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Recordar como volver. por momu

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William llegó apresurado al local que había sido el comienzo de todo, bajo una azotadora lluvia y entre una calle repleta de gente, patrullas y policías, entre todo ese apabullante concierto se abrió paso sacudiendo la mano en el aire en busca de Miranda quien ordenó que lo dejaran pasar en cuanto lo vio.
 
--¿Lo han encontrado? --pregunto intentando abarcar todo el local con una breve mirada. Miranda apretó los labios y negó con decepción. 
 
--No hay rastro.... 
 
--No se si eso debería alegrarme o alarmarme. -- dijo William.
 
--Sabemos que Oliver huyó, podría estar muy lejos de aquí, pero también cabe la posibilidad de que Dante lo persiguiera hasta atraparlo, no lo sabemos... -- Miranda firmó algunos papeles y ojeó otros. -- Dante y la mitad de sus hombres se han marchado por la cordillera hasta la costa a un par de horas de punta roja ¿no es ahí donde irían de vacaciones en fechas cercanas? --preguntó el detective y William asintió incrédulo. 
 
--¿Como sabes de eso? --preguntó William frunciendo el ceño, por un momento sintió que toda su vida había sido deliberadamente vigilado.
 
--Te debo una disculpa, los monitoreé los últimos meses, fueron medidas de precaución -- explicó poniéndose sus acostumbrados guantes de cuero. --Iremos rumbo a la costa, a punta roja, perseguiremos a mi querido Dante..
 
--Pero podría hacerle daño a Oliver si él lo tuviera secuestrado... si lo presionas.... 
 
--Lo se, pero tengo una cartita bajo la manga querido... Dante está más que jodido creeme, está huyendo con la cola entre las patas. --dijo Marie con alevosía y ventaja. William dudó pero no quiso decir más, se montaron en una camioneta negra y grande y partieron. 
 
El camino fue largo y con varias paradas, persiguiendo las migajas que una por una Dante fue dejando descuidadamente por la cordillera hasta las finas dunas de la playa. 
 
--No puedo creer que te hayas ido así nada más, no puedo creer que después de 4 jodidos años no me hayas tenido ni una migaja de compasión.... --Susurro William, se escuchaba resentimiento en su voz, rasposa y melancólica, se había quedado solo viendo el largo recorrido hasta el final del muelle. 
 
Aquel día habían peinado de arriba a abajo, de norte a sur y de este a oeste todo el pueblo y aunque habían tenido la fortuna de arrestar a varios cabecillas y socios directos de la mafia, Dante se había escapado sin dejar huellas. 
 
Marie se acercó por detrás con un papel en sus dedos, que antes de entregárselo al más alto, dudo con un nudo en el estómago. 
 
--¿William? --lo llamo y el alto se volvió mirando la carta que le entregaba el viejo. 
 
--¿Que... 
 
--Esta es... -- Marie apretó los labios con desazón --.... la carta que Oliver te dejo antes de marcharse, la encontraron en el Hotel donde se alojaron los últimos días, al parecer Dante la tomó antes de que pudieras verla... 
 
--¿La carta...
 
--La que robaron cuando intervinier.... -- no terminó la palabra porque William le arrebató la hoja de las manos. Se quedó un momento paralizado y después con una delicadeza casi celestial desdobló el papel amarillento. 
 
Miro la letra de Oliver deshacerse en varios párrafos y sintió un extraño escalofrío. porque esas palabras las había escrito antes de marcharse, pocos minutos después de despedirse de él aquella mañana, aun recordaba ese último momento como si hubiera sido ese mismo día. 
 
Marie solo pudo respirar con lentitud y preocupación, pues a medida que William leía una a uno cada renglón de las palabras de Oliver podía notarse en sus expresiones corporales una desesperación e impotencia incontenibles.
 
La mano derecha con la que William sostenía el ligero papel comenzó a temblar esporádicamente, no parpadeo una sola vez en toda la lectura hasta que al fin terminó, se llevó la mano temblorosa a la boca, los ojos se le habían enrojecido e inundado. su corazón se había estrujado hasta convertirse en añicos al leer el último párrafo. 
 
"" ...si aun hay un lugar para mi ahí en tu ciudad natal alejado de aquí, estaré en punta roja el 20 de octubre, sobre el puente del sol esperare desde que el sol salga e ilumine la punta de ese precioso faro, hasta que se meta y su reloj marque la medianoche y se escuche la última campanada ¿no es ahí donde íbamos a ir de vacaciones la última vez?   ""  leyó, y volvió a leer, podía incluso escuchar su voz cada vez que repetía el párrafo.  
 
Se lo imaginó esperando solo en el muelle, desde la primera hora hasta quedarse en la oscuridad y no pudo sentirse más destruido e impotente. Imaginar que él había estado ahí hacía un día, no¡ hacía unas cuantas horas. Que si él hubiera ido antes lo habria encontrado parado bajo las gaviotas, sentado en la baranda comiendo un helado, y que seguramente le hubiera sonreído desde lejos y habría corrido hasta saltar a sus brazos, pero no¡ porque nunca llegó, porque la carta nunca la recibió, porque no hubo forma alguna en el universo en el que William pudiera haber sabido que Oliver lo hubo esperado todo el dia, y por pocas las horas de diferencia habían marca una distancia ancha y abismal entre uno y otro. 
 
Se escuchó un alarido desgarrador en la plaza, largo, grave, rasposo y doloroso. las gaviotas posadas en los barandales largos incluso volaron al cielo, el murmullo de la gente se vio mermado, solo el golpeteo de las olas en la costa pudieron disolver un silencio sepulcral tras el grito lacerante, después... un sollozo lamentable, la tinta de la carta se corrió una a una las lágrimas de William se resbalaron de su mentón, no hallaba consuelo, no encontraba solución, ni alivio, su cabeza era una tormenta de navajas. La ira le hervía la sangre, la impotencia, la desesperación y aun así nada que pudiera sentir, nada que pudiera decir era suficiente para revertir el tiempo. Jamás se perdonaría a sí mismo. 
 
--Vamos a encontrar... 
 
--¿¡Lo vamos a encontrar !? -- cuestiono William enardecido --¡Donde! ¡¡DONDE MIERDA LO VAMOS A ENCONTRAR!! DIMELO¡ DIMELO! -- reclamo desesperado, con la furia desahogandose a gritos. -- Si ha estado aquí... aquí se ha quedado esperando, esperando que... que yo... -- apretó la mandíbula, las venas de la frente palpitantes por la impotencia 
 
--No es tu culpa... 
 
--¡LO ES! SI YO NO ME HUBIERA IDO ESA MAÑANA, SI LO HUBIERA OBLIGADO A IRNOS, COMO PUDE SER TAN MIERDAA! COMO PUDE SER TAN JODIDAMENTE IMBECIL DIOS!! como pude dejarlo solo...como pude...-- se cayó de rodillas, la voz distorsionada y poco a poco más baja. 
 
Marie frunció el ceño con los ojos acuosos, conmovido y afectado por su dolor, se arrodilló frente al alto y lo confortó. 
 
--Te lo prometo, escuchame, tengo un infiltrado, lo tengo desde hace un par de años, si Dante tiene a Oliver él se encargará de protegerlo... 
 
--¿Tienes a un infiltrado y no sabes si Oliver está con Dante? --cuestiono William. 
 
--No es tan fácil, tenemos códigos y fechas específicas para poder comunicarnos, de lo contrario Dante lo sabría y entonces la vida de Oliver si correría peligro.. 
 
--¿Cuando podremos saber de él? --preguntó el alto
 
--Esta noche espero recibir una carta y solo entonces sabremos qué hacer... 
 
 

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