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Our Secret por AkiraYuu

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Notas del fanfic:

No tengo mucho que decir, que me tardé escribiendo esto porque se me junto un examen de ortopedia y un trabajo de dermatología, pero a nadie le interesa mi vida.

Notas del capitulo:

Nada, me inspiré mucho con una canción de reggaeton (qué oso)

¿Alguno de ustedes fue a algún concierto d the GazettE en América? Mera duda(?)

El calor, de una reducida sala en un exclusivo bar en el centro de Tokio, se elevaba con cada segundo que pasaba. El ruido parecía subir más y más y Takashima Kouyou bebía su cerveza con intranquilidad. Llevaba meses así, y hablar con su mejor amigo no era opción, sabía cuán burlón podía llegar a ser, así que mientras terminaba su, ya tibia, cerveza, analizó a cada uno de los presentes en la sala. Descartó al staff de inmediato, miró a los maquillistas con curiosidad y luego negó, era un asunto muy personal y no podía hablar de ello tan a la ligera, así que sus únicas opciones eran sus compañeros de banda.

Miró a Reita primero. Era en quien más confiaba y por eso fue el primero que cruzó su mente, pero podía ver la reacción de su amigo al enterarse de su “problemita”. Reita no era opción.

Continuó a la derecha y vio a Ruki recargado en el pecho de su mejor amigo, frunció el ceño, esos dos eran raros, raros y muy unidos, y estaba seguro, que Ruki lo delataría con Reita y volverían al punto numero uno. Ruki tampoco era opción.

Escuchó la voz de Kai en el fondo y evaluó desahogarse con el líder. No por nada era quien llevaba la responsabilidad de toda la banda, pero al mismo tiempo sabía que en vez de recibir un consejo, terminaría recibiendo una plática de educación sexual y planificación familiar. Kai tampoco era una opción.

Viró a la izquierda y localizó a su compañero de cuerdas casi recostado sobre un sillón individual al fondo de la habitación. Este miraba su celular sin mucho interés mientras bebía de un vaso de cristal de manera autómata, al parecer Aoi sintió la mirada del castaño sobre él y levantó la mirada del aparato, viendo a Uruha directamente a los ojos. Aoi era una opción, era su compañero casi inseparable y sabía guardar secretos. Aoi SÍ era una buena opción. Con la mirada y un ligero movimiento de cabeza le preguntó al moreno si podían salir de la sala y este sin asentir siquiera, se levantó del sillón y salió del lugar.

Uruha suspiró resignado.

—¿Qué pasó? — preguntó Aoi una vez estuvieron lejos del ruido, Uruha se rascó la nuca con nerviosismo.

—Necesito un consejo. — Aoi encaró una ceja.

—Pensaría que el primero a quien le pedirías un consejo sería a Akira. — Uruha asintió.

—Sí, pero esto es delicado. — Aoi sonrió mostrando los dientes y no agregó más, solo esperó pacientemente a que su amigo retomara la conversación. Después de un minuto completo de silencio, Uruha decidió hablar. — Sabes que llevo cuatro años de matrimonio… — Aoi frunció el ceño.

—Lo único que recuerdo de ese evento fue que, una, me emborraché y tiré la mitad del pastel de bodas cuando me tropecé, y dos, Akira me rompió la nariz por atrapar la liga cuando la lanzaste. — Hizo una pausa. —¿Ya pasaron cuatro años? – Uruha asintió. — ¿y qué?, ¿problemas en el paraíso?

—Algo así.

—Yo lo decía en broma. — Uruha torció la boca y se le subieron los colores al rostro. — Pero ya, dime, que me estás asustando.

—Mira, es largo de explicar. Pero digamos que he tenido problemas cuando… bueno, eh…

—¿Cuándo tienes sexo? — autocompletó la frase, desesperado de que su amigo no se daba a entender, lo vio asentir resignado.

—Mira, tenemos sexo, sí, no me vengo muy rápido ni nada por el estilo, pero al momento de eyacular… pues eso, eyaculo y ya.

—Oye Shima, no sé si lo sepas, pero los hombres eyaculamos cuando tenemos un orgasmo. — El castaño lo interrumpió poniendo sus dos manos al frente, como quien detiene el tránsito.

—Ese es el problema. No siento placer, ¿cómo decirlo? Siento como se contrae aquí — se señaló el abdomen— pero no siento… rico, ni nada por el estilo. — Aoi de repente se puso muy serio. Dejó su vaso en el suelo y se acomodó su corto cabello negro. Al momento, Uruha agradecía que el otro no se estuviera descojonando de la risa.

—¿Y desde cuando te pasa eso? No me vayas a decir que desde que te casaste. — Uruha negó.

—Hace un año, año y medio — Aoi abrió los ojos sorprendido.

—¡¿Y desde entonces no follas rico?! — Shima cubrió su boca con las manos y le hizo un gesto desesperado de que guardara silencio. — ¿Has intentado cosas nuevas en la cama? — El castaño asintió.

—Hemos usado juguetes, juegos de rol, palabras sucias, incluso a ella le gusta cuando le pongo un poco de chocolate en los pezones y con el pene yo…

—¡Oye amigo, basta! ¡No necesito saber más de lo necesario! — La cara del pelinegro estaba entre el asco y el asombro, Takashima se avergonzó y guardó silencio.

—¿Qué hago? No he pensado en engañar a mi mujer, es más no lo haría jamás, pero ya o sé que hacer.

—Mira, tengo una idea, pero probablemente no te va a gustar, antes que nada, quiero que sepas que no lo digo yo, lo dice la ciencia. Me estoy basando en libros y artículos médicos, que jamás he leído, pero Google noticias me hace el favor de resumir en sus estúpidos encabezados de noticias.

—Te escucho.

—Bueno, tal vez, deberías intentar algo… más, ya sabes, a problemas grandes, grandes soluciones. — Uruha lo miro confundido mientras Aoi hacía un circulo con su dedo índice y pulgar derecho y con el índice izquierdo se dedicaba a “perforarlo”, Takashima ladeó la cabeza, confundido, y justo unos segundos después de que Aoi lo señalara este explotó.

—¡Demonios no, Aoi! ¡¿Estás demente?!, ¡Yo no soy homosexual, ¿por qué habría de meterme un dedo en el culo?!

—En realidad yo hablaba de un pene de plástico, pero el dedo esta bien. Oye, no, espera, no estoy cuestionando tu sexualidad, pero ya sabes lo que dicen, el “punto G” del hombre esta en su próstata, no pierdes nada intentando. —Aoi se encogió de hombros como si no fuese la gran cosa.

—Haces y dices cosas muy raras Shiroyama. — Uruha puso los brazos en jarras y dio vueltas sobre su eje de manera lenta y desesperada. —¿Y mi esposa?

—Pues no le digas nada, ¿apoco crees que lo tomará muy bien? — Uruha lo miró con duda.

—¿Tu lo has hecho? – Shiroyama asintió — ¿Y te gustó? — Volvió a asentir. — ¿Eres gay?

—¡No!, pero mi sexualidad no depende de lo que disfrute o no. Me gustan las tetas, adoro las tetas, pero… se sintió bien. Mi “masculinidad” no tiene que ver con mi placer Takashima, deberías considerar eso. — Levantó el vaso del suelo e ingresó a la sala de nuevo. Takashima se quedó solo y después de una respiración profunda decidió que no habría nada de masculinidad frágil en él, y que le haría caso a Aoi.

 

 

 

 

 

 

 

Una semana, una semana completa había pasado desde que tuvo su conversación con Aoi, y desde entonces no había podido dormir tranquilo, así que por eso estaba frente a la puerta del lujoso departamento que Yuu tenía, porque era un hombre de gustos simples, pero esos gustos simples a veces llegaban a costar medio millón de dólares. Esperó pacientemente en la entrada hasta que el pelinegro abrió la puerta.

—Hola Aoi, oye, me quedé pensando en lo que me dijiste la otra vez, pero sinceramente me da miedo meterme un dedo y no sé qué hacer ni a donde ir, ¿me ayudarías a comprar un dildo o algo así? —Takashima prácticamente lo escupió, por lo tanto, Aoi quedó bastante sorprendido y sonrojado, fue hasta que vio salir a la Señora Shiroyama del departamento cuando se dio cuenta que jamás había tocado el timbre y que, por ende, Aoi no lo esperaba.

—Vendré... en otra ocasión, cariño. — la madre de Aoi le dedicó una mirada incómoda y caminó hasta el elevador al fondo del pasillo, Yuu se despidió de ella con un movimiento de mano y un “adiós” muy bajito, esperó a que su madre tomara el ascensor y jaloneó a su compañero dentro del departamento.

—Mierda Takashima, eso es saber dar un buen saludo a mi madre. — El castaño tragó saliva de manera incómoda, tomó asiento en el sillón individual de la sala y esperó a que el pelinegro regresara de la cocina, este le tendió un vaso con agua y se sentó en el sillón frente él. —No sé qué te haga pensar que puedo ayudarte a conseguir un consolador, no es como que tenga uno.

—¿Ah no? —Preguntó con verdadera curiosidad a lo que el otro negó. Dio un sorbo al vaso y carraspeo. — Es que honestamente me da pena ir a una sex shop.

—¿Y por qué no lo buscas por internet? —Uruha se removió incómodo. — Te da pena, ¿verdad? —Asintió. Aoi suspiró cansado y le hizo una seña para que lo acompañara, dejó el vaso sobre la mesa de centro y siguió a su compañero hasta su estudio. De primera instancia se sorprendió por lo ordenado que estaba. Las guitarras estaban acomodadas por antigüedad, el equipo de sonido se veía sin ninguna partícula de polvo y los papeles y escritorio de trabajo se veían ordenados. Notó como su compañero de cuerdas se sentaba frente a su iMac Pro y mientras abría el navegador, se sentó a su lado. Se quedó mirando la pantalla con duda unos segundos para después insertar “sex shop” en el navegador.

—Pues aquí aparecen muchas opciones. —Abrió el primer enlace de resultados. —A ver…, ¡hey!, mira, venden vaginas de plástico.

—Yuu, no voy a comprar una cuando tengo una real en casa. — Yuu asintió en silencio y siguió bajando mientras veía de reojo cada uno de los productos hasta que una imagen le llamó a atención.

—¿Qué tal este? A ver… —dio click en la imagen — “Multiorgásmico 6 motores – Mastervibe Crescendo”, wow, seis motores suenan prometedores, enserio Shima, no sé por qué estoy haciendo esto.

—Honestamente, ni yo. ¿Sabes qué?, creo que fue una malísima idea, mejor abortemos esta misión y aquí nada pasó. — Aoi ignoró a su acompañante y siguió leyendo.

—Juguetes para mujeres, hombres y parejas. 6 poderosos motores para un placer intenso. Estimulador del punto G, vibración del perineo y estimulación clitoral.... ¡O todo al mismo tiempo! —rio y siguió leyendo—Personalización del equipo con 12 modos de vibración y 16 configuraciones preprogramadas. Cargador Inalámbrico (no más errores de cables), dura más de 1 hora encendido con una sola carga. 100% a prueba de agua. Apta para el baño y completamente lavable. Silicón exuberante ultrafino, ultraligero, seguro para el cuerpo y libre de ftalatos. Control Remoto vía App en tu celular, reloj o Tablet - 30 metros rango de bluetooth. Descarga incontables modos de vibración utilizando el MysteryVibe App. Medidas: 21.6 Largo, 3.8 diámetro —Yuu lanzó un silbido. — Creo que hasta yo quiero uno. Yo digo que pidas este.

—No Yuu, ya no quiero nada, esto fue una mala idea. –—Aoi siguió ignorando a su compañero.

—Tiene imágenes explicativas, woah, mira, es tan flexible que lo puedes usar como masajeador de espalda, ¡y te lo puedes enrollar en el pene! Ya lo decidí, quiero uno también. —Ingresó la cantidad de “2 productos” y finalizó la compra luego de unos minutos. — Listo, según esto, llega en tres días hábiles, en cuanto lo tenga, te lo llevo a la compañía. —Yuu le sonrió con toda naturalidad y Shima no pudo evitar sentir una incomodidad correrle a lo largo del vientre.

¿Era incomodidad o nerviosismo?, ¿o tal vez era ansiedad? Negó levemente y muy en lo profundo de su ser, deseó que los tres días próximos pasaran volando.

 

 

 

 

 

 

 

—Reita, no seas terco, todos sabemos que el huevo con cátsup es asqueroso. —Uruha comenzaba a hartarse de esa discusión sin sentido. Era obvio que el huevo con cátsup es asqueroso, pero su mejor amigo se empeñaba en defender el (a su parecer) manjar culinario que era.

—No, ¿sabes que sí es asqueroso? Ponerle mayonesa al ramen, ¿qué clase de estúpido hace eso? —Reprimió una risita cuando la voz del líder resonó por la habitación.

—¡Solo lo hice una vez Akira! Por el amor de Dios, supéralo. No sabe tan mal. —El castaño iba a agregar algo cuando vio a Aoi parado en el marco de la puerta haciéndole señas extrañas. Lo miro con duda y este saco una cajita del tamaño de unos chocolates finos, la agito en el aire y la puso detrás de su espalda. Uruha sintió como los colores se le subían al rostro y sigilosamente salió de la habitación.

—Toma, este es tuyo. —Aoi le tendió la caja y con curiosidad la abrió. Dentro, había un “tubo” de plástico azul, envuelto en una tela de seda para protección, al tacto se sentía suave, pero al escuchar la voz de Reita acercarse, lo guardo con nerviosismo y prácticamente se lo aventó de vuelta al pelinegro.

—¿Y ustedes que hacen aquí? Kai me mandó a buscarlos. — El rubio los miro con curiosidad. Shima quedo petrificado mientras Aoi se removía, nervioso, con la caja entre las manos. — ¿Qué es eso? — como si no pudiera ser más obvio, Reita señalo la caja.

—Chocolates. — Respondió Uruha de inmediato.

—¿Me das? —Reita preguntó como niño chiquito mientras veía a sus amigos con ojos suplicantes, por un momento reinó el silencio y Aoi se empezó a poner más nervioso.

—¿Para qué también les pongas cátsup? — Uruha lograba salvar el día.

—¡Tú no por favor, Shima!, ya les dije que sabe bien, no sé porqué tanto escándalo, se ve asqueroso, sí, tal vez, pero es un manjar digno de la realeza… —Reita entró de nuevo a la habitación maldiciendo, ambos guitarristas suspiraron aliviados y Aoi le devolvió la caja a su castaño amigo.

—¿Y ahora qué? Lo pruebo, ¿y luego? — Yuu se encogió de hombros.

—No lo sé, pruébalo, ya pensaremos que hacer después. —Shima se talló la cara con su mano libre y se rascó la barbilla. La barba de tres días comenzaba a picarle.

—Te voy a ser sincero, me da miedo meterme esto en el culo. — Yuu negó desesperado.

—Pues no te lo metas en el culo… aún, o sea, empieza poniéndotelo en tu pequeño amigo — Uruha entrecerró los ojos ante el adjetivo “pequeño” — y cuando estés listo, te lo metes. Usa algo de lubricante, base agua por favor. La base de aceite puede… provocar accidentes.

—Yuu, ¿no eres gay verdad? — este negó —¿Y cómo sabes tanto?

—No solo los hombres tienen sexo anal Takashima. —Escucharon la voz de Kai llamándolos y ambos respondieron al unisonó con un “¡Ya vamos!”

—¿Y si me gusta que prosigue? No puedo decirle a mi esposa que me gusta que me piquen el culo, no es propio de un hombre de treinta y cinco años. — Yuu le palmeó un hombro.

—Todavía no sabes si te gusta o no, si te gusta, no sé, hablaremos de ello, pero mientras tanto relájate. —Volvieron a escuchar la voz de Kai ahora acompañada de la de Ruki e ingresaron a la habitación.

—Pues hoy mi esposa irá a visitar a su hermana a Hokkaido, así que no estará por unos días. —Yuu le sonrió con picardía y movió las cejas sugestivamente.

—Entonces, lo pruebas y me platicas qué tal. — Shima asintió y se sentó alrededor de la mesa de centro.

 

 

 

 

 

 

 

Sabía que no había nadie en el departamento, pero no podía evitar que un ligero sentimiento de culpa lo invadiera, se encerró en su habitación, cerró bien las cortinas, revisó que los clósets estuvieran bien cerrados, revisó debajo de la cama como un paranoico y con sumo cuidado se quitó cada una de sus prendas hasta quedar solo en bóxer. Se miró en el espejo de cuerpo completo y se analizó mentalmente. Debía aceptarlo, era un poco narcisista, porque lo primero que pensó al verse fue “sí, soy hermoso”.

Sacó el juguetito de su envoltorio de seda y se recorrió el torso con este de manera muy superficial, comenzó a sentirse expectante, sintió como el calor de su rostro subía y caminó con tranquilidad hasta sentarse en el pie de la cama, tomó su teléfono celular y abrió la aplicación previamente descargada.

Se recostó bien sobre el colchón y bajó su ropa interior hasta las rodillas, prendió el aparato y pulso el primer nivel de vibración, respiró hondo y lo colocó sobre sus pezones. No sintió nada extraordinario, pero se sintió bien, seleccionó otro tipo de vibración y recorrió su abdomen hasta llegar a su vientre donde se entretuvo un buen rato, su miembro comenzaba a despertar y decidió subir al segundo nivel.

Nuevamente, no sentía nada espectacular. Se recorrió el cuello con el aparato. El cuello y detrás de la oreja eran sus puntos débiles, pero más que excitarlo, lo relajó. Decidió bajar a su vientre nuevamente, pasó el objeto en su entrepierna y soltó un suspiro. Dobló el juguete y lo enredó en la base del pene, subió un nivel más y soltó un gemido de satisfacción, ahora sí se sentía bien. Lo deslizó de abajo hacia arriba y hasta que su miembro estuvo completamente duro decidió tomar el lubricante base de agua (como Aoi se lo había recomendado) y lo esparció por todo el aparato. Tragó saliva y elevó una plegaria a ningún dios en específico. Se deshizo por completo de su ropa interior y acercó el aparato a su orificio anal. Lo presiono en la entrada, contuvo la respiración y lo metió de una.

Gritó de dolor.

—¡Seré pendejo! — Dejó caer unas cuantas lágrimas, inhaló y exhaló como las embarazadas en las películas y esperó a que el dolor pasara. Esperó unos minutos, minutos en que el aparato nunca dejó de vibrar. Cuando se sintió cómodo, jugó con él en su interior, metiéndolo y sacándolo con timidez, aunque no podía negar que se sentía bien. Miró su teléfono, que aún estaba prendido, encogiéndose levemente de hombros, se saltó al nivel seis de vibración y dio un respingo brusco.

¡Oh Dios mío! —Hizo sonidos de placer mientras se retorcía en la cama, sentía las sábanas arrugarse bajo su peso, hizo las manos en puño, levantó la cadera y sin darse cuenta, comenzó a realizar movimientos pélvicos.

Se jaló los cabellos, se rasgó el pecho con desesperación, gemía cada vez más fuerte y en un momento lo sintió. Como su abdomen comenzaba a contraerse, como la adrenalina subía por todo su cuerpo, como el corazón se le aceleraba, su respiración se detenía unos segundos, puso los ojos en blanco, arqueó la espalda y explotó de placer. Llevaba años sin correrse con tal intensidad, así que poco le importó que el gemido que salió de su boca hubiera sido demasiado agudo para su gusto.

Como pudo, apagó el aparato desde su teléfono móvil y esperó a que su respiración se regulara. Sacó el artefacto de su orificio y se tumbó como peso muerto sobre la cama, el sueño se estaba apoderando de él cuando abrió los ojos de golpe. Tomó su teléfono, marcó y colocó el altavoz.

¿Qué pasó? — Contestó después de tres timbrazos.

—¿Estas ocupado?, ¿hay alguien más contigo? —Ya había aprendido a tantear terreno antes de decir algo.

No, estoy solo y estoy revisando unas partituras para una canción que quiero llevarles la próxima semana, ¿por qué? —Shima soltó una risita alegre. —Ah, ya lo probaste, ¿verdad?, ¿te gustó?

—Aoi, sé que tú también compraste uno, debes probarlo, sé lo que te digo.

Pero estoy trabajando…— Shima lo interrumpió.

—¡Pruébalo, maldita sea, tú me metiste en esto! — Aoi suspiró resignado.

Está bien, en cuanto termine te aviso, adiós. —Colgó sin esperar una respuesta, Shima sonrió y con una sonrisa de satisfacción en el rostro, se quedó profundamente dormido.

 

 

 

 

 

 

 

—¿Por qué ustedes se ven tan felices? -Preguntó el vocalista con verdadero interés. Últimamente el trabajo era demasiado y todos traían ojeras y bostezaban al menos tres veces por cada cinco minutos, así que era raro observar a ambos guitarristas con la energía a tope como si nada pasara.

—¿Tiene algo de malo? —Contestó Aoi de manera tranquila mientras se acomodaba su rebelde cabello, Uruha tenía razón, el juguete era una maravilla. Ruki negó, lo recorrió completo con la mirada, bufó y se cambió de lugar a la mesa de trabajo, dejando a ambos guitarristas sentados en el sillón.

—¿Y ahora qué? — Preguntó Uruha después de unos minutos.

—¿Qué de qué, o qué?

—Pues ya tuve un orgasmo. — Miró a los lados para corroborar que nadie lo escuchara. — Bien, pero ¿y mi esposa? Me aterra pensar que tenga sexo con ella y solo eyacule. — Aoi lo miró pensativo y antes de agregar algo Kai lo interrumpió.

—¿Van a seguir perdiendo el tiempo o vinieron a trabajar? — Los miró entrecerrando los ojos y Aoi fue el primero en levantarse del sillón. — Iré a tu casa más tarde y entonces platicamos.

 

 

 

 

 

 

 

Hace dos horas que habían salido de la compañía, el reloj marcaba las 23:36 horas y dudaba muchísimo que Aoi fuera a su casa, lo entendía, había sido un día pesado, pero antes de cambiarse la ropa por su pijama escuchó el timbre, abrió la puerta y encontró a su pelinegro amigo con un six pack de cerveza internacional.

—¿De dónde sacaste eso?

—Abrieron un supermercado gourmet con productos importados y me di cuenta de que venden Corona, ¿no quieres una? Aún vienen frías. —Shima asintió, Yuu sacó dos y las demás las dejó en el refrigerador, ambos se sentaron en la mesa de la cocina.

—¿Y qué hago ahora? — Preguntó Uruha mientras abría su lata de cerveza.

—Puedes pedirle a tu esposa que se compre un cinturón con pene y te penetre.  —Uruha escupió la cerveza y miró a Aoi con reproche. — Era broma.

—Hablo enserio Shiroyama, ¿qué hago? —Yuu dio un largo sorbo a la lata y soltó un sonido de satisfacción.

—Habla con tu esposa. Dile que compraste el vibrador para ella pero que leíste muchas reseñas de como usarlo y deja que ella te estimule. —Shima hizo una mueca.

—Pero… —Aoi ni siquiera lo dejó continuar, lo interrumpió bruscamente elevando a voz.

—¡Estás haciendo una tormenta en un vaso de agua!, no eres el primer hombre con problemas en el sexo, es muchísimo mejor que hables con tu pareja, no conmigo, yo no soy quien tiene sexo contigo, es tu esposa, y ambos tienen que resolver sus problemas. —Bajó su tono de voz cuando la mirada de culpabilidad de Shima le penetró las entrañas. — A ver, ¿qué fue lo que más te gustó de lo que hiciste? — Shima negó.

—Tienes razón Yuu, no debí haberte molestado, perdóname. Soy una mierda de amigo porque cuando me llamaste a las tres de la mañana para preguntarme por tu servicio de cable solo te colgué.

—Eso fue hace años, Shima. — Este negó.

—Me has dejado dormir en tu cama mientras tu duermes en el suelo, fuiste a mi boda, aunque sabía que te acababas de recuperar de la influenza, ¿ves?, soy una mierda de amigo porque siempre estas para mí, pero yo jamás para ti, perdóname por molestarte con mis tonterías. Hablaré con mi mujer, gracias por apoyarme.

—Shima, basta. —Aoi se levantó de su asiento al ver que su amigo se alejaba en dirección a su habitación. —Así somos los amigos, nos mentamos la madre, nos golpeamos y nos reprochamos miles de cosas, pero al final estamos ahí, porque eso son los amigos. Estamos en las buenas y en las malas. — Observó como Uruha continuó su camino hasta llegar a la cama donde se sentó y de inmediato se llevó las manos al rostro resignado. —Kouyou, enserio… tranquilízate. — Aoi se sentó a su lado.

Uruha no podía dejar de pensar en lo que Aoi había dicho, tenía razón. No era problema de Aoi lo que le estaba sucediendo y aún así estaba ahí para ayudarlo, pero él jamás había estado para Yuu, ni siquiera cuando su novia de siete años, a la cual ya le había propuesto matrimonio, lo dejó por un extranjero que conocía de dos meses (ese era un pasado muy oscuro que prefería dejar enterrado por el bien de su pelinegro amigo), la culpabilidad comenzó a invadirlo hasta que sintió unas yemas de dedos ajenos recorrer desde detrás de su oreja hasta el inicio de su clavícula. Dio un respingo y miró a Aoi con sorpresa.

—¿Qué ha…? —la frase terminó en el aire cuando el pelinegro juntó sus labios con los suyos. Se sintió nervioso, pero aún así se quedó muy quieto, sintiendo como los carnosos labios de su compañero desde hace quince años se movían lentamente sobre su boca. Cerró los ojos y contuvo un suspiro.

Escuchó una vibración y abrió los ojos sorprendido. Yuu sostenía el aparto entre sus dedos, Shima lo miró con miedo, pero su amigo solo colocó un dedo sobre sus labios para que guardara silencio. El castaño estaba estupefacto, pero reaccionó cuando el pelinegro ya había abierto su camisa y paseaba el vibrador sobre sus pezones rosados, Yuu jamás lo admitiría, pero el pecho lampiño de Shima le provocaba risa.

—¿Qué estás haciendo, Yuu? — preguntó en un susurro el castaño.

—Te estoy ayudando. —Shima lo miró con duda. —Esto es una representación de como tendrás que pedirle sexo a tu esposa. —Tragó saliva, por alguna razón, le supo amarga. —Dile que te toque así… —paseo el vibrador por su pecho, con su mano libre desabrochó el botón de su pantalón y bajo el objeto hasta el resorte de su bóxer. —Después así…-—acerco sus labios hasta el pezón derecho de su amigo mientras masajeaba su vientre con el vibrador. Shima arqueo su cuello al sentir una punzada de placer en su entrepierna.

—Yuu… —más que una advertencia, su nombre sonó como una invitación. Shima, por voluntad, se recostó por completo en el colchón, su razón le preguntaba a gritos ¡¿qué demonios haces?! Mientras su subconsciente le pedía que se relajara. Alzó la cadera para que Yuu pudiera quitarle su pantalón y ropa interior de un tirón. Se sonrojó al sentirse expuesto, solo quedaba su camisa negra completamente abierta en su cuerpo, de la cual, el mismo se deshizo.

—Te voy a decir algo un poco gay. —Shima asintió. —Me gusta tu barba. –—Shima rio bajito al ver como Aoi se sonrojaba al decir eso.

—Puedo preguntar, ¿por qué? —Yuu se encogió de hombros.

—No sé, solo me gusta. —Shima se iba relajando poco a poco, y cuando vio que su compañero de cuerdas quedó en igualdad de condiciones, no se sorprendió ni se asustó, más bien observó con atención el abdomen de su amigo.

—¿Dónde escondías ese six pack? – Yuu lo miro confundido mientras susurraba un “¿perdón?” —Es que… a simple vista no se ve, o sea, te ves muy delgado para tener un six pack. —Yuu encaró una ceja.

—¿Debo tomar eso como un cumplido? — Shima asintió. —Está bien. — Yuu volvió a acercarse a sus labios, esta vez, con mas violencia. Shima lo recibió gustoso y enredó sus manos en sus cabellos negros y rebeldes. —¿Tienes lubricante? —preguntó al separarse, el castaño le señaló el cajón de su buró, Aoi lo sacó con rapidez y lo colocó entre sus dedos para acercarlos a la entrada del castaño.

—Espera, ¿con los dedos? —Yuu lo miró curioso.

—Pues sí, si te meto el consolador así te voy a lastimar, ¿qué no te preparaste la última vez? —Shima negó y Yuu se carcajeó sin pudor. — ¡Debió dolerte hasta el alma! — controló su risa e introdujo un dedo en su castaño amigo. — ¿Así está bien? — Shima susurró un sí muy débil y apenas audible. — Bien. — lo masajeo un poco más hasta introducir un segundo dígito, jugó un rato en su entrada hasta que estuvo dilatada. —Voy a meterlo ahora. — dijo refiriéndose al vibrador, no esperó una afirmativa, Shima suspiró de placer.

—Se siente bien. — al escuchar la voz entrecortada de Takashima, sintió un tirón en la entrepierna, se miró de reojo y vio como su miembro, al igual que el del castaño, ya estaba erecto.

Comenzó un vaivén lento pero rítmico, apretó un botón repetidas veces y aumentó la velocidad de las vibraciones. Shima trataba de controlar sus gemidos, pero cuando sintió los labios de Aoi sobre su cadera perdió la cordura. Ni siquiera sabía que ese era otro de sus puntos erógenos. Yuu al escuchar la melodiosa voz de su compañero, suspiró de satisfacción, levantó la vista y su mirada chocó con la del castaño, lo miró con duda y el otro asintió. Sacó el vibrador de su interior y lo enrollo en la base de su pene.

—¿Seguro? —Uruha movió la cabeza afirmando.

Se acomodó entre las piernas de su castaño amigo, abrió un poco más sus lampiñas piernas y se posicionó en su entrada para penetrarlo. Contuvo la respiración nervioso y excitado al sentir las vibraciones del juguete, Shima lo miró con intensidad a los ojos y fue ahí cuando no aguantó más. Levantó las piernas de Uruha hasta sus hombros y con cuidado se introdujo en él. Shima gimió de placer al sentir al pelinegro dentro y las vibraciones en su trasero.

—Dime que tan bien se siente Takashima. —Se acercó a su oído, antes de embestirlo con fuerza. —Dímelo. —Lamió el lóbulo de su oreja mientras coordinaba sus embestidas para que fuesen lentas pero certeras. Yuu lo tomo con fuerza por las caderas y Shima se despeinó los cabellos castaños de desesperación.

—Se siente muy bien, no pares, por favor. — Yuu no dejaba de embestirlo, pero escuchar la voz de excitación de Takashima lo volvía loco.

—¿Nada más? — Uruha suspiró y se masajeó ambos pezones con sus dedos.

—Te voy a decir algo un poco gay. — Yuu rio al escuchar sus palabras en la boca el castaño y asintió. — Me excitan tus tatuajes. — Yuu entrecerró los ojos tratando de contener el placer que recorría su espina dorsal, escuchar a Takashima confesar que alguna parte de su cuerpo le excitaba lo hacía volar al… ¿cielo?, no, Takashima era un maldito demonio sexual, y por él, se quemaría mil veces en el infierno.

—Puedo preguntar, ¿por qué? — Preguntó sin detener sus embestidas, Shima rio, seguido de un suspiro y se encogió de hombros.

—No lo sé, pero mejor dame de perrito. — Yuu se detuvo abruptamente y lo miro sorprendido, pero al ver que su compañero no cambiaba de parecer, salió de su interior. Observo como Shima se daba vuelta, recostaba su pecho en el colchón y levantaba las nalgas. Yuu se relamió los labios y le dio una nalgada sin poder evitarlo, Shima dio un respingo. —Dame más fuerte, no me voy a romper. —Yuu se sentía confundido, jamás pensaría que la situación terminaría así, pero ¿quién era él para ponerle peros al universo? Le dio una nalgada todavía mas fuerte y seguido lo penetró de nuevo, para esta vez embestirlo rápido y fuerte.

—Yuu, mmh, no te detengas. Eso, así, así, ah, que rico. — Yuu no podía creer lo que sus oídos escuchaban, creía que estaba soñando. Siguió embistiendo al castaño y comenzó a sentir tironcitos en su ingle, que le indicaban que el final estaba cerca, arañó la espalda de su compañero y como si Shima pudiese leer sus pensamientos, lo detuvo.

—¡Espera! — Yuu se detuvo en seco, maldiciendo por lo bajo. — Sácala.

—¿Qué?

—Que la saques. —Yuu, confundido salió del interior de Shima, este se giró y al quedar frente a él le sonrió, quitó el vibrador de su pene y lo lanzó lejos. —Acuéstate. —Yuu obedeció y antes de preguntar algo, Shima lo montó. Yuu no pudo ni decir algo, porque el castaño ya estaba saltando sobre su miembro erecto, entrecerró los ojos de placer, sostuvo la cadera de su amigo y se dejó hacer. Shima acomodaba se cabello de vez en cuando, el sudor comenzaba a correr por su lampiño pecho y Yuu deseo tatuarse esa imagen para siempre. ¿cuántas veces había soñado por vivir esto? Solo Dios mismo lo sabía.

—Háblame sucio, por favor. —Yuu rio al ver esa faceta de su amigo y no se podía imaginar como sería con su esposa, si Takashima se veía que era sumiso completamente, agarró sus nalgas con firmeza, Shima se inclinó para besar al pelinegro.

—¿Sucio?, ¿Esperas que te diga que eres una perra sucia? —Shima cerró los ojos de placer y suspiró, comenzó a moverse más rápido sintiendo como su pene rozaba con el abdomen de Yuu. —No necesito decírtelo, deberías mirarte. Tu trasero me está comiendo por completo, estás tan estrecho. — Shima gimió sin pudor. —¿Quieres que me corra dentro de ti? —El castaño abrió los ojos de golpe y asintió mirando al pelinegro con súplica. —Pídemelo.

—Córrete dentro de mí, por favor.

—No te escuché…

—¡Que te corras dentro, por favor! ¡Lléname de ti! —Yuu gimió en respuesta y sintió el orgasmo rozar sus sentidos de nuevo. —Lléname, sáciame, quiero sentir tu semen dentro de mí. —Yuu dio un último suspiro de placer.

—Di que eres mi perra, ¡dímelo! —Shima sonrió y sintió como el orgasmo iba llegando poco a poco.

—Soy tu perra, soy tu perra Yuu, ¡Oh Dios! ¡Sí, sí, sí, así, ah, Yuu! Yuu… —Sintió su abdomen contraer, sus sentidos se nublaron unos segundos, como si su cuerpo hubiera puesto pausa solo para que disfrutara del momento. Cerró los ojos y sintió el líquido caliente de Yuu en su interior. Se retorció un poco más y cuando el momento pasó, se acercó a la boca del pelinegro con ansias. Yuu lo recibió gustoso y se besaron con pasión durante un instante hasta que se vieron interrumpidos.

—¡¿Qué carajo estás haciendo Takashima Kouyou?! —Shima se separó asustado de Yuu al escuchar la voz de su esposa. —No me lo puedo creer, ¿Shiroyama?, ¡¿estabas cogiendo con Shiroyama?! —ambos se miraron a los ojos asustados.

—Pensé que regresabas mañana. —Habló Takashima casi en un suspiro, su esposa lo ignoró completamente.

—Siempre supe que eras extraño Shiroyama, pero tú, Takashima, jamás lo pensé de ti. — ambos se separaron, miraban al suelo, incapaces de encarar a la mujer frente a ellos. —Ya decía yo que esas “muestras de cariño” en cada concierto eran algo más. Déjame decirte algo Shiroyama, no voy a hacer un escándalo, pero vuelvo a ver que te le insinúas a mi marido y me vas a conocer, ¡¿te quedó claro?! — Yuu asintió lentamente.

—Amor, cálmate por favor. —La mujer, furiosa, se acercó hasta golpear la mejilla de su marido.

—No me llames amor, ni me pidas que me calme. Largo de mi casa Shiroyama, y tú — señaló al castaño-—vamos a hablar muy, MUY, seriamente.

 

 

 

 

 

 

El 15 aniversario de la banda había sido un éxito. Hubo risas, lágrimas y otras miles de emociones indescriptibles. Venían regresando del festejo, Uruha venía un poco alcoholizado y mientras abría la puerta de su departamento, volvió a reír mientras recordaba a Kai revolviendo una cucharada gigante de mayonesa en el ramen de Reita, rio y revisó su celular. Tenía un mensaje de Aoi.

 

Shiroyama:

[03/11/2017 3:46am]

¡Lo hiciste genial amigo! Pero oye, no estaba llorando, era sudor. Bueno, tal vez sí lloré un poco jaja. Te quiero

 

Sonrió para sus adentros y al levantar la vista encontró a su mujer con la mirada inquisidora en el pasillo, cerró la puerta lentamente y la vio con duda.

—¿Y bien?

—¿Qué cosa?

—Lo vi desde el balcón en el recinto. Como Shiroyama se acercó a besarte. —Shima rodó los ojos. — Ya hablamos de esto, y te pedí estrictamente que no quería “muestritas de amor” en cada concierto. Y no me interesa que las fans lo pidan, soy tu mujer y te lo prohíbo.

—Sí, pero no es mi culpa que Aoi sea así, y tienes razón, ya hablamos de esto antes. No voy a discutir, fue un muy buen día y voy a descansar. —Pasó a su lado, no sin antes besar con dulzura la mejilla de su mujer.

¿Cómo decirlo? La amaba, por eso se casó con ella, pero no podía decirle “no” a los encantos de Yuu, y aunque en cada concierto trataba de rechazarlo, no podía negar que su corazón se aceleraba cada que el pelinegro se acercaba a coquetearle. No por nada, Aoi le había regalado el mejor orgasmo de su vida, pero ese era el más grande y preciado secreto de los dos.

Notas finales:

No puedo creer que tan largo quedó.

14 páginas y 6,033 palabras, me mamé.

 

En caso de que a alguien le interese (?) el vibrador existe y es este.(si tuviera dinero, la neta lo compraba)

Aún tengo que salvar una materia, saludos.


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