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--¿Cuando te vuelves a España? -- pregunto Edgar.
--Espero que el fin de semana que entra… necesito volver -- respondí cansado, saque un cigarrillo y antes de poder prenderlo Edgar me lo quito.
--Ya basta... --Me reprendió. Hubo un silencio prolongado.
--¿Hay algo que notarás extraño en él?--me pregunto.
--Es que todo parece tan confuso justo ahora. El tiempo se pasó volando créeme, no solo para mi.
Vivimos cientos de experiencias de las cuales hablar
Oliver actuaba como acostumbraba, bromeando con cosas sexuales, siendo explosivo y temperamental en la misma medida que era adorable, aunque al principio me pareció que aceptaría sus sentimientos por mi y aunque quizás si lo hizo, no le gustaba demostrarlo, prefería actuar como si nada ocurriera, supongo que así se sentía más seguro de si mismo y a mi eso me pareció lo más aceptable.
Construimos un jardín urbano juntos en la azotea del edificio, él tuvo la iniciativa, incluso puso muchos de esos bebederos para colibríes, decía que le recordaban a su madre. -- expliqué.
Sabía que había algo. Era ese algo, que no era evidente pero podía sentirlo, es que cuando se trataba de Oliver nada era evidente, siempre había que descifrar algo más.
--Pero dijiste que Oliver cambio cuando Mailo apareció-- recordó. Y asentí más para mí mismo que para Edgar.
--El últimos año que pasamos juntos, después de 4 años de relación me parecía que iba en ruedas, exceptuando esa situación con Mailo, de maravilla diría yo... pero a mí siempre me da por ser confiado con Oliver, me sentía tan satisfecho con la vida que llevaba, con las rutinas, con mi autocrecimiento, con las nuevas cosas que estaban resultando, me dieron la beca del doctorado, la plaza temporal en la universidad se convirtió en formal, SABION expuso en Milán 20 de mis esculturas, tenía un muy buen sueldo, compramos el auto... sentí que nada podía ir mal, también a principios de ese año como sabrás, todos mis conocidos supieron de nosotros, Oliver estaba a muy poco de dejar por completo el club... --me tome un respiro y su cara apareció en mis pensamientos.
Flash Back:
--Me alivia que Mailo y tú continúen siendo buenos amigos, nunca deja de sorprenderme, ¿tenías idea que pintaba? tiene muy buenos trabajos.. me alegra que sean amigos... --le dije sin prestar mucha atención, saliendo del café donde nos habíamos reunido, él me miro unos segundos. Era un día lluvioso. Abrí la sombrilla para ambos pero Oli paso de mi y se encaminó por la acera dejando que la lluvia lo mojara. Lo alcance rápidamente y lo cubrí caminando a un lado.
--¿Oliver? --pregunte pero no me respondió. -- oye-- lo jale suavemente y nos detuvimos a mitad de la banqueta. --¿Que pasa? --sentí su temperatura tocando su frente.
Me miró unos segundos.
--Nada...
Fin del Flash Back:
Volví en mí mismo y mire a Edgar --Pero aunque aparentaba que Mailo no le afectaba en nada, yo sabía que si y se esforzaba por aparentar que no. Pero también aunado a eso veces cuando lo miraba sentía que algo no andaba bien, y al mismo tiempo no era capaz de descifrar que era, yo siempre supe que Oliver no era del tipo que cuenta sus problemas o preocupaciones, mucho menos si me involucran y aún así me conformé con que nunca me dijo nada, aún cuando sentía que algo le ocurría decidí simplemente no pregunt...
--También deja de hacer eso-- me interrumpió. Lo mire uno segundos interrogante -- en toda tu historia te culpas a ti mismo de todos los problemas. Se que sientes que debiste ser mas observador más intuitivo pero los motivos que lo orillaron a marcharse pueden ser de cualquier tipo.
Quizás temía perturbar su propia privacidad, una que siempre se guardó para si mismo hasta entonces, por que todo con Oliver resultó un proceso largo de mucha paciencia y lentos avances, fue hasta los 3 años de estar juntos que decidió dejar de dormir en su propia cama y medio comenzó a acostumbrarse a que lo llamara pajarito, a los 3 y medio a que le dijera que lo quería, a los 4 admitió que no le agradaba que fumara por Maria y Elena, jamás escuche decirme te quiero o te amo directamente y me acostumbre por que él era tímido en el aspecto emocional y expresar sus sentimientos y eso es completamente aceptable para mi, con él aprendí a decir te quiero en cientos de otras formas diferentes.
--¿Recuerdas el tipo del que te hable.. el que me dió por primera vez el brazalete dorado? --le pregunté y Edgar asintió rápidamente. --Me a contactado, su nombre es Maurie Perdicre.