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Fiume por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Nuevo maratón y el final de la historia.

Yokozawa sintió como un dedo entraba en su boca, estaba tan excitado que no le importaba que le escucharán. Podía percibir en Kirishima aquello que Takano dejo de darle prácticamente desde que se casaron: Amor.

Sin embargo, cada vez lo introducía más, al punto de provocarle arcadas, algo no estaba bien. Mientras miraba los ojos avellana, la voz del castaño se fue desdibujando hasta parecer que era otro quien le hablaba.

—...vamos Teddybear...hazlo... vuelve con nosotros...Teddy...

Violentamente su cuerpo se levantó para sentir el amargo sabor de la bilis, tan pronto llegó la primera bocanada, la horrible sensación de que un objeto plástico era jalado con fuerza, pudo ver cómo salía una mezcla blanca, verde y amarilla de su boca depositándose en un recipiente metálico.

Fueron solo unos minutos, pero cuando supo que ya no vomitaría más, secó el sudor de su cara para intentar que sus ojos enfocaran dónde y quiénes estaban a su alrededor. La tela húmeda que limpió sus labios, le hizo sostener la mano que diligentemente le acicalaba.

—¿Dariam? no... —hiperventilaba y le ardía la garganta por lo que sea que le extrajeron—, Zen y yo...¿dónde...dónde está Zen?

El médico solicitó a Yukina y a Kisa que se retirarán, era necesario informar a Hiyori y a Enzo que todo estaba bien. Shouta miró a su pareja, que le abrazó diciendo que luego le explicaría. Ambos salieron asegurando bien la puerta con el objeto de qué Kaira o Takano no entrarán.

Con el cariño que siempre le tuvo, se acomodó para poder ver al ojigris. Se parecía tanto al Enzo que conoció cuando joven. El cabello de un tono negro azulado, los ojos tan azules que rayaban en lo gris y una tierna sonrisa que solo la regalaban a aquellos que amaban.

—Takafumi, cuando tu esposo salió, Hiyo-chan y yo charlamos con él diciéndonos que irían al médico porque quizás estabas embarazado —tomando la mano del chico le dio unas palmaditas cariñosas para seguir su narración-. Al enterarse que la única clínica de donceles era la mía, y que tenía la posibilidad de hacerte la prueba aquí, aceptó mi ayuda.

Yokozawa más tranquilo desvió su rostro por la vergüenza de que Dariam viera su real estado, y que se enterara del maltrato que sufría. Algunas marcas estarían siempre presentes recordándole hasta donde había permitido a Takano minimizar su dignidad.

—Creo que demoré unos veinte minutos en reunir lo necesario, vine y toque varias veces, pero tú no respondías, me preocupe y llamé a Yukina para que me ayudara. Cuando entramos estabas en el suelo, tus signos vitales bajos —la voz quebrada del mayor regresó la mirada del ojigris sobre él—. Creí que te perdería, que te irías igual que tu padre...no...no soportaría perderlos por segunda vez.

Yokozawa lo abrazó, no entendía bien el significado de la última frase, pero sí como una tonta acción lo llevó a lastimar a quien amaba como su abuelo. En la medida que los dos se sostuvieron uno al lado del otro, Takafumi recordó lo ocurrido...

En una hora te quiero listo en la puerta, no me hagas buscarte porque poco me importará molerte a puños.

La puerta se cerró dejando a Yokozawa sumergido en un ataque de ansiedad. Sabía que no era estéril, Yukina se lo dijo en el examen donde supo que era un doncel. Pero por ningún motivo deseaba quedar embarazado de su esposo. La sola idea de tener que compartir intimidad con Takano le provocaba una mezcla de asco y miedo. Sus encuentros sexuales se reducían a ser usado como un objeto, haciéndole sentir sucio y violado.

Sin dudarlo se dirigió al baño buscando algunas de las pastillas que consumía cuando pequeño por culpa de las alergias, los problemas gastrointestinales por el stress después de la muerte de Alonzo y uno que otro antibiótico...no tenía la menor idea si eso serviría y tampoco se fijó en las fechas de vencimiento, solamente cogió todas las que encontró y se las metió a la boca para pasarlas con agua. Apenas si alcanzó a llegar a la habitación, de pronto todo fue oscuridad y en su mente el sueño vivido de haber besado a Kirishima...

Sintió pena por la acción cometida, en su afán de esquivar una tonta prueba de fertilidad, casi se suicida. Nunca, ni en sus crisis más graves había pensado en ello. La risa de Dariam le hizo buscar la mirada del médico, quién acariciando su mejilla le observó con complicidad.

—De todo esto algo bueno salió.
—Saber que soy fértil y que pronto Takano se quedará con la fortuna de mi abuelo —respondió con enfado y sin notar que dijo la verdad que tanto trataba de ocultar.

Dariam negó con la cabeza, para encarar la mirada azul grisácea.

—Saber que no amas a ese idiota, y que estás enamorado de Kirishima.

El sonrojo en las mejillas de Takafumi fue la respuesta a qué dio en el clavo, mientras el peliazul se preguntaba qué había dicho en sueños.

Mientras tanto Kisa enfrentaba a su novio con la clara postura de quererlo matar.

El joven médico trató en vano de tomar su mano, pero este le rechazaba una y otra vez, al fin llegaron a la casa que Kirishima ocupó cuando Sakura aún estaba viva.

Apenas abrieron la puerta el anciano se levantó preguntando por Takafumi, la respuesta de Yukina sobre que estaba vivo y bien, fue suficiente para él y Hiyo, quién lo abrazó de inmediato.

El saludo irónico de Shouta, hizo que Yukina sonriera tímidamente y elevará los hombros, sabían que tarde o temprano esto podría pasar, así que Yokozawa-sama, se aproximó al doncel ojimarrón para pedirle que le escuchará, luego podría decidir si ayudarlo o hablar con su nieto.

Kisa amaba a ese hombre como a su padre, así que no le negaría nada de lo que le pidiera.

Pacientemente oyó la versión del patriarca, de vez en cuando buscó las miradas de Hiyo y Yukina que corroboraron la historia y develaron como ayudaban en el plan. Suspiró y sobó su sien intentando procesar la historia.

No sabía si esa parte de su personalidad de ver siempre la parte negativa de las cosas era la que le advertía que el teatro podía caérseles antes de lograr su cometido, o el hecho de entender que Teddy podía tomar todo esto como una cruel broma.

—Solo dos condiciones —dijo al fin—, la primera es que jamás Hiyo vuelva a agredirlo delante mío.

La niña asintió con una sonrisa, conocía a Kisa y si no hubiese tenido resaca, del regaño no se salvaba. Luego señaló a los dos varones, trago saliva y apretando los puños expresó lo que ese par parecía no haber visto. La orden heló por completo a Yukina.

En la casa principal un ojiverde bajaba las escaleras, totalmente feliz por la información que acababa de obtener, después de escuchar a escondidas la conversación de Dariam y Takafumi, eso era una ventaja estratégica para su plan. Expresión que cambió cuando vio a la pareja que se hallaba en el vestíbulo.

 


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