Las clases estaban a punto de comenzar. Todos los estudiantes se encontraban dentro de las aulas, incluyendo en la de Elián. Ella era una chica bastante sociable de dieciséis años, lista no tan alta como le gustaría pero al menos estaba en el promedio de altura, de cabello castaño oscuro y ojos color avellana. Siempre peinada con una coleta ya que le resultaba más práctico. Y siempre acompañada con una deslumbrante sonrisa.
-¡Ya viene la profe!- grita uno de sus compañeros y todos toman asiento.
-Buen día- saluda sin mucho ánimo a los estudiantes y es que la noche anterior había ido de fiesta y por supuesto tenía una terrible resaca, solo quería acabar el día así que presentó a la nueva estudiante tan rápido como pudo- apartir de hoy una nueva compañera se unirá a esta clase y shalala shalala se llama... ¿Cómo?
-Carvel- responde con una tímida sonrisa la chica. Una joven hermosa de piel clara, ojos azules y un deslumbrante cabello color azabache y su cuerpo, bueno, ese fue lo primero que vieron los varones, ya que era difícil apartar la vista de aquél monumento, curvas bien marcadas y unos grandes pechos, algo bajita dándole a todos un plus de fantasías.
-Bien, bien. Ahora toma lugar cerca de...
-¡Elián! ¡Ella tiene un lugar a libre a lado de ella!- gritó una de sus compañeras celosa de que se sentara con el chico más popular, ya que el también tenía un lugar libre a lado de él, y es que a su parecer seguro que la "nueva" era toda una puta.
-Bien, siéntate allá.
-De acuerdo- se acercó a su lugar y Elián miró embelesada cada pisada que daba la chica- hola.
-Hola.
Logró relajarse y sonar casual, pero lo cierto es que su corazón no dejaba de latir a gran velocidad. Se odiaba a sí misma por ser tan pervertida, pero lo cierto es que moría de ganas por salir del colegio, ver las revistas de su hermano y con cada foto imaginar el rostro de Carvelian.
-Ahora traduzcan la canción de...
-Oye- se acerca a susurrarle la nueva estudiante- ¿puedo trabajar contigo?
-Si, claro.
¡Dios! Ahora no sabía si tenía buena suerte o mala suerte. Trabajar con ella era como estar en el paraíso, pero olía tan rico y ese susurro le pareció delicioso. Y es que para variar también contaba con una sensual voz. Debía enfríarse o iba a tener problemas. Por fortuna el día término entre tortura y gozo para Elián. Convivió con naturalidad con sus amigas y agregaron a la compañía... si, a Carvel, la cual sufrió el rechazo de muchas alumnas por ser, ella, pero eso no les importó a las amigas de Elián quienes son del tipo "que se jodan si no les agradamos."
Y así finalmente regresó a casa, se baño, se cambio y se dirigió a la habitación de su hermano con la esperanza de ver sus revistas, pero su hermano había regresado temprano.
-Rayos~ pensaré en Carvel hasta mañana- suspira. Si, había sido un día bastante loco para ella, ahora prefería dormir.
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