Recordar como volver. por momu

Miré a Travis fumando su acostumbrado cigarrillo matutino, tan tranquilamente mientras un haz de luz que entraba por el lucernario, lo iluminaba como a una imagen inmaculada en la iglesia, siempre tan solitario y pacifico, sin poder entender hasta donde alcanzaban sus pensamientos, porque rendijas dejaba volar su imaginación al mirar el cielo de esa pequeña ventana en el techo.
 
Habíamos convivido desde hace tanto y al mismo tiempo me resultaba como un completo extraño, él siempre observándome, entendiéndome lo poco que lograba desde la distancia que yo ponía, pero yo, yo nunca había hecho ningún esfuerzo por saber. 
 
Nunca le pregunté de su vida pasada, de cuando Dante no figuraba en ella, o si quizás siempre había estado, si tenía familia, si tenía planes...
 
--¿Que haces acechándome desde tan lejos?-- hablo sin voltear a verme y me sorprendí. -- ¿Temes que me largue sin decírtelo?  -- pregunto y me miró esta vez. 
 
Al fin salí desde donde lo miraba y me senté a un lado.  
 
--¿A donde iras? -- pregunte y soltó una risita. 
 
-- ¿Crees que te lo diría? -- dijo y encogí los hombros. 
 
Tantos años había perseguido la sombra de Dante, tanto lo había amado, tanto tiempo había estado a su lado, que ni siquiera podía imaginar a uno sin el otro. 
 
--¿Como se conocieron? -- pregunte y Travis me miró entrecerrando los ojos. 
 
--¿No me querrás convencer de quedarme verdad? -- pregunto fumando hondamente y rió un poco. 
 
--Nunca hubiera imaginado que lo dejarías, estoy seguro que tu decisión no es tan a la ligera... -- comente y se mofo brevemente. 
 
--El fue mi profesor en la universidad... --respondió. 
 
--¿Que? -- dije y Travis soltó una risa al verme la  cara de sorpresa. 
 
-- Antes de que Dante fuera la figura tan poderosa y temida actual, unos... -- fumo y se rascó la barbilla -- 20 años atrás, él impartía clases en la escuela de leyes del estado... --explico. No me lo podía creer... Travis lucía tan joven, casi de mi edad. 
 
--¿Pues que edad tienes? --pregunte y soltó una carcajada. 
 
-- Tomaré eso como un cumplido... a que me veo bien joven ¿no?  con mis 38 añitos -- dijo juguetón y miró al cielo soltando el humo.   -- joder era tan sexy.... no solo eso, siempre ha sido tan interesante y culto, me enamore perdidamente, yo solo era un estudiante mocoso de 18 años pero él ya tenía camino bien recorrido... -- explico y me sonrió -- Así que heme aquí... -- terminó y volvió a darle una calada al cigarro. 
 
--¿En verdad ya no lo amas? --pregunté, Travis me miró y sonrió. 
 
-- Aun lo hago... pero me rompió, yo le entregue todo, cada parte de mi, le entregue mi corazón y mi alma, mi tiempo y mi vida, se que él no me obligo, ni me pidió nada de eso, siempre supe que no recibiría nada a cambió pero yo quise dárselo porque lo amo, porque aunque no me amara me bastaba con estar con él .... --soltó una risa y fumo -- que patético creerás que puedo ser pero yo confié en él, nunca me hizo daño, porque tampoco me hizo promesas, sin embargo lo que me pidió hacer me hirió, y no hablo de lo físico, creo que eso es lo de menos, no, me rompió el corazón, por que él sabia que yo haría lo que fuera por él y no le importo verme sufrir y que otro hombre pusiera sus manos sombre mi, porque yo jamas lo abandone y él lo hizo tan fácilmente cuando permitió que alguien mas ensuciara mi cuerpo -- respiro profundamente -- me traiciono, tenía toda mi confianza, el podía hacer conmigo lo que quisiera y decidió herirme, lo hizo porque sabía que me lastimaria -- miro por el ventanal en lo alto y soltó una escasa risa. -- es porque tiene que casarse..
 
--¿No quiere casarse? --pregunte y él sonrió. 
 
--No lo diría, pero es un matrimonio beneficioso....-- dejo salir una risita y fumo de nuevo -- le va a permitir ampliar el negocio... -- explico y me guiño un ojo, nos quedamos callados un momento, no podía imaginarme a un Travis universitario, mucho menos a un Dante catedratico, me parecían universos completamente distantes.
 
--No entiendo cómo es que pasaron de eso a esto... -- dije y aunque vi formarse una curva en sus delgados labios como era costumbre, su mirada se vio mermada por una sobria aura.
 
--A veces cometemos errores que cambian el rumbo de nuestras vidas drásticamente... -- fumo y miro la braza encendida de su cigarro -- ... uno puede ser verdaderamente estupido cuando esta enamorado, vaya mírame... -- se señaló a sí mismo --soy el mejor ejemplo -- rió --...pero esa historia te la contaré cuando nos encontremos en alguna playa lejana, en un futuro muy muy distante...
 
Mi alarma sonó y me levanté de donde estábamos sentados.
 
Sus palabras habían retumbado en mi cabeza, como un eco que me hacía sentir aterrado, cada vez mas lejano, cada vez mas ausente.
 
--Me voy... --me despedí tomando mis cosas para irme. 
 
--¿Oliver? --me llamó y me volví hacia él nuevamente. Me miró con una cálida sonrisa y me estudió unos segundos antes de hablar -- sonara mal pero... eres afortunado... -- finalizo y continuó con una calma inalterable dirigiendo la mirada al cielo.
 
De alguna manera yo supe, en ese momento de forma casi imperceptible que esa seria la ultima vez que lo vería, era una corazonada, lo mire fijamente antes de marcharme, lo miré y quise quedarme ahi, quizas tomarle una foto en tan favorable atmósfera y también en tan triste, tan lamentable, como un ave que mira desde su jaula el cielo con anhelo de extender las alas, volar lejos y jamás volver.
 
Quise averiguar con certeza mis sospechas sin mucho éxito, solo me quedó el sabor de la premonición que, lamentablemente horas después vería cumplidas.
 
--¿En que tanto piensas pajarito...? --sentí la cálida mano de William rozando mi barbilla. Me sacó de mis pensamientos y solo pude negar débilmente con la cabeza.
 
--Está por amanecer... --dije. El cielo estaba oscuro, ni siquiera estrellas había y en el horizonte comenzaba a crecer un hilo de resplandor purpúreo. El frío cristalizar mis labios, enrojecia mi nariz, en otro escenario me encontraría con temblores esporádicos y frotandome las manos una con la otra para generar un poco de calor.
 
Sin embargo la actividad libidinosa pocos minutos antes realizada con vertiginosa vehemencia y el cálido pecho en el que descansaba mi espalda junto a la manta envolvente me mantienen simplemente a la temperatura ideal.  
 
-- ¿Tienes frío...?--preguntó, cubriendome un poco más con la manta.
 
--Eres una caldera es imposible que tenga frío... --dije y soltó una risita.
 
--Me halaga que tenga alguna función útil para ti además de juguete sexual -- bromeo y rei genuinamente divertido. Inmediatamente después me sentí horrendamente miserable, me mordí el labio conteniendo un no se que y recargue la cabeza en su hombro soltando el aire.
 
Sus labios presionaron contra mi sien.
 
--Tengo que pasar a recoger algo importante a las 7am aprovecho y compro algo para hacer la comida... ¿Me acompañas? --preguntó, yo solo mire el cielo cada vez más claro, cada vez más tarde.
 
No se porque decidí no ir, estaba esperando algo que profundamente sabía iba ocurrir ese día, tan temprano y ya se había hecho tan tarde, el tiempo se me había terminado. 
 
--Me quedaré a dormir...  --dije -- asi tambien vuelves más rápido... --añadi.
 
--Vale... me meteré a la ducha entonces... --dijo y se levantó dejándome en el sofá con la manta. inmediatamente el frío se coló hasta mis huesos, era una horrible sensación.
 
--Jodido trasero que te cargas.... --comente y William me guiñó un ojo rumbo a la bañera.