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El Joven y el Fénix por TidsoptimistMF

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Notas del fanfic:

Hola!!

Estoy muy entusiasmada con esta historia, la verdad me encanta que este ambientada en la epoca antigua de Corea!! Es tan emocionante!!

Hace mucho que tenía ganas de escribir sobre un Fénix (y por supuesto de ChanBaek, porque los amo) asi que estoy feliz de haber tenido esta luz de inspiración.

Espero les guste tambien!!

 

Advertencia: Esta historia tiene contenido violento y tortura, no excesiva, pero igual quiero que lo tengan presente antes de comenzar a leer. Igual avisaré cuando el capitulo sea fuerte, para que esten preparados :)

Por favor no copiar, ni adaptar. Gracias.

 

Notas del capitulo:

Aquí les dejo el primer capitulo!! Disfrutenlo :D

Reino de Baekje, 349 D.C.

 

¡Castíguenlo!

Lleno de ira y maldad, la orden fue escuchada por todo los aldeanos reunidos en el lugar.

Un silencio mortal se hizo en mitad de la noche, solo interrumpido por el crepito del fuego que se alzaba en mitad de la plaza, en donde los ciudadanos se reunían para ver con terror como unos soldados arrastraban a un joven de negros cabellos directo a la hoguera.

Los gritos de una mujer pidiendo clemencia a lo lejos, fueron desestimados.

El hombre que había dado la orden, sonrió con satisfacción cuando vio como obligaban arrodillarse aquél rebelde que había osado contradecir sus órdenes.

Ante el inclemente invierno, los guardias le quitaron a tirones el jeogori que lo cubría, dejando expuesta su blanquecina piel. Ante el reflejo de las brasas, su piel tomó un color dorado que la hacía ver tentadora ante los lujuriosos ojos del hombre. Era una lástima que no fuera mujer, sino ya habría mandado a que la enviaran directo a su cama.

Lee Seung Hyun era un funcionario del gobierno del reino de Baekje, encargado de recaudar los impuestos. Conocido tanto por su crueldad, como por su fascinación por las mujeres, cada trimestre era enviado a recorrer las aldeas para recolectar los impuestos que le debían al gobernador por utilizar sus tierras. Cuando los aldeanos no tenían lo que se les pedía utilizaba una de sus dos armas. Una es que dejaba caer en ellos el peor de los castigos al punto que sus espaldas cubiertas de sangre les recordaban de por vida que no debían fallar al gobernador, o la segunda opción, que era la que más le gustaba.

Se llevaba sus mujeres. Y en esa aldea en específico era la tercera vez que usaba el mismo método.

Siempre se retrasaban y aparecían con excusas de que la tierra ya no era tan fértil como antes, que los cultivos habían sido escasos, y un montón de basura que él no tenía tiempo para escuchar.

Ahora que había aparecido un aldeano que había osado revelarse, les mostraría su lado más cruel, para que supieran de una vez por todas cuál era su lugar.

Esa noche correría sangre.

 

***

 

El frío era inclemente ese día.

Con su hanbok hecho de lana, una manta sobre sus hombros y sus zapatos de piel de oveja amarrados a sus pies con cáñamo, Byun Baekhyun no tenía mucho más con que enfrentar aquel letal frío. La ropa ya la sentía húmeda por la nieve y sus pobres zapatos ya eran cubos de hielo, sin embargo no se dejó amedrentar.

Ya estaba acostumbrado de todas formas.

Había crecido en esas montañas, estaba más que habituado al inclemente clima.

Además, no podía dejarse vencer por un poco de hielo. Debía buscar leña para su hogar si quería que su familia sobreviviera al invierno y al frío nocturno. Las temperaturas podían bajar bastante al oscurecer y si no tenían una buena fogata se podían ver en serios problemas.

Aferrando mejor el pequeño grupo de ramitas que tenía bajo el brazo, Baekhyun continuó con su camino en cuclillas, su mano siendo su única guía.

Habiendo perdido la vista, no tenía otra forma de recoger la madera más que sintiendo la suave superficie de la nieve bajo la yema de sus dedos hasta dar con algo rugoso y duro. Era un proceso largo y tedioso, sus dedos le ardían y cuando comenzaba a dejar de sentirlos, tenía que calentarlos rápidamente, frotándolos contra su ropa para que volvieran a sentir y no perder la capacidad del tacto.

Debido a que la leña escaseaba cada vez más en los alrededores de la aldea, Baekhyun se había visto en la obligación de adentrarse cada vez más en las profundidades del bosque. Había salido durante la madrugada y debía llevar varias horas caminando y arrastrándose para encontrar algo cuando sus manos toparon con una superficie dura, firme y fría.

Extrañado, dejó que sus dedos recorrieran la nueva superficie, captando su textura y forma hasta que se dio cuenta que era una piedra. Pero no solo había una, sino varias, formando lo que parecía una escalera.

Por reflejo, alzó la cabeza sorprendido, como si pudiera ver la escalera frente suyo cuando en realidad lo único que podía ver eran cambios de luminosidad. La claridad del día y la oscuridad de la noche era lo único que podía apreciar a ciencia cierta, pero nada más.

Tratando de buscar en su memoria algún recuerdo de una escalera en mitad de la montaña, comenzó a subir, intrigado.

Mientras más avanzaba más se preguntaba que hacía aquella construcción ahí.

No fue hasta que llegó al final de la escalera y avanzó a tientas hasta tocar una nueva construcción, que lo recordó.

Era la escalera que llevaba al templo del Fénix, la deidad protectora de esa tierra.

Lo que tocaban ahora sus manos, eran la pared del templo mismo.

Su abuela lo había llevado ahí hace mucho tiempo atrás, cuando sólo era un niño, mientras le contaba la leyenda en torno al templo.

Según se decía, hace mucho tiempo atrás una gran y poderosa deidad de la naturaleza, un fénix, apareció por esas tierras para bendecirlas. Una vez al año se dejaba ver con su magnificencia, sus alas de fuego ardiendo bajo un sol glorioso. Alzaba el vuelo sobre los campos dejando que de sus alas en llamas cayeran cenizas para abonar la tierra, trayendo consigo abundantes cosechas y prosperidad a la aldea.

En agradecimiento, los aldeanos construyeron ese pequeño santuario, para poder honrar a su benefactor con ofrendas.

Hasta que un año no apareció.

Cuando los aldeanos vieron su ausencia, se extrañaron. Al tercer día decidieron emprender en su búsqueda y cuando encontraron su refugio en las montañas, descubrieron que del fénix sólo quedaban cenizas y un cascarón roto.

La deidad había renacido y había migrado lejos de ahí, dejándolos desamparados.

Por lo que su abuela decía, la tierra se mantuvo fértil por mucho tiempo gracias a los poderes de aquel ser alado, aunque nunca al nivel cuando este existía, pero lo bastante para que la tierra diera frutos.

Hoy en día esa tierra se había perdido. Campos estériles eran lo único que quedaban.

Y eso, para un pueblo que vivía de la agricultura y el ganado, era una sentencia de muerte.

Baekhyun cerró sus manos en puños al sólo recordar la precaria situación de su pueblo.

Suspirando y negando con la cabeza, trató de quitarse esos pensamientos negativos. En vez de eso prefirió honrar a la deidad que ese templo resguardaba. Su abuela le había inculcado la creencia en los seres alados y en su protección; en espíritus sagrados que vivían en la naturaleza y que debían ser respetados y honrados por los seres humanos para tener su benevolencia. Era claro que su aldea no lo había hecho correctamente, porque o sino no estarían en esa precaria situación.

Guiándose por el muro hecho de madera de abeto y pino, Baekhyun se colocó frente al santuario, donde en su interior se resguardaba el objeto sagrado, una pluma que el fénix perdió durante uno de sus vuelos.

Inclinándose en son de respeto, Baekhyun oró.

Por un instante deseó fervientemente que el ser alado realmente escuchara sus plegarias y regresara a esas tierras para bendecirlas de nuevo con su poder.

Sacando el trozo de pan añejo que cargaba consigo para alimentarse, lo dejó sobre el primer escalón del pequeño templo en modo de ofrenda. Sabía que no era mucho, y que el pan estuviera añejo lo hacía mucho peor, pero aun así sentía que debía darle aunque fuera un pequeño regalo al Dios en forma de respeto.

-Por favor, si me escuchas, ven a ayudarnos…- suspiró finalmente en un murmullo, un último llamado a quien podría ser su salvador, en medio de ese frío silencio, con los copos de nieve rodeándolo, el pan humedeciéndose ante el contacto con la nieve.

El silencio fue su única respuesta, un fuerte viento golpeando de lleno su rostro y cuerpo.

Levantándose apenas por la fuerte ventisca, Baekhyun se dio media vuelta para regresar a su aldea, cuando en eso el viento empeoró. En un vano intento, trató de afirmar la manta que lo cubría, pero esta salió volando dejándolo al descubierto del inclemente invierno.

-Debo recuperarla- fue el único pensamiento que llenó su mente. No podía darse el lujo de perder aquella manta.

Guiándose por la dirección del viento empezó a correr como pudo en la nieve, no tenía idea como encontraría su manta al no poder verla, ni qué pasaría si se atascaba en lo alto de un árbol, lo único importante era recuperarla y ya.

Más de una vez tropezó y a punto estuvo de tirar todas las ramitas que había recolectado, pero se repuso. Agudizó su audición, enfocándose en el sonido de la tela siendo rozada por el viento. Estaba seguro que pronto la alcanzaría, estiró su mano libre, casi sintiendo que sus dedos rozaban la tela, un poco más y …

De pronto la nieve bajo sus pies desapareció y por un segundo creyó que caía en un abismo.

Se abrazó a sí mismo esperando la larga caída, pero en vez de eso cayo rápidamente en el piso, unas piedritas enterrándose en el cuerpo y en la cara, la tierra recibiéndolo con los brazos abiertos.

Confundido, comenzó a levantarse, sintiendo esta vez con claridad la tierra bajo sus manos.

Curioso. Hace unos momentos atrás estaba en una fuerte ventisca, pero ahora, desde su nueva posición solo sentía los copos de nieve tocar apenas su rostro, bajo suyo nada más que tierra y piedras. No nieve.

Y sobre todo, lo más extraño, el aire se sentía tibio. Literalmente, sentía un calor rodeándolo por completo.

¿Acaso estaba cerca de un manantial de aguas termales?

Intrigado, decidió ir a investigar.

En cuatro, comenzó a arrastrarse por el piso para que así su mano le advirtiera cuando había agua cerca y no terminar empapado de pies a cabeza. A medida que avanzaba, podía percibir que la claridad general del lugar se iba perdiendo, siendo reemplazada por más y más oscuridad, intrigándolo aún más. Su curiosidad alentándolo a no temer.

Había avanzado un buen trecho en medio de esa oscuridad profunda, cuando de repente una leve luz empezó a iluminar su rostro, sus parpados ocultos tras una serie de vendas captando el cambio. Anaranjada, la luz comenzó a ser intensa como si estuviera viendo el mismísimo sol, sin embargo sabía que eso era imposible.

-Fuego- pensó, su cuerpo poniéndose rígido al instante, sus manos comenzando a sudar.- Tal vez haya alguien…

-¿Quién anda ahí?¿Quién osa molestarme?

Fuerte y robusta, la voz reverberó por todo su cuerpo, el sonido haciendo eco en cada una de su células.

Era imponente.

Estaba seguro que esa voz sólo podía venir de un noble o un oficial del gobierno, un guardia.

Baekhyun tragó con fuerza, agachándose de inmediato en señal de respeto.

-Yo…yo lo siento, señor. No osaba molestarlo, yo sólo buscaba mi abrigo, una manta. Voló por el fuerte viento y lo seguí hasta que llegué aquí.

Un silencio profundo se formó en el lugar.

Con la frente pegada al piso, Baekhyun intentó controlar su respiración, mientras sentía movimiento a su alrededor. Por un segundo le dio la impresión que lo olfateaban y que algo tibio rozaba su oreja, pero no atrevió a moverse ni por un segundo, temiendo provocar la ira de aquel hombre.

Después de lo que le pareció una eternidad, su corazón desbocado contra su pecho, el hombre finalmente habló.

-Tu manto no está aquí. Vete.

- Sí, señor.

Sin ser aún consciente en donde estaba, Baekhyun se alzó con velocidad para irse lo más pronto posible de ahí. Gran error.

Tan pronto alzó la cabeza, sintió el dolor explotando en su cráneo al golpearse con algo duro y firme, al punto de hacerlo caer de rodillas al piso, sus manos yendo por reflejo a la zona golpeada, la leña cayendo por efecto a la tierra.

Baekhyun soltó una maldición, el sonido de las ramitas haciendo eco entre las paredes.

Estaba en una cueva y él recién se daba cuenta de ello.

Maldiciendo de nuevo su torpeza y lentitud, Baekhyun pasó a buscar la leña que había perdido lo más rápido que pudo.

-Lo siento de verdad, señor, recogeré mi leña y me iré de aquí- se excusó, nervioso, tratando de que sus mano hallaran las ramitas.- En cambio, si desea le puedo dejar algo de leña para su fuego…

- No es necesario, apresúrate y vete de una vez

- Sí, señor.

Este definitivamente no era su día.

Cuanto le gustaría tener en ese momento su vista para por lo menos ver donde estaban las ramas y así demorarse menos. Sentía que se demoraba cada vez más en encontrarlas y por cada segundo que pasaba ponía al límite la paciencia de aquel oficial.

- Te estas demorando mucho…

Baekhyun apretó los dientes, el miedo recorriéndolo.

-Estoy tratando de hacerlo lo más rápido posible, yo…

Sus palabras quedaron en su boca cuando sintió que lo tomaban de las ropas y lo alzaban del suelo. Por el susto, casi vota la leña que había logrado juntar hasta ese entonces, pero logró a tiempo no hacerlo.

Sin poder articular sonido, su cuerpo petrificado y el miedo consumiéndolo por recuerdos pasados, Baekhyun no se pudo mover ni hacer ningún gesto.

Estaba aterrado.

Temía recibir un castigo, que lo llevaran a la hoguera y…

De un solo movimiento, sintió que lo balanceaban y lo lanzaban, cayendo sentado en la fría nieve, desconcertándolo.

Eso…no se lo esperaba. Literalmente lo habían echado volando de aquella cueva.

Sin castigo. Nada para reprimir su inaptitud.

Levantándose, se giró en dirección a donde supuestamente debía estar la entrada a la cueva. Agradecido, agachó la cabeza en forma de respeto y se encaminó a su aldea sin decir ni una palabra.

Esa noche, sentado cerca de la fogata con su sobrino en brazos, sus padres durmiendo un poco más allá tirados en el piso con sendas mantas cubriendo sus cuerpos, se dedicó a recordar lo que había vivido ese día en el bosque, preguntándose qué hacía un oficial de gobierno en una cueva.

- ¿Será un guardia que nos está vigilando?- fue una de las preguntas que rondó su mente.

Si lo pensaba, tenía cierto sentido.

Su aldea era parte del territorio del reino de Baekje, y como todo territorio, debía ser protegido para que no fuera asediado por enemigos. Vigilar desde las montañas era un excelente punto de referencia para ver desde la altura si algún intruso se acercaba, sobre todo si venía del reino de Silla.

Sin embargo, pese a lo lógico de su pensamiento, había algo que todavía no lo convencía del todo. No podía precisar que era, pero había algo…

Un pequeño tirón en su pecho, lo sacó de su ensimismamiento.

Por inercia agachó su cabeza, olvidando por un segundo que no podía ver. Al darse cuenta de la realidad, sonrió amargamente e intentó acomodar mejor a su sobrino en brazos cuando en eso sintió otro tirón y se dio cuenta de lo que sucedía.

Su sobrino estaba succionando su pecho en busca de leche.

Debido al frío invierno, Baekhyun había envuelto a su sobrino en mantas y lo había metido bajo su ropa, pegándolo contra su pecho para que su cuerpo le transmitiera calor. Nunca imaginó que su sobrino lo confundiría con su madre y empezaría a succionar su pecho.

Abrazándolo, dejó que el pequeño continuara. No obtendría alimento, pero al menos así obtendría un poco de tranquilidad. De consuelo.

Hace unas semanas atrás los oficiales del gobernador le habían arrebatado a su madre.

Baekhyun apretó los dientes cuando recordó cómo se habían llevado a su hermana Taeyeon, mientras su sobrino lloraba desconsolado al verse separado de su madre.

Era un recién nacido y lo habían destinado a la muerte.

Gracias a la bondad y amistad de su mejor amigo Jongin, es que habían conseguido leche para alimentar al pequeño; pero Baekhyun no estaba seguro cuanto más este iba a resistir al cruel invierno.

Sólo esperaba que el esposo de Taeyeon y el resto de los aldeanos que habían salido de caza, regresaran pronto con las manos llenas para ir en busca de las mujeres que se habían estado llevando en el último tiempo. Sólo con buenos regalos de caza podrían pagar la deuda que tenían y recuperar lo que habían perdido.

Echando un leño más al fuego, Baekhyun se recostó en el piso con cuidado de acomodar a su sobrino para no aplastarlo, mientras se cubría con algunas mantas.

Esperaba que mañana fuera un día mejor.

 

***
 

Era pasado mediodía y Baekhyun se encontraba de nuevo en la montaña, recogiendo leña y viendo si podía encontrar, de milagro, la manta que había perdido el día anterior. Esta vez pasó intencionalmente por el santuario del Fénix, dejándole otra vez un poco de pan. Notó que el pan que había dejado el día anterior ya no estaba, pero supuso que algún animal se lo había llevado y no le dio más vueltas al asunto.

- Lamento no poder dejar algo mejor…- dijo, juntando sus manos mientras recitaba una pequeña oración en respeto al ser halado.

Estaba comenzando a levantarse, cuando escuchó el sonido de una rama romperse a lo lejos.

- ¿Qué haces de nuevo aquí?

La conocida voz tomó por sorpresa a Baekhyun. Ese tinte profundo y grave se había quedado grabado en su subconsciente y sin perder tiempo se volteó en la dirección en que lo oyó, para mostrar sus respetos al oficial.

- He venido a dejar una ofrenda al dios guardián de la aldea- pronunció, su cabeza agachada en forma de sumisión.

- Dices eso, pero sólo has traído pan añejo, ¿Eso para ti es una ofrenda?

- Es lo único que tengo, mi señor.

Un silencio profundo se generó a su alrededor. Baekhyun se mantuvo en su posición, nervioso de haber cometido alguna ofensa. Sus oídos atentos a cualquier movimiento, apenas pudieron escuchar el imperceptible sonido de una tela arrastrándose por el suelo.

- ¿Por qué? ¿Por qué vienes adorar este santuario que lleva abandonado por años?

Baekhyun guardó silencio por unos segundos antes de contestar, pensando bien su respuesta.

- Cierto es que en la aldea han olvidado la existencia de este santuario que alguna vez fue el centro de veneración de nuestra tierra. No hay excusa para ello. Si me pide una explicación de mis actos señor, debo admitir que el encontrar este templo me trajo nostalgia…

-¿Nostalgia?

Baekhyun asintió.

- Mi abuela me trajo de aquí de pequeño, me contó su historia y el ser que era venerado. El volver a encontrar este templo me trajo a la memoria esos recuerdos.

- En otras palabras, vienes al templo solo por tus memorias…

- ¡No!- Baekhyun apretó los labios al ver que había alzado la voz. Carraspeando, volvió a hablar en un tono más suave- No, también creo en la deidad…

- ¿Y con pan añejo esperas su benevolencia?

Baekhyun agachó la cabeza.

- Esperaba que regresara…mi aldea lo necesita.

Una risa grave y llena de amarga ironía resonó por el bosque e hizo que el corazón de Baekhyun se achicara en su pecho.

- Tu insolencia y descaro son impresionantes. Recurrir a una deidad y recordarla sólo cuando están en apuros, ¿Cuán egoísta los humanos pueden ser?. Tus acciones llegan a ser ofensivas

Baekhyun tembló. Sabía muy bien lo que esas palabras significaban.

Asumiendo la responsabilidad de sus actos y que aquel oficial tenía razón, se arrodilló en el piso. Dejando la leña a un lado, comenzó a retirar la parte superior de su hanbokdejando al descubierto su blanquecina y magullada piel.

El frío golpeó la piel como un latigazo, pero Baekhyun controló cualquier gesto de dolor y en vez de eso agachó la cabeza hasta que su frente tocó la nieve.

- Acepto mi castigo por mi soberbia al deshonrar una deidad, mi señor. Estoy listo para recibir lo varillazos necesarios por mi comportamiento, pero por favor pido clemencia por mi aldea, ellos no tienen la culpa de mi inaptitud.   

La voz de Baekhyun era honesta y sincera. Su cuerpo temblaba en una mezcla de miedo, anticipación y frío. Sus manos eran puños, esperando a que el primer golpe diera contra su espalda marcada de cicatrices, quemaduras y costras.

Un ave alzó el vuelo a los lejos.

- Puedes vestirte

Baekhyun alzó la vista, sorprendido.

- Pero…

- No me hagas repetirlo

La voz sonó como un gruñido, molesto. Baekhyun se dio cuenta que era mejor obedecer y sin demora volvió a colocar su hanbok en posición.

- ¿No tomará represalias sobre mi pueblo?

- No, no lo haré. Eres consciente de tus errores, con eso me basta.

Baekhyun ladeó la cabeza en total confusión. Eso no era usual. Sin embargo, agradeció la benevolencia de aquel hombre, tener que recoger leña con su espalda en ese estado ya era molesto, si le reabrían las heridas con nuevos golpes, no se imaginaba como sería.

- Agradezco su misericordia- fue lo único que se permitió decir, antes de recoger la leña a su lado y emprender su camino de vuelta a casa.

Estaba por bajar la escalera, cuando en eso se detuvo.

 - Mi señor, puedo hacer una única petición.

- ¿Qué es lo que deseas?

- Me gustaría volver al templo, esta vez para mostrar mis sinceros respetos a la deidad y también en disculpa a mi actitud.

- Esta bien, pero no traigas de nuevo ese pan

Baekhyun frunció los labios con preocupación.

- ¿Qué debo traer entonces?

- Sólo tus oraciones. Espera a que sea primavera y la tierra de frutos para traer nuevamente ofrendas.- Al ver que Baekhyun asentía y se disponía a bajar, agregó- Antes de que te vayas, ¿Cuál es tu nombre? No me lo has dicho.

- Byun Baekhyun, mi señor- dudando por un segundo, Baekhyun guardó silencio antes de preguntar- ¿Puedo saber cuál es su nombre?

Una suave brisa se interpuso entre ellos envolviéndolos.

- Chanyeol

Notas finales:

Espero les haya gustado la historia

El siguiente capitulo lo subiré el próximo Sábado!

Por favor, no olviden comentar, para así saber que parte les gustó más! (a mi me gusto el Baekhyun volador, siendo lanzados lejos de la cueva kkk~)

Nos vemos <3

PD: Tambien subo la historia por wattpad, aqui les dejo el link!!

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