Existen dos tipos de personas en este mundo, me ha quedado muy claro y mi padre se empeñó demasiado en demostrármelo. Las hay de las que reciben y las otras son las que dan. En esta vida nada es gratis y si alguien te da algo tú también tienes que retribuírselo y que ese alguien también pueda recibir.
Llego el día en que él reciba algo de mi parte.
°°°°°
⎯ ¡MALDITOS, SOLO POR SER MÁS CREEN QUE ME GANARON! ⎯Una bola de brabucones se interpuso en mi camino, pero obviamente no me iba a dejar, si algo sabía era como defenderme, pero esta vez había una notable diferencia entre la cantidad de idiotas que me estaban atacando. Lo peor del caso era que solo perdían su tiempo, ya que si querían mi dinero era justamente con lo que no contaba, desde la muerte de mi padre he tenido que arreglármelas yo solo para poder continuar con mis estudios y mantener la gran casa que teníamos yo solo.
⎯Tranquilo, aunque quisieses no podrías, a final de cuentas no eres más que nuestra cena, una muy arrogante a decir verdad. Así que acabemos con esto rápido. ⎯No sé bien en que momento pero cuando me percate de lo que estaba pasando ya estaba acorralado por los cinco chicos en un callejos y uno de ellos se encontraba bajando mi chamarra y desabotonando mi camisa. Definitivamente esos desagraciados querían atentar contra mi persona, no era alguna pertenencia material la que buscaban.
⎯ ¡SUELTENME JODIDOS ENFERMOS! ⎯Si algo nunca logro corregir mi padre fueron mi mal genio y mi boca en momentos inapropiados.
Mi mente estaba demasiado confundida con respecto a lo que estaba pasando, ese sujeto… ¿estaba a punto de morderme? Imposible, eso era simplemente imposible, algo así solo existía en los libros o la ciencia ficción, simplemente no podía ser real.
Cuando ya me había resignado a ser atacado todo se volvió aún más confuso, un sujeto que solo la oscuridad sabe de dónde salió comenzó a golpear a todos los bastardos que me estaban atacando, seas quien seas llegaste en el momento adecuado.
⎯… no podemos andar con libertad. ⎯Fue lo único que logre estuchar entre todo el alboroto, además el tipo que estaba sosteniendo mi cadera y piernas me dejo caer al suelo y mi cabeza reboto contra el frio concreto de la pared que ahora era la única que me sostenía. En un abrir y cerrar de ojos ya habían desaparecido esos cobardes y a mí solo me quedaba un fuerte dolor en el cráneo.
⎯ ¿Estas bien? ⎯el desconocido se acercó y me ofreció su mano para poder levantarme, antes de eso me acomode mi topa, abotone mi camisa y comencé a colocarme de nuevo mi chamarra.
⎯Solo fue un golpe, gracias.
⎯No es nada, bueno nos vemos.
Y desapareció, después de eso los días pasaron con normalidad en mi vida, iba a la escuela y regresaba a casa por las tardes para continuar con mis actividades, siempre fui un chico muy inteligente y a pesar de que no me gustaba alardear sobre eso las dos becas que recibía en compensación por ese IQ con el que nací no eran para anda despreciables. Sin embargo llego el día en que tuve que tomar una decisión. Ya no podría quedarme yo solo en la casa y mantenerla, al menos no hasta que lograse un mejor trabajo y con sueldo estable. Ser mesero no era denigrante pero no aguantaría más de esa manera.
Estaba cubriendo mi turno el 24 de diciembre a final de cuentas yo no festejaba nada durante esas fechas y aunque hubiese algún motivo para hacerlo, no tenía con quien. Y las propinas y la paga de ese día eran mucho mejores que el resto del año, ya que éramos pocos los que nos quedamos ese día en el trabajo.
⎯Makoto, no te esfuerces tanto, ya casi termina el turno. ⎯Aquí íbamos de nuevo con lo mismo.
⎯No hay nada de qué preocuparse Imayoshi, estoy bien y como dices ya casi se termina esto. ⎯Dirigí la mirada a la puerta y note como un nuevo cliente entraba por ella. ⎯Si me permites iré a atender a esa persona. Camine con rumbo a la mesa tres unto a la ventana y pregunté por la orden. ⎯Buenas noches, sea bienvenido ¿Qué desea ordenar? ⎯EL tipo se me quedo mirando detenidamente y no entendía porque su cara de idiota me estaba fastidiando tanto.
⎯Un capuchino… ⎯y seguía mirándome con demasiado detenimiento que me estab poniendo de verdad molesto.
⎯ ¿Algo más? ⎯y seguía penetrando mi rostro con esos ojos marrones que me parecían demasiado odiosos en este momento. ⎯ ¿Disculpe, tengo algo en rosto? ⎯Ya me estaba cansando de su insistencia visual.
⎯No nada, lo siento.
⎯En un momento le traigo su pedido. ⎯ Que sujeto con molesto. Llegue a la cocina y le pedí a Imayoshi que preparase el pedido y continúe viendo si alguno de los clientes quería algo más. Cuando estuvo el café de la mesa tres junto a la ventana se lo hice llegar a su respectivo dueño.
⎯Perdón por ser tan insistente pero siento que te conozco de algún lado. ⎯Así que esas eran sus razones, y seguro el bastardo solo me estaba confundiendo.
⎯Lo siento, pero yo no sé quién es usted.
⎯Ya lo recuerdo, tú eres el chico del callejón. ⎯ ¿QUÉ? Ese jodido sujeto con cara de idiota y cejas pobladas es quien me salvo hace tiempo de… esos otros tipos, joder lo que me faltaba. ⎯ ¿Ya no te han vuelto a molestar cierto?
⎯Sí, pero ya no necesite de tu ayuda. ⎯Mentira, sonreí como solo yo sé hacerlo y volví a hablar al ver su cara de asombro. ⎯Claro que no, sinceramente creo que no lo volverán a hacer, pero ya te agradecí por eso, no veo el motivo de seguir con el tema.
⎯Bueno en todo caso ten, por si las dudas. ⎯Me entrego un papel doblado, de seguro es su número, que inútil. Se paró y fue a pagar lo que había comprado, se retiró del lugar y antes de cerrar la puerta me sonrió. Que molesto.