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Sensorium por Silver Bullet

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Yo no debería de estar haciendo esto... pero cuando vine a caer en cuenta, el Word ya estaba abierto, había un título y un capítulo estaba escrito... Moraleja: No debo aburrirme en clases, pasan cosas peligrosas.

No estoy ni cerca de la mitad en Nuestra Realidad y Sexualmente Frustrado está parada por motivos fuera de mi control... ¿Cómo llegué a esto?

Yo sé la respuesta. AMO Sense8 mi inspiración para esto... Ya qué, veré como me acomodo para escribir todo. Con suerte esta historia no será taaaaaan larga... espero.

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Para Kazemaru Ichirouta era un día normal en su rutina. Despertar temprano, tomar un baño con agua caliente y lavar su larga cabellera, desayunar con sus padres y tener una amena conversación con ambos, caminar al colegio en medio del bello sol mañanero, encontrarse con Endo Mamoru camino al instituto y unas calles más adelante se unió a ellos Goenji Shuuya, llegaron al Raimon en medio de una amena plática, ir a su aula, esperar al profesor, reír de las tonterías de sus compañeros, iniciar clase, prestar atención a las clases, hora de almuerzo, su madre siempre le preparaba un bento para que no tuviera que comprar en la cafetería nada de comida chatarra, saludar al resto del equipo de futbol que se reunía en el receso para platicar, más clases, tratar de entender física era la materia que más le costaba, simplemente eso no era para él, festejar el final de las clases, club de futbol, por fin, él amaba correré en la cancha junto a sus amigos, bromear en el calentamiento e iniciar las prácticas...

Al terminar el entrenamiento iría a una tienda de conveniencia junto a sus amigos, comprarían chucherías, hablarían un rato de la tarea de mañana, para finalmente ir cada uno a su casa. Llegaría a su hogar, almorzaría lo que su madre dejó en el refrigerador o en caso contrario, cocinaría algo él mismo, lavaría los platos, tomaría un baño y haría tarea hasta que sus padres retornaran del trabajo, ambos lo saludarían, su padre pondría la televisión para ver noticias, su madre comenzaría a hacer la cena. Terminaría tarea, comería con sus progenitores, comentarían el día de todos para reír sobre las ocurrencias de su madre en la oficina, ayudaría a su madre a lavar los platos, se pondría cómodo y hablaría por chat con sus compañeros de equipo antes de ir a dormir.

Un día completamente común en su rutina.

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Para Fudo Akio era otra mañana caótica. Despertó por los gritos de su madre, reclamándole a su "padrastro", sobre gastar el dinero de la quincena en alcohol, entrar a la ducha para ignorar el escándalo y ser recibido por el agua helada a falta de calentador, vestir el muy prestigioso uniforme del Instituto Imperial, tomar una manzana y salir de su casa con un portazo que fue ignorado por los adultos. Tomar el tren para luego caminar algunas cuadras hasta las puertas del colegio, ignorar a todos a su paso, los muy inútiles se alejaban de él por miedo, llegar al salón y sentarse junto a la única persona que le agradaba y de paso la única persona que lo soportaba a él, Yuuto Kido su mejor y único amigo. Le dio los buenos días y se recostó en su pupitre a dormir hasta que Kido lo despertara con la llegada del profesor, ignoró la mayoría de las clases, humillar al profesor de matemáticas que trató de reprenderlo por no prestar atención, pero el hombre había cometido un error en medio de su explicación y a Fudo no le faltaron pepitas en la lengua para recalcarlo. Hora de almuerzo, por suerte el colegio brindaba almuerzo gratis por la alta colegiatura que él no pagaba gracias a la beca, Kido estaba en reunión del consejo estudiantil, planeaba comer solo hasta que un grupo de listillos trató de meterse con él por ser becado... cinco idiotas acabaron con la nariz rota y corriendo hacia la enfermería, nunca lo sancionaban, el director prefería hacer la vista gorda en los "problemas de ricos" y un "pobre becado". Por fin terminó su almuerzo, más clases aburridas, por fin hora del club... si había algo que lo ayudaba a lidiar con su vida diaria, era correr tras el balón.

Terminaría la práctica y conversaría un rato con Kido, hasta que llegara Sakuma para reclamarle alguna tontería, lo que llevaría a una pelea que serpia detenida por Kido y el portero del equipo. Aprovecharía el agua caliente del instituto y se daría un buen baño, saldría listo de los vestidores para encontrarse a Kido que lo espera para salir juntos del instituto, esperarían juntos hasta que le chofer del capitán llegara a recogerlo y por fin se iría a casa. Llegaría para encontrar el lugar vacío, su madre estaría trabajando y aquel desperdicio de oxigeno al que su madre insistía en "amar" solo Dios sabría dónde estaba metido, comería algún pan con queso si tenía suerte, haría tarea rápidamente, no solía demorar más de dos horas, se acostaría a dormir un rato, hasta volver a ser despertar por gritos, ahora su madre gritaba pidiendo que parara, escuchó cosas romperse y suspiró enojado, caminó a la sala sabiendo lo que vería, el intruso estaría golpeando a su madre porque ya se le pasó la borrachera y no había comida ni alcohol. Él trataría de interponerse entre el tipo y su padre, terminaría golpeado en la espalda por cubrir a la mujer y al final el tipo fastidiado se iría dando un portazo... su madre lloraría hasta que él le cocinara una sopa instantánea o algo ligero, la haría comer y la mandaría a la cama. Luego él iría a su cuarto para despertar a las 2 de la mañana con el ruido de la puerta... el intruso regresaba luego de tomar o drogarse... de nuevo. Lo peor venía ahora, escucharía a su madre gemir como gata en celo por ese desperdicio de oxígeno... hasta las 3 de la mañana, cuando por fin podría dormir otro rato... hasta el día siguiente donde todo volvería a comenzar.

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Así debía ser, sus días comunes y corrientes, uno en su calma diaria y el otro en medio del caos, pero si todo continuara así no habría historia.

Específicamente este relato comienza el día en que ambos nacieron, 27 de Julio.

Pero no estamos aquí para descubrir aquel secreto. No aún por lo menos, así es que regresemos a la vida diaria de los protagonistas. Era jueves, un nuevo día la rutina volvía a comenzar con una leve diferencia, ambos jóvenes sentían el cuerpo extraño, había una leve pesadez en sus cuerpos, esa que te anuncia que vas a resfriarte, pero aún es muy leve como para alarmarse.

Ignorando el malestar, uno porque no quería preocupar a sus padres y el otro porque sabía que sería ignorado, comenzaron con su día como normalmente harían. Con el único inconveniente de que mediante transcurría el día el calor en sus cuerpos aumentaba, tal vez era fiebre lo que les anunciaba su estado o tal vez el día simplemente estaba muy caluroso. No importaba, lo volvieron a ignorar.

Los amigos de Kazemaru lo notaron pálido y le sugirieron no ir al club, pero él no quería ser una molestia, se acercaba un partido importante y no podía darse el lujo de no entrenar. Endo como capitán y amigo estaba seriamente preocupado, insistió en que lo tomara con calma, pero al final del día Kazemaru era bastante terco y no hubo manera de convencerlo para que se quedara en la banca descansando.

Por su parte, Fudo fue cuestionado por la ceja alzada de Kido. El capitán estaba preocupado al verlo tan callado, había ignorado las provocaciones de Sakuma y simplemente se había dormido en el pupitre. Pero lo más que obtuvo de Fudo fue un levantamiento de hombres restándole importancia a sus ojeras y palidez. Kido no insistió, sabía lo cabezota que era su amigo.

Así estaban ambos, sudados y pálidos, pero con un rojo en las mejillas, producto del calor interior que sentían.

Kazemaru corría hacia Goenji para tratar de impedir que se acercara a la portería.

Fudo corría con el balón tratando de esquivar a Sakuma para darle un pase a Kido.

La vista de ambos comenzó a nublarse, pero tercos como eran siguieron como si no pasara nada, les costaba respirar, lentas y pesadas eran las inhalaciones, sentían que el aire no les llegaba a los pulmones. Ya no podían coordinar hacia dónde corrían, solo siguieron de frente hasta que cada uno de desplomó perdieron por completo el conocimiento en medio del campo de futbol.

Ese día tanto el Raimon, como el Instituto Imperial detuvieron sus entrenamientos por compañeros caídos.

 


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