Padres novatos
Strange les miró a ambos con el ceño fruncido, parecía indignado, hasta su capa hizo un ademán de fastidio agitándose sobre sus hombros.
- ¿Y eso es todo? - Stephen dejó caer la mano de Peter y bufó con disgusto. - ¡Puf! Es el bebé, está vivo dentro de ti y claro que se mueve... ¡Es normal!
- ¿El bebé? - Peter intentaba asumirlo, aquello era nuevo para él. - ¿Se mueve ahí dentro?
- Veo que no habéis leído el libro que Pepper Potts os regaló. - Strange lanzó una mirada de desaprobación a Thor, el dios la esquivó avergonzado girando la cara. - Estás en tu cuarto mes de embarazo, vas a sentir toda clase de movimientos ahí dentro, desde patadas a puñetazos. ¿Sabes que me has sacado de una reunión muy importante? ¡No me hagáis venir de Nueva York para estas chorradas!
- Lo siento. - Se disculpó Thor. - Ha sido culpa mía, me asusté.
- Y yo... - Se sumó Peter. - No ha sido una patada, más bien es como si...
- Aún es muy pequeño. - Explicó el doctor con paciencia. - Seguramente acaba de descubrir que tiene miembros.
- ¿Miembros? - Preguntaron ambos padres al mismo tiempo con los ojos abiertos como platos.
- Sí, piernas y brazos. ¿Qué creíais? - Strange arrugó los ojos y después sacudió la cabeza, a saber en qué habían pensado aquel par de alienígenas. - Debo regresar, los otros magos se estarán preguntando a dónde he ido. Peter, no vuelvas a pulsar esto a menos que sea una emergencia de verdad, ¿entendido?
Quill asintió con la cabeza y después sonrió arqueando las cejas como un bobo.
- Y leed el libro de la señora Potts. - Les ordenó desapareciendo en su portal verdoso. - Tenéis mucho que aprender. ¡Padres novatos! - Refunfuñó cubriéndose el cuerpo con la capa en un movimiento teatral.
- La próxima vez que tengamos alguna duda, antes de activar este collar mejor llamamos a Pepper por teléfono. - Sugirió Thor volviendo a colocar alrededor del cuello de Peter el colgante mágico que Strange le había dado.
- Sí, ella es mucho más amable. - Peter estuvo de acuerdo. - Y menos histriónica. Para empezar no es maga, los magos tienen algo que no me acaba de gustar.
- A mí me pasa lo mismo. - Admitió Thor con media sonrisa. - Pero Strange es muy buen médico, se ocupa de ti correctamente. Confío en él.
- Siempre dice lo mismo. - Murmuró Peter. - Que es normal, que todo va bien, dentro de la normalidad... ¿Se puede saber qué tiene de normal un tío embarazado? Soy un monstruo de feria, un alienígena...
Había empezado a caminar nervioso por la cocina, en círculos alrededor de la mesa, con fuertes pisotones que hicieron tintinear las cucharillas en las tazas de café. Thor se interpuso en su camino y le abrazó. Intentando calmarle besó sus labios, acariciándole el nacimiento del pelo en la nuca con ternura. Peter se dejó hacer, soltando su inquietud en un suspiro, cargando el peso de sus inseguridades sobre los hombros del dios.
- No eres ningún monstruo, mi amor. - Le susurró al cuello, Peter había hundido la cabeza en su pecho. - Y solamente eres medio alienígena.
- Estoy preñado. - Peter pronunció las palabras como si por fin hubiese admitido su estado. Se separó unos centímetros del abrazo de Thor para mirarle a los ojos y suspiró de nuevo, los labios le temblaban. - Cosita, tengo miedo.
- Lo sé. - Thor le apretó contra su cuerpo sin apartar la mirada. - Yo también estoy asustado pero superaremos esto juntos, tú y yo. Todo va a ir bien, te lo prometo.
A veces incluso los superhéroes tienen miedo, no tenerlo sería una locura. Lo que importa es lo que uno es capaz de hacer por aquello que ama. Como dijo Mahatma Gandhi “un cobarde es incapaz de mostrar amor, hacerlo está reservado para los valientes.”