La primera vez que Todoroki lo vio no sintió nada especial, es más, apenas sabía que existía.
No fue hasta que estuvieron en la misma aula, donde evidentemente era imposible ignorarlo por semejantes gritos que pegaba en dirección a Midoriya. Y, pese a que siguió significando casi nada para él en el transcurso del tiempo, pronto se dio cuenta que sus ojos lo buscaban involuntariamente.
Buscaban su silueta, su cabello rubio que brillaba y resaltaba todavía más con los rayos del sol, sus gestos aunque solo fueran ceños fruncidos, ojos saltones y maldiciones que ya te hubieran mandado tres veces a la tumba.
Bakugou le gustaba, no tardó mucho en darse cuenta de ello; después de investigar varias horas y días por internet.
— ¿Y-Y por qué me lo estás diciendo a mí, Todoroki-kun? —preguntó Midoriya. Todoroki lo miró fijamente. Su amigo se estaba mordiendo los labios, queriendo decir algo, quizás que le daba asco.
— ¿Puede gustarme Bakugou, Midoriya? —cuestionó, preocupado. — ¿De verdad?
Midoriya pasó saliva, evitándole por un segundo la mirada antes de volver a él y sonreírle de la manera mas cálida que encontró. Pese a que sus ojos mostraban todo menos felicidad.
— ¡Por supuesto, Todoroki-kun! —ánimo, alzando los brazos, queriendo festejar. — ¡Eres libre de amar a quién quieras!
—Sólo para estar seguro… Midoriya. —Todoroki no despegó su mirada de él, sabía que algo estaba mal, los ojos de Midoriya no estaban brillando como todos los días. Ahora mismo parecían cristales frágiles, a punto de romperse. — ¿A ti no te gusta Bakugou, cierto?
Izuku apretó los labios, mordiéndose el interior del labio para no ser tan evidente. ¿Cómo podía decirle a Todoroki que sí? ¡Estaba tan ilusionado cuando le contó! Era muy seguro que terminara renunciando a sus sentimientos por Katsuki por su culpa. Además, hace tiempo que él se había rendido con Kacchan.
Pero, aún así, ¿por qué tenía que ser Kacchan? Entre todos, entre los millones de personas.
—Ya te dije que esta bien, Todoroki-kun. Kacchan es solo mi amigo de infancia y ahora rival. —dijo, manteniendo a la raya su voz. — ¡Mucha suerte con él! ¡Será muy duro de conquistar!
Una parte de Todoroki le dijo que aquello no era la respuesta correcta, que su mejor amigo estaba mintiendo más que nunca. Y la otra, la que escuchó, le dijo que ignorara a la primera, que deseaba estar con Bakugou.
—De acuerdo, Midoriya. —sonrió él, encogiéndose de hombros. Sentía un nuevo peso sobre ellos, abrumador y estresante que se iría acumulando con el paso del tiempo.
Al verlo salir, Midoriya sintió que los ojos se le llenaban en lágrimas. No, no tenía que llorar, él lo deseó así. Bakugou no era para él y jamás lo sería. Ahora Todoroki estaba muy feliz por sus nuevos sentimientos, se veía alegre, no podía arruinarlos por los suyos.
— ¿Qué mierda sigues haciendo aquí, Deku? ¡Me asustarte, carajo! —reprochó Bakugou, pateando su mesa. La noche había caído, y el salón estaba apagado por lo que al encender las luces, se sorprendió de verlo ahí.
Izuku se limpió rápidamente las lágrimas, buscando que no lo mirara.
— ¿P-Por qué estás todavía aquí, Kacchan?
—El imbécil de Kirishima me entretuvo jugando con los idiotas del grupo B. —bufó. —Se me olvido algo así que vine por él.
Bien, extrañamente no le respondió con un ¡Qué mierda te importa, nerd imbécil!
—Kirishima se ha vuelto un buen amigo tuyo. ¿Verdad? —preguntó Izuku, mirándolo recostado sobre su banca. Bakugou se volteó a él para reprocharle pero al ver sus ojos llorosos se quedó callado.
— ¿Qué pasa, Kacchan?
— ¿Cara redonda te rechazo? Puff, patético. —sonrió, burlándose. Midoriya supuso que se refería a Uraraka.
—Supongamos que es así. —suspiró, volviéndose a hundir en sus brazos.
Escuchó los pasos de Bakugou alejarse, y de nuevo las lágrimas comenzaron a traicionarlo. Maldita sea, tontos sentimientos, ¿Por qué se ponían así por un chico que ni siquiera volteaba a verlo mas que para burlarse de él? ¡Era un tonto!
—Toma, mierda. —bufó Bakugou, pegándole un suave golpe con un pañuelo de tela sobre la cabeza.
Midoriya tomó el pañuelo, consiguiendo un roce de dedos con el rubio. Katsuki estaba parado al lado suyo, frunciendo la boca, aparentemente disgustado de estar ahí.
— ¿Kacchan?
—No te confundas, mierda. —rezongó. —Pero es de muy mal gusto que te pongas a llorar como idiota enamorado enfrente de todos. ¡Se un hombre!
— ¡Los hombres también lloran! —reprochó Deku, limpiándose las lágrimas. — ¡Eso no los hace menos!
— ¡Cierra la boca! —protestó él, más enojado. —Lo que quiero decir es que… ¡si ella no ve lo que tiene enfrente entonces no es para ti! —concluyó, dejando ver un suave color rosa en sus mejillas. — ¡Deja de llorar por todo, idiota! ¡Mejor ponte a estudiar!
Sin más que decir, se dio media vuelta, saliendo a toda prisa del salón, maldiciéndolo en voz alta.
— ¿Por qué Kacchan? —murmuró Midoriya, apretando el pañuelo entre sus manos.
¿Por qué hacía que se enamorara más de él?