Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fiume por Mascayeta

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tercero en maratón: La relación de Takafumi y Masamune.

Zen guardó la nota en su billetera junto con la foto 3x4 del nieto de Enzo.

Cinco años habían pasado desde ese día, cada uno con una lección de vida y un dolor diferente. Era curioso que en todo ese tiempo jamás pudo coincidir personalmente con Yokozawa Takafumi, siempre por alguna razón de trabajo o de Hiyori sus caminos parecían alejarse.

Recordaba con malestar como después de regresar de Tokio vio al anciano llorar por enterarse de la locura que su nieto había cometido. Los arreglos de la hacienda habían causado grandes gastos, y de repente el cheque en las manos de Enzo tenía la solución a un costo que implicaba prácticamente dar la obra de su vida al marido de Takafumi.

Doce meses después, con sacrificios, la producción de jugos naturales unida a la venta de los vinos de colección logró pagar la deuda. El papel saldando el compromiso fue entregado por Kaira, ese día tampoco pudo encontrarse con el menor de los Yokozawa por estar en un evento de vinos en Latinoamérica.

Al siguiente año la sorpresa llegó con el incremento de los gastos propios del joven, las cuentas y las firmas en diferentes pagarés por problemas de juego que colocaron nuevamente en jaque a Fiume e incluso a Cerchio. En esta ocasión la salud de Enzo se debilitó demasiado, la embolia afectó su movilidad, así como el habla, durante ese tiempo Takafumi jamás apareció, por lo tanto, Kirishima tomó una decisión radical.

Kisa y Hatori hablarían lo mínimo sobre la condición de Yokozawa-sama, se pagarían los compromisos económicos, dándole un reporte de como su herencia se vería afectada. Como era de esperarse Kaira fue la que hizo aparición en la hacienda, el ver al joven asistente de Enzo haciéndole frente a la enardecida mujer fue un digno espectáculo. Al levantar la mano contra Shouta, Kirishima apareció demostrándole que las cosas no eran como cuando ellos se marcharon.

Aún recordaba la cara de la pelinegra al recordarle como su infidelidad le quitó la posibilidad del legado como esposa de Alonzo Yokozawa, y que, si su hijo seguía con los ridículos gastos, tampoco tendrían un céntimo donde caer muertos. La siguiente comunicación fue del despacho de la abogada Kotoko Takano en el que se solicitaba la entrega de la totalidad del monto de la herencia de Yokozawa Takafumi a su esposo como parte del acuerdo matrimonial; seis meses de trámites legales llegaron a la entrega de lo que para todos era una burla.

Fue la única vez que escuchó su voz solicitándole disculpas por la situación y pidiéndole hablar con su abuelo. Kirishima se negó de inmediato informándole que si quería verlo debía volar a Cerchio. Al otro lado de la línea se oyó un golpe y luego nada.

Ocho días después Chiaki fue el encargado de transmitirle la razón del joven, deseaba un acuerdo que le permitiera reclamar lo que quedaba del fideicomiso, la finca y la vinícola pertenecían a Enzo, y no tenía intención de nada con estas a menos que su abuelo determinara lo contrario. Eso fue suficiente para Zen, y para la decisión que lo colocó donde ahora se encontraba.

Los aplausos le regresaron a la realidad, el premio Gran Oro en la Categoría Vinos Tintos de Crianza. Kirishima sonrió y aceptó complacido el galardón, el cual ofreció a uno de los fundadores de la Vinícola Fiume, momento oportuno para comentar los cambios de la productora y la expansión del negocio. Esa noche fue el comienzo de una nueva era para los que trabajaban con Enzo Yokozawa.

 

En la misma ciudad, pero en un hospital, Yokozawa abrió los ojos tratando de identificar en dónde se hallaba. El dolor en su brazo le recordó la discusión con Takano y como concluyó. Acomodándose en la cama sintió la pesadez del yeso en su brazo mientras escuchaba la voz de quien asumió era el médico.

—Sé que no debo meterme, pero es necesario que piense en reportarlo.

—No es lo que parece, me caí por el mareo que desde hace un mes no me deja —respondió de inmediato.

—Los exámenes saldrán en la mañana, por el momento puede llamarme si necesita algo —dijo el chico con un suspiro. Takafumi calculó su edad en unos veintidós o veintitrés años por mucho, realmente era muy joven para ser doctor—. Soy Yukina Kou, y estaré a cargo de su caso señor Takano.

El oír el apellido de su esposo humedeció inconscientemente los ojos grises, con una fingida sonrisa asintió. Antes de que el galeno saliera le pidió un favor que este aceptó sin preguntar las razones.

Esa noche Yokozawa recapacitó en su vida después de su graduación. El primer año con las remodelaciones de la hacienda los acreedores de su abuelo aumentaron exponencialmente, la idea dada por Kaira en un momento determinado pareció lo mejor, pero no dimensionó que lo llevaría a separarse por completo de Enzo, y menos que Masamune vería como una afrenta el tiempo en que fue saldada la deuda.

Su madre regresó con las letras y un documento donde se recordaba a Takano que la hacienda y la vinícola no podían ser puestas como prenda debido a su calidad de propiedad familiar; recordaría esa noche como el inicio de sus problemas, los insultos y las frases ofensivas no se hicieron esperar, junto con la recaída del ojimiel en el alcoholismo.

Debía agradecer que Kotoko propuso que se mudaran a la mansión que tenía, y que era parte de la herencia de su hijo; como justificó, ella viajaba demasiado y la vivienda pasaba gran parte del año sola. Kaira puso a la venta su propiedad y se cambio con ellos, al menos las discusiones disminuyeron, él comenzó a trabajar desde la casa apoyando las actividades de su suegra y haciendo el seguimiento de varios proyectos que su abuelo a través de Hatori y Kisa le enviaba.

Con dolor recordó el primer golpe, una simple cachetada que trajo consigo otros vejámenes. Su madre estaba jugando y colocó como fiador de sus deudas a Masamune, la rabia del hombre se justificaba con la increíble de la cifra, una que le quedo muy claro debía cubrir Yokozawa como su hijo. Buscó el dinero como pudo, pero con cada día aparecía otro vale, equivaliendo nuevos golpes. Al ser insostenible la situación se comunicó con Enzo.

Una simple conversación supervisada por su madre y por Takano generó el peor de los conflictos. Su cónyuge se enfureció cuando lo escuchó pedir disculpas de manera sumisa para obtener como respuesta una orden del actual administrador de Cerchio, esto logró que Masamune arrojara el teléfono y volviese a golpearlo. El resultado fue su primera hospitalización, tres dedos rotos, un ojo morado y un desgarre anal.

Esa era la conclusión de sus cinco años de matrimonio. El sonido del celular lo hizo buscar su ropa para mirar la notificación que le había llegado. 

Las lágrimas brotaron en silencio, lo sabía, él había vuelto y lo peor era que Takano le regalaba la sonrisa de felicidad que jamás tuvo a su lado.

 




Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).