Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Solo eso queda por Bill Dean

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Buenas madrugadas, este es un capitulo único escrito a la primera y sin correcciones así que si hay demasiadas faltas es por eso. 

Si lo leen espero sea de su agrado, aunque la verdad es que es el final de una temática inconclusa y quería sentir que terminó, además de que en el pasado me quedé con ganas de un suicidio en otra temática. 

El contexto es: Uruha es un prostituto que le pertenece pues a una persona que es su dueño quien lo obligaba a venderse cada noche, Kai es un abogado; de algún modo se conocen, se obsesionan el uno con el otro, pero ninguno es feliz en su mundo, se puede decir que era el inicio de un amor tóxico, pero Kai decide poner distancia así que el último pilar en la vida de Uruha desaparece. 

Por otro lado Kai jamás le dejó decir su verdadero nombre, por eso feliz al decirlo. 

Ya... es todo, espero no esté tan mal y que se agradable. 

Los quiero muchito. 

[Sólo eso queda]

 

George Eastman se suicidó

 “A mis amigos:

Mi trabajo está hecho.

¿Por qué esperar?

GE.”

He estado pensando un largo tiempo, por largos minutos, horas, días, semanas, meses, años y siempre quise luchar por mi libertad, por vivir y jamás rendirme en medio de esta “tormenta” que es mi vida; por esos pequeños momentos felices, por los que vendrían quería luchar, pero todo fue pasajero, siempre estuve solo y no hay nada más de que sostenerme ni siquiera por amar a alguien, me duele pensar que fue una obsesión porque en verdad siento que lo amo.

Sólo quiero parar de llorar, de pensar, sentir, de no llorar, de no sentir, de esperar… estoy cansado.

Nosotros nunca fuimos, nunca seremos; nosotros mentimos, no, yo me mentí al asegurar en mi mente que le atraía, que vendría por mí, que sería mi salvador… no esperaba que me sacara de aquí, sólo quería verle, sentir cariño de su parte ¿por qué? Jamás demostró nada por mí, pero yo me aferré a él.

Y tú estás demasiado lejos…

Kai tú estás demasiado lejos.  

Jamás vi tu rostro triste, sonriente de verdad, pero sentía tu mirada comerme, la posesión me hizo sentir bien ¿qué tan enfermo estoy? Prometí no decir tu nombre, no hablarte de tú, pero fuiste el único que me escuchó en medio de esta porquería así que ¿quién más leería esto? Aunque dudo que si quiera llegue a tus manos.

En  mi vida sólo fuiste el último rayo de luz que me dio esperanza y eso es demasiado cruel, porque en todo este desastre no tienes culpa alguna.

Quería que esta “carta” fuera concisa, porque a nadie le importaría lo que un chapero como yo tenga que decir, tampoco tengo a nadie a quien explicarle mi decisión.

Jamás fui libre aparte de mis pocos años de infancia, sólo recuerdo acercarme a la persona que no me dejó volver con mi familia, después de eso todo fue oscuro, doloroso e insoportable.

Viviendo de la esperanza de volver a ver a mi madre hasta que esta ilusión murió, después viví por escapar y conocer de verdad el mundo, que nunca nadie más tocara mi cuerpo porque era asqueroso, que jamás sintiera su repugnante boca sobre la mía, jamás volver a recibir un golpe y todo se fue al carajo porque nadie se apiadaba de mí, pero me negaba a morir.

Recuerdo no confiar en nadie hasta que Yuu apareció, con su dulce sonrisa y sus cálidos besos, no quería nada de mí aparte de tomar buenas fotos pagando dinero sólo por eso, estúpido ¿no?, incluso si lo es conocí la ternura, el amor, compasión, y lo bonito de las caricias, los besos y las miradas. Por lo que él me enseñó me atreví a seguir luchando, a buscar una manera de ganarme mi libertad.

 

Estoy atado con una cadena invisible a este frío lugar, mi cuerpo duele, en dónde se supone que almaceno mis sentimientos se siente vacío y no puedo hacer nada, si pienso en Kai no sirve siempre, si pienso en Yuu no sirve porque sé que ya no puedo aferrarme a ellos, he esperado por él, porque vuelva a pedirme y no lo ha hecho. Estoy solo.

No tengo un motivo para levantarme de verdad, ni siquiera tengo fuerzas para cubrirme cuando ese viejo que tengo de dueño me mete un golpe, estoy cansado y las mañanas son eternas mientras intento poner un pie fuera de la cama.

Veo mis ojos en el espejo y están tan muertos aun si sonrío.

Ya no quiero vivir, esa es la respuesta.

Ya no quiere vivir estoy cansado.

En esta vida que me tocó solo queda esperar a que mi cuerpo no sea apetecible y me desechen, a que un día simplemente alguien se le pase la fuerza y muera en medio de ser follado.

Solo eso queda.

Ya no quiero vivir, estoy cansado.

Entonces ¿para qué esperar?

Ya no quiero vivir, estoy cansado.

 

Aferrado a su almohada miró unos largos minutos esa tarde las delgadas navajas para cutter que consiguió en alguna papelería, no tenía miedo simplemente las miraba y recordó esa sonrisa de lindos hoyuelos que una vez le dio Yutaka, las cálidas palabras que le ragaló la primera vez que lo vio, la vieja canción que cantaba en aquella esquina ignorado por todos, recordó posar para una cámara, recordó la risa de Yuu y recordó la Yutaka de su madre.

Sobre el mueble pequeño a un lado de la cama se encontraban un par de hojas dobladas en tres, con rayones y manchas tras haber llorado y cansarse de llorar.

—     Si algo voy a extrañar es tu sonrisa — murmuró con los ojos cerrados recordando una vez más sus suaves hoyuelos.— Yutaka, tu nombre es hermoso — la voz le salió suave y feliz. 

Decir su nombre de verdad se sentía bien, Yutaka, podía repetir Yutaka mil veces aquel joven y sentía que era libre por romper esa decreto impuesto, se sentía rebelde, sentía que estaba más cerca de Kai. 

— Yutaka — repitió sonriendo otro poco. 

Sonrió si ganas al recordar cuando el abogado le invitó aquel café en su departamento, cuando le dio aquella cita que no fue del todo bien y recordó como su pecho se encogió al ver que la vida de Kai no era color de rosas, pero él no era quien para ayudarlo mucho menos cuando lo quería lejos.

 

Por algún motivo quería recordar todo eso que resultó valioso en su vida, sobre todo esa sonrisa que vio una sola vez y nunca más sucedió de nuevo. Llevaba un largo tiempo sin sentir una verdadera emoción, sin salir de ese círculo de desesperación en el que no había salida, estaba tan cansado.

Aunque no mintió en aquel último mensaje que le mandó al abogado esa tarde, tratando de sonar divertido.

“Espero encuentres alguien que te haga sonreír tan bonito como una vez lo vi, gracias por haberme hablado aquella noche.

He logrado mi libertad, iré a un buen lugar… tal vez encuentre a mi familia así que no volveré a buscarte, eh. Te has librado de mí.

Adiós, con cariño, Kou.  “

De esa manera sintió que de verdad lo dejó ir, incluso si a Yutaka no le importaba debía hacerle saber que importó en su vida, incluso cuando aquella carta la escribió como si hablara con Kai el sabía que jamás se enteraría.

 A Yuu por su parte le mandó un pequeño obsequio a la agencia donde trabajaba, una foto de la primera vez que Kouyou tomó un smoothie de mango, ambos salían en ella sonriendo, fue la primera y última vez que salieron, fue descubierto casi de inmediato, acompañado de una vieja cámara que alguna vez escuchó decirle que quería, pero que se sentía demasiado pretencioso para comprársela él mismo con una nota detrás de la foto.

“Por favor conserva este recuerdo, gracias por ser mi amigo, mi acompañante por  poco tiempo, ahora soy libre de verdad y me siento mejor que nunca, te quiero. Kou”

Estaba tan aliviado en ese momento, se sentía mejor de saber que ya no habría un mañana, ni una noche más donde su cuerpo fuera ultrajado, donde doliera su cuerpo, su pecho, ni un día más sintiendo que “estaba muerto en vida”.

Ese día antes de tirarse a la cama cogió la ropa como si fuera un chico normal de 22 años: jeans, camiseta fajada, chamarra de mezclilla. Descalzo caminó hasta su cama, se acostó y se aferró a su almohada mirando aquellas navajas.

No sabía nada de su madre, pero no importó dejó una simple nota.

“De lo poco que recuerdo, que es casi nada, sé que te amé demasiado y siempre esperé encontrarte, mamá. Dónde quiera que estés, espero que seas muy feliz”

Eran las seis de la tarde, en tres horas más debía salir a vender su cuerpo, pero se sentía tan en paz con él que no paraba de recordar y asegurar en su mente que hizo todo lo que tenía que hacer, cuando todo estuvo en orden miró sus muñecas.

Pálidas, delgadas y las venas resaltado aun debajo de la piel, azules y bonitas; los seres humanos eran tan maravillosos y frágiles que por un momento se sorprendió al darse cuenta de lo hermoso que era esa parte de su cuerpo.

Como una obra de arte abstracta eran las muñecas de sus manos, sin sentido, pero hermosas; después de varios minutos de haber rasgado la piel no estuvo seguro de lo que sintió si dolor, ardor o nada, pero de alguna manera se sintió dolor.  Pensó que era agradable incluso si sentía frío, por primera vez se sintió hermoso, como su nombre lo decía, en su lento deceso se sintió bien al sentirse hermoso por el mismo, recordó una última vez la voz de Kai llamarlo así, por Kai se sintió hermoso, pero esa tarde, en medio del abrazador frío y la inminente oscuridad  que lo comenzaba a ahogar, el mismo se sintió hermoso.

Las pálidas muñecas de sus manos eran hermosas con los surcos rojos emanando sangre hasta que no hubo más, en su delirio no paraba de repetirse que sus muñecas eran hermosas.

Cuando el alma escapó de su cuerpo y no quedó ni una gota de vida en él, cuando aún sentía se dio cuenta de que en verdad se sentía en paz, como nunca lo experimentó.

Paz.

Al final de verdad estaba descansando de esa pesada vida y no hizo falta que nadie volteara a verlo, pero agradecía haber hecho esos pocos recuerdos felices.

Incluso si morir dolía, era paz.

Porque no tuvo que esperar más, porque sólo eso quedaba.

Notas finales:

Sí, como dije no quiero editarlo no tiene revisión y sólo quería que quedara así como salió a la primera, espero no sea tan desagradable y perdón por ser mala redactando. 

Buenas noshes, Thank you. 

Perdón el cancer de ojos. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).