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Recordar como volver. por momu

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Notas del capitulo:

Este capitulo esta narrado en tercera persona, es el primero y espero que no sea el ultimo, ojala le tomen el gusto. quizás algún otro en el futuro también sea en tercera persona.  

En la tarde de ese mismo día William volvió. Oliver se había quedado despierto toda la mañana, pues no había podido conciliar el sueño después de la discusión de esa madrugada.

Escucho la puerta abrirse y por un segundo el corazón se le acelero presurosamente y no encontró que hacer que aparentar a su llegada, así que simplemente se puso a picar unas frutas en la isla de la cocina.

No entendía por qué se alarmaba de tal modo, quizás se arrepentía de confesarle tales sentires aquella noche que William se fue, porque jamás le había importado o puestos mucha atención a situaciones parecidas, por lo regular sus "parejas" pasadas después de tales situaciones volvían algo molestos y bastaba un par de polvos para solucionarlo todo.

William al fin arribo el segundo piso y echo la maleta a un lado, vio alrededor hasta que sus miradas conectaron un par de segundos en un silencio total, finalmente interrumpió tal contacto y se dirigió al armario para sacarse la ropa y meterse a la bañera sin decir una sola palabra.

Oliver trago saliva dejando de cortar la fruta y saco el aire en un hondo suspiro.

Cuando William salio de bañarse, el silencio aun perduro entre ambos, se vistió y se preparo como si fuera a ir a la universidad o si fuera a salir otros días mas, mientras Oliver se limitaba a observarlo discretamente. No sabía cómo actuar, sentía una atemorizante vulnerabilidad, como si de pronto todos sus puntos débiles estuvieran desnudos.

--¿Te vas ya? -- al fin hablo el mas pequeño cuando presagió su partida, había permanecido confinado detrás de la isla hasta entonces.

-- Si...-- respondió el alto, su aura era seria, seca, incluso indiferente, actuaba de una forma en que Oliver jamas lo había visto.

Nunca había sentido tanta lejanía de su parte y eso le provoco una especie de dolorosa presión sobre el pecho que no se podía explicar a si mismo.

--Podrías llevar fruta que pique si...

--Oliver..--lo interrumpió William con pesar y se marcho sin decir mas.

La madrugada de ese día Oliver tuvo que volver a trabajar aunque estaba de los peores ánimos y por la mañana del siguiente día, apenas volvió unas horas a la casa a eso de las 2 de la madrugada.

Ya en la casa solitaria y silenciosa lo único que pudo hacer fue recorrer el estudio de William lentamente, mientras contemplaba todas las creaciones que él había construido, diferentes esculturas, pinturas de todo tipo, objetos de diversas índoles, libros, pinceles, papeles y lienzos, era un lugar en donde la presencia y personalidad de William se esparcía hasta en el aire. Sobre su restirador, un sobre café con letras que decían "obsequios de verano" acaparó su atención, hojeo las múltiples paginas y papelería que había en su interior, dentro de esa compilación que iban desde poesía hasta fotografías y mapas viejos, sobre salio una carta que tenia su nombre escrito con letra cursiva.

Tomo la hoja y la saco de entre todo lo demás.
..

Oliver

Quisiera saber que habita tu pens
..

En ese momento una llamada entrante advirtió lo tarde que era ya, así que regreso al trabajo sin haber leído la hoja.

El sexo resultaba para él una forma de apartar todo lo que le rodeaba y olvidarlo, también porque odiaba tener que permanecer solo en casa, sobre todo porque el silencio no ayudaba de nada después de lo que había pasado, lo hacia confundirse más, pensar en cosas que nunca antes le habían preocupado, sobre William y otros dolores de cabeza.


.
.
Oliver


Quisiera saber que habita tu pensar, si las ondas profundidades de tu pasado merman las tiernas sonrisas del optimismo actual.
Yo me despierto y me torturan los minutos del amanecer en que tus ojos no aletean, me pongo ocupado con una y mil cosas que desgasten el tiempo de tu ausencia, a veces te miro y me pierdo entre la comisura de tus labios, los bosques que son tus pestañas y los delgados hilos de oro del comienzo en el creciente de tu cabello. Me gusta tu vientre que réplica y me hundo en tu ombligo que me entibia las mejillas, oasis del desierto, que es el centro del universo y por dónde pasean cada noche mis labios, sobre nubes, terciopelo con olor a durazno que me impregna el ser y el alma.
Si yo te quiero, es por tus labios incansables, que repiquetean al tintineo desafortunado de las injusticias, por tus ojos que se atañen por los horrores pero que contienen desérticos de desprecio.
Me has perfumado de tu ritmo humorístico de ver el día, de dormir toda la tarde y de capturar en papel los extraños fenómenos del espacio, si mi amor existe es por tu olor, por tus dientes blancos al chiste, por la vibración de tu voz al narrar, al gritar y reír, porque las cosas que miras las reinventas; pero sobre todo y nada, por tus ojos, esos inalcanzables, ojos hondos, albergues de incontables cicatrices, que revierten las sombras en finos haces de luz, que me miran y me sumergen en tibio hogar y chocolate caliente, que me miran, a veces con ternura y otros con dolor, ventanas amplias al mundo, ojos tristes que me conmueven y me hacen quererlos con calor, besarles las cortinas y llenarlos de asombro, si mi amor existe es por ti, tu, tu, tu pajarito azul que revolotea en el cielo, tan pequeñito y contra el viento. Tu.
.
.
Leyó la carta por decimacuarta vez sentado en la banca, sentía que la mano le temblaba apenas de cargar ese ligero trozo de papel amarillento, recordaba la escena de aquella noche y una extraña presión arremolinaba su garganta, era un extraño y doloroso arrepentimiento.

Estaba confundido, afligido, estresado, sus emociones eran una montaña rusa

--Viniste hace unas horas ¿que no te toca el turno de la noche hoy?-- lo interrumpió Travis en los vestidores.

--Si, pero necesito dinero...-- respondió desinteresado.

Travis lo observo un rato mas. Oliver tenia un aspecto que casi nunca dejaba ver a otros, se veía cansado. Se acerco a él y le puso una mano en el hombro.

--¿Dormiste algo? yo puedo prestarte dinero si quieres, pero vete a casa a descansar, ayer no te veías bien, hoy estas destruido, no creo que sea buena idea que te quedes.-- dijo, Oliver lo miro, de tal forma que Travis de pronto quiso llorar, tenía una debilidad por el pequeño, podía aparentar fortaleza siempre, pero había algo en él que le inspiraba una profunda tristeza, como si tuviera que protegerlo.

--Gracias Travis, pero ya le dije a Dante que me quedare...

--¿No es suficiente ya con el dinero que le haces ganar? Vete te digo, yo te cubro, a estas horas ni hay clientes. -- insistió, y Oliver hubiera aceptado con gusto, pero Dante los interrumpió escasos segundos después.

Era un tipo de unos 50 años, con una condición y figura que aparentaban mucho menos, alto y considerablemente atractivo, con una aura imponente y aterradora.

Era raro verlo andar por el club, pero esa mañana se había aparecido rondando y monitoreando la actividad de sus trabajadores.

El jefe de jefes.

--Oliver...-- dijo, lo miro y luego observo al mas alto, Travis le contuvo la mirada cruzado de brazos, parecía reprenderlo por algo, hasta que Dante volvió la atención a Oliver. --Rojo 12, vamos. --ordeno y Oliver se levanto y se adelanto por el pasillo con sus cosas. -- te veo en 10 minutos en mi oficina, no llegues tarde. --le dijo a Travis y se fueron de ahí.

Travis y Dante ya se conocían mucho antes de la llegada de Oliver y siempre había una extraña aura entre ellos que no se podía ignorar.

Caminaron en absoluto silencio hasta salir de los vestidores y entrar a los pasillos de los cuartos rojos en dirección a la puerta señalada. Oliver estaba indeciso entre preguntar sobre su cambio de área que eran los cuartos rojos a solo las pistas, que desde hace unas semanas había solicitado a Dante.

--Es Arturo, ya sabes lo que le gusta, entretenlo bien -- Le dijo el alto entregándole un lubricante y unas esposas cuando llegaron frente al cuarto.

--Dante.... --lo llamo y el alto lo miro. --¿Pensaste en lo que te pedí hace un mes?-- pregunto Oliver.

Dante presiono suavemente el cuello del más bajo y asintió.

--Ya hablamos después. --se limitó a decir.

Oliver no dijo ni pió y ante esto Dante se dispuso a encaminarse por el pasillo de vuelta, pero se detuvo unos cuantos pasos después y se volvió un poco. --¿Que era esa carta que leías? -- pregunto curioso.

Oliver sintió un escalofrió recorrer su espalda.

--Una carta de mi estúpido novio --respondió lo mas indiferente que logro actuar. Dante sonrió.

--Que romántico, espero que haya valido la pena dejar a mi hijo por ese jueguito tuyo. --dijo y soltó una risita por lo bajo. --sin embargo... ¿ya averiguaste algo? --

-- Fue un error, él no es el hijo de Miranda, simplemente le compro un brazalete dorado y lo puso con sus apellidos, esa fue la confusión. --explicó Oliver y Dante soltó una carcajada inesperada.

--Ese viejo maldito, si que se las ingenia, hasta es capas de dar a la caridad... -- expreso Dante aparentemente divertido. --¿Por qué no me lo has contado antes? ¿Desde cuándo lo sabes? --pregunto el alto.

Oliver lo había sabido desde la primera vez que habían cenado juntos, aquella noche que William cocino los espárragos venecianos y le comenzó a contar las anécdotas de su padre. Pero era obvio que no podía admitir tal dato.

--Es porque hoy lo averigüe... vi sus actas-- explico y Dante lo observo fijamente un momento, se aseguraba que no estuviera mintiendo, tenía una intuición infalible.

--Entonces es así... -- saco un puro de un estuche plateado y lo corto, después lo encendió y el humo se disperso por el pasillo. -- Pensarás dejarlo ya... -- afirmó de tal forma que su voz pareció estarle exigiendo.

Oliver contuvo su mirada, sabía que era lo que tenía que responder.

--¿O es que...?

-- Ya lo hice.--lo interrumpió y a Dante se le formó una sonrisa -- Sabes que tengo una debilidad por tu Cristian... --respondió forzando una amplia sonrisa.

Dante asintió satisfecho.

--Por eso eres mi favorito, tu trabajo siempre es perfecto.-- se marcho.

Miro la puerta roja, el reloj marcaba la hora, dudo mas de lo acostumbrado, era algo que le había comenzado a suceder en los últimos meses, ese extraño pesar de tener que cruzar esa puerta con el cuerpo semidesnudo y su acostumbrada mascara a la mitad. Antes incluso había algo de emoción en aquella espera, raro.

--Entre mas rápido pase mejor.. --interrumpió sus pensamientos Travis de nuevo a un lado suyo
.
--¿No tienes que ir con Dante?-- preguntó Oliver al verlo.

--Puedo llegar tarde si me apetece, lo tengo entre los dedos... --respondió Travis relamiéndose los labios y mostrando sus manos.

--¿Por que te gusta? es un maldito desgraciado... --cuestiono Oliver con el ceño fruncido. Travis sonrió y negó.

--Ya ve o Arturo le dirá a Dante de tu retraso...

Al fin abrió la puerta y se metió en la habitación. Un hombre un poco mas alto que el, de unos 55 años, pelo corto y poco físico favorecedor lo esperaba sentado en la cama.

--OH Oli, cariño mio....-- se levanto enseguida, y se acerco a él para besarle el cuello de forma desesperada y quitarle de un tirón la camisa abierta que traía. Su respiración era agitada y ansiosa --Cielos, te extrañe tanto, ese culo tan apetitoso...-- le apretó las nalgas fuertemente y lo hizo restregarse contra su prominente erección, que sobre salia de su bragueta ya abierta. --¿me extrañaste corazón? -- le pregunto el hombre mirándole la cara. Oliver sonrió y asintió euforicamente a lo que Arturo lo emociono de tal forma que empujo a Oliver boca abajo sobre la cama, ya así le bajo los shorts únicos que traía y tanteo su ano de forma vertiginosa, que provoco que Oliver se sorprendiera por la incomodidad que aquello le producía. -- eres jodidamente suave, pareces una puta en celo cariño... se que mi verga te pone tan caliente-- presiono de nuevo su erección atrapada en sus calzoncillos contra Oliver que se giro a verlo y le sonrió ampliamente mientras se relamía exageradamente los labios.

Después el pequeño le mostró los preservativos y el tipo no tardo en quejarse. --Amor no podemos hacerlo sin... --- Oliver se arrodillo y sacando su pene se lo puso antes de que pudiera continuar con su protesta. --ya que estas ahí mamala bebe....--le dijo mintiéndole los dedos en la boca y embarrandole la saliva en los labios. --Odio no poder ver tu cara...

Así se metió en la boca toda la exención de Arturo y continuo su trabajo.

--Joder! eres un dios en las mamadas bebe... --gemía el tipo

minutos después lo amordazo de las muñecas y tobillos y lo hizo ponerse en cuatro sobre la cama.

La sensación de la respiración del otro hombre en su cuello le provocaba nauseas, su cuerpo restregándose en su espalda, sus manos dándole nalgadas cada 5 segundos, el sonido que emitían sus gemidos desesperados apenas tolerables, pero lo que le resultaba casi imposible soportar, era su miembro embistiéndolo brutalmente, mientras Arturo se empeñaba en narrar toda clases de obscenidades. En ese momento no había una sola cosa en ese hombre que Oliver pudiera soportar. ni siquiera porque era de los mejores.

--Dios mio, estas completamente estrecho, mejor que cualquiera de aquí, ¿te gusta profundo verdad? -- le susurro en el oído. --parece que mi verga y tu culo están hechos tal para cual Oli, mira los sonidos tan lascivos que emiten.. -- continuo.

Oliver simplemente asintió, conteniendo cualquier ruido y limitándose a sonreír y actuar como solo él sabia hacerlo.

Cerro los ojos, y en lo único que pudo pensar fue en William, simplemente apareció en su cabeza sin siquiera quererlo, su torso desnudo en la penumbra, la forma en que besaba sus clavículas, en que sus grandes manos recorrían su cuerpo, como sus labios rosaban su abdomen, su fuerza al sujetarlo, los músculos de su cuerpo, un calor que provenía de él.

Por un momento la distracción apaciguo la sensación de las estocadas, pero aumento las nauseas que le provocaba el rose de su cuerpo con el de Arturo.

Finalmente todo acabo y Oliver no dudo en salir corriendo de la habitación, se dirigió al baño y vomito todo lo contenido, se quedo ahí tirado al pie del escusado unos minutos hasta que finalmente se metió a la regadera y se tallo durante horas.

-- Vuelve a casa, ya hable con Dante. ..- dijo Travis de nuevo esperándolo fuera de la regadera. --¿Esta todo bien Oliver? últimamente te he notado algo indispuesto... -- pregunto.

-- No es nada.... creo que no me he recuperado bien del estomago... --se limito a responder desde dentro.

Travis sonrió para si mismo y miro la carta que William había escrito a Oliver

--Jamas había leído que te dedicaran palabras tan bonitas como las de esta carta... --menciono, un momento de absoluto silencio y luego de golpe la puerta corrediza se abrió y Oliver salio de inmediato y le arrebato la carla de las manos. Después percatándose de su reacción trago saliva.

Travis retrocedió unos pasos mostrando las palmas de las manos.

--Tranquilo, solo estaba en el suelo, se habrá caído de tu mochila. --explico el mas alto, Oliver lo miro nervioso retomando la cordura, esa reacción involuntario ya había evidenciado demasiado.

--¿Se lo mostraste a Dante? --pregunto y Travis negó.

--Claro que no...

-- No es nada, es que puede mal interpretarse. -- explico aparentando calma, Travis lo miro unos minutos. Oliver intentaba no perder los estribos

--¿William?--pregunto el alto y Oliver se vio sorprendido.

--No te incumbe... --respondió.

--El debe amarte mucho, no a cualquiera se le escriben palabr...

-- Si vuelves a tocar mis cosas le diré a Dante todo el amor que le tienes escondido... --amenazo interrumpiéndolo inesperadamente y Travis soltó una risita.

--Dudo que no lo sepa ya, sin embargo poco le interesa, así que no me importa--respondió con toda la serenidad del mundo. --En este trabajo no conviene el amor, ya te estas dando cuenta del porque, ¿verdad? --

--Yo no amo a nadie... -- respondió Oliver y Travis se rió de nuevo.

--Pero negarlo es aun peor... -- Travis se rasco la nuca y soltó el aire-- Siempre has sido tan desconfiado, somos amigos, jamas le diría una palabra a Dante de esto. --dijo el alto encaminándose a la salida -- Este trabajo no nos permite relacionarnos afectivamente, porque el amor merma hasta la médula y nos impide actuar sin escrúpulos como lo requiere el sexo por dinero --explicó mientras caminaba, luego se detuvo en el umbral de la puerta, tomo una pausa y se volvió -- sin embargo amar no esta mal Oliver...... reprimirlo si que lo esta, solo te harás daño a ti mismo... -- añadió al fin antes de desaparecen en la puerta.

Oliver se quedo inmóvil unos segundos en las solitarias regaderas y luego miro la carta ya húmeda, la tinta se había corrido en algunas partes y el papel se había arrugado, de pronto una mezcla entre ira e impotencia comenzó a acumularsele en el pecho, apretó los puños con toda su energía y pretendió evaporar esas emociones en lo profundo de si mismo, así como intentaba desesperadamente deshacerse de sus sentimientos por William.

Hizo bola el papel y lo aventó lejos.

Salio sin mas y se vistió, a esas horas de cualquier forma el club estaba vació. Se quedo largo tiempo en las bancas de los vestidores, sintiendo como su pecho comenzaba a sentir aquella extraña presión, como su respiración fue volviéndose involuntariamente irregular y sofocante.

Tomo sus cosas con premura para salir de ahí y camino a paso apresurado por el obscuro pasillo pasando frente a las regaderas, un par de pasos después se detuvo en seco, el nudo en la garganta se había vuelto insoportable casi hasta el punto de impedirle respirar. Se llevo las palmas de las manos a los ojos y presiono sus párpados con fuerza, intento tomar aire carraspeando un par de veces sin tener mucho éxito, la humedad en sus palmas se condenso hasta que finalmente las lagrimas se escurrieron caudalosamente por sus mejillas.
Sus intentos por contener las lagrimas, se habían acumulado durante tanto tiempo que se desbordaron sin poder ser contenidos, simplemente se derramaron. Lo único que no se permitió fue romper el hondo silencio, no dejo salir un solo sonido de su boca.

--¿Por que mierda estas llorando?-- se pregunto a si mismo mientras furioso se limpiaba bruscamente las lagrimas de la cara

Volvió sobre sus pasos con la vista borrosa por el liquido salado en sus ojos hasta meterse en las regaderas, miro en una esquina la carta hecha bola en el piso y tuvo ganas de gritar con todas sus fuerzas.


Oliver solo pocas veces había logrado tener afecto por algo o alguien, la vida que había tenido que sufrir lo habían vuelto reacio a formar vínculos afectivos de cualquier tipo, por lo tanto era mucho mas vulnerable cuando eso sucedía, sus emociones se disparaban en una cascada de múltiples sentimientos que se inclinaban al cólera y no tenía la capacidad de controlarlos, se culpaba por sentir, se reprendía y se molestaba consigo mismo, la impotencia por querer dejar de experimentar todas esas emociones fruto del cariño lo carcomían y frustraban.

se repetía y pensaba en el hubiera, pero era inútil, eso ya no era algo que pudiera cambiar, estaba jodido y era muy tarde para cambiar eso.

Cuando finalmente se calmo, salió de las regaderas como si jamás hubiera ocurrido nada, como si realmente ese llanto nunca hubiera existido, cualquiera que lo hubiese visto salir jamás se habría dado cuenta de nada, ni siquiera sospechado o intuido lo que a su corazón aquejaba, las lagrimas se mezclaron con el agua en el piso y no quedo rastro de tal tormenta.

Oliver era muy bueno escondiendo y suprimiendo las emociones que lo ponían en desventaja ante otros.

Tanto deseó no seguir sintiendo, que así como acostumbraba actuar viceralmente, esta vez decidió huir de dónde William y refugiarse en su única opción, Cristian.

Apagó su celular, tomo las cosas que pudo de casa y se largó sin decir nada, ni siquiera a la escuela pensó ir.

Claro que Cristian lo recibió con los brazos abiertos, pues después de lo que le había hecho cuando terminaron jamás imaginó que Oliver quisiera regresar con él, y claro que no quería, solo que no tenía a nadie.

--Siempre regresas... ¿Me amas tanto? --le dijo el rubio mientras miraba como Oliver se cambiaba en la habitación que antes había sido suya. --Dante me a dicho que el imbécil solo era un sebo, de haber sabido que me habías dejado por trabajo no te hubiera lastimado así --se acercó y le acarició la mejilla --¿Lo sabes verdad? --pregunto, Oliver lo miro y le sonrió. Cristian se acercó por detrás y le apretó el tracero, después simuló una embestida mientras lo sostenía de las caderas. -- ¿Me extrañaste? --pregunto en su oído. Oliver se giró y le plantó un pasajero beso en los labios.

--Bebe no me siento bien hoy, pero puedo mostrarte que tan bueno soy con las manos... --Cristian sonrió y le pasó la lengua por lo labios.

--Intenta con esa boquita tan bonita...

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