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Fiume por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Saludos a todos los que siguen este drama. 

Maratón de actualización, ojalá la disfruteis.

Dariam quería descansar, la reunión era solo el comienzo de lo que le esperaba con Kaira y Takano. El pecho le dolió al constatar la situación de Takafumi, del chico alegre y soñador que fue, no quedaba sino el recuerdo; si Alonzo lo viera no dudaría en repetir la cobardía que hizo por la manipulación de esa mujer, que era lo peor que había entrado a la vida de los Yokozawa.

Al ingresar a su habitación, el dulce perfume de Eleonora le embargó de gran felicidad, delante de él se encontraba la dama con quién compartió más de 30 años de su vida, aquella que le ayudó a criar a los gemelos y que le servía siempre de soporte. La castaña le abrazó transmitiendo todo el calor que pudo.

—Lo chicos te envían saludos —le murmuró mientras le daba un dulce beso en la boca—, te extrañan, quieren verte.

—¿Y él? ¿Está de acuerdo con eso? —Eleonora negó con la cabeza, suficiente para que Dariam entendiera que aún no era el momento de volver a encontrarse con aquellos que crio como sus hijos—. Es lógico, la mentira de mi hermana fue cruel, y me merezco su rechazo porque la secundé, le quité la posibilidad de ser padre y por mucho tiempo abuelo.

—Ayudaste a Síle y le diste la oportunidad de mantener su felicidad a costa de la tuya propia; además, me hiciste madre y abuela sin pasar por las dolencias del embarazo.

La risa surgió sin problema, su amiga, su compañera y la única que sabía sus secretos. El doncel la invitó a sentarse para hablar más de lo ocurrido en esos días que llevaban separados, ella acababa de regresar de Irlanda, donde ahora vivía en compañía de Brian, su actual pareja y quien era el verdadero padre de los gemelos.

Entre bromas recordaron como un sencillo viaje de vacaciones fue el detonante para que el secreto de los Valentino saliera a flote. Bien dicen que "la sangre llama", porque el hombre no descansó hasta confirmar la sospecha que se despertó en él cuando vio a los hijos de Eleonora.

—No te culpes más, Síle fue una irresponsable, si iba a abrir las piernas al menos debió cuidarse —expresó con la misma desfachatez de siempre su expareja—. Por lo menos mi madre decidió ayudarte a criar a ese par de diablillos.

—No me alcanzará la vida para agradecer todo lo que han hecho por mi —dijo Dariam sosteniendo las manos de la bella castaña que se ruborizó por la sonrisa que su amigo le brindaba—, Brian y tu se merecen lo mejor.

—¿Cuándo le dirás la verdad Dariam?

El cuerpo del rubio se tensionó de inmediato, sabía que debía hacerlo, pero por ahora lo principal era que Takafumi abriera los ojos, no podía seguir aguantando y cubriendo las maquinaciones de Kaira y el maltrato de Takano.

Y como si lo invocara, los gritos de la pareja se oyeron a través del corredor. Eleonora apretó su mano indicándole que fuera, no era oportuno que la vieran, así que, tomando aire, Valentino salió rumbo a la habitación del ojiazul.

—¡Sirve para algo en tu patética vida! —la cachetada sonó en la mejilla de Takafumi que instintivamente levantó la mano para devolver el golpe—. ¡Hazlo!, ten por seguro que, si me golpeas, te acusaré de maltrato, tengo todas las de ganar te lo aseguro.

—¿Pasa algo? —la cálida voz de Dariam hizo que los presente voltearan en dirección a la puerta que por la discusión no habían escuchado cuando se abría—. Repito ¿sucede algo?

Con descaro Kaira comenzó a llorar aproximándose al doncel mayor, en la medida que le explicaba los insultos y la violencia que su hijo ejercía sobre ella desde que empezó a perder en el juego.

Sin disimular el asco que sentía por la mujer, el médico no permitió que lo tocará, observó a los tres hombres y demostrando la misma altivez que había mantenido desde su llegada habló:

—Bien, si así son las cosas, no dudare en tomar cartas en el asunto; sin embargo, Kaira, te recuerdo que mi habitación está al lado, y que las paredes son demasiado delgadas, por lo cual, piensa muy bien la próxima vez que desees hacer una amenaza.

Ninguno de los presentes pronunció algo más, era claro que su mentira había sido descubierta mucho antes de que la dijera, viendo al rubio alejarse, Kaira entendió que su enemigo era el maldito de Valentino, pero el doncelucho no tenía ni idea de con quien se había metido.

Señaló a su hijo y ordenó a su yerno lo único que les permitiría tener el control total de la vinícola y la hacienda.

—A partir de ahora mira como lo embarazas Masamune, porque quiero a Cerchio y ver a ese ridículo médico lamiendo mis zapatos.

Onodera y Yokozawa los vieron salir, ambos exhalaron como si se quitaran un peso de encima, la acción se sintió como en los viejos tiempos cuando se escondían en las cavas para poder leer las cartas de quienes se les confesaban. Todo aquello se sentía tan ajeno y distante. Los golpes en la puerta pidiendo permiso mostraron los ojos azules de Chiaki con una bandeja de colaciones y a Kisa con tres copas y una botella de vino. No les hizo ni cinco de gracia encontrar a Ritsu junto a su amigo, no solo era ofensivo por la posición de amante, sino también por la manera como lo trataba.

Notando el incómodo ambiente, el castaño pidió permiso para retirarse, Yokozawa quizás se arrepentiría de eso, pero sosteniéndole por la muñeca le dijo que se quedara.

—Si hazlo, al fin y al cabo, Yoshino trajo comida como para veinte —confirmó Kisa.

—Lo siento —la dogeza dejó anonadados a los mayores, al levantarse Onodera pidió que lo dejaran hablar, luego de eso, si lo estimaban conveniente, él se marcharía de la hacienda. Igual su objetivo principal que era presentar sus condolencias ya había sido completado.

 

Casi era medianoche cuando Zen caminó hacia su habitación después de pensar en la respuesta que le daría al nieto de Enzo, le dolía todo el cuerpo y estaba tan confundido por las palabras que le dijo el ojiazul y el comportamiento de Hiyori, que tan pronto terminó la merienda, salió a recorrer los viñedos y a revisar en la oficina de las bodegas los informes que Hatori le había dejado en la mañana. Se dio cuenta de la hora cuando su pequeña le llamó para desearle las buenas noches, solo entonces regresó con la intención de bañarse y dormir.

No obstante, las risas que se escucharon por el corredor llamaron su atención, encaminándose en dirección contraria a donde quedaba su alcoba, llegó frente a la puerta de la cual salían las sonoras carcajadas. En esa ala quedaban las alcobas de Dariam, Kisa, Yoshino y Yokozawa, y en esta última las voces de cuatro ebrios rememoraban las pilatunas de los tiempos de colegio y universidad.

De repente el sonido de la chapa abriéndose le hicieron esconderse tras el muro más cercano, la aparente desorientación del amante de Takano, generó nuevas carcajadas y que la mano de Chiaki lo arrastrara con él para que pudieran dormir tranquilos. Por lo visto la noche de Yukina sería todo un suplicio, porque aguantarse a Shouta borracho —entre ronquidos y las náuseas— era una muy mala experiencia que solo el amor soportaría.

Cuando todo quedó en silencio, apagó las luces principales, para dejar las auxiliares activadas, sus pasos volvieron hacia la alcoba que le pertenecía, ya que debía madrugar por el envío a Roma. El crujido de uno de los escalones, le regresaron al punto de partida para ver a Yokozawa salir de la casa.

Sabía que no debía hacerlo, pero pudo más su curiosidad y sin dudarlo más fue tras él.

 

 


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