Olvídalo. Solo olvídalo. Se repetía sin cesar en su mente.
Dos semanas habían pasado desde el incidente que le permitió conocer al Cazador de Héroes. Pero sin poder evitarlo el recuerdo vuelve sin que lo quiera y se repite una y otra vez. Era frustrante.
Bueno, cualquiera se frustraría si estuvieran en su lugar; un héroe, de clase-s que no puede dejar de pensar en un villano. Y no precisamente con odio. Metal Bat no podía evitar querer arrancarse los cabellos cuando algún recuerdo acerca del albino irrumpía de improvisto en su mente. Su ropa, cabello, ojos, sonrisa-presumida cabe resaltar- y cuerpo. Oh Dios, apiádate de esta pobre alma en desgracia.
Aunque el joven ponía todo su empeño en librar su mente de los terribles pensamientos, el mundo parecía estar en su contra. Y es mas incluso se podían enumerar las razones por la cual el podría decir con toda libertad que le mundo está jugando en su contra. Comenzando por el hecho de ser un omega-cosa que un grupo selecto de personas sabe- y aunque nunca fue un problema para el ya que usaba supresores-los cuales tomaba casi religiosamente para evitar que alguien notara su olor- haber tenido tan cerca al alfa no fue de ayuda, sumado al estado en que se encontraba. Si bien casi nadie sabe es un omega, de ser un hecho conocido por el público lo pondría en riesgo. Kaijins, villanos e incluso simples delincuentes podrían aprovechar este hecho y encontrar fácilmente la manera de dejarlo vulnerable en batalla. Nunca había sucedido pero siempre tuvo en cuenta de que podría pasar.
Mientras peleaba contra Garou, no pudo evitar que aroma del albino lo aturdiera, en principio pensó que era consecuencia del gas adormecedor del kaijin que antes había vencido y que este había dejado secuela, sin embargo, empezó a darse cuenta que el aroma no era el único problema, su cuerpo se estremecía levemente al sonido de su voz, nuevamente lo adjudicó a su batalla pasada, diciéndose a sí mismo que esta estaba pasando la factura. Pero cuando su instinto omega le empezó a decir que rindiera y fuera sumiso ante al albino, fue cuando todo cayo.
Nunca en su vida había sido sumiso, por eso en su juventud la gente no dejaba de sorprenderse de que fuera un omega, y ahora que usaba supresores, a pesar de su relativamente baja estatura, la gente tendía a pensar que era un beta y en ocasiones alfa. ¡Alfa! Por Dios. Y bueno no podría culparlos, su temperamento volátil, constante mal humor y seño fruncido, no daban la típica imagen estereotipada de los omegas.
Pero el pudo haber olvidado todo eso fácilmente, todo, de no ser por un detalle.
En milagrosos casos, omegas, al conocer a su pareja destinada, recibían el nombre de su pareja impreso sobre la piel. Como su fuera un tatuaje, solo que estos aparecen de la nada y ni la cirugía con laser los quita.
Y se dice omegas ya que estas anomalías solo han ocurrido en los omegas. Se podría decir que tiene ciertos beneficios, como por ejemplo; el vínculo es más fuerte el alfa-omega sin marca, de estar alguno de los dos herido o enfermo, este sanara más rápido y mejor sin mencionar el hecho de saber donde se encuentra el otro o que tan alejados están. Pero así como tiene ventajas, tiene muchos más problemas; alguna parte de la relación o ambas pueden llegar a sentirse forzadas, lo cual destruiría la fuerza del vinculo o el mismo vinculo, la marca no impide que el alfa o el omega se enamore de otra persona así como tampoco el alfa embarace a otro omega y o que el omega se embarace de otro alfa. Y por último el detalle que Metal Bat considero el más hermoso-nótese el sarcasmo- si el alfa llegase a rechazar el vinculo impuesto por el destino, el omega entraría en una depresión impuesta por el mismo instinto omega-incluso si el mismo no posee sentimiento alguno por el alfa- la cual eventualmente lo mataría.
Hermoso. Simplemente perfecto.
Nada de esto debería impórtale un pepino de no ser porque hace dos semanas el nombre del humano kaijin apareció en la parte interna de su muñeca derecha. Y no, no es un tatuaje.