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El Renacer por LYKOS

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Como viviendo un Déjà vu Naruto se encontraba apoyado en la ventana del avión al fin de sus vacaciones en Hawaii, después de despedirse de sus amigos de veraneo con los que llevaba ya tantos años coincidiendo, solo le quedaba la vuelta a la rutina. Aunque se sentía con ganas de volver a ver a sus amigos, una sensación de tristeza invadía su ser, volver a su vida diaria y sobretodo volver a ese instituto en el que tan mal se lo han echo pasar, hacen que la intranquilidad se apodere de él.

 

Y no era para menos, pero gracias a Dios este iba a ser el último año que pasaría en ese puto sitio, después ya podría irse a Hawaii a estudiar en la universidad como le prometieron sus padres si seguía con esas notas.

 

Tras las horas de vuelo y el viaje en taxi a casa, ceno con sus padres y se metió en la cama para irse a dormir, no sin antes mirar Instagram y ver a la puta persona que le traía por la calle de la amargura. Puso en el buscador “Sasuke Uchiha” y empezó a ver las fotos que ese azabache acababa de colgar con su novia la “pelirosa” en la playa. En la foto se podía ver a Sasuke siendo besado en la mejilla por Sakura mientras miraba a la cámara y mostraba una de esas sonrisas suyas que podrían derretir a cualquier persona.

 

¿Por qué tiene que ser tan hijo de puta? Se repetía Naruto mientras apagaba la pantalla del móvil, conectaba el cargador y daba la vuelta para intentar dormir.

 

 

 

— Despierta Naruto... Vas a llegar tarde. — se alcanzaba a escuchar a través de la puerta de su habitación.

 

—Humm… Ya voyyy. —y se puso la almohada por encima de la cabeza.

 

Tras un gran esfuerzo consiguió despegarse de la cama y preparar sus cosas, salió de la habitación y se fue al baño a ducharse, al salir se paró enfrente del espejo y se quitó las gafas poniéndose las lentillas que su amigo Nagato le dijo que se comprase, repitiéndole que esos ojos no podían estar ocultos por unos cristales, que debía lucirlos. Y era verdad, esos ojos azules que le había legado su padre eran preciosos y más con la expresividad que tenia el pequeño Kitsune.

 

En Hawaii, Nagato y sus amigos le dijeron que necesitaba un cambio de Look y eso fue a lo que dedicaron la mayor parte del Verano, renovar su fondo de armario y quitarle esas greñas que llevaba por pelo, cortándoselo con el pelo en pincho, acabó atándose a la frente una bandana con el símbolo de una hoja que le había regalado Nagato el penúltimo día que estuvo allí. Fue a la habitación, se puso una camisa blanca con unos pantalones vaqueros y se dispuso a desayunar con algo de prisa.

 

Ya en la calle, Hinata, su mejor amiga, le estaba esperando con una sonrisa en la cara. Y por supuesto que ella era en la única persona que podía confiar al 100% en ese instituto, con la única que llevaba siendo amiga desde que eran pequeños y sobretodo, era la única que sabia que era gay.

 

Hinata se quedó algo en shock a ver a Naruto salir por la puerta de casa. —Dios Naruto. — alcanzó a decir.

 

— Que pasa Hinata, ¿tengo algo en la cara? —dijo Naruto sin tener la mínima idea que se refería a su cambio de look.

 

—Estas guapísimo, y ese pelo, esa ropa, dios me tienes que contar que has estado haciendo en Hawaii. —Dijo Hinata mientras nuestro rubio se ponía colorado.

 

Naruto de camino le estuvo contando todo lo sucedido en sus vacaciones.

 

Casi llegando al instituto vio pasar un Porche GT3 RS a toda velocidad parando en la puerta del instituto, del cuál se bajó Sasuke, no sin antes despedirse de su hermano Itachi Uchiha, un famoso actor que trabajaba en una de las series mas vistas del momento.

 

Muchos lameculos…

 

Perdón…

 

Muchos chicos y chicas del instituto se amontonaron alrededor del azabache a hacerle la pelota.

 

Naruto intentó pasar desapercibido por detrás de la multitud para entrar a clases con Hinata pero una figura le cortó el paso.

 

—Pero a quien tenemos aquí… —dijo un chico con el pelo rojo y tez muy clara.

 

—Mira si no parece ni él, casi nos despista. —dijo otro con pelo blanco y unos dientes que parecían de un tiburón.

 

—Seigetsu, Gaara… dejadlo en paz. —dijo Hinata mientras Naruto bajaba la cabeza.

 

—Pero si no le estamos haciendo nada. —Gaara puso su brazo alrededor del cuello de Naruto y lo apretó con mucha fuerza.

 

Lo siguiente que se escuchó fue el grito de dolor que emitió Gaara cuando un chico con el pelo negro en forma de huevo y unas cejas muy pobladas le retorció el brazo dejándolo a su merced.

 

—Deberíais meteros con alguien de vuestro tamaño, ¿A que si Naruto? —dijo Rock Lee mientras le dedicaba una sonrisa a Naruto.

 

Lee era un experto en artes marciales entrenado por el mismísimo Maestro Gai, Oro olímpico durante 14 años seguidos.

 

—Lee, aquí tienes a uno de tu tamaño. — dijo por la espalda con voz ruda el que faltaba, Sasuke Uchiha.

 

Lee se puso blanco y soltó el brazo del chico, y no era para menos, no era la primera vez que se enfrentaba al azabache en competiciones y le pegaba una paliza, los reflejos del Uchiha eran sobrehumanos, sus ojos parecían ver los golpes antes de que los lanzasen.

 

Pero no querían protagonizar un espectáculo el primer día de clases y se fueron sin decirse nada, pero antes, el azabache lanzó una mirada de arriba abajo al rubio y soltó una media sonrisa en forma de burla.

 

—Aunque la mona se vista de seda… —y se fue con los otros chicos encarando la puerta del instituto.

 

Pasados unos minutos Hinata consolaba al rubio mientras Lee se acercaba a Naruto.

 

—Naruto no puedes seguir así, tienes que defenderte. —dijo Lee apoyando su mano en el hombro de Naruto.

 

—Esque… No se… No puedo. — dijo el rubio mientras se secaba un par de lágrimas que brotaban de sus ojos color cielo.

 

—Mira a la tarde te vienes conmigo a conocer a mi maestro y que te de unas lecciones básicas, Naruto, enserio, al final te va a gustar. —dijo Lee sonriente.

 

—Lee, yo no sirvo para eso… —contestó el rubio agachando otra vez la cara.

 

—Mira Naruto. —dijo mientras levantaba su cabeza y le miraba a los ojos. —Mi maestro lo dice siempre, uno no es nadie si no cree en si mismo, solo piénsalo.

 

—Le daré vueltas y si me siento con fuerzas te diré algo antes de acabar las clases. —dijo el rubio mientras se recomponía.

 

Los chicos se dirigieron a clase y se sentaron en sus pupitres esperando la llegada de su sensei por sexto año consecutivo. La puerta se abrió y un hombre con el pelo blanco de unos 40 años entró en la clase.

 

—Buenos días chicos y chicas. — dijo con una amplia sonrisa en la cara, poniendo los libros encima de la mesa.

 

—Buenos días Kakashi Sensei. —dijeron todos al unisono.

 

Y tras esto empezaron las aburridas clases de Literatura.

Al rubio le encantaba leer, pero después de lo sucedido, todo le daba igual. Y Naruto no pudo hacer otra cosa más que darle vueltas a su puto asco de vida, así paso hasta que el timbre del recreo sonó y decidió quedarse en clase para hablar un poco con su sensei.

Estos tenían buena relación ya que a Naruto le encantaba leer y su maestro le solía recomendar libros.

 

Estuvieron hablando de los últimos libros que habían salido al mercado y Kakashi le hizo un par de recomendaciones antes de que Naruto saliese al baño para aliviarse antes de empezar las siguientes clases.

 

Ya en el baño lavándose las manos escuchó como la puerta se abría y se cerraba de golpe, cosa que le asustó un poco, y más cuando en el reflejo del espejo vio a Sasuke mirándole.

 

Naruto intentó evitarlo pero Sasuke lo empujó contra la pared, le miro a los ojos durante unos segundos y le metió un fuerte puñetazo en el estomago que hizo que se cayese sobre sus propias rodillas casi sin poder respirar.

 

—Esto es un aviso, ponle un bozal a tu amigo Lee o la próxima vez no seré tan compasivo — el Uchiha acto seguido salió del baño sin volver a mirar al rubio, que se quedaba en esa posición intentando alcanzar una bocanada de aire.

 

Unos minutos después los chicos y chicas estaban en clase en silencio delante del profesor de matemáticas, Iruka, un hombre de unos 38 años con pelo recogido y un cicatriz notoria encima de su nariz, cuando la puerta se abrió y Naruto pasó dentro con la cara blanca por el golpe que acababa de recibir hace nada.

 

—¿Estas bien Naruto? —Preguntó Iruka mientras le posaba la mano en la espalda.

 

—Si sensei, estaba en el baño por que me sentía un poco mal, pero ya estoy mejor. — dijo el rubio con una sonrisa forzada, intentando convencerle de que no le pasaba nada.

 

 

Al fondo de la clase Seigetsu gritó en alto. —Seguro que tiene diarrea, espero que traiga pañal.

 

Casi toda la Clase se empezó a reír.

 

—Seigetsu vete a la sala de castigo, ya hablare contigo después, y tu Naruto, ni caso. Toma asiento. — dijo serio el maestro.

 

Naruto encaró el pasillo ante las miradas de todos y se cruzó con Seigetsu, que le chocó el hombro al pasar mientras le susurraba. — Te voy a matar.

 

Naruto se sentó al lado de Hinata, que le paso su mano por la cara, después agarró una de sus manos mientras intentaba calmarlo.

 

Las clases pasaron lentas para Naruto, pero por fin sonó el timbre y salió de los últimos de la clase con Hinata, esperaron a Lee en el jardín que había enfrente del instituto. Esta vez a Hinata le vinieron a recoger sus padres porque dijo algo de que tenia que ir a ver a su abuela a la residencia, se despidió de Naruto y se dirigió al coche de sus padres.

 

Naruto sacó un libro y se puso a esperar a Lee, no sin antes mirar como enfrente de ellos Sasuke y Sakura se estaban besando como perros en celo, desvió la mirada y se puso a leer.

 

Unos minutos después notó una presencia a su espalda.

 

—Que raro que un chico de tu edad este leyendo estos libros. —dijo ni mas ni menos que Itachi Uchiha. Si, el hermano de su amor platónico y persona que le trataba como una basura.

 

Claramente no supo como responder, Itachi imponía y el parecido con su hermano hicieron que Naruto no pudiese casi articular palabra.

 

—¿Te ha mordido la lengua el gato chico?- Itachi mostraba una cara de dulzura que le dió confianza al rubio.

 

—Perdón, estaba en mi mundo. —Naruto rió. —Me encanta la novela negra, sé que es raro.

 

—A mi también, ese ya me lo he leído, pero no te voy a destripar el final. — el azabache mayor le guiñó un ojo.

 

Naruto estuvo hablando un poco con él de libros, curioseando de la dificultad de aprenderse los guiones en el trabajo del chico, cosa que le contestó que no era muy difícil, ya que las escenas solían ser cortas y las solían repetir muchas veces.

 

Al poco llegó Sasuke junto a su hermano y el rubio.

 

—Ya era hora pelo cacatúa. —dijo Itachi riéndose, cosa que contagió a Naruto y intentó ponerse la mano en la cara para ocultarla.

 

La mirada de asesino que le lanzó Sasuke fue aterradora.

 

—¿Que? Nos vamos. —dijo Sasuke mientras avanzaba hacia el coche de su hermano.

 

—Si vete entrando al coche, yo voy ahora. —Itachi abrió el coche y miró al rubio. —Por cierto ¿Como te llamas?

 

—Naruto. — dijo sin alzar mucho la voz.

 

—Bonito nombre, me acordare de ti, hacen falta mas chicos como tu y menos cabeza huecas como mi hermano.

 

Itachi se levantó y antes de subir al coche miró al rubio.

 

—Espero que nos volvamos a ver… Naruto. — el azabache se bajó las gafas de sol que tenía en la cabeza y se metió en el coche, dejando solo el ronco sonido del motor de su coche que se diluía mientras avanzaba por la carretera.

 

Naruto empezó a pensar en lo amable que había sido ese chico con el, y en que no podía ser hermano de Sasuke, hasta se rió por el comentario sobre la cacatúa de este.

 

No le dio tiempo a pensar cuando Lee y Kiba se acercaron a Naruto.

 

—Tienes cara de enamorado. —dijo Kiba nada más llegó al lado del rubio.

 

—No digas tonterías-ttebayo —dijo Naruto intentado quitarse al azabache mayor de su mente, era paradójico que el hermano de Sasuke fuese tan amable.

 

—Pensaste en lo que te dije Naruto. — dijo Lee esperando una respuesta.

 

—Si. —miró a los ojos de Lee — No quiero que me vuelvan a humillar nunca más.

 

—Así me gusta, ese es el espíritu de la juventud — levantó sus dedos en símbolo de victoria — Te va a encantar, ya verás. — dijo Lee con una sonrisa de oreja a oreja.

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que os guste a tod@s 


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