Había escuchado alguna vez que las flores tenían un lenguaje pero nunca se molestó en averiguar. Masamune regresó una página más del manuscrito en borrador, donde había un personaje que explicaba el significado del nombre de la flor dada a la protagonista: Flor de Ciruelo. Su lado editor le hizo devolver las hojas y continuar con su trabajo.
Masamune ordenó las hojas del borrador y le colocó el gancho. Se imaginó a su autora durmiendo a estas horas de la tarde pues esa misma mañana había terminado el bosquejo. Ella había temido mucho encontrarse con su tirano editor pues era otro día de retraso. Aún así, Masamune pensó que al menos ella merecía un descanso luego de su pesada labor… la de él apenas empezaba.
La inquietud volvió ahora que estaba libre, sacó el teléfono y le encendió el wi-fi. En el buscador: Significado de la flor de ciruelo.
Mantén tu promesa.
La autora no se había equivocado. Con la búsqueda salió un listado de flores y su significado.
Caramba ¡No sabía que hubiese tantas flores!
Por mera curiosidad se puso a leer… y de pronto una nueva inquietud ¿Y si le regalaba una flor a Ritsu?
Tomó el abrigo y se lo puso, sus subordinados hicieron igual pues habían terminado.
—Ya que estamos ¿Iremos a tomar, Takano? Llamemos a Hatori y Ritsu.
—Si quieren tomar café les acompañaré —dijo Mino.
—Es martes, Kisa ¿Tomar tan temprano en la semana?
—Por eso yo dije café…
—Qué aburridos. Iré solo.
Kisa y Mino siguieron discutiendo si era sano o no tomar en mitad de semana, Mino decía que debía ir con su hijo a casa, así que lo dejaron para fin de mes. Los editores se despidieron en la entrada del edificio y tomaron caminos separados.
¡Ah, sí! ¿Qué estaba pensando?... Regalarle una flor a Ritsu.
Masamune volvió al teléfono mientras caminaba hacia la estación, esta vez se conectó a sus datos móviles e indagó. Quería que fuera algo con significado sutil, esta sería su primera vez dando una flor.
Fue hasta la mañana siguiente que pasó por la floristería que quedaba por el lado contrario a la editorial.
Ritsu fue el segundo en llegar. Dio los buenos días a su jefe y antes de que tomara asiento:
—Te traje algo —dijo Masamune, levantándose de su escritorio. Se dirigió al lugar de Ritsu extendiendo la flor: Tulipán jaspeado.
Ritsu, de pie, se le quedó mirando sin entender y sin creerlo, más que todo. Sintió su rostro arder y las pupilas se agrandaron.
Masamune se veía sereno.
—Es para ti, Ritsu.
—¿Q-q-qué?
—Tómala.
—¿P-porqué? —Ritsu hizo ademán de querer recibirla pero dudó un segundo y regresó su mano. Mirada levemente sospechosa con ayuda de los párpados entornados.
—Quise darte un detalle, es todo.
—Somos hombres, Takano —musitó Ritsu. Miró hacia su hombro, tal vez buscando esconderse.
—Tch, qué machista. Tómala… —agarró la mano de Ritsu y puso el tallo en sus dedos. Le apretó suavemente. —Es tuya.
—Gracias —musitó Ritsu. Brillo en el iris. Tomó asiento con el rostro encendido y cabizbajo, la colocó donde no fuese dañada por papeles ni libretas.
Qué emocionante, Masamune admitió que si hubiese pasado un segundo más se hubiera sonrojado de la pena. No le molestaba hacer ese tipo de cosas, no le avergonzaban, pero definitivamente esto era algo que nunca se vio hacer.
Tulipán jaspeado: Tienes unos ojos preciosos.