Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recordar como volver. por momu

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

ADVERTENCIA: Contenido violento
*violacion*
*tortura*
*contenido sexual*

 

Flash Back: (narración en tercera persona)

--¡Es que ni siquiera lo intentas!... -- Dijo William ya un tanto desesperado-- no solo es tu decisión...

 

--¿De verdad me estás diciendo esto? -- reclamo Oliver indignado -- no sé lo que quieres, no se si quieres que no esté con otros tipos, o si eso te da asco, si quizas...

 

--¿De qué hablas? Jamás dije algo así... sabes que no es por eso -- lo interrumpió, la discusión había comenzado a escalar poco a poco, era habitual que cada cierto tiempo William retomara el tema de la mudanza con inútiles resultados. -- estoy preocupado... ¿no te gustaría ser libre? poder hacer lo que quieras, viajar, estudiar otras cosas, conocer otros lugares, ¿dejar de "trabajar" en el jodido club? --le preguntó, se empeñaba en convencer al pequeño, pero simplemente era imposible.

 

-- No es tan fácil...

 

--No dije que lo fuera, pero si al menos lo intentar...

 

--¡Lo hago! ¡cada día lo intento! ¿es que no son suficientes mis esfuerzos para ti? -- se adelantó el más bajo. Cualquier intento de negociación era una negativa automática, así era siempre.--¡No! no me gusta verte hecho una mierda cada vez que sales del "trabajo", con todo el cuerpo lleno de moretones y rasguños, que no puedas conciliar el sueño, que tengas pesadillas cada maldita noche ¿cada cuanto tienes que hacerte los examenes de ETS? ¿cada mes? ¿eso está bien para ti?...

 

--!Bueno entonces largate¡ si no vas a tolerar...

 

--¿No lo he hecho todo este tiempo hasta ahora? ¡¿no lo has hecho tú?! -- Asevero William, un silencio seguido continuo.

 

--No sabes con quienes te metes, ellos están sobre la ley, podrían matarte y a nadie le importaría... -- explicó.

 

--Y es por eso que deberíamos mudarnos, desaparecer, ir a un lugar donde nadie pueda encontrarnos... -- contestó el alto, Oliver se sobo el tabique nasal, cansado e irritable. -- O denunciarlos, ir con la policía, solicitar protección.....

 

--Ni se te ocurra meter a la policía en esto...

 

Fin del Flash Back:




Siempre había soñado con vivir en el mar, despertar por la mañana en una playa blanca, amplia, con una tibia brisa salada en los labios, el canto del mar aullando suavemente en mis oídos, motivando un despertar paradisíaco.

Sin embargo nunca me había sentido más ausente, perdido y a la deriva, como si al huir me hubiera abandonado a mi mismo.

Toda mi vida había vivido en una constante que, aunque cruel e inhumana en diversos sentidos me había dotado de una extraña sensación de protección y certidumbre, mi realidad era la única en la que me sentia comodo, en esa pequeña habitación a la orilla del mar me sentía como un náufrago asediado por un montón de tiburones.

A cada lugar al que iba me sentía vigilado, como cualquier hombre que ha vivido toda su vida enjaulado y que al escapar el mundo le parece demasiado grande, inabarcable, aplastante.

Evitaba salir de la habitación, incluso prefería ayunar un par de días con tal de no salir. No me relacionaba con nadie, simplemente ignoraba a todo aquel con intenciones de generar vínculos de cualquier tipo, hasta del más mínimo gesto social. No podía cometer ni el más minúsculo error.

Cada día que pasaba se acumulaba el estrés en la habitación, la ansiedad me ahogaba, me rendía de cansancio y de insomnio.

Aun así el propósito de llegar a punta roja para encontrarme con William me hacía permanecer extrañamente emocionado, la "libertad" que mantenía ahora solamente era aparente, la verdadera libertad estaba allá, un lugar aún invisible pero presente en el imaginario, una utopía en el horizonte. iba a llegar costara lo que costara, pasara lo que pasara.

Me envolví en las colchas de mi cama y me acurruque como un niño que le teme al monstruo debajo de su cama, no podía evitar sentirme tan aterrado por las noches como si alguien fuera a matarme. Alguien tocó a la puerta y preferí cerrar los ojos y dejar que el llamado sediera, aun así se repitió estridente y molesto hasta que al fin el seguro de la puerta crujió y el terrible rechinido de la puerta sin aceitar alertó la intrusión. Los pasos se escucharon cada vez más fuertes.

--Mirate... -- la voz de Dante retumbó en mis oídos, mi cuerpo se estremeció y me encogí como si con tal acto pudiera desaparecer. -- Estás hecho un completo desastre... -- su peso hundió el filo de la cama y jalando los cobertores me destapó de un tirón. -- Vámonos... -- ordenó sin más.

Durante días había luchado por esconderme, por huir y jamás volver entre sus garras, y aún así desde el momento en que había escuchado su voz, había sentido un alivio enceguecedor, la tranquilidad de aquel que al ser atrapado se cura de su frenesí de persecución. Tanta energía y fuerza había invertido en huir todos esos días y tanto me la había mal pasado que simplemente no recuerdo más de lo que sucedió después.

Desperté de un cubetazo de agua helado, atado de manos y pies, colgando a unos pocos centímetros del suelo, escurriendo a cántaros, con las extremidades superiores adormecidas y el sabor de la sangre sobre mi lengua.

la pequeña habitación me resultaba familiar, estaba seguro que ya había estado ahí antes, hacía mucho tiempo de eso, cuando era más joven y me habían reclutado resien, la casa de seleccion era justamente donde estaba en ese momento, ahí había conocido algunos de mis posteriores compañeros, había aprendido todo tipo de técnicas en la cama, era un lugar alejado de la ciudad, en medio del campo.

Dante se asomo por la puerta y al percatarse de mi despertar ordenó a sus subordinados bajarme y trasladarme a otra habitación contigua con una vista maravillosa del campo, donde me sentaron y ataron nuevamente.

Más tarde llegó él hasta recargarse en la única mesa que había ahí, con un puro entre los dedos.

Los viñedos se extendían hasta el horizonte, el sol del mediodía cernía un aura amarillenta en la terraza. La copa de vino sobre la mesa brillaba como si se tratara de una gema.

Dante tenía una apariencia apacible y serena como siempre pero, lo delataba sus desaliñadas vestiduras, el sudor en el cuello y en la frente, algunas manchas de sangre en la camisa, la corbata floja y sobre todo, los nudillos de la mano con la que sostenía el puro completamente destrozados.

Me había estado observando todo este tiempo esperando que me encontrara con Travis y al final todo había sido en vano.

--Veo que se te ha olvidado que me perteneces....-- dijo metiendo una mano en su bolsillo.

-- Me has estado vigilando todos estos días con la esperanza de dar con travis pero te ha salido el tiro por la culata... -- dije y no pude evitar soltarme a reir.

--¿Que hacias tan lejos de casa pequeño Oliver? --preguntó dándole la primera calada a su puro, sin mostrar reacción a mi comentario, inmutable como siempre.

--¿Eso importa ya? --respondí y formuló una casi imperceptible sonrisa que pareció más de compromiso. Se notaba cansado, se había partido la cabeza intentando seguirle la pista a Travis y había tenido que partir muchas otras.
--¿Sabes qué es esto? -- me mostró un pequeño anillo que coloco sobre la mesa donde estaba recargado. Al no obtener respuesta de mi parte se dispuso a explicarme -- Este es un anillo de contención, se creó con el fin de evitar la eyaculación precoz, este está ligeramente intervenido, aumenta la intensidad administrada entre mas estas al limite...

--¿Me vas a torturar con un juguete sexual? -- rei por lo bajo --¿crees que eso solucionara algo? -- le dije y él negó con tranquilidad.

--Ya veremos si continuas riéndote más tarde. Así aprenderás que cuando yo te pregunte algo, lo único que te toca hacer es responderme con la verdad-- aseveró con firmeza. -- y que si yo te ordeno algo, así sea que mates, lo tienes que hacer, porque aquí tú me perteneces vivo o muerto...

--¿Hay algo más que me falte por darte? -- respondí y saco el humo del puro hacia el cielo, soltando una risita irónica, casi siniestra.
--Si... -- dijo y a continuación me miró a los ojos con brillos de victoria -- de hecho... hay alguien... --añadió, sus palabras se las llevó el viento, una brisa fría sembró un escalofrío en mi espina dorsal, con tan solo esas palabras pareció que todo el mundo se hubiera detenido, la saliva que se había acumulado en mi boca se abrió paso rasposamente por mi garganta cuando la trague.

Sus hombres me colgaron de las muñecas y colocando una barra separadora en mis tobillos me inmovilizaron completamente desnudo.

-- A qué niveles de desesperación te han arrastrado tus intentos por no perder a Travis, me imagino lo culpable que te has de sentir, lo miserable y angustiado, después de hacerle la vida imposible, una completa mierda y encima romperle el corazón como lo hiciste, después de que él te amo tanto....

--Me conmueven tus dramáticas declaraciones... --añadió restándole importancia a mis palabras. -- pero no me mal interpretes, esto es meramente una ejemplificación que servirá de advertencia para los que intenten algo parecido, si hay algo que no tolero en lo más mínimo es que alguien se atreva a desafiarme y desobedecerme --explicó. Se paseo a paso lento y confiado alrededor mío. -- tu y Travis, no solo han puesto en tela de juicio mi competencia, sino que han puesto en riesgo la seguridad de mis clientes más poderosos -- se acercó a mi oído y soltó el humo del puro. -- Así que deja los cuentos de hadas para después....

--Aunque supiera donde fue Travis jamas lo encontrarias, ¿no te das cuenta que no importa lo que hagas aquí, él no va a volver? y si lo que temes es que hable o te delate entonces no tienes porque preocuparte aun le importas lo suficiente para no hacer algo que te lastime, si Travis se fue, no fue por esos intereses, sólo está desilusionado.... --le explique.

--¿Me vas a decir que no sabes a donde fue? -- me pregunto sereno. Le entregó el anillo antes mencionado a un subordinado y este me lo colocó, por más esfuerzos invertí en evitarlo. -- Oliver no tientes tu suerte.... y tampoco la de William... -- advirtió mesurado y puntual y me rei.

--Torturame, hazme sufrir hasta que desee la muerte, Travis no va a volver..-- le dije riendo y apretó la mandíbula manteniendo la compostura. Otro tipo se colocó detrás de mí y tanteo mi trasero hasta lograr introducir un pequeño vibrador a control remoto.

Dante encendió un tocadiscos que emitió una música clásica suave y caminó en dirección al cancel de la entrada. -- tengo que encargarme de algunos asuntos, espero que cuando vuelva estés más dispuesto a cooperar... Celf se encargará de otorgarte todo el placer que puedas soportar... -- finalizó. Celf era el sujeto que se había quedado junto a dos guardias en la sala y que se encargo de la tortura a lo largo de las 3 horas siguientes.

Cuando Dante volvió a hacer su aparición en la habitación, yo ya había sufrido la pérdida del conocimiento por cuarta vez, tenia los musculos de todo el cuerpo acalambrados por los constantes orgasmos contenidos, el constante estímulo me provocaba contracciones en todo el cuerpo durante largos minutos y en repetidas ocasiones, el sudor se escurría por todo mi cuerpo, el sofoco se acentuaba a cada minuto, el anillo había aumentado las descargas hasta el punto de provocarme un terrible dolor que se extendía por todo mi vientre hasta la parte lumbar de la espalda, haciendo cada segundo simplemente insoportable.

--¿Listo para hablar? --me pregunto.

--Ahora entien..do porqué T...travis huyo de ti.... -- dije y le escupí a la cara. Sentí el vibrador aumentar la velocidad, mi cuerpo se retorció dolorosamente por sí solo hasta agotar todas mis fuerzas.

--Bajenlo... -- ordenó Dante limpiándose con un pañuelo. Me desplome sobre el suelo y no pude mover un solo músculo.

--El anillo... por favor... -- dije, no podia mas, sentia que iba a morir, solo necesitaba sacarlo, el dolor que me producía simplemente era una agonía.

--¿Quieres que te lo quiten? -- me preguntó con firmeza-- solo tienes que decirme dónde está -- insistió y presiono con la punta del pie mi entrepierna, solté un grito ahogado y cerré los ojos con fuerza por el dolor. Me quedé callado, intentando por mi cuenta quitármelo, aunque fue inutil. -- Celf ponlo boca abajo sobre la mesa -- mandó y así lo hicieron los otros tipos.

El ardor del primer latigazo no se comparó con los que prosiguieron, la saliva se me escurría de los labios, el fluido nasal, las gotas de sudor me hacían lagrimear. Cada golpe sembraba un chillante ardor que me hacía gritar y mantenía un esporadito temblor en todo mi cuerpo, era un dolor que nunca había experimentado en mi vida.

Me hicieron de todo, a ese punto estaba tan hundido en el cansancio, que por más aterrado y adolorido que estuviera, no pude ni siquiera gritar, o hacer un simple movimiento de resistencia, llegó un momento en el que mi cuerpo simplemente no pudo soportarlo más.

Cuando recobre la conciencia estaba sentado en la silla, solo que tenía suero en el brazo izquierdo, un parche en el muslo y la música había cesado, Dante estaba recargado en la mesa, me miraba paciente, nada de lo anterior le había hecho perder su acostumbrado temperamento inflexible y serio.
--El parche libera un porcentaje de epinefrina en tu cuerpo, suficiente para evitar que te sigas desmayando, en dado caso que lo hagas aun queda la adrenalina inyectada... ¿te sientes mejor para hablar? --me pregunto. Apenas pude dirigirle la mirada con las últimas fuerzas que me restaban, o que más bien la epinefrina me obligaba a tener.

--Travis y yo no éramos tan cercanos, cuando me contó que se largaria parecía tan lamentable... -- sentí un nudo en la garganta, mi voz apenas era audible, las cuerdas bucales se me habían dañado de tanto gritar. -- me contó cómo se habían conocido, cómo se había enamorado perdidamente de....
--Ahórrate los detalles... --me interrumpió, esta vez con algo de incomodidad, como si quisiera evitar el tema a toda costa, se encendió un cigarrillo y le dio una profunda calada.

--...que le habías roto el corazón profundamente, que cuando lo entregaste a ese hombre lo traicionaste y destruiste todo lo que en algún momento significaste para él.... -- lo mire fijamente a los ojos, su mandíbula estaba tensa mientras apretaba los dientes, su mano derecha sosteniendo el cigarro. -- cuando... le pregunté a dónde iría no me quiso decir... no se iba a arriesgar a que lo delatara... -- trague saliva. -- ...de todos el que más va a perder aqui eres tu.... Travis te amo mas que cualquiera, te entrego todo lo que tenía.... posiblemente a sido la única persona que te ha amado en verdad y tu lo destruiste hasta el centro... -- continue, podía notar un apice de irritabilidad en aumento, poco a poco más colérico, más irritado y enardecido por mis provocaciones. --... me das lastima, porque se que a pesar de todo el daño que le causaste, él seguirá adelante, conocerá a alguien maravilloso que lo ame profundamente....-- me mofe brevemente -- ¿y tu? te pudrirás en tu propia culpa, te retorcerás por siempre en el arrepentimiento... por ser tan cobar....

No termine la oración, el calor de una bofetada detuvo de golpe mis palabras y me hizo caer de la silla hasta estrellarme en el suelo. el sabor metálico en la lengua me advirtió de mi labio rebentado.

Percatandose de su arrebato enseguida se llevó el cabello desaliñado hacia atrás y retomó la compostura retrocediendo un par de pasos, en un solo segundo su semblante desquiciado se desvaneció y retorno a su apacible expresión. De no haberlo mirado en esos instantes minúsculos de arrebato jamás me lo hubiera imaginado tan inestable y desesperado.
Lo mire y por primera vez sentí pena por él, un ser tan desgraciado y solo, no se a que le había temido durante tantos años. Solté una carcajada.

--Llevenlo a su habitación y traigan al doctor para que le haga las curaciones... --ordenó a sus otros hombres y se salió del cuarto con apuración. A mi me llevaron a rastras hasta mi cuarto donde me atendieron.

--Entenderas que tus intentos sean cuáles sean de colar nuestra seguridad son simplemente inútiles ¿Verdad? Y que en el caso de que tus habilidades sean meramente extraordinarias tendremos que meterte un tiro en la cabeza. ¿No quieres eso o si? --me dijo uno de los subordinados más tarde, tenía el ojo moreteado y una gota de sangre surcaba su pómulo izquierdo.

Dante no volvio a aparecer los siguientes dias, ni siquiera se cuentos fueron, los hombres que me supervisaban y vigilaban no tardaron en violar las ordenes que su jefe les habia mandado, pues comenzaron a utilizarme como su prostituta personal en cada oportunidad, asaltos por las noches, en las manañas, a cada jodida hora del dia.

--¿A dónde me llevan? -- preguntaba al principio, después ya ni siquiera tenía que hacerlo, lo sabía bien.

El terror de sufrir un nuevo asalto me privaba del sueño, siempre alerta, siempre a la defensiva, cada vez me resistía con cada fibra de mi ser y cada vez violaban cada parte de mi cuerpo hasta dejarme hecho una completa mierda. Deje de comer después.

--Levantante Dante quiere verte -- dijo el tipo de la otra noche, pero no respondí, me escondí debajo de las sábanas intentando no ser tocado, la luz solar y el ruido me provocaba un terrible choque de ansiedad, encontraba todo lo que tocaba y me rodeaba asqueroso y repugnante, además el frío que envolvía mi cuerpo era severo. Solo deseaba dejar de existir y nada más.

--Te dije que... --El tipo se acercó con intenciones de traerme a como diera lugar.
--¡No me toques! ¡no me toques! ¡por favor no! .... -- sentí el miedo inundar mi cuerpo nuevamente cuando el sujeto intentó levantarme y retrocedí sobre la cama alejándome de él.

-- Levántate ahora mismo -- ordenó con severidad sin hacer mucho escándalo, trague saliva con los labios temblorosos y Dante entró por la puerta.

--¿Que pasa? --pregunte él

--No quiere levantarse, a helado las últimas noches... -- explico el tipo viéndome con una mirada amenazante. Dante se sentó al filo de la cama con el ceño fruncido e intentó acercar su mano a mi frente pero le di un manotazo, retrocediendo hasta arrinconarme en la esquina de la pared.

--Déjame revisarte...

--Creo que está resfriado jef...
--lárgate... -- aseveró Dante, luego me miró con un tanto de preocupación. -- te ves terrible, ¿Que tienes? déjame revisarte Oliver, o tendré que usar la fuerza... -- me dijo acortando la distancia de su mano, al fin me toco la frente y acentuó su ceño. -- ..estás ardiendo...

No recuerdo mucho después de eso.

Desperté en la cama, solo que ahora con ropa limpia, con suero en el brazo izquierdo y algunas curaciones en el cuerpo.

--¿Te sientes mejor? -- preguntó Dante sentado en una silla a un lado, leía un periódico como esos señores de antaño y continuaba con su habitual vicio de fumar en pipa.

--¿Que es esto? -- pregunté, estaba adormilado y sin fuerzas, apenas podía abrir los ojos.

-- Dime con exactitud quienes fueron -- pidió demandante, de inmediato supe a qué se refería.
--No los conozco, me dijeron que si te decía al...

--No te pregunte que te dijeron, sino quién -- me interrumpió. --¿Los reconocerías si los miras? -- preguntó.

-- ¿No me ibas a sacar la información a como diera lugar? ¿Por qué intentas hacerte el amable? me hiciste cosas peores... -- dije y Dante solo me miró con paciencia, notaba algo de culpa en su expresión.

--No lo hago por ti, lo hago porque parece que mi autoridad aquí no se respeta en lo más mínimo, sino la impongo me temo que ya nadie me obedecerá -- explicó. --¿Quieres que paguen o no? -- insistió contundente. No pude resistirme al rencor que agobiaba a mi corazón, deseaba torturar a los que me habían violado con tanto descaro hasta que no quisieran más que la muerte.

--Si... -- respondí.

Notas finales:

...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).