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Fiume por Mascayeta

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—¿Qué es lo que te tiene de malhumor? —preguntó Hatori encendiendo el cigarrillo a su amigo y jefe—, ¿qué sean la misma persona o qué estás enamorado de quién "supuestamente" odias?

—¡Eres un estúpido! —respondió Zen soltando el humo.

No tenía ni la menor idea que era lo que en ese momento sentía, tan pronto abandonó la habitación quiso devolverse, pedirle perdón y poder besarlo como tantas veces deseo, empero pudo más su rabia y se fue a dormir con el dolor de seguir comportándose como Takano. No solo eso, se lo había dejado muy en claro: Él sería su peor enemigo de ahora en adelante.

—¿Lo has visto hoy? —el castaño negó con la cabeza, entre los preparativos del viaje de Hiyori y Kisa, y el seguimiento a los cultivos, su día se fue con rapidez.

Desde el lugar donde se encontraban pudieron ver a Yukina aproximarse con la madre de Takafumi del brazo, más por curiosidad procedió a llamarlos para que hicieran parte de la velada. El clima de verano en ese sector era delicioso y pronto las noches en la playa se volverían uno de los paseos obligados de las parejas que deseaban disfrutar de la soledad y la pasión.

Kirishima sirvió algo del licor y rotó la botella para que cada uno hiciese lo mismo, la mujer esperó pacientemente que alguno de los caballeros procediera a ofrecerle un trago, pero la única respuesta que obtuvo fue el recordatorio del inicio de su tratamiento en los próximos días. 

La risa burlona de Hatori no la acobardo, por el contrario, dio pie para felicitar al vitivinicultor por echar a Shouta.

—No lo hice, él está con Chiaki y mi hija en un crucero por el Mediterráneo, luego irán a Paris y unos días al viñedo de un amigo en Loira.

—¿Lo premiaste? —el grito de indignación fue acompañado por la palmada en la mesa que retumbó los vasos en esta—, conozco a Kisa desde que estaba en preparatoria con Takafumi y ese estúpido es una perra que no pertenece a un lugar como Cerchio.

La imponente figura de Kirishima se irguió dejando a Kaira con pocas ganas de seguir el discurso. Haciendo hincapié en la hora, ordenó recoger todo e ir a dormir, Hatori y Yukina inclinaron la cabeza ante su superior y organizaron la mesa.

Antes de marcharse, Zen no desperdició la oportunidad de recordarle a la mujer cual era su puesto en esa casa.

—Señora Anderson si hay alguien que no pertenece a este lugar, es usted. No está en el registro koseki de los Yokozawa, y su hijo prácticamente está desheredado, así que, si vuelve a hablar mal de "mi familia", yo veré que salgan de aquí inmediatamente.

La pelinegra quedó sin palabras, Kou y Yoshiyuki alzaron los hombros indicándole que no había forma de discutir, minutos después se dio cuenta que estaba completamente sola.

Al ingresar a su alcoba, Hatori escuchó de boca del galeno el descabellado plan de Kisa, lo que no calculó fue que la loca de Kaira respondiera como lo hizo y menos, que se comiera la idea de que él estaba interesado en ella. La cara de póker del abogado desapareció tras ver como desde la llegada de Takafumi la casa había tomado vida. Se imaginó lo feliz que debía estar Enzo por toda lo acontecido, lo que fue corroborado por el menor que no sabía como quitarse a la mujer de encima. Si algo enamoró a Yukina de Kisa al punto de tenerlo como un idiota, fue que, en oposición a todas sus conquistas, este no le puso el más mínimo cuidado, y a pesar de saberse observado, la indiferencia como le trató Shouta desde su llegada a Cerchio fueron el anzuelo para retarlo a saber porque no caía bajo su encanto.

—Kisa te dio un mes, tiempo suficiente para obtener la información que necesitamos —aseguró Hatori comprendiendo lo que el doncel se imaginaba—, no es solo Fiume, es Takano Company y Onodera Liquors, esa mujer va por todo, la cuestión es saber ¿por qué? o ¿para quién?

Por su parte Dariam trataba de entender como su queridísimo y bien portado Enzo estaba recostado en su cama, sin un ápice de miedo por la posibilidad de ser descubierto. El hombre a sus sesenta y ocho años se mostraba tan apuesto como siempre, y desde que comenzaron ese bendito juego parecía que los achaques y la enfermedad habían desaparecido totalmente.

Yokozawa-sama llamó a su "por fin" pareja para que se recostara a su lado. Lo que le había dicho a Yukina era cierto, mientras estuvo casado con Silé nunca le fue infiel, no obstante, tampoco pudo olvidar a su verdadero amor y la noche que Dariam le dio antes de su boda. Acurrucado como lo tenía en sus brazos, no quería desperdiciar un segundo más de su compañía, lástima que tampoco podía hacer efectiva la unión por la ley debido a que su matrimonio con la gemela del doncel seguía vigente.

A su cabeza llegó el día que su esposa desapareció llevándose todo el efectivo de la caja fuerte y desocupando las cuentas mancomunadas. Desesperado recurrió a la familia Valentino, y después de años de no verlo apareció Dariam en su hacienda, una a la que no volvió por petición de su propia hermana.

Esa vez lloró entre sus brazos como un niño pequeño pidiéndole explicaciones por el abandono de Silé. No entendía que había hecho mal, su hijo muerto, Kaira envió a Takafumi a un internado en Tokio y la empresa prácticamente en ruinas. La noticia de la muerte de Alonzo causó en su cuñado una reacción que ni siquiera vio en su propia esposa, pero la fortaleza de Eleonora lo sostuvo incluso cuando fueron a la tumba de su hijo.

La forma como Dariam y su cónyuge se apoyaban provocaron en él la codicia de poseer lo que sabía nunca podría regresar a ser suyo, por eso recurrió a la estrategia de contratar sus servicios como médico primando la contratación de donceles.

En ese instante, recapacitó en las veces que la familia Valentino impidió la declaración de fallecimiento argumentando que, hasta no tener el cadáver, nunca cederían ante la posibilidad de verlo unido y colocando en riesgo el patrimonio de su hija. Todo se habría mantenido igual si Hatori y Yukina no hubiesen dado la noticia de su muerte a Takafumi, esto le dio la oportunidad perfecta para cobrarse cada una de las mentiras que su amado Dariam había dicho para que no se enterará de lo que sucedía con su nieto.

El doncel tuvo que aceptar las condiciones para no perjudicar a Kirishima quien no tenía ni idea de lo que se estaba orquestando, dejándolo como representante legal y único heredero de Fiume. Hatori y su abogado de años lograron en tiempo récord tener los documentos necesarios y que no dañarían a nadie en el momento que tuviese que regresar de la tumba.

Al igual que Yoshiyuki, sabía que Kaira no tenía las neuronas para idear el desfalco, Iwao había sido una ficha que hábilmente se aprovechó de ella para dejar a su familia bien acomodada... ojalá Takano tuviese la visión de su padre y entendiese a merced de quien o quienes se encontraba.

Los suaves ronquidos a su lado le sacaron de sus pensamientos, aunque ambos tenían la misma edad, la belleza de Dariam continuaba como el día que lo conoció en la academia militar. Dándole un beso en los labios lo arropó apagando la luz. Tenían quince días para preparar lo concerniente a la visita de los americanos, Kirishima le daría los legajos que debía revisar y Hatori los datos que en su visita a los Estados Unidos pudo recolectar, era la prueba de fuego para su actual pareja, pero también la manera de procurar que Zen y Teddybear se aproximaran. 

Quería mucho a Zen, pero había escuchado la amenaza que le lanzó a Takafumi y le dolió en el alma ver como su nieto lloraba por su error; tuvo que pedirle a Dariam que le llevase un somnífero, y aguantarse el regaño del médico que en ese instante lo mantenía oculto y sin poder moverse en su propia y antigua habitación, lo único bueno que obtuvo: Poder dormir al fin a su lado.

—Duérmete ya, le dijiste a Hiyori que le hiciera la vida imposible y te molestas por como actuó su padre.

—No es lo mismo.

El suspiro y la manera como depositó un beso en sus labios fue suficiente para fingir enfado y arrugar el ceño.

—Te duele saber que tu enólogo es igual a ti, ¿quieres que te recuerde todo lo que me hiciste pasar con Eleonora?

Al querer responder Yukina los interrumpió pidiendo permiso para entrar, al teléfono Kisa se escuchaba demasiado nervioso y a la espera de las instrucciones de cómo actuar. Sin más Enzo tomó la decisión.

—Tan pronto desembarquen en Florencia regresen, ya veré que le inventó a Hiyori. Por ahora mantente vigilante, al menos ella no los conoce.

El silencio que se formó después de la noticia fue roto por la risa de Hatori.

—Hay que ver el lado bueno a la situación, Kou ya no tendrás que acostarte con Kaira.

Sin más los cuatro hombres rieron de buena gana, al fin conocían a quien enfrentaban.

 


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