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Celo inesperado. por nezalxuchitl

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Sisifo toco la frente de su sobrino para sentir si habia bajado su temperatura. No era fiebre, pero Regulus se habia sentido incomodo todo el dia. Nada mal, nada concreto; nada que el no notara en su gesto, en sus inocentes ojos azules.

Las pitonisas le habían metido demasiado miedo para tener un hijo propio, por lo que tener la posibilidad de cuidar a Regulus era una bendición. El pequeño desamparado que todavía veía al lado de la armadura, de la tumba de su padre, llenaba de ternura su corazón y lo quería como una madre, como se imaginaba que una debía de querer.

Preocupado por el no durmió con Cid, sintiéndose tonto por estar preocupado por una leve temperatura, un sueño intranquilo, de un caballero dorado. Su igual ya, en poder.

Cuando el aceite de la lámpara se consumio sintió que el sueño lo vencería, por lo que se acostó de lado, muy discreto y sin incomodar, en la orillita de la cama, mirando en la penumbra, en la oscuridad, los rizos dorados, el fluir de la energía vital incluso por ellos.

No era tan bueno como su hermano, nunca lo habia sido, pero habia heredado la capacidad de ver, también. No sabia si era el cosmo, ese misterioso fluir del viento que Ilias tanto se habia exforzado en enseñarle, y ahora el veía como hilos de oro surcando el cuerpo de su sobrino, delineandolo. Mas densos en la superficie de su cara, mas escasos corriendo por sus cabellos. Luz que engrosaba y adelgazaba, se movia, en constante actividad.

“Es un prodigio”, se dijo, acariciándole el rostro y haciendo que la tonalidad cambiara en su mejilla, ahí donde lo habia tocado. “Estara bien.”, pensó, antes de quedarse dormido.

 

*

La luna se puso un par de horas antes del amanecer. Su propio cuerpo experimentaba cambios, cambios debidos al ciclo del celo. Su aroma se volvia mas atractivo, llamaba a gritos a los varones. Los despertaba, literal y figurativamente.

*

Regulus despertó sintiéndose mejor, o peor que nunca. Las aletillas de su nariz, complacidas, identificaban el aroma de la tia Sisi. Mas agradable que nunca. Le encantaba estar cerca de ella, hundir su rostro en su pecho, en su cabello. Se le hizo natural abrazarsele; eso mejoraba la sensación. Siempre lo reconfortaba, estar al lado de su querido tio.

Pero ahora… esa enfermedad no se iba. Tenia miedo de que fuera la misma que se habia llevado a su padre, pero eso no se lo habia comentado a nadie. Habia visto a papa ponerse asi, sentirse asi. Oler asi, y entonces desaparecia.

Se abrazo con mas fuerza a la tia Sisi, temiendo con desesperación que desapareciera. Mas desesperación que nunca, una desesperación mas loca que la que habia sentido la primera vez que se fue de misión luego de encontrarlo, cuando todavía era pequeño.

Lo abrazo tan fuerte, tan desesperado, que lo despertó.

Sus ojos dulces se abrieron, soñolientos.

-Regulus – acaricio la cabecita, hundida en su pecho - ¿te sientes mejor?

Nego con la cabeza y el se alerto. Mas al verle el rostro, cuando lo alzo. Los ojos. Estaban activos y azules, mas brillantes que nunca, transmitiendo una energía animal, una ferocidad, que no le habia conocido. No a el.

-¡Regulus! – se irgio sobre un codo, intentando apartarlo, pero el leyó sus movimientos, su intensión.

Lo atrapo, y la fuerza del pequeño seme, que sentía sobre su brazo, lo impacto.

Es decir, sabia que era fuerte, pero no asi.

Que habia crecido, pero no tanto.

-¿A dónde vas, tía Sisi? – le pregunto. Era su voz y a la vez no.

Sisi jadeo, afectada por los humores de su sobrino. Por su presencia dominante.

Al ser solo medio hermano de su padre, el vinculo era menos fuerte. El lazo de sangre que evitaba que cosas asi pasaran entre familiares. Entre padres e hijos, pensó aterrado.

-A ningun lado, Regulus.

Su parte sentimental se negaba a creerlo, pero la racional sabia a que se estaba enfrentando. A que cualquier intento de escape o rechazo volveria todo peor. Salvajemente peor.

-Que bueno. – se relajo el pequeño. Inocente aun, inconciente de lo que le pasaba.

Como un gatito pego su mejilla a su pecho, su pecho tibio que palpitaba agitado. El corazón de su tio latia rápido, fue extrañamente conciente de la sangre corriendo por sus venas. De los otros fluidos de su cuerpo; los visualizo en su mente, con su poder.

Con sus dedos sigio el camino de la sangre, que subia, sucia desde las venas de sus piernas. Claro que sus dedos seguían el contorno de su muslo, firme y carnoso que tantas veces habia visto, pero que se volvia muy distinto de ver entre la abertura de la túnica que usaba para tio Cid que desnudo mientras estaban entrenando.

Rechino los dientes. Le desagradaba pensar en tio Cid. ¿Qué le estaba pasando? ¿Esa enfermedad horrible pudria los pulmones y también el alma? Tio Cid no habia sido mas que bueno para el, pero ahora, al pensar en el, quería desgarrar su imagen de un zarpazo.

-Regulus… - tia Sisi, bajo el. Todo suyo, lo reconforto sentirlo, de la frente a las puntas de los dedos, sus piernas menos largas en contacto – Debo ir a preparar el desayuno…

Lo estrujo.

-No vayas. – contesto, restregando su rostro como un gato para marcar  algo que ama – Quiero que permanezcas a mi lado.

“¡Lo que me temia!”, gimio Sisi mentalmente. Si tan solo pudiera irse, Sage o alguien sabrían como manejarlo. Pero estaba ahí atrapado, tontamente atrapado. ¿Pero quien lo hubiera creido? ¡De un niño tan pequeño! Y faltaban dos días para el plenilunio.

Si Cid llegara a salvarlo… ¡pero no!, recordó. Dos machos en celo pelearían a muerte, se atacarían con todo por la misma turra. Su marido era la peor persona que podía llegar, y la que era mas probable que lo hiciera. Incluso un siervo del Santuario, beta a propósito para que no fuera afectado, no por eso al menos, serviría. Avisaria al Patriarca, a alguien con el poder para quitárselo de encima sin lastimarlo.

El podía sentirse sucio de desear, desear biológicamente a su sobrino, ¡pero Regulus! Su gatito inocente que ni siquiera un beso habia dado.

Pero si seguía restregándose asi su cuerpo también reaccionaria. El suyo, porque el de Regulus… ya lo sentía bien firme. Terriblemente firme y grande sobre el, sobre su muslo. La humedad liberaba consigo mas feromonas, compuestos que al ingresar por su piel… eran realmente fuertes al ser los primeros, los que desencadenarían el ciclo de ciclos.

-¿Tia Sisi – le pregunto su gatito asustado – que me pasa?

Pero antes de que pudiera responder, sus labios entreabiertos lo atrajeron. Fueron tomados por los labios dulces, rosados y tan suaves de su sobrino, jovencito aun. Tan hermoso que algunos cerdos como Manigoldo lo veian de mal modo.

“Turra hasta el celo”, decía el dicho, y este ya le habia dado. A una edad realmente por debajo del promedio para que sucediera. Pero todos, en su familia, eran de fuertes naturalezas.

Pero no cabia duda de que era el beso de un seme. Dominandolo, poseyéndolo, aunque no supiera como. Inexperimentado pero firme, en una determinación que ni siquiera sabia que era.

Besar a la tia Sisi se sintió bien. Besarla asi. Estaba conciente de que no era el modo en que debía hacerlo, pero estaba demasiado afiebrado para aterrorizarse por eso. Su boca era hermosa, su tia era hermosa, y la volvió a besar. Sigio con sus dedos las líneas de energía que fluían, por debajo de su piel, y deseo estar ahí. Dentro de ella, por aterrador que eso fuese, pues el único modo de meterse bajo la piel de alguien era matándolo y quitándosela.

Pero deseaba estar en su tio. Dentro de el, rodeado por el, aunque no sabia como fuese posible. Desesperado, aterrado de si, buscaba refugio en el; rodearse con sus brazos, estar entre sus piernas.

¡Oh si! Ahí el calorcito encajo. La humedad de su tio, que lo habia avergonzado al burlarse los otros chicos de ella, se le antojo. Queria lamerla, tocarla. Por mas loco que fuese. Vergonzozo.

Sisi sintió que perdia el control. En todo sentido; de la situación, sobre si, cuando Regulus lo toco ahí. Todavia estaba la capa de tela, defendiéndolo. El pantalón que sin duda seria rasgado; idea que lo aterraba y excitaba al mismo tiempo. Al menos Regulus seguía besándolo; devoraba su cuello con besos hambrientos y toscos, abarcando grandes porciones de su piel que volvia a tomar con rapidez.

Habia una posibilidad, tal vez, de salvarse. Pero requeriría que hiciera algo de lo que se arrepentiría toda la vida. Algo que Regulus, y su marido, podrían reprocharle.

Aun asi, al sentir la intensidad con la que el jovencito sobaba entre sus nalgas, bien pegada la tela por la humedad, lo hizo. Llevo la mano entre sus cuerpos y tomo la erección de su sobrino. La tomo por encima de la ropa, arrancándole un jadeo, que abriera redondos ojos y boca, mirándolo luego asombrado conforme el lo estimulaba.

Masturbando a su gatito, a su querido Regulus. Era un cerdo por lo que hacia, por encontrarlo tan firme y jugoso al hacerlo bajo los pantalones. Era un tamaño que no habría esperado, que no habría deseado, encontrarle. Ganaba mucho erguido, como su padre, y como el, estaba bien dotado.

Con mimos, con actitud sumisa, empujándolo con hombros y rostro, besando su piel, logro que se acostara a su lado. Recostado sobre su parte derecha, aun manteniendo el agarre, pero flojo, en el. Su gatito lo miraba con esos ojos inocentes, tan azules y hermosos, asombrados por lo que le hacia. Por la habilidad que una buscona como ella tenia.

Pero mejor en su mano que en su culo, por mas que este, indecente, se mojara para el. Lo urgiera por el, contrayéndose al sentir sus generosas dimensiones, el aroma que liberaba y que actuaba también a través de los fluidos que impregaban su mano, fluidos previos con los que lubricaba su vigorosa actividad.

Regulus sentia el calor empeorar, la fiebre mas intensa, y solo deseaba aferrarse a tu tia Sisi, como cada que estaba en peligro… no, no de ese modo. Esta vez era el quien quería protegerlo: rodearlo con sus brazos, tenerlo bajo el, cubrirlo con sus besos.

Regulus intentaba montarlo, le costaba mantenerlo a raya, tan excitado como se encontraba por sus caricias, por los besuqueos inexperimentados de su boquita, por su olor. Olia a macho que quería tener encima, abrirse de piernas y de nalgas para el aunque fuera su sobrino, aunque traicionara a su marido… ¿Qué le estaba pasando? Lamiendo el también la piel de su sobrino, devorando su cuello como si le enseñara como.

El gatito se corrió con unos gemidos deliciosos, el se encontró con ese fluido en la mano, y antes de que pudiera pensar, de sentirse avergonzado si aun tuviera esa capacidad, llevo la mano a la altura de su boca y lamio, metio su lengua por entre sus dedos pegajosos, comiéndose los hilos que se formaban entre ellos, mirando intensamente a su gatito que lo veía con sorpresa e inocencia aun, lamiéndose luego los dedos como una buscona, de a dos, de a tres.

Regulus se le hecho encima y el jadeo, aliviado. Tenia al macho encima suyo, recorriéndolo, marcándolo. Deslizando sus uñas justo por los lugares que le gustaban a El Cid, en quien sentia como un gemido de dolor al pensar. Regulus le abrio las piernas y se las alzo: no era un amante dedicado como para recorrer su vientre, esa curva baja que lo excitaba tanto.

Miro entre sus piernas, entre sus nalgas húmedas, asombrado y mas enfebrecido que nunca, a pesar de que, con lo que acababa de pasar, con lo que salio asi de su cuerpo, y que el creía una técnica de su signo, se habia sentido aliviado. Pero el alivio fue momentáneo, duro apenas nada, y ahora, desde ese lugar, de entre las nalgas húmedas de su tia Sisi, algo lo asaltaba con una ferocidad impactante. Era como el golpe de un huracán, algo que de ser físico, lo tumbaría por tierra.

Con sus pulgares, separo las nalgas resbalositas de su tio, y el aroma se volvió casi doloroso. Inundaba su nariz con tanta fuerza que descompuso el gesto, mirando esa estrellita casi cerrada como el objeto mas luminoso de la creación. Acerco sus dedos, su lengua. Tio Sisi gimio, y el se sintió mas urgido y excitado que antes, su pene no habia dejado de estar duro pero ahora estaba mas duro que nunca. De algún modo, supo que tenia que meterlo ahí, y lo hizo.

Cogio las piernas de su tio, incorporándose, apretándolas contra su pecho, mirandolo yacer tan hermoso, tan pacifico, tan lánguido. Sus ojos azules como velados por una niebla. Su pene no se acercaba solo, por lo que abrazo las dos piernas contra un hombro y guio su pene con la mano dominante. Abrio la boca en un gemido complacido al rozar su punta con aquella estrella mojada, casi cerrada, que cedia a la minima presión, dejándolo deslizarse dentro de ella, y era la mejor cosa que habia sentido en su vida. Repitio la acción gimiendo, babeando, lo mismo que su tia Sisi, que se agitaba desesperada.

Finalmente entro, gritando al sentirse por completo rodeado de aquella viscosidad, y no solo su punta. Presionado por todos lados, uniformemente, dentro del cuerpo de su tia Sisi, bajo su piel. Y entonces entendio que habia logrado lo que deseaba, lo que necesitaba, a juzgar por los gemidos rítmicos y desesperados de él, quien, ahora que se fijaba, movia las caderas, buscando ir con su movimiento, rítmico y desesperado también.

Regulus habia entrado en el, y aunque su verga no era tan grande como a la que estaba acostumbrado, se sentia mejor que cualquier cosa que pudiera desear en ese momento. Su juicio se habia nublado por completo, la culpa flotaba en la periferia, pero en el centro de su ser, desde el centro de sus nalgas, recibia los embates de un tronco grande y duro, caliente y que le generaba calor, que lo hacia gemir asi, lleno de placer y de que hubiera mas, moviendose el con su pareja, su macho, que no sabia bien como hacerlo.

Su culo se contrajo, solo, en el momento preciso. Cuando Regulus estaba mas dentro de el, recompensándolo por estar bien dentro de el. Sumisamente, solicito bajar las piernas, su gatito lo dejo, y el las acomodo flexionadas a sus lados, avanzando la cadera hacia el para que entrara mas profundo, encantandole eso a su niño, comprendiéndolo de inmediato.

Se acostó sobre su tio, pues deseaba estar bien cerca suyo, y en contacto con su piel, con sus dedos que lo acariciaban y su boca que lo recorria, sigio moviendose asi, entre sus nalgas, cada vez mas duro, cada vez mas caliente. Sus lenguas se rozaban fuera de sus bocas, siguiendo sus caminos. Regulus quito las manos de junto a los lados del torso de su tio para ponerlas sobre su pecho, sin importarle si lo lastimaba, solo queriendo tocar esos musculos apretables, siendo muy conciente de sus pezones parados aplastados por sus palmas. Se movia en el con frenesí, gritando, oyendo a su tia. Una mano resbalo del pecho y la dejo en el piso, apoyándose en ella, como en sus pies, para hacer fuerza y llegarle a su tia mas hondo, el, que con los brazos extendidos pegados a sus flancos se jalaba las nalgas rodeándose la cadera, para sentirlo mejor, que le llegara mas hondo, gimiendo ambos, mezclándose su saliva al caer de la boca del gatito a la abierta y jadeante de Sisifo, en medio de palmeos húmedos y frenéticos, de gritos entrecortados, de una mordida que Regulus le dio en el cuello al eyacularle dentro, llenándolo con su semen, con su esencia.

Sisifo jadeo, complacido, acariciando los cabellos de su sobrino que descansaba en su pecho sin fuerzas por aquel exfuerzo. Se sentia como un mar ahí abajo y eso le encantaba. Regulus era tan joven que perdia firmeza, pero no por completo. Si lo excitaba, ni siquiera tendría que sacársela entre una erección y otra. Cuidando de que no se le saliera, se dio la vuelta con el, un monton de fluidos chorrearon por las bolas y los muslos del gatito. Su tio se monto sobre el, mas grande y experto, y empezó a moverse y apretarlo.

Con las manos tras de su cabeza, haciendo una especie de danza sobre el, y el se sentia sumamente atraído por sus labios enrojecidos y por sus pezones duros, que el mismo se tocaba. Puso sus manos sobre sus muslos fuertes, deliciosos. Recorrio sus nalgas, su cintura, y la empezó a mover. Arriba y abajo, para lograr un movimiento como el de antes, un deslizamiento de su pene por el interior de su tio, del que, como antes, sentia gran necesidad.

 

***

 

Manigoldo se dio cuenta de lo que pasaba. No explico a Sage como o porque estaba asomándose al dormitorio del guardian de Leo, pero habia que reconocerle que no se quedo a admirar el show si no que se transporto veloz a través de las ondas del mekai hasta las habitaciones privadas de su majestad, un camino que tenia bien conocido.

-¡Ah! – grito este, cerrándose la bata que llevaba abierta, como si la fina tela, casi transparente, ocultara en algo las deliciosas formas acariciadas por el camisón.

-Viejo, al gatito de Leo le dio su primer celo, y le dio con la Sisi.

Sage se quedo impávido, parpadeando con aquellas hermosas pestañas suyas.

-¿Qué?

-Que si hacemos algo, El Cid los matara a ambos a la mas pura usanza de su tierra.

Sage maldijo en lemuriano, anudandose el cordelito de la bata.

-Llevaremos el templo de Leo a un lugar seguro, como Jamir.

-Yo preferiría la periferia del Yomotsu, un lugar a donde la cabra no pueda llegar.

-Tienes razón. Hagamoslo – dijo levantando su dedito, envolviéndolos a su alumno y a el con espermatozoides de luz que también levantaban sus blancos cabellos, movidos con el viento en círculos.

 

*

 

Llevaron el taltavo templo a las puertas del inframundo sin que sus ocupantes se dieran cuenta, y luego, con ayuda de Hakurei, que imponía mas autoridad, le comunicaron a El Cid lo que habia pasado.

De haber sido Sisifo y Regulus mas discretos y confiables en cuanto a guardar secretos, o las formas, habrían dejado la decisión en sus manos, pero visto como eran, que no sabían mentir ni ocultar nada, los gemelos lemurianos tomaron esa decisión por ellos. Era mejor que el Cid se enterara asi, y bueno, reconstruir montañas cercanas era un entrenamiento tan bueno para los aprendices como romperlas.

Y, cuando la luna no estuviera en alto, afectándolos tanto, podría tomar la resarcicion debida al seme de un uke tomado en un accidente durante el celo por otro seme, su propio culo, la mayoría de las veces, y en esta seguro, virginal.

 

 

Fin?

 

 

portada en wattpad, como siempre

 

Notas finales:

Nota: una segunda parte sobre la "venganza" de El Cid no esta descartada... pero tengo tantas cosas que hacer que lo mismo sale en un año que nunca :v

Slán!


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