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Recordar como volver. por momu

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Tres meses después
 
Todo cambio lleva tiempo, la mayoría de las veces uno largo. Y resumiendo un tiempo considerable: 
 
Todo comenzó en calma, y aunque el principal motivo de nuestros encuentros era tener sexo, las platicas se fueron alargando a medida que estábamos juntos, a veces antes de hacerlo, otras en el proceso, la mayoría después, en esos pocos minutos de recuperación que nos brindaba el extenuante ejercicio, en los minutos empleados para ducharse o dedicados al aseo y vestirse. 
 
Sin embargo completamente distinto a mi, Oliver no estaba acostumbrado a ese tipo de intimidad, a ser escuchado, aconsejado o apoyado y vamos, desde un principio a ser tratado con ternura o dulzura. A pesar de ello eso no fue el detonante de nuestra pelea; fue el afecto nuevamente, pero ahora naciente de él. 
 
Ahora mismo ya no se que tan fuerte, de que tipo o si verdadero, pero uno que solo pudo provocarle preocupación, angustia y que finalmente convergió en negación y molestia, una especie de inconformidad por lo que le estaba ocurriendo que se empeñaba en ocultar, en enterrar en lo mas profundo de si. 
 
Y lo oculto muy bien; comenzó a hacerme las visitas diarias acostumbradas para hacerlo pero evadiendo entablar la mas minúscula platica y evitando a toda costa alguna pregunta fugitiva. 
 
Esa noche Oliver había acudido a mi casa a eso de las 11 pm como acostumbraba. 
 
Esa vez fue la discusión. Las cosas habían estado en una aparente calma, pero la atmósfera se había vuelto diferente y pesada. 
 
Había sido la calma que precedía la tormenta, y que tormenta. 
 
-- Creí que habíamos acordado que hoy no nos veríamos-- dije encaminándome por el pasillo.
 
--Solo será un polvo de 5 minutos, será tan rápido que ni te acordarás. 
 
 
Llegue al sillón donde me senté y comencé a fumar un cigarrillo. 
 
Él dejo sus cosas a un lado y se acerco frente a mi.
 
Sabia lo que pretendía hacer. 
 
Estaba tan cansado que ni siquiera estaba con la energía suficiente para hacerlo, sumado a eso, la tensión entre ambos, la universidad, el trabajo, todo me estaba haciendo polvo. 
 
--No estoy de humor Oliver... --le advertí cuando se arrodilló frente a mi, lo mire seriamente dándole una calada al cigarrillo, él solo sonrió y se relamió los labios. -- mejor hablemos....  -- dije pero sonriendo negó sin decir una sola palabra. Ahí estaba, absoluta evasión. 
 
--Oh vamos.. ambos sabemos que lo deseas. -- dijo a punto de abrirme la cremallera, pero no pudo porque me levanté del sillón. 
 
Me dirigí a la isla de la cocina y le di la ultima calada al cigarro, me sentía impotente e irritado. Se levanto y se acerco plantándome un beso demasiado brusco para la situación.
 
-- Mierda... basta joder... -- lo aparte sosteniendo su muñeca.
 
Nos quedamos así un minuto, luego él retrocedió y se estiró. 
 
--Cielos que humor... -- dijo entre dientes y se encaminó a la salita para agarrar sus cosas. -- voy a tener que quedarme con el imbécil de mi novio... -- lo perdí de vista cuando bajo a las escaleras.
 
Me hirvió la sangre. 
 
Sin embargo no tenía derecho, desde el comienzo yo supe que Oli era ese tipo de chico, con alta necesidad sexual, altísima diría yo y sin compromisos ni nada parecido, Oli era de todos y de absolutamente nadie, bueno..... Casi. 
 
Baje las escaleras con rapidez y lo vi empuñar la perilla. 
 
Apenas llegué por detrás, cerré los 3 cm que ya se había separado del marco y la puerta azotó.
 
--¡¡Puta mierda!! Me acabas de sacar el susto de mi vida!! --dijo llevándose una mano al pecho, se había recargado en la puerta y se quedó un minuto mirándome, recuperando el aliento. -- ¿cambio tú humor? -- preguntó. 
 
-- Si no quieres ir con Cristian puedes quedarte, pero solo a dormir -- sugerí, en el pasillo no había luz, la penumbra era delicada y no se apreciaba con claridad su rostro.
 
--¿Quien dijo que no quiero? 
 
--Por favor, lo llamaste imbécil...-- Oliver soltó una risita. -- ¿Pelearon? 
 
--Eso no te incumbe -- respondió. 
 
--¿Sabe que te acuestas conmigo? -- mi mano se había quedado recargada en la puerta y él se había quedado acorralado entre ella y yo. 
 
Saco el aire hastiado. 
 
--Otra vez con tus putas preguntas.....--renegó, pero finalmente respondió a regañadientes --Pues claro que no, pero sabe en qué trabajo, así que tú podrías ser un cliente habitual... -- dijo y solté una risita. 
 
-- ¿El se acuesta con otros? -- su sonrisa se acentuó encogiendo los hombros y me empujó para pasar por el pasillo. 
 
-- Lo más probable es que si, pero no me importa... 
 
-- Se acuestan con cualquiera pero  ¿Se supone que son novios? -- lo seguí por detrás.
 
-- ¿Ahora me vas a interrogar? -- dijo, llegamos arriba de nuevo. Tomo mi cajetilla y se encendió un cigarro. 
 
Me quedé parado al comienzo de la isla de la cocina.
 
--Así es, es... una etiqueta que me gusta usar con él-- añadió, no dije nada, solté una risa y Oliver se dirigió al domo para mirar la calle. 
 
--¿Quisiste a Elena? -- me pregunto.
 
No sabía si la pregunta iba en serio porque era habitual que evadiera los temas de su vida personal persuadiendo a su espectador o haciendo nuevas preguntas.
 
Tome otro cigarro de la cajetilla sobre la mesilla, lo encendí y le di una calada profunda, siguiéndole, me semisente sobre la mesa del comedor a pocos metros de su espalda, metí una mano en el bolsillo de mi pantalón y saqué el humo.
 
--¿Lo quieres? -- volví a fumar, él estaba simplemente allí parado, el rayo lunar entraba por todo el domo iluminando el hilo de humo que se escapaba de sus labios. 
 
--¿Por qué me preguntas esto? -- dijo antes de llevarse el cigarro a la boca. 
 
-- Tú me preguntaste igual... 
 
--tu comenzaste este cuestionario ¿si?...-- dijo, se tomo una pausa para sacar todo el humo de sus pulmones y se rasco la nariz antes de responder --¿Cuanto estuvieron juntos? --preguntó nuevamente en un tono muy bajo, casi como si hubiera deseado que no escuchara.
 
--Dos años y medio -- respondí y simplemente no dijo nada, solo asintió lentamente. 
 
--¿Que si lo quiero? -- se removió y respiro profundo -- porsupuesto que no, pero... es fácil, me da todo lo que pido sin chistar, pasamos tiempo juntos... 
 
Bufe y volví a fumar. 
 
--Si la ame... pero.... no de la forma que ella esperaba-- respondí. Otro largo silencio prosiguió, solo el sonido de nuestras exhalaciones y el caer de la ceniza, quizás muy al fondo un zumbido y el golpeteo de las gotas de agua escapándose de la llave del lavabo. -- ¿Por que él? ¿no hay mejores prospectos? -- pregunte y se rió burlón
 
--¿Como cuales? ¿Como tu? -- preguntó de forma sarcástica girándose para verme. 
 
Yo solo pude soltar una carcajada, le continué el jueguito, fue necesario. 
 
--¿Que no dices que te da todo? No estarías aquí diario si algo no te hiciera falta -- respondí y soltó una risa forzada.  
 
-- ¿Y que, tú si puedes? -- preguntó fumando de nuevo. 
 
-- ¿Tu y yo? -- reí un poco mas y solté el humo. -- No, jamas funcionaria. 
 
Se quedo con una media sonrisa ya un tanto irritado. 
 
--¿A si? ¿por que no? -- pregunto con ese tono que utilizaba cuando queria hacer algo menos, como si fuera un chiste. 
 
-- Porque eres incapaz de aceptar lo que sientes. -- dije tranquilamente, de eso se trataba el juego, el primero que explotara perdía, el primero al que le afectara públicamente. 
 
Sonrió de lado a lado.  
 
-- Uy y seguramente tu si lo sabes muy bien ¿no? ¿que crees que es lo que siento? ¿que he terminado perdidamente enamorado de ti? ¿que solo puedo pensar en ti?  ay mírame, mírame, me estoy derritiendo de amor... -- agudizo su voz haciendo una exagera representación de lo que acababa de decir. 
 
Solté una risa y fume de nuevo, el sabor del tabaco en mi lengua, una extraña calma me gobernaba, se deslizaba suavemente por todo mi cuerpo como el humo de mi boca. 
 
-- Yo ni siquiera lo decía por mi -- saque la fumarada soplando para que llegara hasta él. sacudió las manos apartando el humo fastidiado. 
 
-- Es que eres tan obvio que no se puede evitar pensar así. -- dijo y volvió a darme la espalda mirando por el vidrio.
 
El silencio reino unos largos momentos, fume un par de veces incluso. Él por su lado se quedo quieto.
 
Parecía que entre más relajado me sentía yo, él más tenso se ponía. 
 
Finalmente después de unos instantes de reflexión simplemente solté una risa suave y pasajera que se mezcló sutilmente en el persistente silencio.  
 
-- Tienes razón. -- dije primero y fume hondamente. Oliver dejó caer el brazo y se giró sorprendido -- No me basta esto... -- solté las palabras y el humo al aire.
 
Probablemente en ese momento acepte por completo mi caída, acepte lo que había venido sintiendo todos esos meses y el alivio que procedió a continuación me inundo el cuerpo y me libero mágicamente de los malestares que había estado arrastrando hasta ese momento. Ya no importaba nada mas.
 
--..... -- frunció el ceño consternado, queria interrumpirme pero seguramente no consiguió ninguna palabra para hacerlo, en su lugar su boca se entre abrió advirtiendo la agitación. 
 
--Cada día que te veo quiero mas de ti, mas, y mas y mas... -- aun intentando detener las fluyentes palabras que salían de mi boca dejo caer repentinamente (ante la quemadura de una braza) el cigarrillo al suelo y así mismo lo levanto de inmediato. -- no es suficiente solo...
 
--Basta -- dijo al fin levantando un dedo. Su ímpetu hizo eco en todo el piso, su respiración irregular, trago saliva. 
 
Con una inusual expresión acongojada paso de mi estrellando el ya consumido cigarro sobre el cenicero de la mesa y tomo sus cosas de la sala. 
 
--Te estás enamorando de la persona equivocada conejito -- volteo para verme, una sonrisa falsa y desesperada rondó su rostro, pretendía volver a su acostumbrado actuar indiferente y desinteresado donde se sentía cómodo. Una apresurada necesidad de huir hormigueaba su cuerpo. -- Como te darás cuenta esto ya no va a funcionar, así que ya no nos veremos más William ¿entendiste? -- dijo pausando su apresurada partida, esperaba que hiciera alguna señal de que lo había escuchado, ansioso por marcharse. 
 
Lo mire de nuevo y fume. Por primera vez  desde que lo conocí pude saber, al contemplarlo, exactamente lo que pensaba, lo que sentía, pude ver a través de él y leerlo.  
 
Yo estaba muy lejos de ser el primer tipo que de alguna forma confesaba sus estúpidos sentimientos a Oliver, antes de mi hubo cientos probablemente, de todos tamaños, colores y sabores; no obstante fue la primera vez en la que él hubiera querido realmente aceptarlos. 
 
--¿Eso es lo que quieres? --pregunte suavemente, apenas me miró un instante más y sin respuesta alguna, se escapo sin dejar rastro, solo el estruendoso traqueteo de la puerta al cerrarse.  
 
Se había ido, era verdad, y si de alguna forma me hubieran quitado mis recuerdos esa noche, no hubiera encontrado ninguna prueba de su existencia. 
 
Sin embargo él regresaría, lo haría. 
 

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