que por sí solas mis manos llegaron a su entrepierna. 
 
Ya estaba un poco excitado pero aún podía dar más, puse lubricante suficiente en mis manos y lo masturbe como sabía yo sé sentía bien, yendo desde la base hasta el borde final con mis dos manos, resbalando mis dedos en la punta, sobre los bordes de la cabeza. Intentaba ser gentil y lento, haciendo que pareciera un masaje relajante más que un apasionado desesperado. Tanto me empeñe que llegó un momento en el que Olí dejo caer su peso sobre mi, recargó su espalda en mi pecho y echo la cabeza hacia atrás recostandoce en mi hombro, su respiración se había acelerado y aunque intentaba ser silencioso, sus jadeos eran rasposos y forzados. Se lamía los labios y cerraba los ojos con fuerza, mientras sus manos apretaban y soltaban de forma intermitente mis muñecas, los dedos de sus pies se retorcían sobre el laminado del piso y su vientre sufría pequeños temblores, parecía como alguien cuando tiene su primer orgasmo y eso me resultó increíble de presenciar, me excitaba mirarlo así, perdiendo aunque fuera un poquito el control. 
 
Mis manos bajaron más inmiscuyéndose entre sus piernas hasta su ano, en ese momento dio un respiro y aún con la cabeza recargada en mi hombro me besó la barbilla y el cuello.
 
Mis dedos se deslizaron fácilmente dentro de él, y aunque yo tenía absolutamente nada de conocimiento sobre ese lugar y sus efectos, intenté hacer mi mejor esfuerzo, sin muy grandes logros finalmente. 
 
Para entonces sus glúteos presionaban mi pene y la situación en general ya me habían prendido. Olí fijándose de eso supongo, comenzó a restregarse moviendo levemente las caderas sobre el pans que llevaba, la perdición para mi.
 
Hice que se parara para poder quitarme el pantalón y la ropa interior. 
 
Él me observaba. 
 
Cuando me volví a sentar en el filo de la cama como hacía  unos instantes, con cuidado se arrodilló frente a mi, me iba a hacer una felación.
 
-- No hagas eso, ven aquí-- lo detuve, lo hice parar y volví a sentarlo sobre mi regazo. Lo volví a besar en la espalda y parte del cuello, con mis manos sobre sus caderas lo atraía un poco, mi media ereccion quedaba entre sus nalgas y yo intentaba ser paciente, no sabía que quería lograr con tal actuación. 
 
El roce de sus glúteos ya humedecidos con el lubricante terminaron de excitar mi pene.
 
Se llevó una mano entre las nalgas y se preparó apenas un poco, supongo que tenían que estarlo antes incluso. Lo ayude a ponerme el preservativo, luego se sentó introduciendome dentro de él lentamente hasta recaer por completo en mi regaso. Su cuerpo vibró. 
 
Se comenzó a mover rápidamente pero lo detuve, lo tome de las caderas y con un ritmo mas lento comencé a salir y entrar. Algo que comencé a disfrutar desde entonces, era dejar pequeñas mordidas en parte de sus hombros y en los lóbulos de sus orejas, deslizar mis manos en la piel por dentro de los huesitos de sus caderas, ahí su piel era mas delicada y tenia el relieve apenas perceptible del tatuaje. 
 
A medida que los minutos fueron sucediendo y los movimientos se prolongaron, el calor de nuestros cuerpos fue condensándose y se fueron formando pequeñas gotitas de sudor sobre nuestros cuerpos. 
 
Esa ocasión recuerdo haber puesto absoluta atención en los sentires de Oli, en sus reacciones, en su cuerpo, su respiración, la forma de jadear, los paseos de sus manos sobre sus propios muslos, incluso en su condescendiente actuar, para complacer, para seducir, escondiendo tempestades que cualquiera jamas podría. 
 
Apretaba su miembro descendiendo y ascendiendo conforme me hundía en él, intentando que no se deshiciera su excitación. Hasta entonces, ademas de por mi poca consciencia alcoholizada y por una preocupación nada atendida, jamas lo había visto disfrutarlo, siempre era demasiado tempestuoso, rápido, duro, apresurado, él ni siquiera podía mantenerse erecto en el sexo. 
 
-- Dios.... -- jadeo.
 
Supongo que eso era lo que faltaba, ese hueco en el estomago que dejaba un deseo puramente egoísta no satisfacía por completo, siempre quedaba una reserva de algo que se esfumaba y ni siquiera notaba. 
 
Después de un considerable rato.
 
A pocos minutos para el final, mis penetraciones suaves y gentiles, no pudieron permanecer en su naturaleza inicial, ni siquiera me pude encargar por su acenso enérgico en una variación atenuante, fue repentino, una contención liberada en unos cuantos segundos, incluso esta misma sinergia me llevo a empujar a Oli a que se parara y diera unos cuantos pasos hasta que tuvo que detenerse de un mueble alto, su respiración era desbocada y por primera vez, sus sonidos se dejaron escuchar poco a poco mas altos. 
 
Continué masturbandolo, con mas intensidad. 
 
--Mierda.... --gruñí. Su cabeza estaba recargada sobre el mueble, y se sostenía con ambas manos de la parte superior, su espalda inclinada hacia el frente estaba curvada. 
 
No podía dejar de actuar para él, incluso aunque estuviera ya en el filo del éxtasis, me satisfacía mas ver sus nudillos blancos en el filo de la madera, los músculos de sus muslos sufrir contracciones, sus rodillas flaquear, los dedos de sus pies retorcerse sobre la madera, su piel como gallina, su garganta dejando escapar torpemente alientos reprimidos, su respiración traducida a jadeos roncos. 
 
 
Jadee, y cerré los ojos, con una mano a su servicio y con la otra en su cadera --..... joder... Oli... 
 
Acelere un poco mas, ya casi estaba en mi limite, ni siquiera entendía como había podido no perder el control aun. 
 
Oli me tomo por sorpresa cuando sostuvo la mano con la que lo masturbaba y la quito de ahí apenas con fuerzas, su mano temblaba, parecía un esfuerzo que para él tenia que ser necesario,  sin embargo volví a su miembro e intente continuar, pero volvió a quitar mi mano y esta vez la sostuvo unos segundos sobre su propia cintura, luego por el tambaleo de las embestidas tuvo que sostenerse del filo del mueble de nuevo, pero yo solo queria que explotara en éxtasis, así que mi necia mano volvió a tal lugar, humedecido por el liquido pre-seminal que se escurría a gotas sobre el piso.
 
--... u...uggg... --soltó un pequeño gruñido ante tal insistencia e intento quitar mi mano nuevamente, esta vez no deje que la apartara y se vio un tanto desesperado por tal impotencia, cerro las rodillas temblorosas. --b...basta.... --apenas balbuceo en un susurro, algo que me sorprendió, incluso parpadee.
 
--¿No te gusta? --sabia que ese no era el punto, ni siquiera tenia que responderme para saberlo, pero me aventure queria forzarlo, aunque pienso que era difícil para él hablar sin soltar demasiado su voz. 
 
--ugg.... gg.  --primero gimió descuidadamente, asintió con la cabeza. 
 
--Deja de contenerte... --le dije en el oído, tal vez queria verlo vulnerable, y no me refería a someterlo, ni maltratarlo cogiendomelo como desgraciado ruso, queria verlo vulnerable ante la inevitable excitación de su cuerpo, verlo vulnerable ante estímulos que le gustaran tanto que ni siquiera pudiera pensar en lo que lo rodeaba, que nublaran su razón, verlo explotar sin reprimirse, verlo llegar al climax sin que tuviera que fingirlo, que gimiera por que de verdad lo sintiera, por que no pudiera evitarlo, verlo romper sus propias reglas, sus condiciones, verlo derretirse entre mis brazos... hasta cierto punto yo seguí siendo un poco egoísta. 
 
Su cuerpo temblaba. ya ni siquiera intentaba apartar mi mano, su mano se había aferrado sobre mi antebrazo. 
 
Sus gemidos y quejidos ya no eran algo controlable, tampoco el ajetreo de su cuerpo, la saliva escurriendo de sus labios abiertos. 
 
pocos mas basto, un poco mas de intensidad, tuve que dejar de masturbarlo para poder atraerlo con ambas manos en sus caderas, yo ya estaba a punto de terminar. 
 
Sus piernas se cerraron con fuerza en un reflejo involuntario, se enderezo apenas un poco curvando la espalda, con la cabeza viendo hacia abajo restregandoce en el mueble, una de sus manos en mi antebrazo, y la otra intento alejar mis caderas apartándose de mi, un intento completamente inútil,  enterró sus uñas en mis brazos y dejo escapar un gemido agudo perdiendo el equilibrio, se inclino y apenas se pudo sostener con una mano del tirador de uno de los cajones, eyaculo sobre el piso manchando el mueble también, respiraba dejando su voz desvanecer en jadeos mientras terminaba.
 
Dentro di unas ultimas estocadas y me vine, me quede quieto unos cuantos segundos dejando que el éxtasis del orgasmo se disipara.
 
Apenas lo solté sus rodillas se doblaron y cayó al suelo. 
 
Estaba completamente agitado, y tenía la coronilla empapada en sudor, lo tome en brazos y lo acosté en la cama.
 
Me quite el condón y lo tire, él tomo una toalla y comenzó a quitarse el sudor de la frente, la barbilla, secó también su abdomen y se limpio la entre pierna y entre los glúteos, cuando termino su descuidada limpieza me miro fijamente con las mejillas rojas del ejercicio, aún recuperando el aliento. 
 
--hazlo otra vez... -- dijo y se puso boca abajo, colocando una almohada bajo sus caderas, para dejarlas un poco en alto.


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