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Realistic Doll por Jade Edaj

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Notas del capitulo:

SNK le pertenece a Hajime Isayama.

 

Realistic Doll

Había estado esperando con ansias aquel paquete. Tanto, que al tener finalmente aquella caja entre sus manos, le fue difícil controlar aquel galope desbocado dentro de su pecho. Esbozó una sonrisa mientras firmaba por la entrega y con la emoción de un niño que toma su presente bajo el árbol de Navidad, lo acomodó sobre la mesita de centro de su sala para abrirlo. Mas él, lejos estaba de ser un niño y consciente de que aquel paquete contenía su posesión más preciada, decidió llevar la caja hasta la suave cama de su habitación; previniendo cualquier accidente que en el proceso de ensamblaje del frágil objeto se pudiese presentar. 

Con ayuda de una tijera, cortó los sellos, levantó la tapa de la caja e impacientemente hizo a un lado el certificado de autenticidad junto con los otros paquetes de accesorios.

Acto seguido, se abocó a retirar los protectores que mantenían fijas las partes de aquel objeto a la caja, para finalmente ver aquella delgada y pálida anatomía de muchacho, que tuvo que desenvolver del material que lo cubría para protegerlo. 

Delineando con fascinación cada uno de los músculos de aquel pequeño cuerpo con su índice, admiró tanto detalle puesto en el muñeco. Con todo el cuidado y esmero que sus grandes y toscas manos le permitieron, tomó la cabeza para ensamblarle los ojos y la pequeña peluca. Ceño fruncido, mirada triste, aspecto demacrado; no eran características usuales que los clientes solían hacer en sus pedidos, pero para Erwin Smith aquella cabecita que sostenía en la palma de su mano era perfecta.

Apenas pudo salir de su ensoñación, terminó por vestir el cuerpo y ensamblar todos los accesorios que aquel peculiar traje tenía. Él mismo no sabía por qué había terminado por ordenarle un uniforme militar con tantos cintos y artefactos que llevaban demasiadas piezas, seguramente incómodas, pero que terminaron luciendo bastante geniales como para no reconocer que después de todo, había hecho una buena elección. Fue como si hubiese armado aquel equipo cientos de veces antes; hacerlo le resultó tan familiar que, incluso, pudo prescindir del instructivo.

Ya con las botas bien puestas y las navajas montadas en su lugar, terminó por ensamblar la cabeza en el cuerpo y al ver al muñeco finalmente acabado, no pudo evitar que un nombre escapara de sus labios.

"Levi"

El nombre que nunca dejó de rondar su cabeza, el nombre de aquella persona con la que creyó que terminaría compartiendo hasta el último minuto de su vida, el nombre que esperó ponerle a alguno de sus hijos en honor a él, sin embargo, eso nunca iba a suceder si no se animaba a proponerle matrimonio a alguien. Erwin era un hombre atractivo y exitoso, las oportunidades le llovían y seguramente más de una mujer se ofrecería con gusto a ser la madre de sus hijos si él así lo quisiese, pero el vacío tan grande que le había dejado aquel primer amor, sentía que nadie podía llenarlo. 

Sonrió ante el pequeño de tez blanca como la leche. Tez, que contrastaba tremendamente con sus finas cejas y cabello igualmente oscuro. Movió todas sus articulaciones comprobando que podía ser capaz de adoptar cualquier postura sin problema. Luego, lo sentó frente a él y se acomodó para poder mirarle a los ojos con fijeza. Mas aquellos ojos acerados y tristes, pronto consiguieron penetrar en lo más profundo de su alma, mientras sus delgados labios, entreabiertos, parecían estar a punto de expresarle algún tipo de reclamo. Su corazón se aceleró en ese mismo instante provocando que terminara riendo por lo bajo. Fue increíble que, siendo él un adulto, pudiera emocionarse de esa manera con un juguete. 

Tiró un poco de la manga de su camisa y miró su reloj con asombro, las horas habían pasado demasiado a prisa, ni siquiera había acudido a la cena de nochebuena en casa de sus amigos, no había sentido hambre, fastidio o cansancio. Para él no había nada más importante que seguir pasando el tiempo acariciando con ternura cada centímetro de la resina de Levi.

Y no fue hasta que el sonido de una llamada entrante se escuchó por la mañana, que de un sobresalto el hombre se despertó. Aunque era Navidad, él tenía una cita importante de negocios.

"Nile, puedes echarle la culpa al tráfico, pero entretén un poco más a los clientes por favor. Mi despertador no se activó, pero ya estoy en camino"

Tras levantarse de un salto, corrió frente al espejo y así arreglarse con una mano el elegante traje que por suerte se había puesto para ir a cenar justo antes de que el paquete llegara. Sosteniendo la conversación por teléfono con su otra mano, se acomodó la corbata como pudo, y tratando desesperadamente de hallar la llave de su auto, removió y alzó los pedazos del empaque que yacían sobre la cama.

"La llave, ¿dónde pude haberla deja...? Ah, gracias"

Repentinamente, a su campo de visión había aparecido el objeto que buscaba. 

Mas abrió mucho los ojos y dejó caer el teléfono, justo antes de tomarlo de una de las manos del delgado muñeco que apenas por la noche ensamblara y que a gatas estaba sobre la cama mirándole con fijeza y ofreciéndole la argolla con la llave de su auto. 

"¿Erwin, sigues ahí?" 

La voz de su amigo al teléfono, hizo reaccionar a su petrificado ser. 

Sin embargo le colgó, mientras su mente intentaba procesar lo que estaba sucediendo.

No recordaba haber solicitado que el muñeco tuviese movimiento, pero debía haber una explicación lógica. Para todo, él siempre hallaba una. Y tratando de tomarse las cosas con calma. En seguida, tomó los papeles del producto y comenzó a devorar con velocidad las letras de las especificaciones; en efecto, el producto no incluía movimiento y por la lista de materiales empleados en su fabricación, supo enseguida que tampoco había adquirido un robot.

El muñeco ladeó el rostro algo extrañado con la actitud del rubio, pues se había puesto a leer así de repente e ignorándolo por completo. Miró la llave que pendía de su mano y después de volver a posar sus adormilados ojos en el alto hombre parado junto a la cama, siguió gateando despacio hasta él para poder sujetarse del muslo de ese rubio y así ofrecerle una vez más la llave. Ante el contacto, Erwin reaccionó apartando enseguida los ojos de la lectura, y sin quedarle de otra, tomó la llave con sumo cuidado evitando quitarle los ojos de encima al muñeco; luego, retrocedió poco a poco hasta que logró salir de su apartamento, mudo y completamente desconcertado.

Apenas la reunión terminó, decidió regresar cuanto antes a casa. Había logrado presentar sus ideas con claridad y coherencia, consiguiendo excelentes resultados laborales a cambio. Para ello había tenido que reprimir sus sentimientos y había evitado estar pensando en Levi. Pero mientras conducía, el anhelo por regresar y volver a verlo con vida se volvía más grande. Tal vez si esta situación se le hubiese presentado a otro hombre, estuviese demasiado asustado como para no querer regresar; pero Erwin Smith, en cambio, rogaba porque lo ocurrido en la mañana, no lo hubiese imaginado; rogaba por volver y comprobar que aquel muñeco tenía vida.

Al dejar temprano su habitación, todo estaba tirado, pero al regresar a ella se encontró con la cama perfectamente hecha y libre de toda basura. Mas no había señal alguna del pequeño. Su primera preocupación, fue que la gente de servicio del apartamento se hubiese llevado a Levi, pero enseguida recordó que en plena Navidad, nadie se ponía a hacer el aseo en el edificio ¿entonces... pudiera ser que él...?

Intentando introducirse a la habitación, sus pies se enredaron con algo parecido a un cable y su enorme cuerpo terminó por caer al piso. Menos mal que aún contaba con sus manos para amortiguar el golpe y protegerse el rostro. Arrastrándose como oruga, Erwin avanzó hasta la cama para respaldarse en ella y comenzar a desenredar lo que sea que fuese aquello que traía enredado en los zapatos. Apenas terminaba de liberarse cuando una delgada y conocida figura, caminó hacia él amenazándole con una de sus cuchillas, deteniendo en el acto todo movimiento.

"¡Le-Levi...!"

El muñeco ladeó la cabeza cuando el hombre rubio le nombró y bajó el arma lentamente como si en el proceso hubiera sido capaz de recordarle. 

"¿Haah? Pensé que eras un titán, Erwin" 

Que el pequeño también pudiese hablar y le llamara por su nombre, sin haberse presentado siquiera, bastó para terminar de confirmar las sospechas de Erwin: Levi había cumplido su promesa.

"Lo hiciste, lo lograste... volviste"

Dejando a un lado la cordura y tratando de evitar pensar si lo que estaba viviendo era posible o no, tomó al muñeco entre sus manos y lo sentó sobre sus rodillas flexionadas para admirarle con mayor detalle. Levi siguió moviéndose al tratar de mantener el equilibrio a esa altura, mientras era observado. Pudiera estárselo imaginando, pudiera ser un sueño, un milagro de Navidad; todo lo que su escéptica mente no creyera. No lo sabía con certeza, pero estaba pasando, y lo único que importaba eran los deseos de su corazón que, eran más fuertes para aceptarlo que toda lógica.

"¿Erwin, por qué hay agua en tus ojos?"

Escuchó de la grave vocecita mientras se tragaba el llanto contenido. Pero justo antes de que el rubio pudiera responderle, alguien llamó a su puerta. Llevándose el índice a los labios para solicitarle silencio, usó la aplicación en su teléfono para mirar de quién se trataba. 

"Es Hanji, debo atender. Esto es inesperado, así que debes prometer que te quedarás aquí quieto y en silencio, no sé cómo ella pueda tomar esta noticia"

"Tsk"

Y aunque el pequeño nada hubo prometido, se cruzó de brazos cuando Erwin lo sentó en la cama para que le esperase. Al avanzar y ver que le obedecía, confiado, el rubio salió a recibir a la mujer, quien tan entusiasta y efusiva como siempre, le había apretujado y llenado de besos apenas la puerta había terminado de abrirse. Dándole las respectivas felicitaciones por la Navidad, le entregó una bolsa llena de comida del recalentado.

"Nanaba y Mike te esperaron hasta muy tarde, no es propio de ti dejarnos plantados de esa manera, ¿qué fue lo que te pasó?"

Le dijo mientras se quitaba la bufanda y se puso cómoda en la sala. Entre tanto, Erwin servía su comida en el comedor.

"Disculpa, fui desconsiderado, debí haberles llamado para avisar que ya no llegaría"

"Descuida Erwin, con ese jefe explotador que tenemos, no era de extrañarse que te retuviera trabajando hasta tarde en noche buena, tuve suerte en salir huyendo antes"

"Te equivocas Zackly nada tuvo que ver, en esta ocasión la culpa ha sido completamente mía... lo que sucedió fue algo estúpido en realidad... me quedé dormido"

"¿Eeeh...?" 

"... sucede que... anoche me desvelé armando un juguete, Hanji... ¿has oído hablar sobre las realistic dolls?"

"No realmente" 

Mas la cara pensativa de la mujer, pronto se tiñó de rojo al asaltarle una ligera idea a la mente.

"Eeerwiiin, ¿no me digas que has adquirido una de esas famosas muñecas sexuales?"

Ante el comentario que su amiga había hecho con demasiada picardía en la voz y antes de que se siguiera haciendo de más ideas equivocadas, el rubio se dirigió a su habitación.

Creyendo que había dado justo en el blanco, Hanji comenzó a abanicarse por el repentino aumento en su temperatura corporal al escuchar los pasos de su amigo a sus espaldas, pero al darse vuelta y mirarle, tan sólo encontró a un pequeño amiguito entre sus brazos.

"¡Ah...! Se trata de ese pequeñín... "

Expresó con voz temblorosa, nerviosa, y algo avergonzada por sus pervertidos pensamientos. Por un momento creyó que su amigo volvería para enseñarle una muñeca desnuda de tamaño real; tuvo que sacudirse la cabeza para poder olvidar esa imagen. 

Al tomar al muñeco de los brazos de Erwin, Hanji no pudo evitar emocionarse con los fascinantes artefactos que llevaba el pequeño soldado, y por unos instantes, eso fue lo que más llamó su atención, pero en cuanto sus ojos se posaron en el rostro del pequeño... la seriedad en su semblante y en su voz fue instantánea.

"¡Erwin, es igual a él!"

Antes de que pudiera decir o hacer más nada, Erwin tomó al muñeco de vuelta entre sus brazos y le acunó como si de un bebé se tratase. 

"En fascinante ¿verdad?"

"Son como dos gotas de agua, Erwin ¿De dónde lo sacaste?"

"Del Subterráneo..."

Y ante la cara de incógnita de la mujer, Erwin supo que tenía que ser más específico.

"Es una tienda que encontré en la red, en ella se puede conseguir todo tipo de mercancía. Como las realistic dolls, que se personalizan y ordenan con las características deseadas por el cliente, basta con enviarles una fotografía..."

"Pero, ¿por qué tuviste que ordenarlo justo igual a Levi?"

"¿No fuiste tú quien me aconsejó que buscara un poco de compañía?"

"Pero hablaba de una persona real, Erwin, no de una muñeca y mucho menos de una que tuviera la misma cara de Levi"

"Y por eso mismo, él es la mejor compañía que puedo tener"

Después de esbozar una sonrisa triste, Hanji comentó:

"Entiendo que lo extrañes, pero creo que te vendría bien hablar de esto con algún profesional, ha pasado mucho tiempo y sigues aferrándote a su recuerdo de una manera que no es sana, Erwin; incluso, te has vuelto adicto al trabajo con tal de no tener tiempo para ninguna relación" 

"Yo no quiero otra relación y mucho menos deseo que alguien me de terapias para olvidarlo, quiero tenerlo siempre presente en mi memoria y creo que esta es una buena forma de hacerlo"

Hanji respiró profundo y se permitió un instante para reflexionar en lo que le estaba haciendo a su amigo. Erwin le estaba mostrado lo mucho que confiaba en ella al abrirse después de tanto tiempo y hablarle de sus sentimientos. Debía alegrarse por él y por la ilusión que de pronto había visto brillar nuevamente en esos ojos tan azules como el cielo, un brillo especial que hace mucho no veía, que había perdido justo cuando Levi se fue. Además, también existían personas adultas que coleccionaban juguetes de acción, qué tan malo podría ser. Sólo esperaba que lo que Erwin sentía por Levi, no empezara a convertirse en obsesión por ese muñeco.

"Discúlpame por hablar de más, no quisiera que mal interpretaras mi preocupación. El pequeñín está hermoso, sus rasgos son sorprendentemente reales, tales como los de una persona viva, justo como los de Levi para ser exactos... por eso temo que tu tristeza se haga más grande cada que lo mires y lo recuerdes"

"Considero que será todo lo contrario Hanji, verlo me hará muy feliz"

Dejando el tema de lado, Erwin se sentó en el comedor y Levi ocupó la silla a su derecha, obediente e inmóvil como le había pedido. Pues, lo que le había dicho su amiga, le confirmó que no sería apropiado darle más sorpresas, al menos no ese mismo día. 

Cuando terminó de cenar, agradeció a sus amigos por acordarse de él y mientras limpiaba la mesa, tuvo que disimular lo mejor que pudo cada vez que había pillado a Levi, intentando tomar las cosas para ayudarle a recoger todo. La de lentes que poco había alcanzado a ver desde la sala, se mostró bastante preocupada por la extraña interacción del rubio con el muñeco, a quien parecía reprender en silencio. Esperaba que su salud mental no terminara siendo verdaderamente afectada.

Cuando Hanji finalmente se retiró, Erwin colocó a Levi en el descansabrazos de su reposet, cerca de la chimenea y del árbol de Navidad. Le trajo un cupcake con una velita encendida encima y se sentó a su lado.

"¡Feliz cumpleaños, Levi!"

Pero el muñeco no se movió ni un ápice mientras la velita se consumía.

Respirando hondamente, el hombre rubio sopló la pequeña vela y dejó caer sus hombros.

"Hanji tiene razón, contigo terminaré por enloquecer"

Le dijo al muñeco mientras comenzaba a bajar la palma de su mano lentamente con el postre.

"En mi opinión, ella luce más loca que tú"

Erwin sonrió ampliamente cuando Levi le habló y sostuvo con sus pequeñas y frágiles manos el cupcake como si de un verdadero pastel se tratase. El rubio acercó el postre a los labios de Levi, pero él no hizo ni un intento por comerlo, después de todo era un muñeco ahora y no necesitaba de alimento alguno. Sonriendo amargamente, Erwin retiró el postre de las manos de Levi, las cosas no iban a ser lo mismo, pero no podía quejarse, había tenido el mejor de los regalos ese día, uno que le había traído la felicidad que no sentía desde hace algunos años. A pesar de la baja temperatura, un calor muy grande se albergó en su pecho. Tomó su frazada y arropando sus cuerpos, recargó a Levi en su brazo para mirar juntos una hermosa y blanca Navidad, y fue así como desde la amplia ventana de la sala, en silencio contemplaron la espesa nieve que caía y cubría por completo la ciudad.

Pero... mientras los días pasaban, lastimosamente, Erwin pudo hacerse más consciente de la nueva condición de Levi, se dio cuenta de que no recordaba más que: conocerle. Incluso, algunas cosas y conceptos parecían nuevos y de difícil comprensión, como si al alejarse su alma de este mundo, su memoria se hubiese deteriorado. No mostraba sentimientos ni emociones, sólo una tremenda admiración por aquellas cosas brillantes que veía en el cielo. Recordando con nostalgia cómo es que una noche se lo había robado a la señora Kutchel para llevarlo a ver las estrellas, le comentó:

"Apenas pueda, conduciré el auto hacia las afueras de la ciudad y te llevaré a observar el cielo en la oscuridad, Levi. Con tantas luces, resulta muy difícil ver las estrellas desde aquí" 

"Esas cosas, ¿son estrellas?"

Acostumbrado a sentarse sobre unos libros ubicados cerca de la ventana, mientras Erwin trabajaba en su ordenador por largas horas, Levi siempre le esperaba con paciencia, nunca le interrumpía y sólo hablaba cuando Erwin lo solicitaba. Aunque por ratos, su vista se apartaba del cielo para estudiar cada centímetro de su atractivo rostro: el movimiento de sus párpados, su respiración pausada, su mentón descansando sobre sus nudillos mientras pensaba e incluso sus tupidas cejas, todo; todo gesto o postura de ese hombre era digno de admirar.

Debía aprovechar cada minuto que estuviese con él, ya que a Erwin los días le resultaban demasiado cortos, con muchas responsabilidades y poco tiempo de descanso, llegaba apurado y preocupado por haberle dejado todo el día solo. Levi únicamente podía distraerse con la limpieza de la habitación cuando el rubio no estaba. Y a pesar de que Erwin lo encerraba con llave, cada vez que lo dejaba, temía que saliera, que los de mantenimiento lo descubrieran o que pudiera pasarle algo malo. Sí, Erwin comenzó a sentirse paranoico y la gota que derramó el vaso fue el día que llegó y lo encontró a punto de ponerse un líquido corrosivo en el rostro con un cotonete. 

"¡Levi, NO!"

A tiempo el rubio había abierto la puerta del baño y a prisa avanzó hasta él para quitarle el cotonete que tenía en las manos y que recién remojara en el líquido.

"¿Por qué ibas a hacer tal cosa?"

"Eso quita muy bien las manchas en las baldosas, pensé que también podría quitarme la suciedad que tengo debajo de los ojos, ya lo intenté con agua y no sale"

Consternado porque hubiese entrado en contacto con aquel químico, Erwin puso las pálidas manitas de Levi bajo el chorro de agua y comenzó a explicarle mientras se las secaba.

"Esta sustancia pudo haber causado un daño irreversible, las baldosas están hechas de un material muy resistente pero en cambio tú..."

"¿Acaso vas a decir que soy débil, Erwin? Porque lo odiaría, demonios, en verdad odiaría que me dijeras eso"

Un recuerdo asaltó la memoria de Erwin tras las palabras del pequeño. Levi acostado en una cama frunciendo el ceño, tensando la mandíbula, apretando las sábanas, experimentando mucho dolor y soportando más que cualquier persona hubiese podido, aferrándose a la vida, aferrándose a permanecer junto a él.

"Y ahora ¿qué mierda te pasa?"

Al escuchar sus peculiares palabras, Erwin respiró hondo un par de veces para tranquilizarse y luego llevó a Levi frente al espejo mientras besaba con ternura su cabecita.

"No eres débil Levi, para mí siempre serás el más fuerte humano y escúchame bien, tú no estás sucio, tú eres así y es así justo como te quiero, no vuelvas a intentar cambiar nada en ti, por favor, quiero que me lo prometas"

Levi se miró al espejo y a través de su reflejo asintió ante Erwin, aunque parecía no entender el porqué de la reprimenda.

"Sólo quería verme más limpio"

El temor, uno bien hondo y profundo invadió a Erwin y terminó por quitarle el sueño. La inocencia de Levi, podría ser muy peligrosa, incluso, para él mismo. Giró los ojos hacia su delgada figura, que incapaz de dormir también y demasiado renuente a permanecer en su caja, pasaba todas las noches sentado a su lado, velando su sueño y desactivando adrede el ruidoso aparato que osaba interrumpir el apacible descanso del rubio. Menos mal que tras llegar tarde un par de veces al trabajo, Erwin ya tomaba sus precauciones y programaba, además de su teléfono, la alarma de su reloj y la de la radio.

"Hay algo que quiero preguntarte, Erwin"

Dijo al notar que el rubio a pesar de haberse acostado desde hace mucho no conseguía cerrar los ojos. 

"Hace un rato me llamaste humano, pero yo no luzco exactamente como tú, no puedo dormir ni comer, aunque me parezca a una persona, soy mucho más pequeño y mi piel no es igual a la tuya. También he notado que no soy como los otros objetos que tienes, aunque trabajan y hacen cosas, ninguno habla y se mueve como lo hago yo, ¿podrías decirme qué es exactamente lo que soy, Erwin?"

Perfectamente consciente de lo difícil que era darle una respuesta, el rubio acarició su rostro con la parte posterior de su índice y le sonrió comprensivo.

"Tú eres lo más importante que hay en mi vida, Levi"

"Tsk, esa no es una respuesta"

Frustrado el muñequito se cruzó de brazos, y aunque parecía más cabreado de lo normal, Erwin fue capaz de notar un leve sonrojo en su pálido rostro.

"Por supuesto que sí, ¿sólo tienes qué recordar por qué lo eres? Cuando lo consigas, obtendrás la respuesta a todas tus inquietudes"

Y aunque al rubio le pareció que el pequeño intentó concentrarse en recordar, sólo le vio negar con la cabeza algo decepcionado, nunca soportó ver a Levi tan triste.

"No te preocupes, creo que con el tiempo lograrás que tu memoria vuelva paulatinamente; viendo otras cosas, frecuentando lugares conocidos"

Y ya con una decisión tomada, al siguiente día, Erwin le compró un traje más apropiado para sacarlo y llevarlo a todos lados e incluso al trabajo. El resultado le fascinó. Levi lucía sumamente guapo y elegante.

"Te queda muy bien"

Pero Levi no se percató de aquella mirada llena de amor que le brindaba el rubio, pues se sentía algo incómodo con un detalle del traje.

"El saco es grande"

"Lo lamento, es el único que había. Pero lo regresaré para que te lo ajusten y... el día que lo estrenes, ¿te parecería tener una cita bajo las estrellas?"

"¿Una cita?"

"Sí, una cita es algo importante, qué mejor ocasión para que lo estrenes, incluso yo me pondré el mejor que tengo"

Tras enseñarle el traje que se pondría para tal ocasión, Erwin volvió a ponerle el uniforme militar a Levi. Luego, tomó un abrigo grande y caliente para meterlo con cuidado en una de las bolsas interiores y le pidió no hablar ni moverse para no causarle problemas. Era la primera vez que Levi saldría fuera del apartamento.

Aferrándose con fuerza a la camisa de Erwin, Levi se acomodó su rostro sobre el pecho de Erwin y entreteniéndose con aquel particular sonido que emanaba de él, esperó a oscuras y con paciencia durante el largo viaje, hasta que Erwin abrió su abrigo nuevamente y le indicó que saliera.

"¿Dónde estamos Erwin?" 

"Hemos llegado a mi oficina, Levi. Aquí no hay cámaras así que podemos hablar en privado. ¡Mira! En este amplio cajón te dejaré cuando no pueda llevarte a algún lugar"

"Está horriblemente oscuro y lleno de polvo"

Dijo Levi al mirar aquel lugar con desdén. A lo que el ejecutivo le respondió que la oscuridad era buena para su piel, recordándole que no debía exponerse mucho al Sol, además de recalcarle que se sentiría más seguro dejándolo ahí que en cualquier otro sitio.

Mas Levi siguió acompañando a Erwin al trabajo y a todos lados, el rubio sentía pena de dejarlo a pesar de que el muñeco había terminado por aceptar quedarse ahí. Evitando quitarse el abrigo a donde fuera, Erwin recorría los pasillos y las oficinas. Los demás no tardaron en notarlo y los rumores sobre eso no se hicieron esperar. Erwin era demasiado competente, todo lo que planeaba, todo lo que decía, se reflejaba de manera positiva en el rumbo que tomaba la empresa, de manera que los celos profesionales estaban tan a flor de piel que toda la gente tras su puesto no dejó pasar aquellas extrañas actitudes por esconder su cuerpo; Erwin siempre había sido un gran ejemplo de elegancia y pulcritud, para que ahora no estuviese presentable en las junta. Además de eso, varias veces había sido visto hablando sólo o haciendo movimientos extraños, precisamente ante sus abrigos y largas gabardinas, negándose a dejarlos, incluso cuando el invierno ya se había quedado atrás. 

Los rumores no tardaron en llegar a los oídos de Hanji Zoe, quien tras haber escuchado a unas cuantas personas y de darse cuenta que el puesto de su amigo estaba en riesgo, después de tanto trabajar y luchar por él, preocupada por su inestable cordura, lo abordó de pronto al encontrárselo en uno de los pasillos.

"Erwin, ¿Podrían quitarte el abrigo?"

Esbozando una sonrisa, Erwin se dio la vuelta y hacia ella avanzó. 

"Disculpa Hanji, pero hay cámaras por doquier. Si hago eso muchas cosas podrían mal interpretarse"

Y dirigiendo la mirada hacia la mano que su amigo traía en el pecho, Hanji alcanzó a ver una pequeña y pálida manita aferrada a sus grandes dedos.

"Lo sabía, lo llevas contigo a todas partes. Erwin, te advertí que esto podría llegar a pasar"

"Hanji, entiendo lo mal que esto parece pero no tengo otra opción, necesito vigilarlo, él podría hacerse daño sin darse cuenta, él..."

"Erwin sólo escúchate, hablas como si ese muñeco fuera una persona"

"Él es una persona, él es Levi... y cumplió su promesa, encontró la forma de volver a mí y yo tengo que hacer todo lo posible por protegerlo ahora"

"¡Erwin...!" 

Abrazándose a sí mismo con cuidado de no ejercer demasiada fuerza sobre el delgado muñeco, Erwin continuó explicando.

"No hace falta que me creas... entiendo que suena descabellado. Sólo te pido que intentes no pensar como todos los demás, esto no es una locura mía y tampoco interferirá en mi trabajo"

Hanji se llevó las manos a la cintura y desvió la mirada, negó un par de veces hasta que volvió a confrontarlo.

"Erwin, tienes que deshacerte de él, por tu propio bien ¡hazlo!, lo más pronto posible"

Y sin más, ella se retiró.

"Esa cuatro ojos de mierda, me odia, no me quiere a tu lado, Erwin"

"Ella no te odia, sólo está preocupada por mí. No es normal que una persona de mi edad juegue con una muñeca y más raro es que no seas la imagen de una chica. Ella sabe, que toda la junta directiva está compuesta de viejos prejuiciosos y si me descubren llevándote a todos lados, creerán que enloquecí y no sólo podrían destituirme del puesto, sino hasta correrme de la empresa"

Ante la aflicción que notó en el atractivo ejecutivo, Levi salió solito del abrigo y despacio se metió al cajón, pero en cuanto lo hizo se encontró con un portarretrato empolvado y al limpiarlo con su manga, la imagen que vio le resultó demasiado familiar. Tocando sus propias ojeras, las comparó con las del muchacho en la fotografía y al notar lo mucho que se parecía a él, la llevó ante el rubio.

"Esa loca y tú siempre hablan de alguien más en mi presencia, ¿se trata de esta persona que está contigo?"

Erwin miró la foto con nostalgia, Levi lucía muy delgado, el área debajo de sus ojos era demasiado oscura; recordó que en los últimos días se negaba a dormir, por temor a no volver a despertar. Los tristes ojos de Levi y el mensaje escrito en la foto llenaron su cuerpo de un gran sentimiento de impotencia, "Siempre juntos"

Tragó grueso y apretó los puños mientras miraba al muñeco con los rasgos de Levi, no podría soportar volver a perderlo.

Levi se puso de pie y trepó hasta acomodarse en su regazo, entendiendo que Erwin estaba listo para revelarle algunas cosas.

"Esta persona que está aquí eres tú. Prometimos compartir nuestra vida apenas te recuperaras, pero la enfermedad que tenías nunca cedió y justo en la etapa final, prometiste que a pesar de lo que pasara estaríamos siempre juntos, aunque tuvieras que volver del mismo infierno o arrastrarme a él"

"Entonces ¿es de ahí de donde vengo?"

Esbozando una sonrisa, Erwin se relajó. Era increíble como siempre conseguía arrebatarle una cálida sonrisa.

"Posiblemente"

Mirando por unos segundos la fotografía, en la cual ambos estaban abrazados, Levi comentó:

"Me mirabas como estúpido, estar enfermo no debió haber sido tan malo entonces"

Levi se puso de pie y escaló un poco para poder sentarse en el escritorio, justo frente a Erwin.

"Desea algo dijiste y entrega tu corazón a ello"

"¡Levi... lo recordaste!"

Ante la emoción de Erwin, Levi asintió, justo cuando una lágrima rodaba por la mejilla de Erwin,  sintiendo un impulso, se acercó a tomar de su mejilla aquella gota de agua que caía. Pero, por más triste que se sintiera, él no podía llorar, no podía hacerlo, su pequeño cuerpo no estaba diseñado para hacerlo. Se acercó una vez más al rostro de Erwin y unió sus labios a los suyos; tal y como había observado que lo hacían algunas parejas desde la ventana del apartamento; donde por varias horas, había estado espiado a las personas que transitaban afuera.

Erwin se sintió dichoso cuando Levi se sujetó a su cuello y le besó. Recordando lo mucho que había batallado antes por una pequeña muestra de afecto de su parte, sonrió ampliamente; luego, cubrió el delgado y frágil cuerpo de su muñeco bajo su abrigo, decidido a irse temprano a casa. Mas un aviso inesperado de su secretaria impidió que se marchara. Levi de inmediato se metió al cajón, entendiendo que hacía lo mejor para Erwin.

"Sé que no te gusta porque es oscuro y no puedes ver el hermoso cielo, pero te prometo no tardar, espérame con paciencia. Zackly suele hacerme este tipo de peticiones cuando la jornada laboral ya se ha terminado o en los días libres. Antes, no me disgustaba atender a los clientes sino todo lo contrario, me ofrecía de voluntario... pero eso pronto cambiará. Ahora tengo una razón de peso para volver temprano a casa."

Levi obedeció y se sentó en el fondo del cajón mientras abrazaba sus piernas. En medio de un suspiro resignado, Erwin sintió mucha pena al verlo hacerse un ovillito conforme iba cerrando el cajón.

Pero Berthold y Reiner, asistentes de Zeke, irrumpieron en la oficina cuando ni Erwin ni su secretaria se encontraba, en busca de algo importante; algún secreto que pudieran usar en contra del rubio. Con la esperanza de boicotear su trabajo para demostrarle de una vez por todas a Zackly la incompetividad de Erwin en el puesto que su jefe perseguía. Como era de suponerse, el cajón fue el primer lugar pensado para buscar. Desbloquearon la cerradura con ayuda de un aparato electrónico, pero al abrirse el cajón, antes de que pudieran tomar cualquier cosa, Levi les saltó encima, atacándolos y llenándolos de terror al intentar proteger las cosas de Erwin. El par de jóvenes pudo deshacerse de él por unos instantes pero pronto vieron al muñeco dirigirse a gran velocidad hacia ellos. Levi saltó sobre los muebles y logró atacar el cuello de Reiner con su espada, pero Berthold lo golpeó con una dura lámpara para quitárselo de encima, entonces Levi cayó al suelo y se rompió.

Asustados, los asistentes huyeron despavoridos de la oficina.

Es indescriptible el dolor que Erwin sintió cuando volvió y encontró a Levi hecho pedazos en el piso. Desesperado, buscó por todas partes las piezas rotas de Levi y se encerró en su oficina toda la noche, intentando repararlo. Pegó las piezas con mucho cuidado, pero lamentablemente su carita había quedado muy marcada, se dañó la articulación de una de sus rodillas y perdió un par de dedos de su mano derecha. Tras mucho buscar, encontró uno solo de sus dedos y se lo pegó; pero como no estaba completo, aunque le hablaba, él no le respondía. La depresión de Erwin se hizo evidente al no conseguir traer a Levi de nuevo a la vida. 

"Tu secretaria dice que has cancelado todos tus compromisos de la semana y el velador dice que pasaste aquí toda la noche, qué te pasa, Erwin"

"Anoche, unas personas forzaron el cajón de mi escritorio y rompieron a Levi"

"¡Cielos, Erwin! ¿Te robaron algo?, ¿avisaste a los de seguridad?"

"No me importa si se llevaron algo o no. Lo único que me importa es que desde eso, no encuentro el índice derecho de Levi y necesito encontrarlo con urgencia para traerle de nuevo a la vida"

"Erwin, basta, no... no sigas hablando de esa manera... ese muñeco no es Levi, déjalo ir, déjalo descansar, no te aferres como en el pasado"

"Como... ¿en el pasado?"

Y finalmente exasperada, Hanji le terminó confesando.

"¡Levi también era mi amigo y fue muy difícil verlo sufrir por intentar permanecer a tu lado cuando ya no le quedaban más fuerzas!"

Tras el golpear el escritorio de Erwin, los acuosos ojos de Hanji brillaron a través de sus anteojos, mientras le miraba con fijeza. 

Como si al fin cayera en cuenta de lo que le había hecho a Levi y sintiendo todo el peso de la culpa sobre sus hombros, Erwin desvió la mirada y se permitió hacer una reflexión ¿Sería que al querer darle esperanzas a Levi, una razón para luchar contra su enfermedad y seguir adelante, había sido tan egoísta a costa de su sufrimiento?

"Perdóname Hanji"

La mujer se llevó una mano a la frente y ya más calmada tomó asiento frente al escritorio de su amigo.

"No, perdóname tú a mí. Hablé sin pensar. Es verdad que Levi sufrió por más tiempo tratando de aferrarse a la vida, pero... esos eran los deseos de su corazón: permanecer a tu lado por más tiempo, y quién soy yo para opinar sobre esa decisión. Sin embargo, ahora te pido que por esos maravillosos momentos que vivieron juntos... Erwin, para toda esta locura del muñeco aquí mismo, no quiero perder a otro amigo, por favor"

Tras un gran abrazo reconciliador de los amigos, Hanji se marchó y Erwin sacó a Levi del cajón para guardarlo de nuevo bajo su abrigo. Al llegar a casa, le puso el trajecito negro que le ajustaron y nunca pudo estrenar y lo acomodó con cuidado dentro de su estuche. Mirando su carita cuarteada, se le hizó un enorme nudo en la garganta y un sentimiento horrible de venganza se albergó en todo su ser.

La mañana siguiente, llegó bastante temprano, y por primera vez después de mucho tiempo, sin Levi escondido bajo su gabardina. Todavía con esperanza, lo primero que hizo fue ir a buscar a los de mantenimiento para ver si las indicaciones estrictas de que toda pieza encontrada en el piso, por más pequeña que fuese, se le entregara, fueron cumplidas. Mas cuando se dio vuelta, por uno de los pasillos escuchó los susurros, de un par de asistentes que hablaban incoherencias sobre un muñeco infernal que rondaba en su oficina.

Sacando conjeturas, dedujo que había sido Zeke Yeager el responsable de lo que le pasó a Levi. No había sido nada difícil en realidad él tenía todas las razones del mundo para hacerle quedar mal ante su jefe, había estado detrás de su puesto desde hace mucho y esos eran sus asistentes, Reiner y Berthold. Furioso, Erwin irrumpió en la oficina de Zeke y empezó a golpearlo sin control.

"Detente Erwin, ¿te has vuelto loco?"

"Eres un estúpido Zeke, en estos días iba a renunciar a mi puesto, sólo tenías que tener paciencia, en vez de hacerle eso a Levi"

"Entonces es verdad, Smith, los chicos no mintieron, lo que has estado escondiendo y llevando de aquí para allá es un pequeño demonio"

E incrementando su furia con aquellas palabras, Erwin intensificó la rudeza de sus golpes. Tan fuertes eran los impactos de aquel poderoso brazo, que Zeke sintió que el rubio lo mataría ahí mismo e inesperadamente ubicó el arma que guardaba en su escritorio y terminó disparándole a Erwin en el abdomen.

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Hanji encontró las llaves del departamento de Erwin en su oficina y antes de marcharse, con congoja dio una última mirada para grabarse cómo es que esta lucía, mas algo llamó su atención; sobre el escritorio, había una bolsita sellada con algunas piezas pequeñas. Teniendo la bolsita entre las manos pudo reconocer una de ellas, sonrió amargamente.

Tras usar las llaves para entrar al departamento y la habitación de su amigo, tomó los documentos personales de Erwin para los trámites necesarios. Con cuidado, también tomó la caja de Levi y lo sacó de ella. Notando con tristeza las fisuras en su carita, sacó la pieza de la pequeña bolsa encontrada sobre el escritorio de Erwin y la colocó en la mano de Levi, comprobando así que del dedo que faltaba se trataba; usó cuidadosamente un pegamento de uñas para adherir la pieza y sopló hasta que ésta se secó.

Cuando Levi recuperó la conciencia, la mujer de las gafas terminaba de cerrar la cremallera de la bolsa que contenía el traje de Erwin, el mejor.

"¡Cuatro ojos de mierda! ¿A dónde llevas ese traje?"

Quiso gritarle que Erwin no podría hallarlo cuando tuvieran su cita, pero algo pasaba con sus labios, pues de su boca no podía salir sonido alguno. Viéndose impotente ante una situación que lejos estaba de poder cambiar, se metió como pudo en la bolsa de Hanji, intentando rastrear el camino del traje que la muy sinvergüenza se estaba robando.

Hanji notó más pesada su bolsa de lo normal y al mirar el interior descubrió al muñeco. No recordaba haberlo metido ahí e iba a sacarlo pero un nuevo impulso le hizo detenerse al pensar que a su amigo le hubiese gustado tenerle cerca. Entonces, Hanji salió del apartamento con Levi en el bolso y el traje de Erwin en sus brazos.

Levi había estado esperando pacientemente porque esa mujer al fin terminara de moverse, pero al parecer había tenido un día bastante agitado y no pudiendo soportarlo más había tenido que escapar del bolso ladeándolo hasta hacerle caer. Por suerte, el mismo bolso había amortiguado su caída, evitando así que se volviera a romper.

Era un lugar raro, con mucha gente, por más que se escondiera temía que terminaran descubriéndolo y meter a Erwin en problemas era lo que menos quería. Así que se quedó quieto por un tiempo, escondido entre unos enormes arreglos florales, escuchando chismes, de un tal Zeke que había hecho algo muy malo y de negocios en los que opinaba la gente de la sala que Erwin era el mejor. Sí bueno, eso él ya lo sabía, era sorprendente el desempeño del rubio cuando lo acompañaba al trabajo. 

Las horas pasaban y Levi no veía la hora de que toda esa gente extraña, vestidos como cuervos negros para tomar café, se marcharan.

Hasta que la mayoría así lo hizo. Tan sólo una pareja permaneció un poco más acompañando a esa mujer con lentes de fondo de botella. Un extraño hombre que todo olfateaba y una mujer bella, pero aflijida. 

Para la madrugada, Hanji ya se había quedado sola y empezaba a dormitar en su silla cuando Levi salió de su escondite y comenzó a moverse con el suficiente sigilo.

Después de mirar lo desalineada que esa mujer estaba, echó un vistazo a la sala, "¿Dónde ocultaste el traje, asquerosa cuatro ojos?". Y al encontrarse con una enorme caja del tamaño de un ropero, es ahí donde decidió empezar a buscar.

Hubiera sido más sencillo escalar si aún trajera puesto el uniforme de soldado, los artefactos que venían con el atuendo le hubieran resultado de gran utilidad y no hubiese tenido que empolvarse el elegante traje que debía lucir en la cita, porque si Erwin le había cambiado de ropa era porque esperaba que salieran esa misma noche y no quería perder el tiempo, tenía que darse prisa. A como pudo, el pequeño muñeco se aferró a las bases de hierro para escalarlas y por fin echar un vistazo al interior de la metálica caja de color acero. 

Cuando al fin logró asomarse, se quedó contrariado contemplando con sus adormilados ojos lo que había en el interior.

"¡Hey Erwin! ¿Así que fuiste tú quien mando a esa mujer a buscar el traje?"

Tras terminar de admirar lo elegante que era el traje y lo bien que se veía el rubio impecablemente peinado, se puso de puntillas e hizo lo posible por impulsarse para subir, hasta conseguir entrar a la caja. 

"Fue malditamente difícil escalar con una mano rota, espero que no me hayas hecho subir en vano. ¡Anda! ¡Levántate! Todavía me debes una cita"

Sin embargo, los ojos de Erwin no se abrieron y la rigidez en su cuerpo le indicó a Levi lo cansado que estaba como para ponerse de pie por su cuenta.

"Tsk! ¿Por qué has venido a dormir dentro de esta caja? Has hecho una pésima elección. En este lugar hay mucha gente ruidosa que no te dejará descansar. Si dormir es lo que quieres, mejor vayamos a casa"

Hizo a un lado la blanca rosa que tenía en las manos Erwin y tiró de ellas para ayudarlo a levantarse. Y aunque puso todas sus fuerzas, no una sino varias veces, no pudo conseguir que el hombre se levantara. Miró la parte donde estaban las piernas de Erwin cubiertas por la otra parte de la caja y lo entendió.

"Ya veo, eso te tiene atrapado"

En un último intento por ayudarle a salir, Levi se puso de pie dentro de la caja, a un costado de Erwin y trató de levantar el resto de la tapa, pero su rodilla averiada le falló, no soportó el peso y la tapa volvió a caer.

Resignado, apoyó la diestra sobre las manos que mantenía unidas sobre su pecho, Erwin.

"Lo siento Erwin, no puedo liberarte, me encuentro falto de fuerzas y algo roto ahora. He estado tratando de recordar lo que ocurrió desde ayer, pero no he podido hacerlo ¿Tú sabes por qué me rompí?"

Hanji había despertado con el ruido que hizo la tapa de la caja al caer y aunque lo estuviese presenciando todo, no podía creerlo. Incluso, dudó que ya estuviese despierta. 

Entre tanto, el muñeco subió sobre el cuerpo que estaba en la caja y a gatas avanzó hasta los resecos labios de Erwin para delinearlos con sus pálidas y rígidas manitas.

"Ya abre los ojos Erwin y dime algo, maldita sea, cualquier cosa" 

Hanji cubrió su boca e hizo un enorme esfuerzo para llorar en silencio mientras el pequeño esperaba pacientemente por una respuesta. No estaba asustada y tampoco quería asustar a Levi. Todo lo que había pasado con Erwin, al fin había cobrado sentido, Hanji fue testigo de lo mucho que ellos se amaron antes, ella fue testigo de aquella promesa que le hizo Levi; su alma nunca descansaría hasta que pudiera volver a reunirse con la de Erwin. Su amigo no estaba enloqueciendo, su amigo siempre estuvo diciéndole la verdad, el alma de Levi había reencarnado en ese muñeco.

"Has de estar muy cansado para no poder despertar, incluso, el sonido en tu pecho se ha ido y es extraño, pero estoy empezado a sentirme fatigado también"

Después de que el muñeco escapara de su campo de visión, hubo un gran silencio, hasta que Hanji se atrevió a levantarse de su silla y avanzar lentamente hacia el ataúd. Al asomarse, contempló que en lugar de la rosa, era a Levi a quien Erwin tenía bajo las manos ahora, durmiendo pacíficamente, con la carita sobre su amplio pecho. 

Hanji acarició con ternura la pequeña cabeza y espalda del muñeco, notando los ojitos, que alguna vez creyera fijos, completamente cerrados.

Sonriendo resignadamente ante la conmovedora escena del hombre que abrazaba a su muñeco en su lecho de muerte, Hanji cerró el ataúd para evitar futuras críticas de quienes asistirían a la sepultura y evitó que lo volvieran a abrir.

 

Notas finales:

Gracias por leer y comentar!


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