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El pasado regresa por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee, los personajes de Harry Potter pertenecen a su autora J.K. Rowling. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark. Dr. Strange/James Potter (pasado)

Aclaraciones y advertencia: Romance, Crossover, Universo semi alterno, mención de Mpreg y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Beta Reader: Tsuki-Awel

 

Resumen: Stephen conoció a James Potter durante su época de colegio en Hogwarts. Dejó el mundo mágico poco antes de que estallara la guerra contra Voldemort, para perseguir su sueño de convertirse en médico (tanto medimago como no mágico). Por casualidad conoce a Tony Stark, se hacen amigos y con el tiempo, se casan, pero ¿qué pasaría si el joven Harry Potter fuese el hijo de Strange?, ¿Cómo lo tomaría la nueva familia del Hechicero Supremo?

 

—f

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

El pasado regresa

 

 

Capítulo 2.- Noticia inesperada

 

 

Stephen no tenía nada en contra de las tiendas de magos en América, pero ciertamente prefería las del callejón Diagon, aunque los productos que podía adquirir en Salem tenían la misma calidad o incluso podrían ser superiores sobre todo para sus pócimas; él seguía prefiriendo los productos del boticario Slug y Jinggers.

Quizá era por los recuerdos agridulces que le traían…

 

Como cuando James Potter, su primer amor, le mostraba lo que hacía en clase de pociones (a pesar de no ser su materia favorita). Era un par de años mayor que él, pero se conocían de toda la vida pues sus padres eran socios en varios negocios.

James fue su primero en muchas cosas, su primer amor, su primer novio… Incluso su primera decepción.

 

—¿Te encuentras bien? —la voz de Tony lo sacó de sus pensamientos —. Has estado viendo esa cosa por más de cinco minutos —dudaba que fuese por el costo del producto, teniendo en cuenta su estado económico.

—Lo siento —Strange tomó la mano de su esposo y la besó con cariño —, supongo que el hígado de dragón me trajo recuerdos.

—¿Hogwarts? —Stephen asintió con la cabeza —. Tal vez deberías visitar tu antiguo colegio, encontrarte con viejos amigos —Tony abrazó a su esposo haciendo que sus caderas se pegaran —. ¿No sería divertido colarnos en tu antiguo dormitorio y pretender que somos dos estudiantes cachondos?

 

Oh, vaya que sonaba tentador y, aunque podía crear un portal que los llevara a la “sala de menesteres”, o cualquier otro sitio de Hogwarts, dudaba seriamente que las protecciones del colegio le permitieran ingresar y si lo hacían, era prácticamente un hecho que Dumbledore se enteraría y con lo sucedido el año pasado, bueno... De seguro no serían bien recibidos.

 

—¿Escuchaste? Sirius Black escapó de Azkaban —le dijo una bruja a su acompañante. Stephen prestó atención; sabía de quien estaban hablando, el mejor amigo de James, quien lo traicionó y vendió al Señor Oscuro, al menos eso era la versión que todos conocían, pero él no lo creía.

—¿Azkaban? —cuestionó Tony mientras Stephen pagaba por los ingredientes que había elegido.

—Es una prisión, una horrible prisión en la cual no le deseo una estancia a nadie —respondió Strange con simpleza. —Ni siquiera a Rogers.

 

Tony no pudo evitar reírse ante el comentario. Stephen no era precisamente un fan del Capitán América, de hecho, lo consideraba un idiota petulante con complejo de Dios que se ocultaba tras su fachada de niño explorador.

 

La pareja abandonó el establecimiento y tomaron rumbo a la heladería donde Peter y su abuela les esperaban. Durante el trayecto, Tony escuchó a más personas mencionar al fugitivo, se preguntó si era tan peligroso como lo mencionaban, sin embargo, Stephen lejos de notarse preocupado o alerta por el criminal suelto parecía –más bien– triste, como si lamentara el destino del delincuente.

 

—Fuimos amigos. Sirius y James eran un par de años mayores que yo y además ellos eran Gryffindors —Tony sabía algo de las casas en Hogwarts y de la rivalidad entre serpientes y leones, aunque no entendía la verdadera razón —. Los Strange no somos del agrado de los Black, a diferencia de los Potter con quien (a pesar de nuestros árboles genealógicos), hemos tenido una buena relación…

 

Por eso Sirius no dudó en relacionarse con Stephen tan pronto como James los presentó, después de todo una amistad con un miembro de la familia Strange definitivamente sería mal visto por su madre.

El Hechicero Supremo atesoraba con cierta nostalgia ese encuentro; viajaban en el expreso a Hogwarts, era su primer año y como todos los niños que atravesaban esa etapa, se encontraba nervioso. Black fue agradable con él tan pronto Potter los presentó, le dio algunos consejos y le aseguró que sería un excelente Gryffindor…

 

Lástima que el Sombrero Seleccionador no pensó lo mismo…

 

Sirius y James tardaron un poco en digerir el hecho de que Stephen terminara en Slytherin, aunque odiaba admitir que fue gracias a Lily Evans, una linda chica pelirroja que parecía muy interesada en Potter. Y él la odiaba, no por ser una “sangre sucia” (como muchas familias antiguas llamaban a los niños con magia nacidos de muggles). No, Strange no disfrutaba de la presencia de la joven bruja porque le quitaba toda la atención de James.

 

 

 

 

Faltaba poco para Navidad y en la mansión Strange ya tenía un agradable ambiente navideño. Peter estaba emocionado con los preparativos; un gran pino decorado reinaba en el gran salón; pequeñas velas encendidas flotan alrededor del árbol.

 

Con las fiestas tan cerca, también llegaron los miembros faltantes de la familia Strange, Víctor y Donna, los hermanos menores de Stephen, que sí bien Tony ya conocía, no era el caso de Peter.

 

Era sábado por la tarde, la familia entera se encontraba disfrutando de una agradable reunión en el salón principal.

 

—¡Eres un niño tan adorable! —dijo Donna mientras abrazaba a su nuevo sobrino; luego de haber regañado a Stephen y a Tony por ocultarle la existencia del niño.

 

Donna Strange era una squib, no tenía magia como sus hermanos mayores, vivía en Londres, en una hermosa casita junto a su esposo, un mago de familia muggle a quien los tres varones detestaban, no por ser malo con la joven, el hombre se había ganado su recelo por el simple hecho de haberse llevado a su más grande tesoro.

De pequeña, Donna tenía una salud delicada, fue por esa razón que Stephen decidió estudiar medicina en ambos mundos, pues ni los medimagos o doctores sabían la razón de su extraña enfermedad; pero él lo descubrió y tan pronto como obtuvo sus licencias, ayudó a su hermana a sanar.

Víctor Strange, el segundo hijo de la familia, tenía cierta rivalidad con Stephen, pero en general se llevaban bien. Se casó con Willhelmina Black quien había fallecido víctima de un mago oscuro un año atrás, y en la actualidad se dedicaba al negocio familiar.

 

—Me sorprende que te dejaran estar cerca de un niño, considerando el efecto que causas en ellos —dijo Víctor mirando a Stephen con superioridad. Donna tan solo suspiró sabiendo que esos dos estaban por iniciar una de sus típicas peleas, por suerte no fue el caso ya que uno de los elfos domésticos de la casa anunció la llegada de un par de visitantes.

—Hazlos pasar —pidió Eugene. No pasó mucho tiempo antes de que Remus Lupin y Albus Dumbledore estuvieran delante de la familia.

 

Tan pronto los visitantes ingresaron al salón, el ambiente se volvió tenso. Eugene no tenía un gusto particular por el director de Hogwarts, lo consideraba un manipulador que había logrado engañar a todos con su apariencia de tierno abuelo, mientras que Beverly creía que era una serpiente con disfraz de león.

 

—Profesor Dumbledore, Lupin, ¿a qué debemos su visita? —cuestionó Stephen molesto por la presencia del viejo director. No había estado en la época en la que supuestamente Sirius traicionó a los Potter y los asesinó a ellos y algunos muggles, pero Strange estaba seguro de dos cosas, Black jamás traicionaría a James y Albus, con seguridad conocía la verdad.

—Stephen, lamentamos molestarte —se disculpó Remus, parecía preocupado, inquieto, por alguna razón —, pero necesitamos hablar contigo… en privado.

—No tengo secretos para mi familia, así que sea lo que sea que hayan venido a decirme, pueden hacerlo —dijo Strange con seriedad.

—Es sobre James Potter, muchacho —aquel nombre causó inmediata indignación en la familia, principalmente en Beverly.

—Donna querida, ¿podrías llevar a Peter a la cocina? —pidió Eugene, la joven asintió con la cabeza.

—Vamos cariño, vayamos a la cocina a preparar unas galletas —el niño asintió con la cabeza dejándose llevar por su tía —. Hermano, acompáñanos —Donna ni siquiera permitió a Víctor replicar, pues la chica lo arrastró fuera.

—Es terriblemente grosero hablar mal de los muertos, pero ese… “muchachito” fue una serpiente traicionera mucho peor de lo que acusan de ser a los Slytherin —la matriarca Strange usualmente no guardaba rencores, sin embargo, no podía evitar odiar a Jemes Potter por el daño que le había hecho a su hijo.

—Beverly…

—Señora Strange para usted, profesor Dumbledore —el aludido asintió con la cabeza, Beverly Parkinson podía ser un excelente ejemplo de lo que un Ravenclaw debía ser, pero cuando se metían con las personas a quien ella estimaba, podía volverse una digna Gryffindor.

—Señora Strange —dijo Remus tomando la palabra para aligerar la tensión, se veía un poco confundido; no era normal que alguien tratara de esa manera a Dumbledore, después de todo era un mago respetado y querido —. Como sabrá, Sirius Black escapó de Azkaban…

—Y me alegro mucho —lo interrumpió la mujer. Su esposo asintió con la cabeza —. Ese muchacho fue acusado injustamente… —frunció el ceño —No me interrumpa Dumbledore —dijo seria al notar al viejo director abrir la boca —. Sabe tan bien como yo que ese pobre chico era fiel a sus amigos ‹‹a diferencia de Potter››, sé que se cortaría la mano con tal de asegurar el bienestar de sus amigos y estoy segura que usted lo sabe y aun así permitió que sucediera tan grande injusticia.

—Beverly es suficiente —intervino Eugene —, permite que ellos digan la razón por la que decidieron olvidar completamente los modales y la buena etiqueta presentándose sin invitación…

 

Tony no comprendía lo que estaba sucediendo, aun así, era gracioso ver a sus suegros regañar a esos desconocidos.

 

—En verdad lamentamos haber venido sin previo aviso —se disculpó Lupin, quien se veía cada vez más incómodo. Los Strange eran de las pocas familias “sangre pura” que se oponían a Voldemort, pero tampoco apoyaban a Dumbledore o cualquiera de sus aliados; eran neutrales, sin embargo, eso no significa que permitirían que una injusticia pasara delante de ellos. —Pero es de vida o muerte.

—Se trata de Harry Potter —Eugene y Beverly fruncieron el ceño, por otro lado, Stephen parecía indiferente mientras que Tony estaba confundido. Stark sabía un poco acerca de ese nombre y la historia que venía con él. Un niño que perdió a sus padres a causa de una versión mágica de Hitler.

—¿Qué tiene que ver el hijo de Potter en esto? —cuestionó el Hechicero Supremo con cierta indiferencia, a esas alturas ya había olvidado su trágico amor de juventud, después de todo ahora tenía la dicha de estar casado con un hombre maravilloso con quien formó una familia. James era su pasado agridulce, mientras que Tony, su hermoso presente.

—Como sabes muchacho, entre los magos sangre pura existen algunos con la capacidad de embarazarse —Stephen asintió con la cabeza. Había tenido la oportunidad de atender algunos casos durante sus primeros años como medimago.

—Basta de rodeos. Qué tiene que ver Potter con hombres embaraza… —la voz de Beverly murió en su garganta antes de que pudiera completar su oración —¿Acaso están insinuando que mi hijo y Potter…?

—Así es Sra. Strange —dijo Albus sonriendo comprensivo, aunque Eugene y su esposa creyeron lo contrario; se estaba burlando de ellos.

—Tonterías. Potter y yo nos separamos mucho antes del nacimiento de su hijo; si bien recuerdo, se casó con Evans…

—En ese tiempo, James estaba demasiado involucrado en la lucha en contra de Quien no debe ser nombrado —Stephen rodó los ojos.

 

Mentira, el mismo había visto a esos dos besarse tan apasionadamente justo antes de que Potter le dijera con una mirada indiferente que jamás lo amó y que solo estuvo con él por los lazos comerciales que sus familias tenían.

 

—Voldemort, llámalo por su nombre —pidió el Hechicero.

—En esa época, tú eras menor de edad y James no quería exponerte o a tu familia. Era una guerra que no querías pelear.

 

Stephen frunció el ceño por el comentario. Él no era ningún cobarde, habría luchado de ser necesario para proteger a sus amigos, a las personas que amaba.

 

—Tenía 17 años. No era un niño —dijo con seriedad. Dumbledore le sonrió con cariño, pero los Strange lo interpretaron de otra forma; burla, suficiencia.

—Un médico existe para salvar vidas, no para quitarlas —recitó el viejo director —, eso es lo que James solía decir cuando hablaba de ti; antes de que terminaran. Antes de la guerra…

—Independientemente de eso —habló Tony, cansado de quedarse al margen de la conversación —, ¿por qué el tal James no le dijo a Stephen que estaba embarazado?, ¿por qué nadie de ustedes lo hizo?, o mejor aún ¿por qué esperar tanto tiempo para decirle?

—Con todo respeto señor…

—Stark, Anthony Stark-Strange, el esposo de Stephen Strange-Stark, un… ¿Cómo nos llaman ustedes?, ¡ah, sí!, muggle —respondió con ese tono que lo caracterizaba cuando se enfrentaba a alguien desagradable.

—Señor Stark, como muggle no creo que entienda lo que sucedió a causa de “Quien no debe ser nombrado” y sus mortifagos, lo que hicieron a tantas brujas y magos inocentes…

—Un loco genocida con aires de grandeza siempre será un loco, con magia o sin ella —Lupin abrió la boca, pero la cerró enseguida, ¿cómo refutar aquello? Él tenía razón.

 

Sea como fuera, nada de lo que eso magos dijeran sería suficiente para remediar el enredo que sus secretos ocasionaron. Su silencio bien podría traer desdicha a un pobre niño, sin mencionar la culpa que Tony ya podía ver en Stephen.

 

—Si Potter decidió ocultarlo, ¿por qué ustedes no dijeron nada cuando él y Evans murieron? —cuestionó Eugene molesto —. ¿Es que hay algún problema con la familia adoptiva del niño?

—Bueno, los Dursley son muggles y…

—¡Oh! Por supuesto que tonta soy; por no ser magos no están a la altura de cuidar al flamante héroe del mundo mágico: “el niño que vivió” —dijo Beverly con sarcasmo. —Es mucho mejor que no esté cerca de la única familia que ha conocido durante más de 13 años para que sea entregado a personas desconocidas para él.

—Entendemos su preocupación, Sra. Strange, pero le aseguro que nosotros no sabíamos que James era uno de los magos con la capacidad de embarazarse y mucho menos que Lily no era la madre de Harry —dijo Remus tratando, de alguna manera, que las cosas no se pusieran más tensas de lo que ya estaban. —Sin mencionar que los Dursley, independientemente de ser muggles, no han hecho más que maltratar a Harry.

 

Lupin les contó algunos detalles sobre de los problemas que Harry había pasado durante sus últimos años de vida junto a los familiares de su “madre”. Aquello sólo logró que tanto Tony como los Strange, se enfurecieran. ¿Qué clase de idiota irresponsable dejaba a un niño al cuidado de tan nefastas personas?

 

—Bien, Dumbledore… —habló Eugene que si bien, estaba furioso, lo disimulaba mejor que su familia.

—¿Cómo se enteraron que el niño es hijo de Stephen? —cuestionó Tony al tiempo que sostenía la mano temblorosa de su esposo.

—Sirius me lo contó —respondió Remus.

—¿Dónde está él? —preguntó Stephen. Lupin le miró preocupado, asustado. Sabía bien de los sentimientos que Black y el licántropo compartían, incluso llegó a pensar que esos dos se casarían antes que él y James, en cierta forma tenía razón. —No te preocupes Remus, no pienso informar al ministerio de su ubicación, pues como mi madre ha dicho, nosotros siempre creímos en su inocencia.

 

Eso fue un golpe bajo para el licántropo, quien había creído en las mentiras que circularon sobre Sirius.

 

—Podemos llevarte con él, muchacho —intervino Albus —, pero tendrías que ir solo —Stephen asintió con la cabeza —. Bien, mañana, a esta hora; Remus te verá en el Caldero chorreante. Él te llevará con Sirius.

 

Stephen asintió con la cabeza. Dejaría que Black le dijera la verdad y después, dependiendo de su relato decidiría si lo enviaba a la dimensión oscura o solo lo dejaba caer por algunas horas o días.

 

 

Continuará…

 

 

….

 

 

¡Terminé! Espero les gustara el capítulo.

 

¿Quieren que Remus y Sirius sean pareja o sólo un amor pasado?


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