Alternativa a un labio partido
Thor seguía allí plantado en mitad del campo de trigo chamuscado y mirándolo con impaciencia, esperaba una respuesta. Los latidos del corazón de Peter sonaban como tambores en sus sienes, el pulso se le había disparado. Tenía que negarlo todo, tenía que mentir.
- ¿Otra vez? - Se quejó con rabia. - ¡Que no te llamé eso, joder! Te dieron en tu estúpida cabezota y caíste desde varios metros de altura... a saber lo que escuchaste. ¡Te quedaste inconsciente!
- Y me llamaste cosita... - Dijo con su media sonrisa de toca pelotas.
- ¡Creí que habías muerto! - Gritó Peter enfadado.
- Co Si Ta... - Repitió el dios burlándose de semejante cursilada.
- ¡Oh, basta ya! - Chilló Peter, el recochineo le estaba sacando de sus casillas. - ¿Y qué si lo hice? Me asusté, ¿vale?
Un momento. ¿Acababa de admitirlo? Peter sacudió la cabeza y pateó el suelo con su bota derecha. Una pequeña nube de polvo se elevó hasta su rodilla.
- Te preocupaste... ¿por mí? - Dijo Thor debatiéndose entre la sorpresa y la duda.
- Sí... - Confesó molesto.
- ¿Mucho? - Quiso saber.
- ¡Pues claro! Tú también estuviste preocupado cuando me perdí en el desierto de Showanda, ¿no? - Contraatacó Quill.
- Una nave necesita a su capitán. - Se justificó Thor dándose media vuelta para que no le viese la cara. Aquel episodio había sido muy duro para él y no quería que su amigo supiera cuánto.
- Ya, por eso te pasaste días sin comer y sin dormir delante del ordenador, sobrevolando cada duna, cada palmo de aquel desierto hasta que diste conmigo. - Le recordó Peter. - Rocket me lo contó, dijo que nunca te había visto tan fuera de ti, gritándole a todo el mundo, completamente desquiciado.
Los hombros del dios se vinieron abajo, tal vez por el peso de aquella verdad que Peter le acababa de arrojar sobre la espalda. Era cierto, estuvo muy preocupado, podría decirse que neurótico. No comió ni durmió pensando que Quill estaba solo y perdido en un planeta desértico, sin agua ni refugio. Y sobre todo, no se dio por vencido ni un instante: tenía que encontrar a su amigo, tenía que traerlo de vuelta. No estaba dispuesto a perder a Peter, eso sería demasiado... doloroso.
- Volemos al palacio. - Dijo después de soltar un profundo suspiro, haciendo girar a Stormbreaker en el aire dispuesto a despegar.
- Claro, cosita. - Se burló Peter con rabia.
- ¡No me llames así! - Le gritó el dios girándose y con la cara congestionada.
- Te llamaré como me de la gana, cosita. - Insistió Peter en la provocación.
A veces su inconsciencia le llevaba demasiado lejos. Peter vio cómo Thor dejaba caer su hacha al suelo y cómo daba un paso y después otro, acercándose con furia en la mirada. Iba a partirle la boca, lo intuía. Cerró los ojos y esperó sentir el golpe pero en su lugar unos labios cálidos y suaves besaron los suyos. El poderoso brazo de Thor se le había enroscado a la cintura y tiraba de él hacia su divino cuerpo. Casi se queda sin aliento. Luego el dios se retiró, mirándolo con dulzura le dijo:
- Al menos no me llames así en público, por favor. - Le suplicó.
Peter no dijo nada. Thor levantó el vuelo y él se limitó a seguirlo. ¿Había pasado aquello? ¿Le había besado? ¿De verdad? Desde luego un beso era mejor que un labio partido por un puñetazo. Tal vez sería conveniente no volver a llamarle cosita, después de todo... Al menos, no en público.