# Capítulo 2: Gracias pero... #
Hakuryuu había logrado salir de la casa antes de que la ambulancia y los bomberos llegaran a su hogar. Seguía mareado y estaba gravemente herido. Pero nada le ganaba al miedo y confusión que sentía en ese momento. ¿El había hecho eso? Lo único que recuerda o al menos cree recordar porque en sí no está muy seguro, son los gritos de sus hermanos diciendo "¡Hakuryuu no!" Que por alguna extraña razón parecía seguir escuchado. Todo era horrible, desde las continuas voces en su cabeza, hasta el dolor que sentía en la mitad del cuerpo. Y es que aunque había logrado salir de allí no logró quedar ileso. Sus párpados comenzaron a pesarle y con lo último que le quedaba de energía logró ver a su amigo.
☆
Titus finalmente había encontrado a Hakuryuu. Al verlo, no entendía como había logrado llegar hasta ese lugar con semejantes heridas. Pero por supuesto haría hasta lo imposible por salvarlo, así que con mucho cuidado lo cargó y llevo con un buen amigo que a pesar de su corta edad, ya era considerado un gran médico.
-¿Va a vivir, Sphintus?
-Si, pero... el lado izquierdo de su cuerpo quedará lleno de cicatrices, además... no pude salvar su ojo.
-Ya... veo- se deja caer y toma asiento en uno de los sillones- Gracias Sphintus.
-Lo lamento.
-Haz hecho más de lo que cualquier persona podría haber hecho. Así que no te disculpes- juega con sus manos y lo mira fijamente- ¿Puedo verlo?
-Claro, sigue inconsciente pero estoy seguro que puede escucharte. Intenta no perturbarlo.
-Si.
Titus entra a la habitación y ve a su amigo. Se acerca a la silla que esta a un lado de su cama, se sienta y con extremo cuidado toma su mano.
-Hakuryuu... ¿sabes? Hoy el profesor Sinbad hizo enojar a Judal- sonríe melancólico-. Hizo una cara tan graciosa que todos nos reímos. Habría sido divertido si también la hubieras visto, pero siendo ellos estoy seguro que lo volverán a hacer, así que recuperate pronto para que podamos verlo juntos ¿si? Mientras tanto... prometo estar a tu lado.
Hakuryuu reacciona, primero aprieta ligeramente su mano y luego dice débilmente:- Vas a hacer que Mu se enoje- sonríe.
-¡Haku...!- responde el gesto- esta bien. Después de todo siempre se la pasa regañandome.
-Lo hace porque te quiere.
-Eso dices- finge hacer puchero.
-Gracias Titus. Yo... no sé que fué lo que pasó, simplemente...- no continuó, ambos se quedaron en silencio mirando el piso, como si no hubiese otro lugar al cual mirar.
-No tienes que agradecer, haría cualquier cosa por tí.
-Y yo por tí, amigo.
-Más te vale. Después de todo lo que pasó hoy, merezco una buena comida hecha por tí.
-No se donde te cabe todo lo que comes- suelta una risita- ¡Ah! Es verdad, Judal dijo...
-Él dice muchas cosas, no le hagas caso. Lo que es más, tengo ganas de hacerle una visita a su casa.
-¿Vas a pelear con él otra vez?
-Sabes que Judal es el que me provoca. Parece que vive de molestar a los demás- suspira mientras sigue acariciando la mano de su amigo- Descansa, yo le diré a los profesores que estás enfermo.
-Titus.
-¿Sí?
-Gracias por todo.
-¿Qué pasa? ¿Por qué tan de repente?
-Ve a casa.
-No quiero dejarte solo.
-No estoy solo, además es seguro que Mu este preocupado por tí.
-Pero...
-Anda, vete ya. Seguiré aquí mañana.
-De acuerdo.
Titus fue a casa no muy convencido de dejar a Hakuryuu, algo sentía raro en su amigo. Era como... si se despidiera. No seguro era su imaginación.
Pero al visitarlo al día siguiente Sphintus se disculpó con él y le dijo que había escapado.
-Mentiroso... me dijiste que estarías aquí. ¿A dónde fuiste... estúpido Hakuryuu?
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