En la madrugada Ritsu cerró la puerta recostando la frente en ella para escuchar las frases de amor que Takano le recitaba desde el otro lado. No se retiró de allí hasta que escuchó el auto arrancar. Su cara debía estar roja por las tontas lisonjas de quién, sin importar el tiempo, era su verdadero amor.
Amaba a Masamune desde que lo conoció a sus catorce años, pero las circunstancias los habían separado y ahora que lo tenía de vuelta, no pensaba dejar escapar su felicidad.
—¿Hasta cuando vas a seguir con esta estupidez?
La voz de su madre le hizo voltear, la mujer lo miraba más con lástima que con rabia, pero sus palabras mostraban desilusión.
—Hasta que lo veo destruido.
—Ritsu, por favor entiende que estás actuando de manera incorrecta, te aseguro que él no tiene ni idea de todo lo que paso, po...
—¡BASTA! ¿por qué lo defiendes? —Onodera se acercó a su progenitora tomándola de los hombros para sacudirla, la mujer se soltó empujándolo.
Su hijo estaba confundido y desafortunadamente mal orientado por el dolor de la pérdida y la duda de la perfidia.
—Era mi amigo, conoció a Masamune por mí, sabía que nos amábamos y sin importarle, tan pronto desaparecí aprovechó para quitarme a Takano y a mi hijo.
Denise Onodera miró a su descendiente derrumbarse, sin dudarlo le rodeó con sus brazos para brindarle apoyo. La fría máscara al fin había caído y con ella el dolor de sentirse traicionado. Allí sentados en las escaleras de la mansión, la castaña entonó la canción de cuna que siempre tranquilizaba a su bebé y lo dejó llorar.
Ritsu recordó con dolor lo ocurrido a sus quince años, cuando su "supuesta" enfermedad le hicieron abandonar el país dejando solo a Takano.
Flashback
Ritsu dejó el baño por quinta vez esa mañana, los mareos y el dolor de cabeza que le acompañaban desde hacía un año le estaban generando más problemas de lo que creía; además, ahora estaban acompañados de vómito y nauseas. Nada de lo que comía se mantenía en su estómago por más de cinco minutos, y lo único que decían los médicos es que tenía un desorden hormonal.
Resignado lavó su boca y salió del baño, en la puerta su amigo Yokozawa Takafumi le esperaba, aunque el chico le llevaba tres años y pronto se graduaría de preparatoria, el que sus familias se movieran en el mismo negocio de Licores, había hecho que se conocieran para sin proponérselo formar una bella amistad.
Yokozawa lo acompañó hasta donde se reunirían con Masamune, desde hacía días veía como la situación de Fiume estaba generando problemas entre los dos jóvenes, pero también había comenzado a notar como el ojigris se sonrojaba cada vez que Takano bromeaba o le abrazaba. Una idea tonta provocada por los celos cruzó por su mente, una que deshecho por la seguridad de que su amigo jamás se metería en su relación.
Meses después de esa tarde, Takano comenzó a alejarse de él. Su relación iba de mal en peor y siempre la excusa era Takafumi. Las sospechas se hicieron presentes y con ellas los reclamos, un día simplemente las cosas se salieron de control.
Takano cayó rendido sobre su espalda para darle un suave beso en la base del cuello, amaba esos momentos después del sexo. Sin embargo, el sonido del celular lo apartó contestando de manera inmediata. El nombre que pronunció no le gustó para nada, se levantó dirigiéndose al baño, Masamune había tomado la costumbre de no usar preservativo y de "marcarlo" para que nunca olvidara a quien pertenecía. Con cuidado se limpió y procuró salir para realmente comenzar a estudiar para el examen de matemáticas. Sin embargo, la conversación de su pareja con quien consideraba su amigo le sorprendió.
—¿Cuándo pensabas decírmelo?
—Ritsu mi padre está en la cárcel y Yokozawa me ha dicho que su abuelo puede ayudarnos a que salga.
—¿Solo eso o hay algo más? —la cara de Masamune le confirmó lo que sospechaba— ¿te has acostado con Takafumi?
—Se me declaró, pero yo lo rechacé, le dije que solo te amaba a ti y...
Onodera salió sin dejarlo terminar, cuando llegó a su casa temblaba de la ira, pero también de la fiebre, cayó desmayado en brazos de su madre, no hubo grandes preparativos, diez horas después era ingresado a una lujosa clínica en Londres. Una en la que estuvo recluido cuatro meses, los mismos en que su vientre creció demostrándole su rara condición de doncel.
Fin flashback.
Ritsu se limpió las lágrimas y miró a su madre. Tomándola de las manos la besó con delicadeza. Sabía que no era correcto su comportamiento, pero quería que Takafumi sufriera lo que él cuando al regresar se enteró que su mejor amigo lo había traicionado. Era momento de hacerle entender a su madre sus motivos y aunque ella no lo apoyara, por lo menos que no lo juzgara tan duro.
—Hace diez años cuando regresamos de Londres, fui a buscar a Masamune para contarle porque me marché. Ese día trate de colocarme una ropa que no dejara ver mi condición para evitar comentarios por parte de quienes me rodeaban. Tomé todos mis exámenes médicos y fui a su casa.
«Al llegar busqué la llave auxiliar en el lugar que siempre estaba, abrí la puerta y después de percatarme que no había nadie me quite la chaqueta para que Takano viera a nuestro bebé, ese que crecía en mi desde hacía seis meses. Desafortunadamente, cuando subí a su cuarto me encontré con una imagen que destrozó no solo mi vida sino también se llevó a mi pequeño.
En la cama que tantas veces me juró su amor estaban mi mejor amigo y mi novio fornicando...salí como entré, sin hacer ruido para volver aquí».
—Lo demás ya lo sabes —dijo Ritsu con resignación. Con el tiempo los recuerdos duelen menos y la aceptación de la pérdida es mayor—, esa imagen provocó que mi hijo muriera. Por eso madre, fue que volví a Londres.
Denise lo abrazó, seguía sin estar de acuerdo con su hijo, pero entendía sus razones. Ahora simplemente debía ver como buscar una mejor solución a todo esto, ninguno de los tres merecía el dolor que se estaban causando. Tal vez, con suerte, volverían a ser amigos.