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Fiume por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Llegamos al final de esta historia, gracias a todos los que leyeron cada capítulo. Un abrazo de oso.

Para entender la frase del final, le dejo la traducción:

Cerchio: Círculo.

Fiume: Río.

Steven Anderson colgó el teléfono, su nieto entraba con los papeles del contrato que acababan de firmar. Se cumplían tres años de tenerlo a su lado, los mismos en que tuvo que solucionar los problemas legales que enfrentaron por las demandas de las empresas que alegaban engaño, usurpación y otra serie de crímenes corporativos que fueron atendidos por el buffet de abogados que los Brandon amablemente recomendaron.

Por lo menos los últimos meses, la compañía comenzó a crecer prácticamente desde cero y en un campo relacionado completamente diferente al que siempre se dedicaron. En medio de la explicación, Candace ingresó con los pasajes, Takafumi le agradeció recibiendo el sobre de manila, arrugó el ceño al ver la orden de compra. El tiempo que tendría para prepararse era mínimo, despidiéndose de sus abuelos, salió corriendo para todo lo que debía hacer ese día.

Los gritos de Masamune hicieron que Ritsu dejará los arreglos florales para salir corriendo a donde su hijo. El varoncito era igual que su padre a excepción de los ojos, que eran del color del doncel. Nao vio a su pareja limpiando las rodillas del chiquillo, cada día no se cansaría de darle gracias a Takano por intentar detener a Síle. Esa noche si él no hubiese actuado tan rápido, la escena actual sería muy distinta. Ella demostró que no le importaba llevarse a quien fuera por delante, con tal de acabar con Dariam, y en ese momento era Ritsu, quien sin darse cuenta se cruzó en la trayectoria que cubriría la bala. Un nuevo chillido le sacó de sus recuerdos, la abuela Kotoko llegaba junto a Yukina para ser recibida por su nieto que corrió hacia ella con los brazos abiertos.

Onodera se acercó a su esposo para ser recibido con un beso, la orden de Shouta para que dejaran de perder el tiempo los hizo rodar los ojos y continuar con los arreglos, el pelinegro tenía razón, ese día era para Chiaki, no solo por el matrimonio sino tambien era la celebración por el premio ganado con su manga.

—Deja de moverte, eso te pasa por comer tanto dulce —pidió Hiyori en su papel de dama de honor, aunque cuando se probó el traje le quedaba perfecto, ahora parecía que Chiaki había engordado, los ojos azules se aguaron, para comenzar a gimotear.

—¡Hatori no me va a querer! —la exclamación derrotó a la castaña que, con sus diecisiete años, parecía mayor que el hombre que tenía al frente.

Su especialidad era la gastronomía y no la ropa, pero sus abuelas en Tokio le habían preparado en todas las funciones que una persona (hombre, mujer o doncel), debía saber hacer para sobrevivir. Fue cuando lo noto, Yoshino no estaba gordo, estaba embarazado.

Con un fuerte abrazo lo calmó, a veces el ojiazul podía comportarse demasiado inocente para su edad, pero quizás ese era su encanto.

—Los amará a ambos, a ti y a la nueva vida en tu interior —Chiaki sonrió pidiendo le guardara el secreto, eso se lo contaría en su noche de bodas. Hiyori asintió, como si nada hubiese pasado, siguieron con los arreglos.

Dariam arreglaba la corbata de su esposo, desde hacia año y medio oficializaron su relación, cuando su hermana por orden de un juez le ordenó firmar la anulación de su matrimonio. Debido a su edad, Síle vivía en un asilo especializado para adultos mayores que cumplían sus condenas. Los crímenes de índole comercial y como autor intelectual y material de dos asesinatos, fue suficiente para que sus últimos años de vida pasara en ese lugar.

—¿Alguna noticia? —cada vez que el doncel se demoraba en una acción que dominaba totalmente, Enzo sabía que se perdía en los recuerdos de su hermana. Así que buscaba como distraerlo, y la pregunta lo logró de inmediato.

—El padrino no puede faltar, además, sin él, los pajecillos estarían incompletos.

Enzo pensó en como había cambiado su vida en tan corto tiempo, años de soportar el dolor por su exmujer, parecían ser retribuidos con un Cerchio lleno de niños y parejas que se amaban.

Kisa y Yukina, se casaron en una noche de copas en Las Vegas, ahora sus mellizos Katsuro y Masumi, corrían con sus dos años por toda la casa, siguiendo al hijo de Ritsu cada vez que el ojiverde los iba a visitar con el pequeño Masamune Jr.

Hiyori seguía siendo su princesa, llegó a la casa con Sakura y Zen cuando tenía cinco años, la había visto crecer, y convertirse en la bella dama que en ese instante era, agradecía que su carácter era como el de su madre, porque si fuera como el de Kirishima, realmente estarían en problemas, muy bueno en su trabajo, pero inútil para muchas otras cosas relacionadas más con su vida personal.

Esa noche el jardín decorado con un hermoso arco esperaba a los novios, la viuda Yoshino entregaría a su hijo, Hatori al lado de Zen temblaba, aunque en su rostro no mostrará ninguna emoción.

La marcha nupcial comenzó a sonar, lo bellos pajecitos serían los primeros en entrar. La escena era enternecedora.

Masumi, la pelinegra de piel blanca y ojos miel lanzaba los pétalos de rosas rojas y azules, seguida por su hermano Katsuro que transportaba las ofrendas, luego estaba un Masamune con los anillos y ayudado por la bella dama de honor, un castaño de ojos grises transportaba las arras.

Kirishima se reconoció de inmediato. Tan pronto como se acomodaron, Hiyo sonrió colocándose el dedo sobre sus labios para que no hiciera escándalo.

Hatori extendió su mano al ruborizado Chiaki, que saludo a su padrino que le recibió el buqué de rosas negras, símbolo de Amor Eterno. Los ojos miel del enólogo no se despegaban de su amado Teddybear, difícilmente logró cumplir con sus funciones, gracias a Dios no eran muchas. Al final de la ceremonia, lo buscó, pero era como hubiese desaparecido.

Fue cuando recordó el lugar que alguna vez Dariam le contó que utilizaba para esconderse de Kaira. La cava escondida llena de vegetación, dio paso a su regalo.

—¿Sabes? La vida es igual que el significado de Cerchio.

Kirishima afirmó, completándole la oración.

—Pero Fiume fue el que te trajo de regreso a mí.

Yokozawa sonrió, y sin más sintió como el castaño lo giró para abrazarlo y darle un suave beso que daría paso a una nueva etapa de sus vidas.

 

FIN


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