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Fiume por Mascayeta

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Hatori golpeó al hombre obligándolo a marcharse lanzando gran cantidad de improperios mientras amenazaba en acusarlo por "chulo". Al dar la vuelta, Yukina sostenía a Chiaki indicando que debían regresar al auto para verificar que no hubiese algún daño.

Gracias a la oportuna acción de los dos varones, Yoshino logró salir ileso del ataque. Al abrir los ojos sonrió ante la presencia de sus amigos, acomodándose pidió ser llevado a su casa.

Yoshiyuki lo observó por el retrovisor analizando las cortas respuestas que daba al médico. No estaba en shock por haber sido casi violado, en sus ojos se veía la preocupación de tener que asumir una decisión que sin duda heriría a alguien que amaba.

Volvió la mirada a la carretera para concentrarse en manejar, a su cabeza llegaron los recuerdos del ojiazul que protegió desde la primera vez que se encontraron. Aún tenía las imágenes del chiquillo con mocos en su cara que lloraba tratando de arreglar el peluche amarillo que estaba completamente despedazado sobre la arenera del patio de juegos. Las frases entrecortadas le demostraron a su pequeña edad, que él era diferente a los demás. Con hipidos Chiaki le decía al muñeco que todo mejoraría, solo cuando sintió la mano de Hatori en el hombre, se volteó para preguntarle lo que nunca había podido contestar:

«¿Por qué son tan crueles conmigo? Acaso ¿ser pequeño y diferente es tan malo?».

Ese fue el comienzo de su condena, se enamoró sin darse cuenta, anhelaba con estar a su lado, que se fijará en él y se esforzó por ser su mejor opción.

La voz de Yukina indicándole que debía devolverse a la ciudad le desconcertó. Detuvo el coche para entender de que se había perdido.

—Tori necesito hablar con Yanase, por favor llévame a su casa.

Y ahí estaba otra vez esa mirada fría que le decía que no cambiaría de opinión, que si no lo hacía simplemente se bajaría del auto y de alguna manera lograría llegar a donde deseaba.

Suspiro y asintió, igual que lo hizo el día que Yoshino le rompió el corazón por un malentendido. Arrancó el automóvil para dirigirse a donde su eterno rival. El mismo que le llamó solicitando su ayuda para poder recuperarlo. Pudo negarse, pero era por el bien de Chiaki.

En su mente giraron las imágenes del día de su graduación, esa noche quería confesarle sus sentimientos a su amigo, aunque era demasiado rápido, esperaba que aceptara su propuesta de vivir juntos, de poder formar una familia. Por casualidad se enteró que era un doncel y si antes sabía que lo protegería, ahora daría su vida por él.

Lo vio llegar con un pantalón de lino negro, tenis blancos y un buso del mismo color que los zapatos, que ajustaba perfectamente su torso dejando ver la estrecha cintura que más de una vez había acariciado, el desordenado cabello y la mirada ansiosa que lo buscaba, fue suficiente para convencerse que Yoshino era la persona destinada para él.

A medianoche cual cenicienta lo citó en el jardín interno para declararle su devoción, nunca imaginó que Erika Chinose llegaría antes y dañará totalmente su plan. Fue la primera vez que vio la mirada que acababa de regalarle Chiaki al decir que volvería donde Yuu.

Solo dos palabras bastaron para destrozarlo «te odio», y otras más para entender que el ojiazul no era tan débil como creía, y la chica saber que, por más doncel, era un hombre y como tal se haría respetar.

Después de esa noche, no se volvieron a hablar. Eran vecinos, así que prácticamente era obligatorio que se vieran, aunque muchas veces tuvo la oportunidad de mudarse, no lo hizo para poder seguirlo de lejos. Al finalizar la carrera y obtener la beca para hacer un postgrado en Italia, sus padres ofrecieron una cena. Lo único bueno de esa noche fue retomar su amistad, una opción necesaria si quería retenerlo a su lado, una que no discutió como siempre que Chiaki le pedía algo. 

Yoshiyuki prefirió dejar de pensar en el pasado, siguió en silencio el recorrido, uno que tan pronto terminó frente al edificio, le dio la visión de Yoshino siendo recibido por Yanase que lo abrazó pidiéndole perdón. 

Hatori los observó desde el puesto del conductor, Yukina le dio unas indicaciones y se despidió del publicista para subir al lado del administrador.

Los ojos azules de Chiaki se encontraron con los de Yoshiyuki para entenderse —como siempre lo hacían—, sin palabras. Fue suficiente para el castaño que esbozó una abierta sonrisa de satisfacción.

Yukina como buen amante del manga shoujo, veía corazones hasta en la sopa, así que de inmediato leyó el ambiente.

—¿Qué tal una cerveza? —la cara de póker de Hatori regresó de inmediato, pero ya era muy tarde para negarlo—, me la invitas o te molestaré hasta que te le declares abiertamente.

—¿Qué ganas con eso? —preguntó el castaño mayor.

—No sé —aceptó Kou subiendo los hombros con descaro—, pero por lo menos tendré en que divertirme y no siempre ser el objetivo de las burlas de Kirishima-san.

El nombre de su amigo hizo que Hatori tomará posiblemente la decisión más estúpida de su vida, pero, al fin y al cabo, era lo que pensaban hacer, así que solo se adelantaría a los planes de Dariam. Sin dar tiempo para dudas, sacó su celular y escribió el texto que envió sin detenerse a corregir.

—Bien, y para evitar problemas, querido príncipe, te emborracharas en mi apartamento —eso no le gustó ni cinco a Yukina quien esperaba poder conocer y compartir su noche con alguien que no fuera su mano—. No quiero un espectáculo mientras lloras por Kisa.

El manotazo en su cabeza provocó una gran carcajada, al menos esa noche ambos podrían compartir sus penas de amor tranquilos.

 

 

 

 El celular vibró en la mesa haciendo que Yokozawa lo cogiera para colocarlo en silencio, sin embargo, al ver el remitente pidió permiso para retirarse y poder llamar a Hatori.

El administrador nunca se comunicaba con él a menos que fuese demasiado importante. Marcó el número, pero antes de poder hablar sintió como era volteado agresivamente.

—¡Maldita sea! ¿Qué es tan importante para que dejes la reunión?

La mano de Takano apretaba su muñeca con fuerza, la misma que utilizó para soltarse y responderle.

—Hatori me envió un mensaje urgente; además, no sé para qué me necesitas, no me has dejado hablar ni una sola vez y el puto de tu amante...

La cachetada impactó con fuerza en su mejilla sin dejarle terminar la frase. Takafumi limpió la sangre de su labio y lo miró con ira. Nunca se le había enfrentado y eso le extrañó a Masamune, desde hacía días notaba que su esposo volvía a ser el "oso" que le llamó la atención en preparatoria.

—Te pido que lo respetes o ¿se te olvida que quien se metió en mi cama y le robó el novio a su mejor amigo fuiste tú? —el gesto de vergüenza fue suficiente para saber que había ganado la discusión; no obstante, quería dejárselo bien claro para evitar cualquier nueva insubordinación—, considero que aquí el único que puede recibir ese apelativo eres tú. Límpiate y vuelve al despacho.

—Tengo que llamar a Hatori —replicó Yokozawa en tono de súplica.

—Nada es tan importante como el contrato por firmar, si lo pierdo te aseguro que los cinco millones que pidió Kaira para sus deudas de juego no se compararán con lo que tu abuelito tendrá que pagarme.

Takano recogió el celular que había caído en el suelo cuando comenzaron la discusión, ninguno de los dos se había dado cuenta que la llamada había seguido en curso hasta unos segundos antes de tomarlo. Cuando fue a apagar el aparato, Hatori se comunicó de nuevo.

Con rabia contestó para dejarle claro que no era bien recibido el inesperado interés por hablar con su esposo.

Procurando no insultarlo por lo que había escuchado, Yoshiyuki le saludó haciendo gala de su impavidez. La respuesta tosca y que resaltaba que él era con quien debía hablar fueron suficientes para que Tori cambiara su tono a uno definitivamente amenazador.

—Que seas su esposo y apoderado no quiere decir que seas su dueño, o me lo pasas o te enviaré a la policía con una clara prueba de que lo maltratas.

—¡Habla! —el administrador escuchó como era activado el altavoz, así tomando aire pronunció la noticia que después tendría que ver cómo lo justificaría con los que le rodeaban.

—Takafumi, hoy intentaron violar a Chiaki, tu abuelo estaba con él y se enfrentó con el asaltante... yo... Teddybea... mi querido Teddybea lamento decirte que Enzo... que Enzo está muerto.

 

 


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