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Musa anónima por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

 

Me ha ocurrido un par de veces que insultan la decisión tomada para que X personaje sea el pasivo.

Así que he decidido poner esta advertencia antes de empezar con esto.

La historia aquí creada, aunque contengan algo de occ, fue hecha con amor, PERO también fue creada con la mentalidad para que Reborn sea el pasivo de la relación. Además, en este fanfic es usado el omegaverse, derivados de sus propios AU, y en general posibilidad de m-preg.

Como a muchos, a Krat le vale verdura el estereotipo que le hayan dado a X personaje, así que ama la versatilidad, no importa la altura, edad, o alguna otra característica. Con eso aclarado, y bajo su propio riesgo, pueden continuar con la lectura.

 

 

Fue un día como cualquier otro, él fue a sus clases de diseño digital, se entretuvo con un boceto en su cuaderno que intercalaba en los pocos momentos en los que tendía a distraerse, porque su maestro se desviaba del tema académico hacia cosas sin importancia como: mi hijo ayer hizo una travesura en la cocina. No era como si todas las clases fuera el mismo lío, pero a veces su maestro solía ser demasiado amistoso, mucho más cuando la clase entera se centraba en sus primeros intentos por mover digitalmente bombitas y palitos para darles algo de forma y vida.

Fue entonces que sucedió.

Su celular vibró en plena clase, interesado se animó a verificar la notificación en su pantalla y se extrañó por el mensaje en WhatsApp de un destinatario desconocido. Tras verificar que su maestro se entretendría con la anécdota por un rato más, deslizó su dedo por la pantalla del celular y se acomodó contra su asiento, escondiéndose detrás de la pantalla del computador y apoyando su cabeza contra la pared —beneficios del asiento que ocupó en esa mañana—.  Pero Sinceramente no esperaba que algo así llegara a sucederle, sería la primera vez.

 

“Como prometí, me he puesto en contacto contigo.

¿Quieres que nos veamos en el mismo bar?”

 

Sin poder evitarlo, Tsunayoshi sonrió divertido, interesado también, imaginándose qué habría detrás de ese simple mensaje que le llegó por equivocación, puesto que él solo cedía su número a sus conocidos, eso por precaución porque había escuchado muchas historias sobre acosadores anónimos. Como sea, estaba consciente de que ese mensaje no era para él, porque ni siquiera había salido con sus amigos durante las dos últimas semanas y mucho menos a un bar.

 

“Hola.

Disculpa, creo que te has equivocado de número.”

 

No había señal de que los dos signos de visto se pusieran en color azul, así que lo dejó. De todas formas, tenía que seguir poniendo atención a clase, dibujar garabatos en su cuaderno, pensar en lo que cocinaría al llegar al departamento que compartía con Gokudera y Yamamoto, además de pensar en lo que haría al siguiente día con su trabajo a medio tiempo en la cafetería cerca de la estación. Al menos ese fue el plan hasta que sintió su celular vibrar una vez más debido a una respuesta a su mensaje.

 

“La oferta sigue en pie, aunque no seas mi contacto original”

 

Tsuna no pudo evitar reírse en media clase por el atrevimiento del desconocido. Soltó una carcajada sonora que derivó en las miradas de todos sus compañeros y que tuviera que cubrirse la boca para terminar de reírse bajito. Sí, armó un pequeño escándalo, pero con eso logró dos cosas: que la clase retornara a su lineamiento original, y que diera una excusa tonta porque supuestamente su amigo le envió una imagen graciosa que —por respeto a su privacidad—, no podía mostrar. Se prometió a sí mismo, no volver a leer sus mensajes si estaba en clase, por más aburrido que estuviera.

Pero eso no se extendía para cuando estuviera libre.

Obviamente no iba a aceptar la invitación del desconocido, pero al menos lo rechazó cortésmente. Aunque no previó que de cierta forma sutil y una habilidad manipuladora de parte del extraño o extraña —que se trataba así mismo como alguien sin género en sus mensajes—, lo llevara a responderle los mensajes progresivamente hasta que, sin saber…, estaba platicando amenamente con aquel ¿chico? Por la forma posesiva, segura y confiada de cada mensaje, dedujo que sería un chico, además de que su intuición se lo decía.

 

—Has estado muy entretenido con el celular, Tsuna —comentó su amigo mientras cenaban.

—He hecho un amigo virtual, y es divertido —sonrió antes de seguir con su comida.

—Puede ser peligroso, Tsuna-san —Gokudera habló en serio, preocupado en cierta medida porque su modo sobreprotector superaba cualquier sentido de respeto a la privacidad ajena—. Bloquéelo y deje ese asunto de lado.

—Pues… es amable —miró el celular que tenía junto a él en la mesa y que vibró—, no me ha preguntado nada más que mi nombre, y hablamos de otras cosas.

—¿Le dio su nombre real? —sus ojos verdes adquirieron cierto tinte horrorizado.

—No —sonrió—, le di un seudónimo y supongo que él ha hecho lo mismo.

—¿Y cuál es tu seudónimo Tsuna? —preguntó el azabache, interesado en el asunto. Yamamoto no era tan paranoico con esas cosas.

—Sora —Tsuna rio bajito ante la expresión divertida de Yamamoto.

—¿Ese no era el nombre que le ibas a poner a tu primer hijo? —Tsuna asintió, y los tres rieron por la ironía, porque eran cosas que planteaban cuando estaban viendo una película.

—Y él ¿cómo se llama? —añadió Gokudera.

—Ren.

—Bueno, es obvio que es un nombre falso —rio el azabache.

—De todas formas —Gokudera cortó a Yamamoto—, creería que debería dejar de responderle. Hasta podría bloquearlo si empieza a ser demasiado fastidioso.

 

¿Cuál sería el nivel de tolerancia que debería tener con su amigo virtual? Era su primer amigo virtual, así que no tenía idea. Lo que Tsuna sí sabía era que se divertía mucho con cada mensaje, los cuales respondía cuando podía, en la privacidad de una esquina, su cuarto, o un lugar donde no sintiera las miradas ajenas, porque estaba seguro de que a veces sonreía como idiota porque las palabras y el ego de su amigo eran la alegría de su mañana o las carcajadas de su noche. Se sentía bien, así que siguió con eso por unas tres semanas, hasta que un día se quedó dormido mientras contestaba sus mensajes de la universidad y se despedía de su amigo hasta otra oportunidad.

Juraba jamás volver a mensajear cuando estuviera más dormido que despierto.

Porque por error reenvió un mensaje sobre uno de sus proyectos, uno donde su compañero lo llamaba por su nombre real. Cuando el castaño lo revisó esa mañana, casi le da un infarto. Lo borró en medio de su pánico, porque estaba seguro de que su amigo virtual no lo había visto ya que las marquitas no se hallaban de color azul. Sintió tanta pena cuando vio el típico mensaje en cursivas cuando se borraba un texto, pero intentó no darle mayor importancia y seguir con su rutina diaria.

O eso creyó.

 

“Así que… ¿puedo llamarte Tsuna?”

 

El castaño casi se ahoga en media clase y tuvo que pedir permiso para salir y poder recuperarse en el baño. Sí, tosió hasta el pulmón en esa ocasión. Lo peor era que no entendía cómo demonios el mensaje que creyó borrado pudo ser leído por su amigo virtual. Lo bueno fue que Gokudera era un experto en esas cosas y se lo explicó a detalle, enterándose así que había formas de leer los mensajes sin que el remitente se enterase o que incluso se podía adquirir aplicaciones que te guardaban los mensajes borrados para leerlos cuando se desease.

En ese día Tsuna no se atrevió a contestar el mensaje, es más, hasta lo bloqueó de sus estados —cosa que había olvidado—, y cambió su foto de perfil que hasta ese día fue la de un gatito, a la de un dango. Ni siquiera intentó hallarle un justificante para esos cambios repentinos, solo se estaba distrayendo y ahogando la necesidad de contestarle algo a su amigo virtual. Pero no pudo pegar el ojo y eso era malo, porque bien sabía que su subconsciente no lo dejaría en paz hasta que no diera por finalizado ese problema.

 

“Sólo si puedo saber tu nombre real también”

 

Quiso desaparecer del mundo después de solo dos segundos después de haber enviado el mensaje. Incluso quiso borrarlo, pero igual que en la ocasión anterior habría sido en vano. Por eso colocó en silencio su celular, lo arrojó lejos al resbalarlo por el suelo, se hizo bolita en sus cobijas e intentó dormirse. En esa ocasión sí lo logró, por eso llegó a tiempo a su clase del siguiente día. Lo malo fue que no pudo concentrarse porque en esa mañana vio la notificación de un nuevo mensaje por parte de “Ren”, y no tenía el valor como para ver la respuesta.

 

 

 

Notas finales:

 

Este fic es de mis favoritos.

Ahora la aclaración común.

Este fanfic está destinado a cumplir con el Día 5: Deportes. PERO como no se me ocurría nada con la temática, acudí a un comodín. Es así que el tema pasa a ser: Día 5: Mensaje a número equivocado.

La actividad R27Week2019 le pertenece al grupo de Facebook R27 fan club (the chaos club). El borrador ya está terminado y si no se me ocurre aumentar alguna que otra cosa, pues tendrá seis capítulos cortos que se irán actualizando cada día —dependiendo del tiempo que disponga—.

Krat los ama~

Besos~


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